La
vida de repente se sentía como una película de Disney. Chica conoce al chico. A
la chica le gusta al chico. El chico sorprende a la chica en una cita no tan a
ciegas. El chico le da a la chica un aventón a su casa y la chica descubre que
su perro golden retriever en el asiento delantero de su coche... ¡tienes que
amar a un hombre es devoto a su perro! Chica y chico regresan a su casa para
ver el resumen de los deportes, acurrucados en el sofá.
Eché un vistazo a la alfombra en el piso donde
mi beagle miniatura, se acurrucaba contra el golden retriever de Ramiro.
—
Gracias a Dios, Chester y Bubbles parecen estar
llevándose bien.
Ramiro deslizó su brazo alrededor de mí.
—
¿Cómo crees que sus propietarios la están
pasando?
Miré sus ojos verdes suave y decidí que eran aún más asombrosos de
cerca.
—
Esta definitivamente es la mejor cita a ciegas
que jamás he tenido.
Él sonrió, y me mostró sus adorables
arrugas, y luego se inclinó hacia mí.
Yo
contuve la respiración...
¡Rrrrring! Mi teléfono de casa timbró.
¡Oh, no! ¡No! ¡No! ¡No!
—
No le hagas caso—, le susurré, pero Ramiro ya me
estaba entregando el teléfono.
Fulminé una mirada hacia el receptor de plástico. ¿Quién me iba a llamar
a las diez y media de la noche en el Día de San Valentín? ¿Acaso no sabían que estaba
muy ocupada? Después, presioné el botón para hablar desde mi inalámbrico.
—
¿Hola?
—
Valeria, soy yo.
No
reconocí al hombre ronco más inoportuno del mundo.
—
¿Yo quién?
—
Soy yo—. Breve pausa y, a continuación, — Simón.
—
¿Simón?— No. De ninguna manera. Eché un vistazo
a Ramiro, que parecía tener un disimulado y especial interés por mi
conversación. Mientras sus ojos me estudiaban con un matiz posesivo —¿Por qué
por todos los cielos me estás llamando?
Aspiró.
—
Debbie rompió conmigo esta mañana. Dice que no
te he olvidado y ella tiene razón.
Me
estremecí.
—
¿Has tomado una sobredosis de dulces de corazón
o algo así?
—
Pareces enfadada.
—
Oh, sí, lo estoy—. Yo miraba a Ramiro que ahora
me sonrió.
Me deslicé hacia él. Se acercó más. Yo...
—
...Necesito que me des una segunda oportunidad—,
declaró Simón.
Agarré el teléfono, habiéndome olvidado que lo sostenía. —Nop. No sucederá.
-
Es el Día de San Valentín, Vale. ¿Puedo al menos
llegar para que podamos hablar?
Después de nuestra ruptura, hubo un breve tiempo en el que esperaba que
Simón regresara a sus cabales, me pidiera perdón
y quisiera volver. Era atemorizante pensar que pudiera conformarme con alguien
en quien ni siquiera confiaba. —Siento que te botaran, Simón. Pero tengo que
irme. Buena suerte, ¿de acuerdo?
Él
gimió.
—
¿Significa esto que no me perdonas?
—
¿Perdonarte?— Esta vez me eché a reír. —¡Simón,
me hiciste un favor.
Adiós!
Tiré el teléfono al otro lado del sofá.
Ramiro levantó la mano para tocarme la barbilla.
—
¿Número incorrecto?
—
Incorrecto, loco e inquietante número.
—
Odio cuando eso sucede—. Para mi decepción,
quitó la mano y tomó el control remoto.
—
Viste el resumen deportivo por mí, así que si tú
quieres veré Sex and the
City por ti.
—
¿En serio? No tienes que hacerlo—. Dulce, pero
él verdaderamente no tenía que hacerlo. No me podía importar menos Sarah
Jessica Parker en estos momentos.
—
Quiero ganar cuantos puntos sean posibles—. Él
deslizó su brazo alrededor mío y se acercó más. —Además, planeo distraerte de
la TV. Mucho.
Humedecí mis labios.
—
¿Tenemos que esperar hasta que empiece?
Él
se inclinó hacia mí, y luego acarició su nariz contra la mía.
—
Feliz Día de San Valentín, Valeria.
Su
aliento se sintió tibio contra mi mejilla.
Oh,
delicioso, doblemente delicioso.
—
El próximo año espero flores—. Yo susurré.
Sus
labios rozaron mi quijada.
—
el próximo y todos los años que sigan.
No
pudiendo esperar por más tiempo, acuné su cara en mis manos, y presioné mi boca
en la de él. Suave, tibio, asombroso. Nuestro beso se profundizó, enviando
escalofríos a través de mí. Nuestras bocas se fundieron y mi excéntrico mundo
se ajustó en su lugar.
¿Recuerdas todos esos anteriores dolores del corazón? ¿Cómo quería rendirme?
¿Cuán difícil había sido que tomara un riesgo?
Todo valió la pena. Sufriría a través de cosas mucho peores para
terminar en éste momento exacto. Aquí con Ramiro. Mi última cita a ciegas.
FIN
Adaptación.
Excelente
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