sábado, 14 de septiembre de 2013

Lazos capitulo 19

capitulo
Rocio,
No me has respondido, esto significa que mi e-mail nunca te llego (lo que es creíble por lo
poco fiable del acceso a internet acá) o algo anda mal. Trate de llamarte varias veces pero no
pude conseguir señal por aquí, no importa donde esté.
Tengo buenas y malas noticias. Las malas son que Emilia tuvo reacciones alérgicas a
alguna planta desconocida y estalló en urticaria, papá tuvo que llevarla al pueblo más
cercano. Él regresó hace una hora y ella va a estar bien, pero mamá ya está lista para ir a
casa.
Eso me lleva a las buenas noticias. Regreso a casa. Estamos empacando mientras escribo
esto y tan pronto como tenga recepción en mi celular te llamaré. Mantén tu teléfono
contigo. Necesito escuchar tu voz. También llama a Gaston por mí y dile que regreso a casa.
Él y yo podemos ir a la sala de pesas una semana antes de las prácticas de fútbol. También
dile que se despida de la cerveza, necesito a mi mejor receptor en forma.
Te amo,
Pablo

Me quedé viendo la pantalla de mi laptop por un largo rato. No estaba segura de
qué hacer. A quién decirle. Lentamente cerré la computadora y la puse en la cama.
Me desperté sabiendo que tenía que lidiar con las preguntas de mis padres esta
mañana acerca de mi partida de la iglesia con Gaston anoche. Eso era algo que temía
pero esto es mucho peor. La pantalla de mi celular se encendió antes de que Eye of
the tiger empezara a sonar por primera vez en tres semanas. Pablo había puesto
Eye of the tiger en mi celular para que fuera su tono especial. Aturdida agarré el
celular y presioné el botón de aceptar antes de levantarlo a mi oído.
—Hola.
—AHHH nena es bueno escuchar tu voz. ¿Recibiste mi e-mail? Esperé hasta que
estuvieras despierta para llamar. Estamos a dos horas de llegar. Mi papá me va a
dejar en tu casa. No puedo esperar para verte.
Culpa, frustración, enojo, pánico todo parece dar vuelta dentro de mí. Apreté mi
agarre en el teléfono mientras tomaba varias respiraciones profundas.
—Um, eh, sí, acabo de recibir tu e-mail. No puedo creer que estén volviendo antes.
—La falta de entusiasmo en mi voz es inconfundible.
Un momento de silencio pasó y el cerebro de Pablo estaba trabajando rápido.
—¿Te acabas de despertar? No te escuchas muy feliz de que vuelva a casa.
Esperaba grititos de felicidad o algo.
Perfecto, hazlo sospechar incluso antes de que llegue. Necesito arreglar esto. No
me puedo entrometer entre Gaston y Pablo. Ellos han sido unidos como hermanos
toda su vida. Nunca me perdonaré si rompo lo que hay entre ellos. El hecho de que
esté preocupada por la relación de Gaston y Pablo en vez de la mía y Pablo me
sorprende.
—Lo siento estoy en shock. Me acabo de despertar. Anoche fue el velatorio de mi
abuela y su funeral es esta tarde. Han sido unos días malos.
—¿Qué? Rochi, nena. ¿Tu abuela falleció? Oh nena lo siento. ¿Por qué no me dijiste?
Había olvidado que él no lo sabía. El e-mail que nunca le escribí pasó por mi
mente. En vez de decirle lo de mi abuela corrí con Gaston. ¿Algo de esto hubiera
pasado si sólo le hubiera escrito el e-mail a Pablo y hubiera ayudado a mi mamá
a manejar todos los arreglos del funeral? ¿Desearía que las cosas hubieran pasado
de manera diferente?
—No era algo que quería escribir en un e-mail —le expliqué, esperando que
entendiera o por lo menos aceptara mis excusas.
—Estoy volviendo a casa. Iré de prisa a cambiarme antes de ir contigo para no
tener que irme después del funeral. Yo te puedo llevar. Todo estará bien. Estaré allí
pronto, lo prometo.
¿Cómo se sentiría si le digo que todo está bien? Gaston ya me ayudó a decirle adiós,
me ayudó mientras lloraba. Mis lágrimas están secas ahora, se que mi abuela está
contenta con las lujosas calles de oro y una fabulosa mansión. Ella siempre decía
que Dios le tendría un jardín de rosas para que cuidara.
—¿Rochi estas bien?
—Lo siento estaba pensando en el funeral. Te veré cuando llegues.
—Ok, te amo.
Esas eran las palabras que decíamos siempre al colgar el teléfono. Normalmente yo
era la primera en decirlo. Esta vez me olvide completamente.
—Yo también—respondí obedientemente antes de colgar.
Sí lo amaba. Siempre lo he hecho sólo no como debería. Muy en el fondo sabía que
algo no estaba bien entre nosotros. Hasta estas últimas semanas con Gaston yo no era
capaz de decir qué es lo que faltaba en nuestra relación. Con Gaston puedo ser yo
misma y él me ama así. Pablo ama al yo que me he esforzado por ser. Si Pablo
conociera a mi verdadero yo, la chica que él pensó que dejé atrás en mi infancia, él
nunca me amaría. No podría. Pero no puedo estar con Gaston. Nunca podría elegirlo
por encima de Pablo. Eso rompería una amistad de toda la vida. Pablo ha sido
la persona que cuida a Gaston desde pequeño. Él ha visto por Gaston y ha compartido
su riqueza con él. Incluso ahora, Pablo mira por Gaston en muchos aspectos. Sólo el
año pasado, el entrenador iba a correr a Gaston del equipo de fútbol por presentarse
en una práctica con resaca, Pablo le suplicó al entrenador y le prometió que él se
encargaría de que Gaston estuviera listo y fresco para las prácticas y los días de
juego. Gaston necesita a Pablo. No me puedo entrometer entre ellos.
Tiré la almohada que estaba sosteniendo a través de la recamara y gruñí de
frustración. Esto es ridículo. Yo soy ridícula. ¿Cómo me pude dejar hacer eso?
¿Qué es lo que estaba pensando? Dejé que me importara demasiado Gaston Dalmau.
Yo no sólo me preocupo por él, lo quiero. Eso es lo peor que he podido hacer en mi
vida. Tenerlo significaría arrancarle la única familia que le ha importado. Tendría a
todo el pueblo hablando y odiándolo por robarle la chica a Pablo. Eso es
imposible. Toda esta estúpida situación.
—¿Cariño, estas despierta? —La voz de papá dijo al otro lado de la puerta.
Dejé escapar un suspiro. Esta es la plática que he estado temiendo. La plática sin
sentido. En la cual él ni siquiera debería estar gastando su aliento.
—Sí papá, entra —respondí.
Se abrió la puerta y allí estaba él con una mueca en el rostro rara vez dirigida a mí.
Entró y se detuvo al pie de mi cama. Sus brazos estaban cruzados sobre el pecho y
podía oler su loción para después de afeitar. La misma que ha usado toda mi vida.
—¿Qué fue lo que paso anoche exactamente? —Fue directo al punto. Se lo tenía
que decir. Me senté con la espalda recta en la cama y lo vi directamente. Necesitaba
encubrir todo esto, suavizarlo. La aceptación de Gaston en el pueblo y su relación
con Pablo dependían de ello.
—¿Supongo que te refieres a Gaston Dalmau? —Como si se lo tuviera que preguntar.
Mi papá levanto sus cejas como si creyera que estaba perdiendo la cabeza al pensar
que se podía referir a otra cosa.
—Sí Rocio, lo estoy.
Suspire. Sacudí mi cabeza y volteé los ojos para darle un toque dramático.
—Gaston es mi amigo. Crecimos juntos. Es primo y mejor amigo de mi novio.
Pablo no estaba aquí y yo estaba pasando por uno de los momentos más fuertes
de mi vida y Gaston apareció para ayudarme. El ama a Pablo y sabía que eso era lo
que él hubiera querido que hiciera. Además Gaston sabe que yo era muy apegada a
mi abue. El solía sentarse en el porche de abue y comer galletas conmigo. Recuerda
que en ese entonces el hecho de que su mamá fuera una mesara en un bar no era
un problema.
La amargura en mi tono era innegable. Las cejas de papá se fruncieron. No le gustó
mi tono de voz pero estaba pensando en mi escusa. Espere calladamente orando
para que se lo creyera. Después de una eternidad asintió y dio un gran suspiro.
—Sé que esto ha sido muy duro para ti. Con Pablo fuera, tu mamá y yo ocupados
con los arreglos del funeral y parientes viniendo de fuera no hemos tenido tiempo
para estar contigo. Aprecio el hecho de que Gaston se diera cuenta de que
necesitabas a alguien y apareciera. Sin embargo, Gaston Dalmau no es la clase de
chico con la que quiero que te relaciones. Es primo de Pablo y cuando Pablo
ande por aquí todo está bien. Pero Gaston no viene de buenas raíces. Su padre era un
comodín y su madre basura blanca. Puedes tener mala reputación pasando tiempo
con gente como él. Mala compañía corrompe buenos modales, recuerda eso.
Quería levantarme y gritar a los cuatro vientos que él no sabía nada de las raíces de
Gaston. No importa quiénes son sus padres. Culpar a los hijos por los errores de los
padres es incorrecto. La biblia que lee todos los días, ¿no habla de no juzgar a la
gente y del perdón? Me mordí la lengua hasta que sangró para no gritar de
frustración.
—¿Quién te habló tan temprano? —preguntó papá mirando el teléfono en mi
almohada.
—Pablo —dije.
Alivio bañó su cara. Se tenía que ir antes de que perdiera la cordura.
—¿En serio? ¿Cómo le va?
—Ya viene de regreso, estará aquí para el funeral.
Papá sonrió brillantemente haciéndome un nudo en el estomago.
—Bien, bien, me alegro de que venga para el funeral de tu abuela, es un muy buen
muchacho. —Con su cara de satisfacción papá se volteó y salió de la habitación
cerrando la puerta detrás de él.
Fulminé con la mirada la puerta cerrada como me hubiera gustado fulminarlo a él.
Entré con el auto al camino de grava antes de apagar el motor. La camioneta de
Gaston era el único vehículo fuera de su tráiler. Su madre no estaba aquí. Eso era lo
úEugeniao bueno de esa visita. Tenía que hacer esto sola. Pablo estaría en el pueblo en
unos treinta minutos. Hubiera venido antes pero después de la plática con mi papá
esta mañana decidí que era mejor esperar a que saliera camino a la iglesia.
Me dolía el pecho, presioné la palma de la mano contra mi corazón para calmar el
dolor. Debería de haber una cantidad límite de rupturas del corazón que una
persona puede sufrir en una semana, seguramente Dios podrá ver que estoy en mi
límite. Necesitaba un milagro. Una risa amarga brotaba al pensar que Dios me
ayudaría en esta situación, Dios no le ayuda a las chicas a quedarse con los chicos
malos. Pero Gaston no era malo por dentro, no realmente. El actúa de la única
manera que conoce. Fue criado por una mesera de bar que saltaba de la cama de
un hombre a otro, independientemente de su estado civil. Nadie ha tratado de
enseñarle a Gaston la manera correcta de actuar. Dentro, él es fantástico. Él era
cuidadoso, sensible, gracioso, paciente y comprensivo, me aceptaba. Algo que
nadie ha hecho excepto mi abuela.
La puerta del tráiler se abrió y Gaston salió al escalón superior, donde me veía. Lo
único que llevaba puesto eran unos pantalones, incluso sus pies estaban
desnudos.
Me trague las lágrimas, vine aquí a terminar con esto y parecía que se me
desgarraba el corazón antes de decir una palabra. Como en cámara lenta agarré la
manija de mi carro y salí a la grava, nuestros ojos se encontraron mientras cerraba
la puerta.
Un ceño fruncido remplazó la sonrisa sexy de su cara. Me puede leer tan bien,
siempre ha sabido lo que pienso. Cuando éramos niños nunca tuve que decirle
cuando estaba enojada. Él lo sabía y trataba de arreglarlo antes de que Pablo
tuviera idea de que mis sentimientos habían sido heridos.
No se movió, en vez de eso miró cómo ponía un pie frente a otro, deseando más
que nada en el mundo no tener que hacer esto. Sólo por esta vez quería ser egoísta
y tomar lo que quería. Olvidarme de las repercusiones y tirarme a los brazos de
Gaston. Quería decirle que lo amaba. Quería besar su cara justo aquí para que todo el
mundo que tuviera su nariz presionada contra la ventana pudiera verlo. Quería
reclamar a Gaston como mío, pero no podía hacer ninguna de esas cosas. Nuestro
cuento de hadas nunca funcionaría. Él perdería a Pablo. El pueblo lo odiaría en
vez de sólo murmurar que salió igual que su padre, mi padre nunca lo aceptaría,
probablemente sería encerrada en mi cuarto o mandada a una escuela de puras
mujeres. Nadie permitiría esto.
No puedo dejar que Gaston sepa las razones, él es más valiente que yo, pelearía por
mí, perdería lo poco que tiene en este estúpido pueblo por mí y para nada. Mis
padres nunca lo permitirían, tengo que dejarlo ir. Lo que yo quería no era
importante. El futuro de Gaston sí lo era.
—Algo me dice que este no es el tipo de visita que esperaba cuando vi ese pequeño
carro blanco venir. —Su voz se escuchaba apretada.
Yo estaba evitando que las lágrimas que me picaban en los ojos rodaran por mis
mejillas. Tenía que hacer esto, era lo mejor, lo mejor para Gaston.
—Hoy regresa a casa —dije, a través del espesor de mi garganta.
Gaston retrocedió y me hizo un ademan para que entrara.
Bajé la mirada y entré al tráiler por segunda y última vez. Nunca podría volver, no
con Pablo. Nunca podría olvidar el desayuno que tuvimos en la mesa de la
cocina. Las risas y la forma en que su mandíbula se movía al masticar. Estaba
fascinada con su forma de comer esa mañana.
La puerta se cerró detrás de mí y me quedé viendo a la mesa vacía. Una caja de
cereal abierta y un tazón vacío estaban en ella. El brazo de Gaston se deslizo por mi
cintura, sabía que tenía que retroceder pero no podía. Esto era mi hogar. Estar en
sus brazos, así era como encontraba paz. Saber que esta sería la última vez que el
me tocaría así, hizo el momento agridulce. Inhalé profundamente su olor
empapándome de él. Su calor, la sensación de sus manos contra mi estomago.
—Sabíamos que este día vendría. Sólo es más pronto de lo que pensaba. He estado
pensando sobre esto y quiero que me dejes hablar con él. Creo que puedo.
—No —dije deteniéndolo. Tenía que decir algo antes de que él dijera más. Sus
planes no tenían sentido. No había nada que planear.
Me dio vuelta para que lo viera a la cara y después metió las manos en mi cabello.
Mire sin poder hacer nada como descendían sus labios hasta tocar los míos. Sabía
que lo tenía que detener pero todo lo que podía hacer era besarlo ávidamente. El
suave gemido de su pecho hizo mis rodillas temblar. Apretando mis ojos me retiré.
—No puedo está contigo Gaston.
No abrí mis ojos. Sabía que si lo miraba mientras decía lo que tenía que decir me
moriría.
Él no dijo nada ni se acerco a tocarme.
Sabía que estaba esperando a que terminara. Tome un respiro tambaleante.
—quiero  Pablo. No puedo herirlo, lo siento.
Había mucho más que quería decir. Tantas cosas que había practicado en el
camino, pero el nudo en mi garganta estaba luchando contra mí.
—Ok —respondió en un susurro.
Lentamente levanté mi cabeza y abrí los ojos para verlo a la cara, —ok— no era
exactamente lo que esperaba de él. Se me cortó la respiración mientras miraba su
expresión, no se veía herido, ni siquiera parecía molesto. En vez de eso él se veía…
aburrido. Yo estaba peleando por no echarme a llorar y él estaba completamente
inmutado. En vez de sentir alivio mi corazón se hizo añicos.
¿Podría toda esto haber significado tan poco para él? Dijo que me amaba, ¿Por qué
mentiría sobre eso? Vi como se sacó el teléfono de la bolsa y comenzó a mensajear
a alguien. Quería gritarle para que mostrara alguna emoción, para que me

demostrara que yo le importaba, que esto era duro para él también. Pensé que
pelearía por mí.
Sus ojos me miraron.
—Necesito hacer una llamada. Si eso es todo lo que necesitas… —Asintió con la
cabeza hacia la puerta como pidiéndome que me fuera.

Aturdida pasé frente a él sin decir nada. Ni siquiera dijo adiós.

4 comentarios:

  1. Volviste a subir un capítulo anterior! Trata de subirlos bien porque sino se tarda mucho para leer el correcto, trata de fijarte lo que subís!!

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  2. Volviste a subir un capítulo anterior! Trata de subirlos bien porque sino se tarda mucho para leer el correcto, trata de fijarte lo que subís!!

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  3. Sí de una.. Sino vamos a tardar mucho hasta que llegue el capítulo correcto

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  4. Espero q puedas solucionar este problema así podemos leer la novela que estaba buenísima

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