viernes, 27 de septiembre de 2013

Jugemos a Ser Novios... capitulo 6



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¿Quieres dormir?

Rocio se había quedado dormida desde que había llegado de casa de Gastón. Se sentía
agotada, toda la tarde habían estado bailando y luego escuchando toda la música que
seguramente se tocaría en la fiesta de sus padres. Por eso estaba agotada, de sus piernas y de sus
oídos, es más hasta se había aprendido todas las canciones de los 4 discos.

—Rocio —dijo Brenda entrando a su habitación.

Ambas hermanas compartían habitación, dormían en una litera y cuando Rocio llegaba
cansada siempre se tumbaba en la cama de abajo la cual era de Brenda.
Rocio gimió en cuanto escuchó la voz de su hermana. No quería escuchar nada más en ese
día y ¿Por qué no? En toda la noche.

—Estoy muerta —habló Rocio girándose en la cama para quedar boca arriba. Brenda se
sentó en el espacio que había al final de la cama.

—Si estuvieras muerta no hablaras y muerta o medio viva tienes que comer aunque te
ponga un tubo en la boca —dijo la hermana y de pronto se sintió como la hermana mayor.

—Ya cené en casa de Gastón —era cierto y también su estomago estaba cansado así como
probablemente todas las partes de su cuerpo que ni siquiera conocía. Por suerte no había corrido
ese día en la clase de Educación física y agradecía a Gastón su amabilidad de hacerle el permiso
para faltar.
En realidad el baile de salón no era para nada cansado pero si se convertía un poco cansado
al bailarlo durante casi dos horas y media sin parar.

—Hay panqueques de nuez como postre.

De pronto las energías habían vuelto al cuerpo de Rocio.

—Mira, ya estoy viva de nuevo —dijo la muchacha a su hermana menor que ya se estaba
riendo y levantando de la cama junto a su hermana mayor—. Vamos que Victorio se los acabará.

Cuando bajaron Gimena le dijo a Rocio que su cena estaba servida pero realmente la
chica estaba tan llena que su mamá lo notó por lo que no la obligó a cenar y la dejó pasar directo
al postre lo cual agradeció enormemente Rocio ya que era su favorito y también el de Victorio,
siempre se peleaban por el último panqueque que quedara.
Mientras ella comía su segundo panqueque pensó en Gastón y en el comentario que el
muchacho había hecho de que nunca comía algo que no estuviera dentro de su dieta. Después de
todo era un modelo y tenía que cuidar su peso.

—Mamá —dijo Rocio levantando su voz para que su madre la pudiera escuchar desde la
sala hasta el comedor en donde todos se encontraban cenando—. ¿Puedo llevarle uno de estos a
Gastón?

Gimena ladeó su cabeza para poder ver a su hija y le asintió sonriendo. Eso era lo que
regularmente hacia ella cuando estaba en la preparatoria y estaba enamorada, le llevaba a su
novio algún postre o dulce, escuchar eso le hizo pensar que realmente su hija estaba enamorada.

—Desde luego que sí, hija —le contestó sonriendo y Rocio le devolvió la sonrisa.
°°°
—Me voy, ya llegaron por mí —dijo Rocio despidiéndose de sus padres que estaban en la
cocina preparando los lonches de cada uno de sus hijos.

—Espera un minuto más —habló su papá. Ella rodó los ojos y dejó al pequeño Monito en el
suelo rodeado de sus juguetes para correr a la cocina.

—Gastón está esperando, ya tocó la bocina del auto —dijo entrando a la cocina.

—Ni creas que te irás sin tu lonche al colegio...

—Está bien le diré que espere un poco...

—¿Por qué no lo invitas a entrar?

Rocio se congeló durante unos segundos. Sí Gastón entraba a su casa, Aleli iba a querer que
se besaran, Monito le arrojaría alguno de sus juguetes y Victorio lo fulminaría con la mirada. Eso era
demasiado para empezar el día.

—No creo que sea buena idea —dijo Rocio de pie en la puerta de la cocina.

—Aaa, pues lo has dicho demasiado tarde —habló Brenda detrás de ella.
Rocio volteó y detrás de su hermana se encontraba Gastón, lucía cansado.

—Buen día señor y señora Igarzabal —dijo Gastón amablemente—. Buenos días, Rocio.
Ella solo logró asentir. Brenda se escurrió hacia un lado para no interponerse entre ese par
de miradas apenadas.

—Vamos, sé que quieres besar a mi hija así que hazlo antes de que se les haga tarde —
habló el padre de Rocio y los ojos de ella se abrieron al límite volteando hacia su padre.

—¡Papá! —dijo ella avergonzada.

—No tiene porqué darles vergüenza algo como eso, tu madre y yo también fuimos
jóvenes...

—No, por favor, no quiero escuchar eso y tampoco Gastón.
Gastón sonrió mientras observaba a esa familia “ser” una familia.

—Perdona que mis padres hayan hecho todo eso y también el accidente de Monito —dijo
Rocio disculpándose—. Hace mucho que no hace eso.

—No te preocupes —dijo Gastón abotonándose la camiseta que el padre de Rocio le había
prestado después de que Monito le vomitara encima, sin duda llegarían tarde al colegio.

Gastón había insistido en llevarla al colegio y después él regresaría a su casa por un cambio
de ropa pero obviamente ella no aceptó y al fin habían terminado los dos de regreso a casa de él.
Cuando llegaron a su casa Gastón subió rápidamente a cambiarse su uniforme pero antes de
dio una lavada rápida en su pecho en donde había caído el vomito de Monito, en realidad había
sido culpa de Gastón también ya que había estado agitando al pequeño en el aire a poco tiempo de
acabar de desayunar. Cuando el olor a vomito desapareció se roció un poco de perfume y bajó
corriendo hasta llegar al auto en donde Rocio lo esperaba.

—Llegaremos tarde —le informó entrando al auto.
Ella volteó y se encogió de hombros como si no le importara.

—Nos dejarán entrar —dijo segura.
°°°
Habían llegado al colegio casi una hora tarde pero aun así los profesores los habían dejado
entrar a sus clases sin preguntarles el por qué de su retraso. Como era de esperarse a la hora del
receso se esparció por todo el colegio que ambos habían llegado tarde y empezaron a salir
rumores rápidamente de que se habían escapado a algún hotel a hacer cosas sucias.
Eso era estúpido, Rocio ni siquiera había dado su primer beso hasta hace unos días y ahora
ya la estaban tachando de zorra con rumores, aun era virgen. Y por mucho que costara creerlo
Gastón también lo era.
Sin embargo ninguno de los dos negó nada, no tenían porque responder a rumores tontos
cuando ellos sabían la verdad.
No fueron a la cafetería para comer. Ambos caminaron hasta llegar al mismo lugar rodeado
de árboles y los bebederos en donde Gasón le había pedido a Rocio que “mintieran”. Ese era el
lugar probablemente más solo del colegio ya que siempre pegaban leves ventiscas debido a los
árboles que rodeaban el lugar, sin embargo para el cálido clima que hacia ese día ellos lo habían
encontrado perfecto.

—Tengo comida para probablemente todo el salón así que toma lo que quieras —dijo
Rocio acercándole el pequeño recipiente verde en donde tenía su comida.

Ella tomó un cuadro de sándwich y lo llevó a su boca, Gastón la siguió y tomó otro cuadro, lo
saboreó y recordó cuando había sido la última vez que había comido algo como eso. Era un
simple sándwich pero era delicioso, la gruesa rebanada de jamón, el queso, aderezo, lechuga y
tomate hacían una combinación de sabores que era delicioso. Después de devorarse ese trozo
tomó otro y otro hasta quedar satisfecho.

—Eres un monstro —dijo Gastón recargando su cabeza en el tronco del árbol en donde
estaban sentados—. Me has hecho comer algo que no tenía planeado hoy.

—Sé que para un modelo es importante cuidar su peso y todo eso pero creo que comer algo
fuera del menú de dietas por una vez no te hará mal —dijo Rocio limpiando sus manos con una
servilleta de papel.

—Tendré que hacer ejercicio, pero será mañana —cerró sus ojos y bostezó—. Estoy
cansado hoy.

Rocio vio la hora en el reloj en la muñeca de Gastón y sonrió como si una buena idea se le
hubiera ocurrido.

—También tengo postre de la cena de ayer, mi mamá lo hizo y es mi favorito —dijo
sacando uno de los panqueques de nuez.

—¿Me quieres hacer engordar? —dijo sonriendo y tomando el pan.

—Me gustan los hombres llenitos —dijo riendo y él rió con ella antes de morder el
panqueque.
Sabía delicioso y lo terminó en tres mordidas.

—Estoy pensando en mudarme con tu familia.

—No. No podría soportar a otra persona más en esa casa —dijo riendo—. Y seguro tu no
podrías soportar más vomito de Monito.
Él hizo una expresión como plateándose una vida llena de vomito y negó.

—Tampoco creo que pueda descansar en una casa con tantos niños —bostezó y le sonrió.

—¿Quieres dormir? —le preguntó apartando el recipiente verde de sus piernas dejándolo a
un lado de ella.
Gastón agrandó sus ojos al ver que ella palmeaba su regazo. Negó mientras veía sus piernas y
después dirigió su mirada a ella.

—No, solo estoy un poco cansado —se aclaró la garganta—, no necesito dormir. Además
tú también te ves un poco cansada.

—Mis hermanas se quedaron en mi cama y tuve que dormir en el sillón y no es un lugar
muy cómodo para... —eso no se trataba sobre ella—. Eso no importa.

—Gracias, pero en serio no necesito dormir.

—Mi hermana me dijo que anoche tuviste una sesión de fotos para una revista juvenil y
dado a las marcas negras debajo de tus ojos algo me dice que no has tenido la oportunidad de
dormir.

Gastón no pudo negar nada, era verdad había tenido una intensa sesión de fotos y tampoco
había podido dormir pero... Rocio estaba siendo demasiado inocente.
Aunque realmente se estaba muriendo de sueño y en la tarde tenía que enseñarle a ella
como comer frente a los padres de él por lo que tampoco tendría oportunidad de dormir. Además
si dormía solo serían unos minutos...

—Está bien —dijo soltando un suspiro.

Rocio acomodó su falda para que no se arrugara y después guió la cabeza de Gastón para que
se sintiera cómodo. A ella no le importaba, todo el tiempo sus hermanos y hermanas se dormían
sobre su regazo así que ya no se le entumían las piernas tan rápido como antes, además solo
serian unos minutos.
Gastón cerró sus ojos y casi al instante quedó dormido.
Faltaban 20 minutos para que empezaran las clases así que Gastón podía dormir lo suficiente
para resistir el restante de las clases.
Rocio parpadeó y luego bostezó, así en silencio y con un chico dormido en sus piernas el
lugar era muy tranquilo y relajante, un lugar perfecto para una siesta...
Negó ante el pensamiento de dormirse y recargó su cabeza en el tronco del árbol, mientras
parpadeaba para no quedarse dormida, una de sus manos reposó en el pecho de Gastón y su otra
mano apartó el cabello de su frente sonrió al verlo vencido por el sueño y luego ella también se

dejó vencer.



6 comentarios:

  1. Un groso el papá de Rochi... Jaja espero el próximo

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  2. Está muy buena... Habrá q esperar hasta el viernes no más jeje

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  3. que ternuraa!!!.. espero mas!

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  4. Más dulce Rochi al llevarle su postre favorito :-)

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  5. Más lindos no podían ser espero más!!!

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