Capítulo
11
el tiró de mí hacia su casa,
sosteniendo mi mano, y sonriendo con entusiasmo.
¿Mamá? ¿Papá? ¿Están en casa? gritó Gaston, buscando en el salón vacío.
Podía oír
voces en la cocina.
Sí, cariño. Estamos aquí llamó Silvia.
Gaston
sonrió feliz y me arrastró a la cocina. Silvia estaba horneando galletas y Pedro
estaba
ocupado tratando de comer la mezcla de la galleta directamente del tazón,
haciéndola
reír y ella le golpeó la mano con la cuchara de madera. Me reí entre
dientes de
la escena. Ellos siempre eran así, ella era la perfecta ama de casa y
madre, y
él la adoraba a ella y a Gaston, lo cual era muy dulce.
Hey, Rocio. Cuánto tiempo sin vernos dijo Pedro, agarrándome en un abrazo,
lo
que hizo
que mi corazón se acelerara.
Hey, Pedro. Hola, Silvia. ¿Cómo están? pregunté alegremente.
¡Estamos muy bien! Rocio, te abrazaría pero estoy cubierta de
galletas, cariño.
Silvia frunció el ceño, levantando sus manos en evidencia.
¡Sí, puedo ver eso! Huelen tan bien le dije, mirando las ya cocidas en el plato
sobre el
mostrador. Me pasó el plato y felizmente tomé una, sonriendo. Gracias.
¡Hey! Dijiste que no podía tomar una porque se estaban enfriando se quejó
Pedro,
haciendo pucheros, haciéndome reír; ella cogió una galleta y la lanzó hacia él
con un
guiño.
Um chicos, me preguntaba si querían conocer a mi novia. ¿Tal vez
ella pudiera
cenar con
nosotros esta noche? Sugirió Gaston, poniendo su mano en la parte baja
de mi
espalda.
Una
sonrisa se extendió a través del rostro de Silvia. Se veía tan contenta que
realmente
pensé que en realidad estaba conteniendo las lágrimas.
¡Oh, Gaston! ¡Me encantaría conocerla! Todavía no puedo creer que
tengas una
novia.
¡Pasaste todo este tiempo diciendo que sólo había una chica para ti y ahora
finalmente
eres capaz de seguir adelante y salir con alguien! arrulló,
prácticamente
rebosante de emoción y orgullo.
Si bien, mamá, baja el tono un poco, ¿eh? murmuró Gaston, poniendo los ojos en
blanco.
Entonces, ¿a qué hora viene? ¿La has conocido, Rocio? ¿Es bonita? preguntó
Silvia,
sonriendo hacia mí. Miré a Gaston, sin saber qué decir.
Toda esta
situación era ridícula. ¿Y dijo ella que Gaston siempre había dicho que sólo
había una
chica para él?
En realidad, mamá, ella está aquí ahora mismo dijo Gaston con orgullo, frotando
mi espalda
suavemente y sonriendo hacia mí. Sus ojos fijos en los míos, haciendo
que todo
mi cuerpo se sintiera un poco más caliente. Silvia saltó y se limpió las
manos en
un paño, de forma rápida arreglándose el pelo frenéticamente, antes de
que ella
prácticamente corriera hacia el pasillo.
Bueno,
¡raro!
Mamá, ¿qué estás haciendo? preguntó Gaston, riendo; me di cuenta de que Pedro
estaba
mirando la mano de Gaston en mi espalda, con una amplia sonrisa en su
rostro.
Bueno, ¿está ella estacionando el automóvil o algo así? preguntó Silvia, mirando
hacia
atrás a Gaston antes de mirar a la puerta otra vez. Él se echó a reír más
fuerte y
Pedro y yo
reímos también.
Mamá, esta es mi novia. Su nombre es Rocio Igarzabal. Gaston sonrió con orgullo
hacia mí
mientras me presionaba a mí misma más cerca de él.
La cara de
Silvia reaccionó para mirarme, sorprendida. Poco a poco, su cara volvió a
la
felicidad, luego dicha completa, mientras reía y corría hacia mí, agarrando a
ambos, a
Gaston y a mí en un gran abrazo.
¡Oh, Dios mío! Al fin, ¿ustedes dos se unieron? ¡Por fin! Ella casi gritó, saltando
arriba y
abajo en su lugar.
Gaston,
envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me tiró más cerca de él.
Sí, finalmente confirmó, poniendo los ojos en blanco, pero luciendo divertido a
la vez. Pedro
llevó la mano hacia Gaston. Se estrecharon las manos en un gesto muy
adulto,
antes de que lo atrajera en un abrazo de oso.
Después
que toda la emoción se hubiera apagado, fuimos a cenar. Fue muy
agradable
estar sentada con los padres de Gaston así, ellos sinceramente no dejaron
de
sonreír. Cada vez que Gaston y yo nos tocábamos, Silvia suspiraba feliz,
radiante
hacia
nosotros.
¡Bien, ustedes chicos pueden limpiar la mesa! ordenó Silvia, agarrando mi brazo
y tirando
de mí hacia la sala de estar. Estoy muy feliz por ustedes dos. Gaston te
dijo que
ha estado enamorado de ti durante años, ¿verdad? sonrió.
Mi
respiración quedó atrapada en mi garganta por su elección de palabras. ¿Ella
pensaba
que Gaston estaba enamorado de mí? Él no estaba enamorado de mí,
¿verdad?
¿Realmente él susurró que me amaba ayer por la noche antes de
dormirme?
Er, me dijo que le gusto desde hace mucho tiempo, sí murmuré, un poco
incómoda.
Ella rodó
sus ojos.
Gustar, cielos ese chico ha estado enamorado de ti desde el
principio. Quiero
decir,
¡todavía te llama Ángel por el amor de Dios! Se rió.
La miré,
confundida.
¿Qué tiene eso que ver? pregunté, frunciendo el ceño. Realmente amaba a Silvia,
pero a
veces podía estar un poco loca.
¿Nunca te ha dicho por qué te llama así? preguntó, sonriendo hacia mí. Negué
con la
cabeza, y rió entre dientes misteriosamente. La primera vez que te vimos
fue en la
fiesta del sexto cumpleaños de Gaston. Ustedes no hacia mucho tiempo que
se habían
mudado y pensamos que estaría bien, ya sabes, invitar a los vecinos a la
fiesta comenzó, asintiendo con entusiasmo.
Sí, lo recuerdo. Tenían globos por todas partes, y un payaso que
hacía trucos de
magia sonreí; los Dalmau siempre hicieron
las mejores fiestas, incluso fiestas
infantiles.
Así es. Entonces de todos modos, tú y tu hermano vinieron a la
fiesta y tan
pronto
como entraste por la puerta, Gaston se quedó mirándote. Él literalmente no
podía
apartar sus ojos de ti. Tú sonreíste y le dijiste feliz cumpleaños, pero ni
siquiera
podía hablar contigo, así que te alejaste para ir a bailar. Se volvió hacia mí,
y, ¿sabes
qué me dijo? preguntó, con los ojos lagrimeando. Negué con la cabeza.
¿Qué
diablos va a decir ella? ¡Esto me está un poco volviendo loca! Él dijo en un
tono muy
serio, “Mamá, ¿estoy muerto?” Y yo dije: “no cariño, no estás
muerto”, y
él sacudió
la cabeza, mirando a todos confundido por algo. Luego señaló hacia ti
bailando y
dijo: “Si no estoy muerto, entonces ¿por qué
hay un ángel en nuestra
casa?” dijo, juntando las manos y sonriendo.
Jadeé.
¡Mierda! ¿Es por eso que él me llama Ángel? Mi corazón estaba acelerado y
mis palmas
sudorosas. Creo que Gaston está realmente enamorado de mí, pero
¿estoy
enamorada de él? No lo creo, al menos, no todavía. Pero puedo verme a mí
misma
fácilmente enamorándome de él.
¿Es por eso que me llama así? ¿Hablas en serio? le pregunté, sin saber si
estaba
bromeando o no.
Totalmente. Pregúntale si no me crees, pero desde el momento en
que te vio
estuvo
enamorado de ti, está claro en la mirada en su rostro. Me sorprende que
nunca te
dieras cuenta. Sacudió la cabeza, riéndose entre dientes.
Nunca me di cuenta porque siempre fue tan malo conmigo. Él siempre
me
estaba
haciendo caer, o tirando de mi pelo, dándome sobrenombres. Fruncí el
ceño. ¿Por
qué hacer todo eso si estaba enamorado de mí?
Tu hermano le hizo mantenerse alejado. Venció a Gaston después de
su fiesta de
cumpleaños
ese mismo año y le dijo que se mantuviera alejado de ti dijo, riendo
y
sacudiendo la cabeza. Ese hermano tuyo seguro es protector, bendícelo dijo,
sonriendo
con cariño.
Sí, lo sé. Gaston y yo hablamos de ello y decidimos ocultarlo de
Nicolas por un par de
semanas,
justo hasta que las cosas se calmen. Realmente apreciaría si no le dices
nada si lo
ves. Me estremecí ante
la idea de Gaston y Nicolas peleando.
Definitivamente
quería poner eso fuera el mayor tiempo posible.
--No voy a decir nada, pero no creo que lo debería dejar mucho
tiempo, de lo
contrario
sólo se volverá más duro.
Sonreí
agradecida.
--Sí, sólo un par de semanas.
De
repente, Gaston saltó por encima del respaldo del sofá y cayó a mi lado,
envolviendo
su brazo alrededor de mi hombro y tirando de mí hacia él. Cuando me
volví para
sonreírle, me dio un beso, mordisqueando mi labio, pidiendo entrada.
Por Dios,
¿se olvidó que su mamá estaba ahí sentada viéndonos?
Me aparté
rápidamente, haciéndolo gemir.
--Ángel, no te he visto durante todo el día --se quejó, haciendo pucheros como
un niño
pequeño. Me reí de la palabra Ángel; ¿realmente me llama así porque
pensaba
que yo era un Ángel cuando él tenía seis años de edad?
--¿De qué te ríes, hermosa? --preguntó, acariciando el lado de mi cara con el
dorso de
un dedo.
Me mordí
el labio para detenerme y negué con la cabeza.
--Nada --mentí,
sonriéndole.
Inclinó la
cabeza hacia delante y me besó de nuevo, pidiendo entrada y me aparté
de nuevo.
--Gaston, en serio, tu mamá nos está mirando --le susurré a su cara de cachorro.
Ambos
miramos hacia Silvia que estaba mirando fijamente con una enorme sonrisa
en su
rostro, como si estuviera viendo la cosa más linda del mundo.
Gaston se
levantó y extendió la mano hacia mí.
--Vamos a escuchar algo de música en mi habitación. --Frunció el ceño un poco
hacia su
mamá que todavía nos miraba como una especie de mujer feliz loca.
Agarré su
mano y dejé que me levantara y me llevara a su habitación. No había
estado en
su habitación por años. Creo que la última vez que estuve aquí fue
probablemente
hace unos dos años cuando entré a cambiarme de ropa después
de que
tuvimos una enorme guerra de agua y Nicolas y yo nos habíamos quedado
afuera. Su
habitación era la misma que era entonces, pero ahora tenía más cosas
en las
paredes. Como la camisa de hockey firmada que había conseguido por su
cumpleaños
de sus padres este año, y sus trofeos que estaban alineados en
algunos
estantes.
Él puso un
poco de música tranquila y me acerqué a la estantería para ver dos
fotos
enmarcadas. Una de ellas era de Nicolas, Gaston y yo en el parque donde
habíamos
ido para un picnic cuando éramos niños, yo tenía probablemente once o
doce años.
La otra foto era de mí y mi equipo de baile, tomada en una de las
competencias
que habíamos entrado. La levanté y la miré con curiosidad.
--Me encanta esa foto --dijo Gaston, sonriendo hacia ella cuando se puso de pie a
mi lado.
La tendí
hacia él.
--¿Cuándo tomaste esto?
--Hace unos dos meses en el club de Richmond. Ganaron el primer
premio y
ustedes
estaban saltando por todo el lugar, emocionados. --Sonrió y frotó su
pulgar
sobre la imagen, antes de ponerla de nuevo abajo.
Me acerqué
a su cama y me senté.
--Wow, ¡tu cama es incómoda! No es de extrañar que te guste dormir
en la mía
--bromeé, pasando la mano sobre su edredón. Se rió y se sentó a mi
lado. No
pude dejar
de notar que se veía tan guapo cuando se reía. Lo empujé sobre la
cama y me
moví así estaba a horcajadas sobre él, puse mis antebrazos cerca de su
cabeza y
me incliné de modo que nuestros rostros casi se tocaban--. Entonces,
Gaston,
quiero que me digas algo --Suspiré,
pasando mis manos por su pelo.
--¿Puedo besarte primero? Luego voy a responder lo que quieras. --Su mirada se
movió
hasta mis labios por una fracción de segundo, antes de regresar a mis ojos.
Bajé mis
labios a los suyos. Sus brazos se dirigieron inmediatamente alrededor de
mi
cintura, tirándome más cerca de él, una de sus manos enredándose en mi pelo.
Trazó su
lengua por mi labio inferior poco a poco y no lo rechacé esta vez, abrí mi
boca,
ansiosamente. Su gusto explotó en mi boca mientras deslizaba su lengua
dentro,
masajeando la mía con pasión, haciéndome gemir. Besar a Gaston parecía ser
mejor y
mejor cada vez. Estaba ardiendo en la necesidad de que me tocara, pero
también
estaba consciente de que sus padres estaban al final del pasillo y sabían
que
estábamos aquí juntos. Me aparté los pocos minutos, ambos estábamos
respirando
duro. Estaba corriendo lentamente sus manos por mi cuerpo, desde la
parte superior
de mi cabeza hasta la cintura y de vuelta arriba de nuevo,
mirándome
con amor.
Estaba un
poco sorprendida por la mirada en su rostro. Lo que su mamá dijo que
era
cierto. Él realmente estaba enamorado de mí, podía verlo en sus ojos.
--Entonces, ¿qué es lo que quieres saber, Ángel? --preguntó, sujetando ambas
manos en
mi trasero y apretando suavemente. Casi fui distraída, por sus manos;
quiero
decir, si sólo las movía un poco más abajo y más hacia el centro, ellas
estarían
exactamente donde mi cuerpo estaba gritando que él estuviera. Sacudí mi
cabeza
para despejar los pensamientos lujuriosos, y sonreí a su hermoso rostro.
--Quiero saber por qué me llamas Ángel.
Él jadeó y
se sonrojó un poco. Sonreí tranquilizadoramente hacia él. Gimió y
sacudió la
cabeza rápidamente.
--De ninguna manera. No voy a responder eso --se quejó, dándome la cara de
cachorro
que no podía resistir.
--Vamos, dijiste que ibas a responder cualquier cosa que quisiera --animé. Frunció
el ceño y
sacudió la cabeza. OK, voy a intentar otra táctica--. ¿Por favor?
--Supliqué, picoteando sus labios--. ¿Por favor? --Susurré,
besándolo de nuevo--.
¿Por
favor?
Gimió y
tomó una respiración profunda mientras lo besaba por el cuello.
--Te llamo Ángel, porque, honestamente creo que Dios puso un ángel
en la tierra
sólo para
mí --admitió, tomando mi rostro en
sus manos haciéndome mirarlo.
Tomé una
bocanada de aire inestable. Así que era cierto lo que dijo Silvia. Mi corazón
estaba
acelerado en mi pecho mientras seguía hablando--. La primera vez que te vi
pensé que
eras un ángel directamente del cielo. Eras tan hermosa que me dejaste
sin
aliento. Todavía lo haces, todos los días.
--Eso tiene que ser la cosa más dulce que jamás he escuchado, Gaston
--murmuré,
besándolo
cariñosamente. Me devolvió el beso y rodó así que estaba debajo de
él--. Podría besarte todo el día --susurré, mientras besaba por mi
cuello,
mordisqueando
suavemente sobre la piel y haciéndome gemir jadeante.
--Mmm, eso suena como un buen plan --murmuró contra mi piel. Envolví mis
piernas
alrededor de su cintura y tiré de él más cerca de mí, besándolo con todo lo
que tenía.
Me sujetó los brazos por encima de mi cabeza y me besó de nuevo
antes de
trazar besos a través de mi mejilla hacia mi oído--. Te amo, Ángel
--susurró.
Mi corazón
se detuvo y mi cuerpo comenzó a temblar, pero no sabía qué decir.
--Yo... Yo... Gaston... Yo...
Me besó de
nuevo, impidiéndome hablar. Sentí su agarre aflojar en mis muñecas,
así que
envolví mis brazos alrededor de su cuello, tirando de él hacia mí.
--No tienes que decir nada. Me he sentido así sobre ti durante años,
pero apenas
has dejado
de mirarme como el mejor amigo gilipollas de tu hermano. Sólo quería
decir las
palabras para ti, eso es todo. He estado esperando para decirlas durante
mucho
tiempo --dijo, alejando mi pelo de mi
cara. Envolví mis brazos alrededor de
su cuello
y lo besé con fuerza por toda su cara, antes de finalmente besarlo largo y
duro en su
boca perfecta.

uuuuu k lindura
ResponderEliminarEn una sola palabra ..
ResponderEliminarINCREÍBLE