miércoles, 31 de julio de 2013

Mi Última Cita a Ciegas... (Capitulo 6) ... FIN.









       La vida de repente se sentía como una película de Disney. Chica conoce al chico. A la chica le gusta al chico. El chico sorprende a la chica en una cita no tan a ciegas. El chico le da a la chica un aventón a su casa y la chica descubre que su perro golden retriever en el asiento delantero de su coche... ¡tienes que amar a un hombre es devoto a su perro! Chica y chico regresan a su casa para ver el resumen de los deportes, acurrucados en el sofá.
       
Eché un vistazo a la alfombra en el piso donde mi beagle miniatura, se acurrucaba contra el golden retriever de Ramiro.
  Gracias a Dios, Chester y Bubbles parecen estar llevándose bien.
        Ramiro deslizó su brazo alrededor de mí.
  ¿Cómo crees que sus propietarios la están pasando?
        Miré sus ojos verdes suave y decidí que eran aún más asombrosos de cerca.
  Esta definitivamente es la mejor cita a ciegas que jamás he tenido.
        Él sonrió, y me mostró sus adorables arrugas, y luego se inclinó hacia mí.
        Yo contuve la respiración...
        ¡Rrrrring! Mi teléfono de casa timbró.
        ¡Oh, no! ¡No! ¡No! ¡No!
  No le hagas caso—, le susurré, pero Ramiro ya me estaba entregando el teléfono.
        Fulminé una mirada hacia el receptor de plástico. ¿Quién me iba a llamar a las diez y media de la noche en el Día de San Valentín? ¿Acaso no sabían que estaba muy ocupada? Después, presioné el botón para hablar desde mi inalámbrico.
  ¿Hola?
  Valeria, soy yo.
        No reconocí al hombre ronco más inoportuno del mundo.
  ¿Yo quién?
  Soy yo—. Breve pausa y, a continuación, — Simón.
  ¿Simón?— No. De ninguna manera. Eché un vistazo a Ramiro, que parecía tener un disimulado y especial interés por mi conversación. Mientras sus ojos me estudiaban con un matiz posesivo —¿Por qué por todos los cielos me estás llamando?
        Aspiró.
  Debbie rompió conmigo esta mañana. Dice que no te he olvidado y ella tiene razón.
        Me estremecí.
  ¿Has tomado una sobredosis de dulces de corazón o algo así?
  Pareces enfadada.
  Oh, sí, lo estoy—. Yo miraba a Ramiro que ahora me sonrió.
Me deslicé hacia él. Se acercó más. Yo...
  ...Necesito que me des una segunda oportunidad—, declaró Simón.
        Agarré el teléfono, habiéndome olvidado que lo sostenía. —Nop. No sucederá.
-      Es el Día de San Valentín, Vale. ¿Puedo al menos llegar para que podamos hablar?
       Después de nuestra ruptura, hubo un breve tiempo en el que esperaba que
Simón regresara a sus cabales, me pidiera perdón y quisiera volver. Era atemorizante pensar que pudiera conformarme con alguien en quien ni siquiera confiaba. —Siento que te botaran, Simón. Pero tengo que irme. Buena suerte, ¿de acuerdo?
       Él gimió.
  ¿Significa esto que no me perdonas?
  ¿Perdonarte?— Esta vez me eché a reír. —¡Simón, me hiciste un favor.
Adiós!
       Tiré el teléfono al otro lado del sofá.
       Ramiro levantó la mano para tocarme la barbilla.
  ¿Número incorrecto?
  Incorrecto, loco e inquietante número.
  Odio cuando eso sucede—. Para mi decepción, quitó la mano y tomó el control remoto.
  Viste el resumen deportivo por mí, así que si tú quieres veré Sex and the
City por ti.
  ¿En serio? No tienes que hacerlo—. Dulce, pero él verdaderamente no tenía que hacerlo. No me podía importar menos Sarah Jessica Parker en estos momentos.
  Quiero ganar cuantos puntos sean posibles—. Él deslizó su brazo alrededor mío y se acercó más. —Además, planeo distraerte de la TV. Mucho.
       Humedecí mis labios.
  ¿Tenemos que esperar hasta que empiece?
       Él se inclinó hacia mí, y luego acarició su nariz contra la mía.
  Feliz Día de San Valentín, Valeria.
       Su aliento se sintió tibio contra mi mejilla.
       Oh, delicioso, doblemente delicioso.
  El próximo año espero flores—. Yo susurré.
       Sus labios rozaron mi quijada.
  el próximo y todos los años que sigan.

      No pudiendo esperar por más tiempo, acuné su cara en mis manos, y presioné mi boca en la de él. Suave, tibio, asombroso. Nuestro beso se profundizó, enviando escalofríos a través de mí. Nuestras bocas se fundieron y mi excéntrico mundo se ajustó en su lugar.
       ¿Recuerdas todos esos anteriores dolores del corazón? ¿Cómo quería rendirme? ¿Cuán difícil había sido que tomara un riesgo?
       Todo valió la pena. Sufriría a través de cosas mucho peores para terminar en éste momento exacto. Aquí con Ramiro. Mi última cita a ciegas.
       FIN

Adaptación. 



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