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—Gracias —dijo Rocio amablemente al joven mesero que le
acababa de entregar su plato
de lasaña. Ella observó al joven hasta que desapareció detrás
del mostrador y nuevamente salió
acercándose con una botella de algún tipo de vino caro—. ¿No
crees que eso es demasiado? —
susurró y dirigió su mirada a Gastón.
El chico la observó con sus cejas levantadas, para él eso era
una comida normal. ¿Qué era
lo que supuestamente parecía demasiado?
—¿No te gusta ese vino? —preguntó Gastón después de observar
la mesa del restaurante de
clase en donde se encontraban, todo parecía perfecto y aseado
a excepción del plato de lasaña
que había pedido Rocio que no se podía comparar a la fina
selección de mariscos que había
elegido el modelo.
—Ni siquiera tengo edad para beber —dijo la chica seriamente
y en el rostro de él apareció
una mueca. Rocio sabía que ambos vivían en mundos diferentes
pero nunca se imaginó que la
diferencia fuera tan extrema.
—¿Qué edad tienes? —preguntó él de pronto curioso.
—17, en un par de meses cumpliré los 18.
El joven mesero llegó a su mesa y sirvió en ambas copas el
vino tinto que salió de la botella
de vidrio de color verdoso.
Rocio tragó mientras el líquido era vertido en su copa, jamás
había probado el vino y
temía hacer alguna mueca extraña frente a todo el mundo en el
restaurante.
—Estás conmigo así que tu edad no importa —dijo Gastón
atrayendo a mirada de la chica
que se había quedado observando el vino en su copa como si de
sangre se tratara—. Pero en fin
—suspiró el muchacho y con una señal de su mano le ordenó al
joven mesero que se retirara—.
Necesito que entiendas el propósito de esta petición.
Rocio alejó la copa hacia un costado y clavó sus ojos en el
modelo apuesto que estaba
sentado frente a ella, lo observó sin emitir ni un solo
sonido y él comprendió que ella le estaba
dando la oportunidad de hablar.
Gastón de pronto estaba nervioso y era lógico que lo
estuviera, jamás había tenido que
confesar algo tan “vergonzoso” y mucho menos a una chica tan
despreocupada como la rubia
que tenía en frente, sin embargo debía hacerlo, si no, el
haberse humillado pidiéndole que
accediera a salir con él y el besarla en frente de todo el
colegio no valdría la pena, así que respiró
profundamente llenando sus pulmones de aire, apretó sus manos
debajo de la mesa en puños,
dejó salir el aire y conectó la mirada con Rocio.
—Mis padres quieren conocer a mi novia —soltó rápidamente y
rogó porque ella no le
preguntara nada más. Aguardó el tiempo suficiente para ver la
reacción de la rubia que en su
rostro solo reflejaba la sorpresa y confusión y sin embargo
siguió en silencio esperando a que
Gastón le siguiera hablando para aclararle todo—. Bien... mis
padres piensan que para mi edad y
mi carrera que ahorita se encuentra en la cima —se permitió
alardear, como si ella no supiera
sobre su carrera—, debería de tener una novia lo cual ellos
piensan que tengo...
—¿Eres gay? —preguntó interrumpiéndolo y él le lanzó una
mirada de negación—.
Perdona solo quería aclararlo —sonrió casi sínicamente—.
Continua.
—El punto es que mis padres creen que tengo una novia en el
colegio. Les conté que se
parecía a ti...
—Woow, espera —le volvió a interrumpir—. ¿Cómo que parecida a
mí?
—Sí —dijo Gastón algo fastidiado—. Ya sabes, una chica
completamente normal y común
justo como tú —la señaló moviendo su mano de arriba y abajo—.
El problema es que una novia
no está dentro de mi plan de vida en estos momentos y ya que
sería un problema pedirle a
cualquier chica el colegio y dado tu historial en la escuela
de chica invisible —ella rodó los
ojos—, pensé que serias perfecta para mi plan... y también
—dejó volando esa última palabra.
Rocio esperó a que se decidiera a terminar pero no lo hizo
por lo que se vio obligada a
preguntarle.
—También ¿Qué?
—Me enteré de que eres o eras actriz así que supongo que tus
dotes como actriz me
ayudarían bastante —finalizó.
—Solo estoy en el taller de teatro, no soy realmente una
actriz pero si soy una maestra del
engaño —presumió—, lo que no entiendo es cómo tus padres te
creyeron una historia de que un
tipo como tú —lo señaló imitando la acción anterior de él al
señalarla—, saldría con una chica
normal de colegio.
—Soy un modelo y un ejemplo a seguir, debo de ser un chico
normal también. Salir con
una modelo no me haría exactamente un chico normal
¿entiendes? —le preguntó y ella solo se
encogió de hombros—. Eso es lo que soy.
—Es decir que tus padres piensan que yo soy tu caso de
caridad —dijo elevando ambas
cejas.
—No. Mis padres piensan que eres lo que más amo en la vida
—dijo entre dientes.
—Decir la verdad también funciona ¿sabes?
—¿Me ayudarás? —preguntó al borde de la desesperación algo
que había escondido
perfectamente según Rocio.
—Dije que sí, yo nunca rompo mis promesas —además que el muy
maldito le había robado
su primer beso y no es como si eso significara mucho para
ella pero casi la dejaba sin
respiración—. ¿Qué se supone que debo hacer?
Gastón suspiró aliviado y se dejó caer en el respaldo de la
silla, desvió su mirada hacia un
lado en donde se encontraba una gran ventana y vio a un par
de chicas que se encontraban fuera
del restaurante con cámaras digitales y fotografiándolo.
¡Mierda! Estaban fotografiándolo y a Rocio con él.
—Debemos salir de aquí —dijo poniéndose de pie mientras se
quitaba el saco del uniforme
escolar—. Ven —le extendió la mano y ella rápidamente se puso
de pie sin entender lo que
pasaba—, aun no deben vernos juntos —dijo colocándole el saco
sobre su cabeza y rodeándola
con un brazo—. Disculpe —gritó a los meseros que se
encontraban detrás del mostrador y 4 de
ellos de acercaron apresuradamente a ellos—. En donde está su
puerta trasera, necesitamos salir
de aquí.
Sin decir nada los cuatro jóvenes se acercaron a ellos y los
condujeron para que entraran
por la cocina, a Rocio le resultaba un poco difícil caminar
cuando su vista estaba siendo
obstruida por ese pedazo de tela azul marino lo único
agradable era que tenía un agradable olor a
perfume masculino que le recordó a su padre. Hablando de sus
padres, ni siquiera les había
avisado que llegaría más tarde a su casa.
El auto se detuvo frente a una casa digna de millonarios, tal
vez Gastón no era millonario
pero definitivamente era de la alta sociedad.
Cuando apenas iban de camino a casa Gastón había estado con
sus ojos fijos en la pequeña
computadora portátil entrando a internet y borrando el par de
fotos en donde habían salido los
dos en el restaurante, al parecer era algo como un genio de
la computadora ya que había entrado
a la blog de el par de chicas y borrado las dos fotos.
Ambos salieron del auto y ahora sí tuvieron el cuidado de
cubrir el rostro de Rocio antes
de salir. Caminaron en silencio y rápidamente entraron a la
casa de los padres de Gastón.
—Joven Dalmau —dijo una voz femenina de edad avanzada
mientras cerraba la puerta—.
¿Se encuentra bien joven?
Gastón descubrió la cabeza de Rocio y esta parpadeo varias
veces antes de sacudir su cabeza
y empezar a alizar su cabello que seguramente había quedado
desordenado gracias al saco del
rubio.
—Todo está bien —le habló a la mujer que portaba un uniforme
de sirvienta, el típico
negro con delantal blanco—. Ella es mi... mi novia —pasó una
mano por la espalda de Rocio
ayudándola a dar un paso hacia adelante y que ambos quedaran
a la misma distancia.
—Mucho gusto —dijo la rubia amablemente a la mujer frente a
ella—. Soy Rocio.
—Un placer señorita.
—Necesitamos hablar e iremos a la terraza —le avisó a la
mujer y con su mano en el
hombro de Rocio empezó a caminar.
Después de unos minutos de quietud continuaron con su plática
pendiente.
—Bien —habló ella atrayendo la atención de Gastón—. No me
dijiste que es lo que debo de
hacer. Y creo que deberías de hacerlo antes de cubrirme con
tu saco y arrastrarme a la casa de tus
padres.
El chico respiró y asintió.
—Primeramente está es mi casa, la de mis padres está una
calle más abajo y segundo
“arrastrarte” a mi casa era necesario o ahorita ya estarías
en las portadas de revistas y tu
impopularidad habría cambiado drásticamente —se acomodó recto
en la silla y apoyó un codo
sobre la mesa redonda de cristal, quiso estirar sus pies pero
si lo hacía chocarían con los de
Rocio y se podría mal interpretar y después... como fuera,
primero necesitaban aclarar muchos
puntos antes de presentársela a sus padres la próxima
semana—. Como sea eso ya pasó. Ahora lo
que debemos de hacer es hacerte pasar desapercibida durante
esta semana. No hay problema que
sepan de lo “nuestro” en el colegio pero debemos de tratar
que ningún fotógrafo te fotografíe.
—Eso es un problema. Yo viajo en metro para poder llegar al
colegio y si alguien logró ver
esas fotografías me reconocerán de inmediato —la voz de Rocio
sonaba cansada y también lo
estaba.
—Por eso cada mañana iré a tu casa a recogerte...
—¡Detente! No puedes hacer eso —dejó caer ambas palmas de sus
manos de golpe sobre la
mesa de cristal y sintió como estas hormiguearon debido al
impacto—. Mis padres no se pueden
enterar sobre esto.
—¿No te dejan tener novio? —se vio obligado a preguntar.
—No es eso, pero tendría que dar explicaciones de que esto no
es en serio y habría reglas
para llegar a mi casa a ciertas horas, prácticamente me
controlarían —suspiró—, como lo sabrás
esta no es la primera vez que hago un favor de este tamaño
así que mis padres tiene experiencias
como ir a la delegación a pagar la fianza de su hija de en
ese entonces 15 años.
—¿Habías fingido ser novia de alguien anteriormente? —si eso
era así todo sería más fácil
para los dos.
—En realidad fingí ser hermana de un chico que estaba
involucrado con personas extrañas,
pero el punto es que mis padres no se pueden enterar de esto.
Tendrás que buscar otro medio —
sugirió.
—No, no lo hay, hablaré con tus padres sobre esto. Sé que
podré convencerlos —dijo Gastón
muy confiado de sí mismo y es que solo hacía falta ver su
rostro para que los adultos supieran
que él era un chico de confianza.
—Bien, suerte con eso —Rocio se cruzó de brazos consciente de
que sería una tarea difícil
para el muchacho pero, ¿Qué importaba si ella no iba a dar
explicaciones a sus padres?, entonces
que él lo intentara—. Dejando eso de lado, continúa con el
tema.
—Correcto. Mis padres están fuera y llegarán hasta la próxima
semana y durante estos días
te enseñaré a comportarte un poco más... —no sabía cómo decir
aquella palabras sin que se
escucharan mal—, elegante —dijo por fin.
—Ya, entiendo que mi forma de caminar no suele ser muy
correcta pero ¿Qué otra cosa
puedo hacer mal?
—Bien, aparte de tu manera de caminar mejoraremos tu postura
al estar sentada, te
haremos un ligero cambio de imagen —el rostro de la muchacha
dejó ver que estaba en contra de
ese cambio en ella y antes de que abriera la boca Gastón la
interrumpió—, no será mucho, después
de todo eres una chica normal de la que me he “enamorado”,
solo será un tratamiento en tu
cabello. También te enseñaré baile de salón que en las
fiestas de mi familia siempre se debe
bailar.
—¿Por qué debo aprender a bailar?
—Porque te presentaré en la fiesta de aniversario de mis
padres —la aclaró y continuó
hablando—. También tendrás que beber vino durante el brindis
—Rocio hizo una mueca de
desagrado recordando el vino que habían servido en su copa en
el restaurante y que no había
querido probar—. Te enseñaré a beber sin que te provoque
mareos o efectos secundarios. Y por
último mejoraremos un poco de tu vocabulario, por suerte no
eres una chica vulgar así que solo
serán unas pequeñas palabras que tendremos que cambiar en ti.
—Pero lo bueno es que te enamoraste de una chica normal —dijo
Rocio rodando los
ojos—. Entonces ¿Cuántas personas saben de tu mentira?
—Solo mi familia pero después de la próxima semana
probablemente los medios de
comunicación que estén presentes en la fiesta.
Que cientos o miles de personas supieran sobre una mentira
podría salirse de control y
además si su relación era una mentira sería muy problemático
terminar después. ¿Cuánto duraría
su mentira?
—¿Cuánto tiempo fingiremos ser novios? —preguntó casi en un
susurro.
Gastón había temido que ella preguntara sobre eso. Dos meses
era demasiado y sobre todo si
tenía que soportar con las cámaras que ambos los estarían
rodeando pero tarde o temprano se
debía aclarar ese tema así que mientras más pronto mejor.
—Aproximadamente dos meses —le contestó.
Ambos permanecieron en silencio durante unos minutos
analizando cuanto se podrían
significar dos meses en la vida de una adolescente. Eso era
mucho tiempo. Ambos lo sabían.
—¿Y cómo se supone que terminaremos? —preguntó finalmente
Rocio rompiendo el
silencio entre ambos.
—En dos meses y medio me marcharé a Europa para un trabajo de
modelaje y esa es la
oportunidad perfecta para que podamos dar a esta relación fin
y será fácil explicarlo a las
cámaras. Después de eso ya no te tendrás que esconderte de
las cámaras. Por lo regular cuando
un modelo termina con la chica los medios pierden el interés
en la chica, sobre todo si es una
persona común, y siguen la pista del modelo.
—Tienes todo perfectamente planeado ¿verdad?
Gastón asintió orgulloso de poder planear una mentira tan
grande pero también casi rezando
de que todo resultara de acuerdo al plan.
Después de pasar hablando durante horas de lo que sería su
relación de noviazgo llegó la
hora de que Rocio se tuviera que marchar. Desde luego Gastón
la llevó a su casa pero ambos
decidieron que decirle a sus padres sobre su pequeño gran
juego debía esperar un par de días
más.
Por ahora había que concentrarse en ellos dos.

Buenísimo..... espero más!!!
ResponderEliminarQuiero saber q pasará cuando la conozcan los padres de gaston :-)
ResponderEliminarIncreíble espero el próximo
ResponderEliminarMuy lindaaaa :)
ResponderEliminarQuiero mas me encanta!!!
ResponderEliminaramé
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