Capítulo 16
—¿Saliste con Paul
anoche? —le preguntó Lali el domingo por la mañana, cuando la llamó.
—Estoy castigada,
¿recuerdas? De todas maneras he decidido no salir con cualquiera —
respondió Rochi.
—Ya sabes lo que dice
mi madre: tienes que besar muchos sapos…
—Para encontrar al
príncipe —concluyó Rochi. Se imaginó un sapo con la cara de Gaston—.
Puede que sea verdad,
pero en estos momentos no quiero salir con nadie. Todavía trato de
afrontar lo que
sucedió entre Gaston y yo. Sé que no sabes de que habló, pero…
—No. Te comprendo. Gaston
te gustaba de verdad, aunque haya actuado como un imbécil.
Creo que todavía
estas enamorada de él.
—Lali, tú piensas que
todo el mundo está enamorado —replicó Rochi —. Siempre lo dices.
—Tal vez. Pero tú
nunca has dicho estas cosas de ninguno de los chicos con los que saliste.
Por eJemplo, que
ahora los días te parecen vacíos, o que lo extrañas mucho. Rochi, cuando te
invitan a salir, ni
siquiera te entusiasmas.
—Claro que sí —la
contradijo—. Lo que pasa es que no lo demuestro.
—Quizás no son los
chicos adecuados — continuó Lali —. Pero Gaston sí lo es. Ah, no
puedo creer que el
señor sabelotodo….
—No es tan presumido
—la interrumpió Rochi, con una sonrisa.
—¿Ves? Ya lo
defiendes de nuevo. Mira, si te vas a pasar todo el día llorando por él, déjame
ir a tú casa para que
pueda llorar contigo —dijo Lali—. Juntas para no estar tan deprimidas. Sé
que te levantaría el
ánimo en estos momentos. Vayamos al centro comercial. Yo quiero comer
pizza y tú quieres
ver… ¿Qué quieres ver?
Rochi sólo lo pensó
unos segundos.
—Zapatillas. Quiero
un par de zapatillas nuevas —no violetas, pero tal vez un par azul. O
quizás una de dos
colores. No le importaba, en realidad… siempre y cuando se parecieran a las
de Gaston.
—Y este es el
camarote que compartiremos. —Dijo tía Justina mientras entregaba a Gaston
un folleto grande,
abierto en una de las páginas centrales.
—¿Qué compartiremos?
—Por supuesto. No es
ése exactamente. El barco tiene cientos de cuartos. Éste que te muestro
es sólo un eJemplo
—La tía se limpio las comisuras de los labios con una servilleta—. ¿Qué te
parece?
Gaston contempló el
restaurante donde compartía el almuerzo con su tía.
—Pensé que teníamos
cuartos separados.
—Ah, no —contestó ella—.
Nos divertiremos mucho así.
—Pero… ¿No vamos a
estar muy apretados? —Gaston recorría su plato de ensalada, ya
vacío, con el
tenedor.
—Somos de la familia
—le recordó la tía Justina—. ¿No quieres que estemos juntos?
—Claro, como gustes
—repuso Gaston. Habría preferido dormir en la cubierta antes que
compartir el camarote
con su tía, pero no tenía sentido discutir ese punto por el momento.
Todavía le quedaban
unas seis semanas para acostumbrarse a la idea. O, si la miraba desde una
perspectiva más optimista,
para salvarse de ir.
“Tal vez me enferme de mononucleosis”
—Gaston ¿te sientes
bien? —preguntó la tía mientras se acomodaba una chalina amarilla y
rosa alrededor del
cuello.
—Me parce que estoy
incubando algo. No sé qué.
—No pareces enfermo.
Sólo apagado. Ya me conoces, detesto curiosear, pero por lo menos
hace una semana que
no sé nada de esa preciosura de Rochi. —dijo la mujer, ignorando su intento
por interponer una
enfermedad, como defensa—. Ah olvidé por completo darte esto. Aquí tienes
dos copias de esa
fotografía que les tomé en el casamiento. —introdujo su mano en su inmenso
bolso y extrajo un
sobre con fotografías. Las miró y luego tomó dos, que puso sobre la mesa para
dárselas a Gaston.
Él las miro. Allí
estaba bajo un árbol con Rochi, pasándole el brazo sobre los hombros, apunto
de besarla… El primer
beso. La chica sonreía y su gesto parecía normal, no una sonrisa forzada,
como la de una
persona que había ido a la fiesta por obligación. Ese día estaba hermosa.
—Le darás una,
¿verdad? —preguntó la tía.
—Sí, claro —respondió
Gaston —. No bien la vea.
—¿Todo marcha bien
entre ustedes?
—En realidad… No
—confesó él—. Ella cree que… bueno, que no la quiero de verdad. Pero
eso no es cierto, tía
Justina la quiero más de lo que imaginas.
—Ya me he dado
cuenta. ¿Y qué harás al respecto?
—No lo sé —respondió Gaston—.
Algo tengo que hacer. Estoy terriblemente deprimido sin
ella.
La tía Justina le
estudio el rostro algunos segundos.
—La quieres de
verdad, ¿no? Ya sabes que puedes contarme todo.
Gaston asintió
—Sí, supongo que la
quiero.
—Entonces tal vez tú
puedes responderme a la pregunta: ¿qué piensa ella sobre los viajes?
—No lo sé, ¿Por qué?
—Bueno puede que
pueda ofrecerles mi ayuda. ¿Te parece que aceptaría acompañarnos en
ese crucero a Alaska?
—¿No te molestaría
que Rochi viniera con nosotros? —Gaston por poco se cayó de la silla.
—Me encantaría que
nos acompañara —respondió la tía Justina—. Es un encanto además,
juntos se divertirían
mucho. Imagina lo romántico que sería… igual que una película. Por
supuesto que yo me
convertiría en una estricta chaperona.- Lo miró muy seria.
—Ah, por supuesto —Gaston
asintió—. ¿Entonces te parece bien que la invite? ¿Lo dices en
serio?
—Gaston, siempre
hablo en serio —recordó la tía—. ¿Alguna vez me has visto echarme atrás
con alguna promesa?
Llama a Rochi. Invítala. Fíjate si esto te ayuda a arreglar las cosas con ella.
¡Pero luego llámame y
dame todos los detalles!
Gaston se levantó de
la silla de un salto.
—¿Me prestas ese
folleto? Quiero mostrárselo a Rochi.
—Claro. Como gustes.
—Muchas gracias, tía Justina.
—Ah, si no he hecho
nada —contestó—. Adiós. Ve hablar con Rochi. Yo llamaré por teléfono
a sus padres.
Arreglaremos todo en un abrir y cerrar de ojos. —Le guiñó un ojo y Gaston le
besó
la mejilla.
—Eres la mejor tía
—le dijo, y luego salió corriendo del restaurante a toda velocidad. Por
poco se llevó por
delante a uno de los ayudantes que llevaba una bandeja repleta de vasos.
—¿Te molesta si pongo
los pies acá? —le preguntó Rochi a Lali.
—Haz lo que quieras.
Mi auto es tu auto. —Subió el volumen de la radio y Rochi apoyó los
pies sobre el
tablero.
Rochi recordó el día
que conoció a Gaston, cuando él se ofreció a llevarla. Pensó en lo mucho
que le disgustaba
tener que sentarse a su lado. Él le dijo que no quería torturarla y por eso se
fue.
Y ahora la tortura
era la imposibilidad de sentarse en aquella camioneta destartalada, la que
solía
criticar tan seguido.
Jamás volvería a estar cerca de él en ningún lado.
Tendría que olvidarlo
y seguir adelante.
Sin embargo, tenía la
esperanza de encontrar el modo de arreglar las cosas. Hacia tan poco
que se conocían… tal
vez sólo necesitaban más tiempo. Pero Rochi sabía que el verano se
acercaba y con él la
separación. Luego empezarían el último año de secundaria y se distanciarían
más todavía.
—¿Otra vez estas
pensando en cosas tristes? —Preguntó Lali—. Tienes una cara que parece
que el mundo se
estuviera por acabar. Ya basta. La esperanza es lo último que se pierde.
—Para ti es muy fácil
decirlo. ¿Esta luz no va a cambiar más? —dijo Rochi, impacientemente.
El auto que iba
delante de ellas avanzó apenas. Lali levantó el pie de freno y lo siguió. Pero
la luz siguió en
rojo.
—Tienen que
sincronizar estas cosas —comentó Lali—. Es una ridiculez. Del otro lado no
viene nadie.
—Ya lo sé —dijo Rochi,
mirando a los costados—. Ah, ya está. Por fin.
Apenas había avanzado
cuando un vehículo los embistió por detrás; no mucho, pero lo
suficiente para
hacerlas adelantarse. Rochi se preparó para el golpe y de inmediato apoyó las
manos en el tablero.
—¿Qué fue eso?
—¡Nos chocaron de
atrás! ¡No puedo creerlo! —exclamó Lali. Se quitó el cinturón de
seguridad y bajó como
una loca del auto.
Lentamente, Rochi
bajó detrás de su amiga. Era el segundo accidente que tenía en un mes. Se
puso la mano sobre
los ojos para evitar encandilarse con el sol.
La puerta del auto
que venía detrás se abrió en forma abrupta. Se parecía mucho a la
destartalada
camioneta de Gaston, el que tenía el paragolpes delantero todo abollado.
—Oh, no —exclamó Lali,
meneando la cabeza—. No puede ser.
—Puede ser y es —dijo
Rochi, cuyo corazón latía a un ritmo vertiginoso.

¿Gastón les chocó? No me pega nada eso... algo ha tenido que pasar... pero al menos tendrán que hablar. Está genial, gracias por subirla :)
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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