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¿Quieres
dormir?
Rocio se había quedado dormida desde que había llegado de
casa de Gastón. Se sentía
agotada, toda la tarde habían estado bailando y luego
escuchando toda la música que
seguramente se tocaría en la fiesta de sus padres. Por eso
estaba agotada, de sus piernas y de sus
oídos, es más hasta se había aprendido todas las canciones de
los 4 discos.
—Rocio —dijo Brenda entrando a su habitación.
Ambas hermanas compartían habitación, dormían en una litera y
cuando Rocio llegaba
cansada siempre se tumbaba en la cama de abajo la cual era de
Brenda.
Rocio gimió en cuanto escuchó la voz de su hermana. No quería
escuchar nada más en ese
día y ¿Por qué no? En toda la noche.
—Estoy muerta —habló Rocio girándose en la cama para quedar
boca arriba. Brenda se
sentó en el espacio que había al final de la cama.
—Si estuvieras muerta no hablaras y muerta o medio viva
tienes que comer aunque te
ponga un tubo en la boca —dijo la hermana y de pronto se
sintió como la hermana mayor.
—Ya cené en casa de Gastón —era cierto y también su estomago
estaba cansado así como
probablemente todas las partes de su cuerpo que ni siquiera
conocía. Por suerte no había corrido
ese día en la clase de Educación física y agradecía a Gastón
su amabilidad de hacerle el permiso
para faltar.
En realidad el baile de salón no era para nada cansado pero
si se convertía un poco cansado
al bailarlo durante casi dos horas y media sin parar.
—Hay panqueques de nuez como postre.
De pronto las energías habían vuelto al cuerpo de Rocio.
—Mira, ya estoy viva de nuevo —dijo la muchacha a su hermana
menor que ya se estaba
riendo y levantando de la cama junto a su hermana mayor—.
Vamos que Victorio se los acabará.
Cuando bajaron Gimena le dijo a Rocio que su cena estaba
servida pero realmente la
chica estaba tan llena que su mamá lo notó por lo que no la
obligó a cenar y la dejó pasar directo
al postre lo cual agradeció enormemente Rocio ya que era su
favorito y también el de Victorio,
siempre se peleaban por el último panqueque que quedara.
Mientras ella comía su segundo panqueque pensó en Gastón y en
el comentario que el
muchacho había hecho de que nunca comía algo que no estuviera
dentro de su dieta. Después de
todo era un modelo y tenía que cuidar su peso.
—Mamá —dijo Rocio levantando su voz para que su madre la
pudiera escuchar desde la
sala hasta el comedor en donde todos se encontraban cenando—.
¿Puedo llevarle uno de estos a
Gastón?
Gimena ladeó su cabeza para poder ver a su hija y le asintió
sonriendo. Eso era lo que
regularmente hacia ella cuando estaba en la preparatoria y
estaba enamorada, le llevaba a su
novio algún postre o dulce, escuchar eso le hizo pensar que realmente
su hija estaba enamorada.
—Desde luego que sí, hija —le contestó sonriendo y Rocio le
devolvió la sonrisa.
°°°
—Me voy, ya llegaron por mí —dijo Rocio despidiéndose de sus
padres que estaban en la
cocina preparando los lonches de cada uno de sus hijos.
—Espera un minuto más —habló su papá. Ella rodó los ojos y
dejó al pequeño Monito en el
suelo rodeado de sus juguetes para correr a la cocina.
—Gastón está esperando, ya tocó la bocina del auto —dijo
entrando a la cocina.
—Ni creas que te irás sin tu lonche al colegio...
—Está bien le diré que espere un poco...
—¿Por qué no lo invitas a entrar?
Rocio se congeló durante unos segundos. Sí Gastón entraba a
su casa, Aleli iba a querer que
se besaran, Monito le arrojaría alguno de sus juguetes y
Victorio lo fulminaría con la mirada. Eso era
demasiado para empezar el día.
—No creo que sea buena idea —dijo Rocio de pie en la puerta
de la cocina.
—Aaa, pues lo has dicho demasiado tarde —habló Brenda detrás
de ella.
Rocio volteó y detrás de su hermana se encontraba Gastón,
lucía cansado.
—Buen día señor y señora Igarzabal —dijo Gastón amablemente—.
Buenos días, Rocio.
Ella solo logró asentir. Brenda se escurrió hacia un lado
para no interponerse entre ese par
de miradas apenadas.
—Vamos, sé que quieres besar a mi hija así que hazlo antes de
que se les haga tarde —
habló el padre de Rocio y los ojos de ella se abrieron al
límite volteando hacia su padre.
—¡Papá! —dijo ella avergonzada.
—No tiene porqué darles vergüenza algo como eso, tu madre y
yo también fuimos
jóvenes...
—No, por favor, no quiero escuchar eso y tampoco Gastón.
Gastón sonrió mientras observaba a esa familia “ser” una
familia.
—Perdona que mis padres hayan hecho todo eso y también el
accidente de Monito —dijo
Rocio disculpándose—. Hace mucho que no hace eso.
—No te preocupes —dijo Gastón abotonándose la camiseta que el
padre de Rocio le había
prestado después de que Monito le vomitara encima, sin duda
llegarían tarde al colegio.
Gastón había insistido en llevarla al colegio y después él
regresaría a su casa por un cambio
de ropa pero obviamente ella no aceptó y al fin habían
terminado los dos de regreso a casa de él.
Cuando llegaron a su casa Gastón subió rápidamente a
cambiarse su uniforme pero antes de
dio una lavada rápida en su pecho en donde había caído el
vomito de Monito, en realidad había
sido culpa de Gastón también ya que había estado agitando al
pequeño en el aire a poco tiempo de
acabar de desayunar. Cuando el olor a vomito desapareció se
roció un poco de perfume y bajó
corriendo hasta llegar al auto en donde Rocio lo esperaba.
—Llegaremos tarde —le informó entrando al auto.
Ella volteó y se encogió de hombros como si no le importara.
—Nos dejarán entrar —dijo segura.
°°°
Habían llegado al colegio casi una hora tarde pero aun así
los profesores los habían dejado
entrar a sus clases sin preguntarles el por qué de su
retraso. Como era de esperarse a la hora del
receso se esparció por todo el colegio que ambos habían llegado
tarde y empezaron a salir
rumores rápidamente de que se habían escapado a algún hotel a
hacer cosas sucias.
Eso era estúpido, Rocio ni siquiera había dado su primer beso
hasta hace unos días y ahora
ya la estaban tachando de zorra con rumores, aun era virgen.
Y por mucho que costara creerlo
Gastón también lo era.
Sin embargo ninguno de los dos negó nada, no tenían porque
responder a rumores tontos
cuando ellos sabían la verdad.
No fueron a la cafetería para comer. Ambos caminaron hasta
llegar al mismo lugar rodeado
de árboles y los bebederos en donde Gasón le había pedido a
Rocio que “mintieran”. Ese era el
lugar probablemente más solo del colegio ya que siempre
pegaban leves ventiscas debido a los
árboles que rodeaban el lugar, sin embargo para el cálido
clima que hacia ese día ellos lo habían
encontrado perfecto.
—Tengo comida para probablemente todo el salón así que toma
lo que quieras —dijo
Rocio acercándole el pequeño recipiente verde en donde tenía
su comida.
Ella tomó un cuadro de sándwich y lo llevó a su boca, Gastón
la siguió y tomó otro cuadro, lo
saboreó y recordó cuando había sido la última vez que había
comido algo como eso. Era un
simple sándwich pero era delicioso, la gruesa rebanada de
jamón, el queso, aderezo, lechuga y
tomate hacían una combinación de sabores que era delicioso.
Después de devorarse ese trozo
tomó otro y otro hasta quedar satisfecho.
—Eres un monstro —dijo Gastón recargando su cabeza en el
tronco del árbol en donde
estaban sentados—. Me has hecho comer algo que no tenía
planeado hoy.
—Sé que para un modelo es importante cuidar su peso y todo
eso pero creo que comer algo
fuera del menú de dietas por una vez no te hará mal —dijo
Rocio limpiando sus manos con una
servilleta de papel.
—Tendré que hacer ejercicio, pero será mañana —cerró sus ojos
y bostezó—. Estoy
cansado hoy.
Rocio vio la hora en el reloj en la muñeca de Gastón y sonrió
como si una buena idea se le
hubiera ocurrido.
—También tengo postre de la cena de ayer, mi mamá lo hizo y
es mi favorito —dijo
sacando uno de los panqueques de nuez.
—¿Me quieres hacer engordar? —dijo sonriendo y tomando el
pan.
—Me gustan los hombres llenitos —dijo riendo y él rió con
ella antes de morder el
panqueque.
Sabía delicioso y lo terminó en tres mordidas.
—Estoy pensando en mudarme con tu familia.
—No. No podría soportar a otra persona más en esa casa —dijo
riendo—. Y seguro tu no
podrías soportar más vomito de Monito.
Él hizo una expresión como plateándose una vida llena de
vomito y negó.
—Tampoco creo que pueda descansar en una casa con tantos
niños —bostezó y le sonrió.
—¿Quieres dormir? —le preguntó apartando el recipiente verde
de sus piernas dejándolo a
un lado de ella.
Gastón agrandó sus ojos al ver que ella palmeaba su regazo.
Negó mientras veía sus piernas y
después dirigió su mirada a ella.
—No, solo estoy un poco cansado —se aclaró la garganta—, no
necesito dormir. Además
tú también te ves un poco cansada.
—Mis hermanas se quedaron en mi cama y tuve que dormir en el
sillón y no es un lugar
muy cómodo para... —eso no se trataba sobre ella—. Eso no
importa.
—Gracias, pero en serio no necesito dormir.
—Mi hermana me dijo que anoche tuviste una sesión de fotos
para una revista juvenil y
dado a las marcas negras debajo de tus ojos algo me dice que
no has tenido la oportunidad de
dormir.
Gastón no pudo negar nada, era verdad había tenido una
intensa sesión de fotos y tampoco
había podido dormir pero... Rocio estaba siendo demasiado
inocente.
Aunque realmente se estaba muriendo de sueño y en la tarde
tenía que enseñarle a ella
como comer frente a los padres de él por lo que tampoco
tendría oportunidad de dormir. Además
si dormía solo serían unos minutos...
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Rocio acomodó su falda para que no se arrugara y después guió
la cabeza de Gastón para que
se sintiera cómodo. A ella no le importaba, todo el tiempo
sus hermanos y hermanas se dormían
sobre su regazo así que ya no se le entumían las piernas tan
rápido como antes, además solo
serian unos minutos.
Gastón cerró sus ojos y casi al instante quedó dormido.
Faltaban 20 minutos para que empezaran las clases así que
Gastón podía dormir lo suficiente
para resistir el restante de las clases.
Rocio parpadeó y luego bostezó, así en silencio y con un
chico dormido en sus piernas el
lugar era muy tranquilo y relajante, un lugar perfecto para
una siesta...
Negó ante el pensamiento de dormirse y recargó su cabeza en
el tronco del árbol, mientras
parpadeaba para no quedarse dormida, una de sus manos reposó
en el pecho de Gastón y su otra
mano apartó el cabello de su frente sonrió al verlo vencido
por el sueño y luego ella también se
dejó vencer.

Son más tiernos juntos <3
ResponderEliminarUn groso el papá de Rochi... Jaja espero el próximo
ResponderEliminarEstá muy buena... Habrá q esperar hasta el viernes no más jeje
ResponderEliminarque ternuraa!!!.. espero mas!
ResponderEliminarMás dulce Rochi al llevarle su postre favorito :-)
ResponderEliminarMás lindos no podían ser espero más!!!
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