miércoles, 4 de septiembre de 2013

Una vida sin vivir capitulo 13

Capítulo 13
me desperté a las seis cuando mi alarma sonó. Gruñí porque había
olvidado cancelarla. Supongo que no necesito sacarlo de mi cama
temprano, ya no. Me di vuelta y abracé a Gaston. Siempre dormía a pesar del sonido
de la arma; juro que él dormiría mientras un terremoto tuviera lugar y no
despertaría. Lo codeé ligeramente, diciendo jugarle una broma.
--Seis en punto --dije, codeándolo de nuevo.
Gruñó y lentamente se levantó de la cama, todavía medio dormido.
--Bien, Ángel. Te quiero; te veré después. --Besó mi frente y salió de la cama, sus
ojos apenas abiertos. No pude evitarlo, rompí en carcajadas. Me miró,
confundido--. ¡Shh! ¿De qué te estás riendo? --preguntó, frunciendo el ceño,
poniéndose sus jeans.
--De ti --lo provoqué, sonriendo felizmente.
--¿Qué hay conmigo? ¿Qué he hecho? --susurró, trepando de vuelta a la cama y
arrastrándose sobre mí. Presionó cada centímetro de su cuerpo contra el mío pero
aun así mantuvo su peso lejos de mí de alguna manera. Miró a mis ojos, sonriendo
felizmente por un rato, y luego el entendimiento cruzó su rostro--. ¡Mierda! ¡Tu
hermano sabe! Entonces, ¿por qué diablos me despertaste, Ángel? No tengo que
irme --lloriqueó.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo empujé para un largo beso.
--Sólo estaba bromeando. Olvidé cancelar la alarma, así que pensé en usar el
tiempo de más para que pudiéramos besarnos.
Él sonrió pícaramente.
--¿Quieres que nos besemos? --provocó, besando mi cuello. Jadeé mientras
alcanzaba el sensible lugar cerca de mi clavícula.
--Mmmm --susurré, deslizando mis manos por su espalda, arañando ligeramente
con mis uñas, haciéndolo gemir. Trepó de vuelta bajo las sábanas y me besó tierna
y suavemente, manteniéndome cerca. No hizo movimiento alguno para llevar las
cosas más lejos que eso, lo que adoré. Él realmente era adorable.
Salió de mi habitación un poco después de las siete y media. Gaston me empujó en
uno de los taburetes de la cocina, sonriendo a sí mismo como el gato que obtuvo
el helado.
--Oye, consigo hacerte el desayuno sin que me grites hoy --dijo alegremente.
Me reí y observé mientras me servía una taza de cereal; sonrió y lo puso frente a
mí, antes de hacer algo de tostadas para sí mismo.
--¿No comes cereal? --pregunté, observándolo zamparse cuatro rebanadas de
tostadas.
Sacudió la cabeza, estirando la nariz.
--No me gusta el cereal; es asqueroso y todo empapado. --Fingió un
estremecimiento, pretendiendo tener náuseas.
Me reí de nuevo.
--De verdad que eres raro, Gaston --me burlé, sonriéndole.
Sonrió de oreja a oreja.
--Sabes, es algo raro, que seas todas amable conmigo al desayuno.
--Podría ser mala si quieres --ofrecí, encogiéndome de hombros.
Se rió y sacudió la cabeza.
--No, me acostumbraré a ello con el tiempo. --Caminó hasta mi lado. Me volví
para verlo y puso el cabello detrás de mí oreja, sus dedos demorándose en mi
mejilla, haciéndome sonrojar--. De verdad eres la cosa más hermosa en el mundo
--murmuró. Mi corazón se saltó un latido por la honestidad en su voz, sus ojos
penetraban en los míos, haciéndome sentir como la única chica en el
mundo.
--¡Corten esa mierda! Puede que haya dado mi bendición pero no necesito que me
lo muestren en la cara durante el desayuno --gruñó Nicolas mientras caminaba en la
cocina para preparar algo de cereal. Palmeó a Gaston en la parte trasera de su cabeza
al caminar por su lado, como de costumbre.
Todos nos reímos y Gaston se paró detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor
de mi cintura, apoyando su cabeza en mi hombro.
--Gracias, Nicolas. Sé que dijiste que me mantuviera alejado, pero--Gaston dejó que
las palabras quedaran en el aire, mirando a mi hermano con agradecimiento.
--Lo que sea, Gaston. Estamos bien. Solo no nos hagas tener un problema, ¿de
acuerdo? --respondió Nicolas, sonriendo amigablemente.
Los brazos de Gaston se apretaron a mí alrededor.
--No lo haré. --Besó mi hombro ligeramente y Nicolas fingió náuseas, haciéndome
reír.
--Bueno, vamos entonces, tortolitos, supongo que necesitan llegar un poco más
temprano a la escuela para poder anunciarlo juntos --afirmó Nicolas, poniendo los
ojos en blanco.
Gaston rió y asintió. Jadeé y sacudí la cabeza fieramente.
--¡Imposible! No podemos hacer eso --dije, mirando a Gaston. Lució realmente
herido por alguna razón.
--¿Por qué no? Rpreguntó, tomando mi mano y mirándome confundido.
Miré a Nicolas; a él realmente no le iba a gustar esto.
--Er, bueno, tengo una especie de apuesta. La siguiente en acostarse contigo
ganará total. Realmente necesito el dinero. --Miré a Gaston incómodamente, pero
sólo empezó a reír histéricamente.
Nicolas casi se ahogó con su bebida.
--¡Imposible! ¡No puedes hacer eso! --gritó, sacudiendo la cabeza
Violentamente--. No quiero saber que ustedes dos están teniendo sexo. ¡No lo
quiero!
Me reí con su enojada y disgustada cara.
--Nicolas, no estamos teniendo sexo. --Me encogí de hombros, haciendo relajar su
cara un poco--. Pero cuando lo hagamos, definitivamente quiero ganar la apuesta.
No la ganaré si las personas saben que ya soy su novia. --Miré a Gaston, insegura de
si estaría de acuerdo con esto o no.
--Ángel, no quiero que estés conmigo por alguna apuesta. --Frunció el ceño,
luciendo un poco herido.
Le sonreí seductoramente.
--¿Crees que esa es la razón por la que voy a querer tener sexo contigo? Confía en
mí, chico mío; no será por el dinero, eso es sólo una ventaja de más.
Se inclinó adelante y puso su boca junto a mi oreja.
--¿Así que cuál será la razón? --susurró, enviando un escalofrío por mi columna
vertebral.
Me mordí el labio.
--Hmm, no estoy segura pero tendrá algo que ver con que me ruegues de rodillas
--bromeé, sonriéndole con suficiencia.
Se rió y me besó, empujándome cerca de su cuerpo, enviando olas de deseo por
mi torrente sanguíneo. Se apartó para mirarme, la lujuria escrita con claridad a
través de su rostro.
--Te rogaría felizmente justo ahora, sabes.
Palmeé su pecho y di un paso atrás antes de que lo arrastrara de vuelta a mi
habitación y rompiera sus sexys jeans y los botones de su camisa negra para ver su
impecable cuerpo.
--Oh, eso lo sé, chico mío. --Me reí, intentando atrapar mi respiración.
Miré Nicolas, que estaba mirándonos fijamente con los ojos muy abiertos, su boca
abierta con sorpresa.
--Chicos, en serio no puedo soportar estas demostraciones de afecto --dijo,
haciendo una mueca y sacudiendo la cabeza.
--Está bien, las demostraciones terminaron. Sólo creo que deberíamos mantener
esto en secreto por un tiempo. ¿Por qué no conseguir algo de dinero por hacer
algo que eventualmente sucedería, de todas maneras? Así es como yo lo veo
--dije, encogiéndome de hombros.
Gaston y Nicolas se miraron uno al otro.
--Supongo. Pero, ¿podrás ganas? Quiero decir, ¿la apuesta tenía algo que ver con
hacerme terminar con mi novia o algo así? --preguntó Gaston, frunciendo el ceño.
Me reí tontamente y sacudí la cabeza.
--Nop, me aseguré de eso. Definitivamente sólo se trata de la siguiente que te
Atrape , como tan elocuentemente lo dijeron.
Gaston sacudió la cabeza, luciendo un poco disgustado.
--No puedo creer que las chicas hagan ese tipo de cosas.
Nicolas rió.
--¿Saben qué? Creo que puede que sea el siguiente en anunciar que tengo una
novia. Entonces puedo sólo escoger a alguien y podemos dividir el dinero --dijo
brillantemente, como si hablara en serio.
Gaston tomó mi mano y me empujó hacia la puerta.
--Vamos, lleguemos a la escuela antes de que tu hermano tenga otra idea
brillante. --Rió, sacudiendo su cabeza hacia Nicolas.
Gaston me guiñó un ojo por el espejo mientras entrabábamos al estacionamiento.
Había más chicas de lo normal esperándolos. Todas fueron directamente a él tan
pronto como su puerta fue abierta. Eugenia, como de costumbre, estaba al frente.
Me reí.
--Buena suerte, novio --me burlé, guiñándole mientras me alejaba, balanceando
mi trasero a propósito. Sabía que estaba observándome. Cuando llegué a la puerta
miré atrás sobre mi hombro para verlo empujar los brazos de una chica lejos de él,
una expresión de mal gusto en su cara. Debió haber tenido a veinte cinco chicas
rodeándole, lucía verdaderamente enojado. Me reí y fui a encontrar a mis amigos;
como de costumbre, estaban por los casilleros.
--Hola, chicos --dije alegremente, cuando los alcancé.
--¡Guao, alguien está de buen humor hoy! ¿Alguna razón en particular?
--preguntó Agus, luciendo confundido por mi rostro feliz.
--Nop, ninguna razón en particular. Sólo vi a Gaston ser acosado por cerca de veinte
cinco chicas. Se ve verdaderamente irritado por eso, fue muy gracioso --expliqué,
sonriendo salvajemente. Justo entonces, él caminó más allá de mí con Nicolas. Tenía a
una chica coqueteándole a cada lado, y aproximadamente otras diez caminando
detrás de él. Rompí en carcajadas y me lanzó una oscura mirada, haciéndome reír
más fuerte.
--No me sorprende que tenga a todas esas chicas detrás de él. ¿Sabes en cuanto
está la apuesta ahora? --preguntó Mery, sonriéndome con suficiencia.
Asentí.
--Sí, lo sé. Candela me dijo que está como en ochocientos dólares o algo así. No lo
puedo creer. --Sacudí la cabeza desaprobadoramente, e intenté no imaginar lo
que se sentiría ganar esa cantidad de dinero.
Mery, Candela y Agus intercambiaron una mirada, antes de romper en risas.
--No, ese era el total de ayer. Hoy está a cerca de cuatro mil doscientos Rdijo
Mery. Sentí el color drenarse de mi cara mientras mi corazón se hundía. ¡Santo
cielo! Eso es como, ¡oh, Dios, ni siquiera puedo definirlo! ¡Son como doscientas
chicas, todas queriendo acostarse con mi novio!
¡Oh Dios mío! ¿En serio? pregunté mientras tragaba el nudo que rápidamente
estaba formándose en mi garganta. La idea de todas esas chicas lanzándose a sí
mismas hacia mi chico, literalmente me hizo sentir un poco enferma. Mery asintió y
parecía un poco comprensiva; como si supiera lo que yo estaba pensando. Candela y
Agus sólo parecían emocionados porque obviamente no tenían ni idea de que yo
estaba con Gaston. Afortunadamente, la campana sonó, así que todos no dirigimos a
clases.
A la hora de comer comenzaría a hacer mi jugada por Gaston. La gente necesitaba
ver que al menos lo estaba intentando. No podía sólo anunciar que había dormido
con él, así que necesitaba que la gente me viera haciendo el esfuerzo. No lo había
hablado con Gaston, pero un pequeño coqueteo inofensivo en el almuerzo no
debería ser tan difícil. Mientras llevaba mi bandeja de comida a través de la
cafetería a nuestra mesa habitual, me volteé hacia mis amigos.
Chicos, voy a hacer mi jugada por Gaston para la apuesta. Sentémonos con mi
hermano hoy, ¿sí?
Mery me dio una mirada de complicidad y me guiñó el ojo y nos dirigimos hacia la
mesa de los atletas. La mesa de los atletas estaba casi llena de chicas, todas ellas
coqueteando desvergonzadamente con Gaston. Sonreí ante su expresión; parecía
incluso más enfadado ahora que antes. Miré a la chica sentada al lado de Gaston; ella
había terminado su almuerzo y estaba mirándolo fijamente, con una expresión
coqueta en su rostro.
Oye, Sally. Escuché que alguien golpeó tu auto en el estacionamiento, ¿fue
mucho el daño? pregunté inocentemente.
Ella jadeó y se puso de pie de un salto.
¡Mierda! ¡Es el auto de mi mamá! gritó, mientras se volteaba y echaba a correr.
Escuché a mis amigos echarse a reír detrás de mí mientras se sentaban en la parte
más alejada de la mesa.
Hola, Gaston. Le sonreí mientras me dejaba caer en la silla al lado de él.
Hola, Ángel respondió, sonriéndome. Miré alrededor para ver si estaba
recibiendo miradas mortales de todas las chicas cerca, obviamente porque ya me
había ganado una sonrisa. ¿Alguien golpeó el auto de Sally? preguntó,
comiéndose su sándwich de atún.
Me encogí de hombros y sacudí la cabeza.
Nah. Sólo lo dije porque quería sentarme aquí.
Se echó a reír.
Sabía que me deseabas bromeó, guiñándome un ojo.
Bueno, quién no lo hace respondí, sonriendo y mirando alrededor de la mesa a
las chicas que estaban tratando de matarme con los ojos. Agarré mi botella de
agua y fingí tratar de abrirla. Gaston, ¿puedes abrirla por mí? pregunté, haciendo
pucheros ligeramente.
Ángel, si sigues haciendo pucheros, el viento cambiará y te quedarás atorada así
bromeó, sonriendo y quitándome la botella. La abrió fácilmente y me la pasó de
nuevo.
Gracias. Sonreí, haciendo caso omiso de su comentario. Vaya, nunca me di
cuenta lo fuerte que eres. Debes ejercitarte un montón, ¿eh? ronroneé,
deslizando mi dedo hacia abajo por sus bíceps, mordiéndome el labio
seductoramente. Me miró con lujuria, con los ojos fijos en mi boca. Sólo a partir de
la expresión de dolor en su rostro, podía decir que quería darme un beso. Él no
respondió. ¿Entonces? ¿Te ejercitas mucho? Porque debes hacerlo, quiero decir,
tu cuerpo es, mmm… —Mi voz se desvaneció, y lo examiné lentamente.
Tragó. Er, supongo, sí un poco murmuró, todavía mirándome un poco
sorprendido y desconcertado.
No quería que esto llegara demasiado lejos, por el momento sólo estaba
estableciendo el escenario para mi victoria. Rompí el contacto visual y comencé a
comerme mi comida, lentamente, dejando que el tenedor se quedara en mi boca
más tiempo del necesario.
Oh Dios gemí, cerrando los ojos mientras masticaba lentamente. Esto está
tan bueno jadeé. Lo escuché gemir en voz baja a mi lado y supe que mis ruidos
sexuales estaban llegándole. Lo miré. Gaston, deberías probar esto ronroneé
seductoramente. Él tenía una expresión adolorida en su rostro mientras me miraba
fijamente con la boca ligeramente abierta. Sacudió la cabeza un poco, como si
estuviera tratando de alejar un pensamiento y yo me tragué una risita. Oh mierda,
iba a hacerme pagar por esto más tarde.
Er, OK sí dijo. Sonreí y agarré un tenedor lleno de mi pasta y lo guié hacia su
boca para alimentarlo.
Un pedacito de pasta cayó del tenedor a sus pantalones vaqueros.
¡Oops, lo siento tanto! Hice una mueca, mirándolo a modo de disculpa.
No te preocupes por eso, Ángel. Me sonrió y lo sacudió con su mano.
OK, ¡podía hacer que esto funcionara a mi favor! Agarré una servilleta y le limpié
los pantalones vaqueros con ella. Era a medio muslo así que me aseguré de limpiar
sólo un poco más arriba, mientras lo miraba a través de mis pestañas. Lo escuché
tragar audiblemente .
Ahí. Listo coqueteé.
Er Gracias murmuró, cerrando los ojos y suspirando.
Sonreí triunfalmente. ¡Ja! ¡Tomen eso, chicas! Miré alrededor de la mesa para ver si
todas estaban mirándome. Ya agus expresiones sorprendidas o enojadas estaban
pegadas a cada rostro femenino. Solté una risita, y le guiñé el ojo a Eugenia quien se
había vuelto roja por el enfado.
Mejor me voy. Tengo que hablar con la Sra. Francis acerca de mi proyecto
científico dije, levantándome y sonriendo de oreja a oreja.
Gaston agarró mi mano y me jaló de nuevo hacia el asiento.
¿Qué fue eso? preguntó, luciendo ligeramente confundido.
Me encogí de hombros y le sonreí.
¿No tengo permitido ser amigable contigo, Gaston? Quiero decir, eres el mejor
amigo de mi hermano después de todo. Siempre estás pasando el rato en mi casa
así que sólo pensé que debería ser cortés.
Cortés, claro contestó, sonriéndome.
Le lancé un guiño y me levanté para ir con mis amigos. Cuando pasaba junto a
Eugenia y las porristas me incliné hacia abajo y le susurré al oído.
Supera eso me burlé.
Agarré la mano de Mery, haciéndola caminar un poco por delante de Candela y Agus
quienes estaban conversando algo sobre una galería de arte a la que Candela quería
ir el fin de semana. Candela estaba un poco chiflada por el arte.
Mery, creo que necesito tomar la píldora. ¿Todavía está abierta al público la
clínica de planificación familiar en la calle Rose después de la escuela? pregunté.
Asintió en confirmación. Sabía que ella sabría, había tenido un pequeño accidente
hace aproximadamente un mes con un condón roto y había ido ahí por la píldora
del día siguiente.
Sí, desde las cuatro hasta las ocho respondió, mirando por encima del hombro
para asegurarse de que nadie pudiera oírnos. Así que, vas a dar el paso, ¿eh?
Creo que es genial. Definitivamente deberías tomar la píldora. ¿Quieres que vaya
contigo? preguntó de forma casual. Sabía que lo decía en serio; era la mejor
amiga que una chica podía pedir.
Todavía no estoy lista, pero no quiero quedarme corta o algo, quiero decir, debe
tomar un tiempo que entre en tu sistema o algo. ¿Entonces no te importa venir
conmigo? Realmente lo apreciaría admití, mirándola con agradecimiento. Estaba
muy nerviosa acerca ir por mi cuenta, y no se sentía bien pedirle a Gaston que viniera.
No era exactamente el tipo de cosas que un chico hace.
¡Por supuesto que no! Tú has estado ahí conmigo un montón de veces. Ella
entrelazó su brazo a través del mío. Y también hoy tengo mi auto, así que ni
siquiera necesitamos caminar.
Sonreí.
Gracias, Mery. Suspiré felizmente y nos dirigimos hacia los casilleros. Agarré
todos los libros que necesitaba para la tarde, metiéndolos en mi bolso. Sólo
necesito decirle a Nicolas que lo veré en casa. Te veré en clases expliqué, volteando
en dirección al casillero de Nicolas. Divisé a Nicolas y a Gaston conversando con algunos de
sus otros amigos del equipo. Hola, chicos canturreé a medida que me
acercaba a ellos. Todos me miraron, sabía que le gustaba a algunos de los chicos
del equipo; era obvio por la forma en que me miraban fijamente. Sin embargo
nunca ninguno hacía un movimiento eso probablemente era obra de Nicolas.
Hola, Rocio. ¿Cómo estás? preguntó Casey, examinándome lentamente.
Bien gracias, ¿y tú? pregunté educadamente.
Mucho mejor por verte respondió, sonriéndome.
Nicolas le dio un puñetazo en el brazo, haciéndome reír.
Amigo, ¡hermana menor! chilló furiosamente.
Nicolas, sólo quería decirte que no iré a casa contigo esta noche. Mery necesita que
vaya con ella a hacer algo después de la escuela. Simplemente te veré en casa más
tarde dije, sonriendo. Pude ver a Gaston frunciendo el ceño luciendo un poco
decepcionado.
Bueno, tengo trabajo esta noche, así que habría sido Gaston quien te llevara a casa
de todas formas respondió Nicolas, encogiéndose de hombros casualmente.
Miré a Gaston y sonreí.
Cierto, sí, lo olvidé. Bueno, lamento perderme eso. Él me regresó la sonrisa y
mi corazón casi se detuvo porque era tan apuesto. Me giré para irme caminando
antes de detenerme de nuevo, con una idea formándose en mi cabeza. Volteé de
nuevo hacia él y lo miré, burlonamente. Oh, por cierto, Gaston, el bote va por más
de cuatro mil dólares ahora. Eso son más de doscientas chicas.
Sus ojos se ensancharon.
No me jodas, ¿en serio? preguntó, luciendo sorprendido, y francamente, un
poco asustado. Nicolas estaba partiéndose de la risa, y los otros chicos a nuestro
alrededor estaban mirándonos como si nos hubiésemos vuelto locos.
En serio confirmé, guiñándole un ojo a Gaston y alejándome, riéndome de su
cara de disgusto.
Después de la escuela, Mery me llevó a la clínica de planificación familiar. Tomé un
número y porque no había estado allí antes, tuve que llenar un montón de formas
sobre mis datos personales, vida sexual actual y mi historial médico. Después de
aproximadamente una hora de espera, me llamaron a través de una sala blanca y
estéril, donde una señora estaba esperando allí por mí.
-Hola, Rocio. Adelante -dijo, sonrió y señaló una silla.
-Hola Rdije con voz ronca, nerviosa, sentándome frente a ella.
RNo tienes que estar nerviosa. ¡No voy a morder! -se rió. Le sonreí
Nerviosamente-. Así que, ¿qué puedo hacer por ti hoy? -preguntó ella, hojeando
las formas que había llenado.
-Bueno, mi novio y yo nos estamos volviendo muy serios y estamos hablando de
tener relaciones sexuales, por lo que quería ir a la píldora. ¿Eso es algo que puedo
hacer aquí, o tengo que ir a mi propio médico? -pregunté, jugando con mis
manos, sonrojándome.
Ella sonrió amablemente.
-Por supuesto que puedes hacerlo aquí. Aquí dice que eres virgen -dijo, ojeando
a través de mis formas de nuevo.
-Er, sí lo soy. -Me ruboricé aún más, deseando que la tierra se abriera y me
trague.
-No tienes que estar avergonzada, Rocio. Creo que es fantástico que estés aquí.
Veo tantas chicas jóvenes que no piensan en ir tomando la píldora hasta que es
demasiado tarde. Es refrescante tener a una jovencita siendo tan responsable
-dijo, acariciando mi mano. Di un suspiro de alivio y sonreí. Pensé que iba a tener
una conferencia de por qué no debería tener relaciones sexuales a mi edad y cómo
debería estar esperando-. Está bien, sólo tengo que conseguir cierta información,
como tu presión arterial, peso y esas cosas. Luego podemos hablar de cuál te
sentará mejor, ¿de acuerdo?
Después de que terminé con mi presión arterial, peso y mi índice de masa corporal
ambas fuimos a sentarnos de nuevo cerca de su escritorio.
--Bien, bueno te recomiendo que vayas por la píldora combinada. La vas a tomar
todos los días, a la misma hora cada día durante tres semanas, luego no la vas
tomar por una semana que será cuando tengas tu período. Es muy eficaz y es lo
que la mayoría de las jovencitas buscan --explicó, sonriendo.
Asentí y sonreí, porque todo parecía estar cayendo en su lugar.
--Eso suena bien.
Tomó su libreta y escribió una receta.
--Puedes retirar esto lleno justo al lado. Te he dado un suministro de tres meses
para que pueda ver cómo te va. La próxima vez, si todo está bien, entonces vamos
a ir a por seis meses --explicó.
--Sí, gracias. --Sonreí con gratitud porque había hecho esto mucho más fácil para
mí de lo que pensé que sería.
--Así que, te voy a dar un folleto para leer, pero las cosas importantes a tener en
cuenta son: hay que tomarlo a la misma hora cada día, y tienes que tomarla todos
los días aparte de tu semana de descanso. --Sonrió y me dio la receta--. Asegúrate
de leer el folleto sobre lo que hay que hacer si te olvidas de una, o si vomitas
después de tomarla, ya que eso pueden dejar de hacerlo funcionar. Te voy a dar
algunos de estos para mantenerte a salvo hasta que estés al ritmo de tu píldora,
está bien. --Agarró un puñado de condones y los puso en una bolsa de papel para
mí.
--Oh, gracias --murmuré, tomándolos con agradecimiento.
--Bueno, gracias por venir, Rocio. Te veré en tres meses. --Se levantó y tendió su
mano hacia mí, marcando el final de la cita.
Se la estreché, sonriendo.
--Gracias. --Caminé hacia la puerta, sonriendo de oreja a oreja. ¡Vaya, eso fue más
fácil de lo que pensaba!
--Oye, ¿cómo te fue? --preguntó Mery, levantándose de su asiento.
--Sí, muy bien. Tengo que ir a llenar mi receta, y entonces estoy lista. --Enganché
mi brazo a través del suyo, tirando de ella hacia la puerta.
--¡Vaya, no puedo creer que vayas a tener relaciones sexuales con Gaston!
--chilló ella, emocionada.
--Todavía no lo hago. Necesito saber que puede esperar por mí. No estoy lista
para eso aún --le dije con sinceridad.
--Él va a esperar por ti. Se ve que está loco por ti. --Mery sonrió feliz y suspiré.
Realmente esperaba que eso fuera cierto. Llené mi receta y Mery me dejó en casa.
Nicolas aún estaba en el trabajo, así que me hice un sándwich y me senté a la mesa
para hacer mi tarea. Una vez que hube terminado, miré el reloj. No era sino las
ocho; tenía una hora más hasta que Nicolas volviera a casa.
Sonreí y agarré mi teléfono, marcando a Gaston, apenas capaz de contener mi
emoción.
--Hola, ángel --respondió él, sonando ridículamente feliz.
--Hola. ¿Quieres venir? --le pregunté, mordiendo mi labio de entusiasmo.
--Claro que sí. Ahí estaré --respondió y colgó. Corrí a mi habitación para
comprobar rápidamente mi cabello. Me reí de mí misma cuando me di cuenta que
me había convertido en una de esas chicas que pensaban que tenían que verse
perfectas para él. Volví a la sala de estar, al mismo tiempo en que él entró por la
puerta delantera.
--Hola. --Sonreí.
Él me arrastró en sus brazos y me besó con pasión, haciendo que mi corazón se
acelere y mi estómago aletee. Después de un rato se apartó.
--Hola --suspiró, haciéndome temblar de felicidad--. Así que, ¿dónde estabas? Te
extrañé --murmuró, poniendo su rostro entre mi cabello y respirando
profundamente.
Me reí y me aparté.
--Vaya, ¿qué? ¿Eres una especie de espeluznante hombre que huele el cabello?
--bromeé, tomando su mano y arrastrándolo hacia el sofá y empujándolo hacia
abajo.
Él se rió y se apoderó de mi cintura, y me atrajo a su regazo de modo que estaba a
horcajas sobre él.
--Te he echado mucho de menos hoy. Odiaba verte y no ser capaz de tocarte.
Además, ¿qué diablos fue eso en el almuerzo? ¿Te gustó burlarte de mí?
--preguntó, frunciendo el ceño.
Pasé mis manos por su cabello castaño y sedoso, y me reí con aire de culpabilidad.
--Tengo que preparar el terreno para mi victoria. No puedo aparecerme frente a
Eugenia y ser toda: sí, he ganado la apuesta, ¿cierto?--le pregunté inocentemente.
Negó con la cabeza, todavía con el ceño fruncido.
--Pero eso fue exagerado. Quiero decir, ¿sabes lo difícil que fue para mí no saltarte
encima? --bromeó.
Asentí con la cabeza y me mordí el labio para no reírme.
--Oh sí, me di cuenta de que fue difícil para ti --me burlé, alzando las cejas a
sabiendas, haciéndole reír.
--Mmm, lo que sea. ¿A dónde fuiste de todos modos? Tenía la esperanza de pasar
un poco de tiempo contigo esta noche. --Me atrajo más hacia él y me besó en la
nuca, haciéndome morderme el labio cuando mi piel se desató en piel de gallina.
Me aparté y me puse de pie, caminando hacia mi bolso de la escuela para sacar la
bolsa marrón de la clínica. Me senté en su regazo y sostuve la bolsa en alto para
que él tomara. Me miró, confuso, y luego miró a la bolsa. Su cara se transformó
desde la confusión, a la comprensión, a la felicidad, a estar molesto. Espera,
¿molesto? ¿Por qué demonios iba a estar molesto conmigo?
--¿Fuiste a hacer esto por tu cuenta? --preguntó, frunciéndome el ceño con enojo.
Negué con la cabeza, un poco confundida por su reacción.
--No fui por mi cuenta, Mery fue conmigo --modifiqué, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello.
--¿Por qué no me lo dijiste? Habría ido contigo --dijo, empujándome más cerca de
él, la expresión molesta todavía en su rostro.
--Gaston, pensé que, ya sabes... en realidad no es un lugar donde llevar a su novio.
Quería ir por la píldora; Mery se ofreció a venir conmigo. --Me encogí de hombros;
realmente no veo por qué estaba tan enojado por eso.
--Ángel, te amo, habría ido contigo. Me gustaría que me hubieras dicho Rdijo,
mirándome con tristeza.
R¿Qué diferencia hace? No pensé que te gustaría ir --dije, confundida. ¿Por qué
diablos se sentía tan lastimado y molesto? ¡Simplemente fui por la píldora para que
pudiera tener sexo con él! ¿No debería estar feliz por ese hecho?
--¿No pensaste que me gustaría ir? Ángel, se trata de mí también, quiero que
hagamos cosas juntos. Somos una pareja, un equipo. Me siento un poco dolido de
que pensaras que no querría ir --explicó, besándome en la frente.
--Gaston, lo siento, de verdad. Realmente no pienso así. Simplemente pensé en que
la mayoría de los chicos no estaría interesado. Pensé que estarías contento de
tomara un poco de iniciativa --le dije, mirándolo en tono de disculpa, rogándole
con mis ojos que entendiera que no tenía intención de hacerle daño.
REstoy contento de que hayas tomado la iniciativa, pero no soy como la mayoría
de los chicos. Te amo. La mayoría de los chicos no están enamorados de sus
novias, como yo. Esta fue una gran cosa de tu parte por hacer, y yo debería haber
estado allí para ti --explicó, besándome tiernamente.
Tomé una respiración profunda sintiendo la culpa instalarse en la boca de mi
estómago. No pensé en ello de esa manera.
--Lamento no haberte dicho o pedido que vinieras conmigo. Tengo que volver en
tres meses para un chequeo, ¿quieres venir conmigo entonces? --pregunté,
sonriendo y poniendo mi frente en la suya.
Se echó a reír.
--No, en realidad no es lo mío --bromeó, levantando su nariz y encogiéndose de
hombros.
Me reí y le di una palmada en el hombro juguetonamente.
--Idiota --dije en tono de broma, haciéndolo reír más fuerte. Lo empujé hacia
abajo sobre el sofá y me puse encima de él, besándolo. En el momento en que me
alejé, los dos estábamos respirando pesadamente. Me miraba con lujuria y podía
sentir que ya había despertado--. Gaston, sólo porque me voy a tomar la píldora, no
significa que estoy lista para algo más. Ya lo sabes, ¿verdad? --pregunté,
respingando, esperando no haber conseguido elevar sus esperanzas y ahora
estuviera esperando sexo.
Él sonrió y me metió el pelo detrás de la oreja.
--Ángel, ya lo sé. Está bien. Vamos a ir tan lento como quieras. Mientras que pueda
hacer esto. --Empujó mi rostro hacia abajo al suyo de nuevo. Sonreí contra sus
labios y me sentí más feliz de lo que había estado en años, él era demasiado dulce.
Sólo rezaba que estuviera lista pronto, antes de que se aburriera o desesperara y se
fuera corriendo tras esa cualquiera Eugenia.
Después de besarnos y abrazarnos alrededor de una hora escuchamos un coche en
la calle.
--Maldita sea, debe ser al auto de Nicolas --susurré, tratando de alejarme de Gaston.
Me senté, alisando mi cabello, con la esperanza de que no se viera como si
hubiéramos estado ligando durante la última hora.
Gaston se rió y tiró de mí hacia abajo en el sofá con él.
--Nicolas puede manejar esto. Vamos, tiene que acostumbrarse a esto con el tiempo.
Él va a vernos besándonos de vez en cuando --dijo, riendo entre dientes en mi
cuello. Sonreí mientras entretejí mis dedos en su cabello, oí la puerta abrirse y Gaston
levantó la cabeza para mirar, con una pequeña sonrisa en el borde de sus labios.
De hecho, creo que él estaba disfrutando molestar a Nicolas.
--¡Oh, vamos, chicos! En serio, ¿qué he dicho esta mañana sobre las muestras de
afecto públicas? --Se quejó, arrojando las llaves sobre la mesa.
Gaston gimió y puso los ojos en blanco mientras se incorporaba, empujándome a
sentarme junto a él.
--¿Mejor? --preguntó, sonriendo con malicia.
Nicolas suspiró y puso los ojos en blanco también.
--Voy a acostumbrarse a esto, supongo --se quejó. Gaston me sonrió y no pude
evitar sonreírle de vuelta. Él echó su brazo sobre mi hombro y me tomó de la mano
con su otro brazo, jugando con mis dedos.
Nicolas entró y se dejó caer en el sofá de enfrente, mirándonos con mal humor. Me reí
de su expresión de contrariedad y me levanté.
--Voy a ir a hacer mi tarea. Ustedes, chicos, pueden entretenerse a sí mismos por
un tiempo, ¿verdad? --Les sonreí a los dos a la vez. Tenía la sensación de que
necesitaban un poco de tiempo de vinculación masculina después de las
revelaciones de anoche. Nicolas y Gaston eran los mejores amigos después de todo.
--Sí. ¿Quieres jugar a Halo, Nicolas? --preguntó Gaston con entusiasmo. Nicolas se levantó
para configurarlo y me sonreí secretamente feliz. Sí, volvieron a la normalidad.
Agarré la bolsa de papel marrón y me dirigí a mi dormitorio, riendo cuando Gaston
golpeó mi trasero y me silbó. Ya había hecho mis deberes, así que decidí que un
largo y agradable baño de espuma en la bañera sería bueno. Preparé un baño y
añadí una gran cantidad de burbujas, antes de agarrar un libro y meterme en la
bañera. Me perdí en la historia.
Estaba tan absorta en la historia que no oí la puerta abrirse.
--Bueno, eso sí que es sexy --ronroneó Gaston desde la derecha junto a mí.
Grité y casi dejo caer el libro en el agua.
--¡Mierda! ¡Casi me das un infarto, Gaston! Rgrité, tratando de calmar mi corazón
que estaba tratando de romper mis costillas. Llevé mis rodillas hasta mi pecho y
traté de ocultarme de modo que pudiera ver nada inapropiado. Por suerte para mí,
todavía había bastantes burbujas que ayudaron.
Se echó a reír.
--Lo siento. Oye, ¿puedo entrar? --bromeó mientras se arrodillaba junto a mí y
puso sus dedos en la bañera. Los sacó de forma rápida y meneó la cabeza--.
Olvídalo. ¡Eso está jodidamente helado! --Frunció el ceño y se secó la mano en la
toalla.
--Gaston, ¿podrías salir de aquí? ¡Esto no es divertido! --grité, sonrojándome.
Puso su sonrisa un poco engreída y se inclinó para besar mis labios sólo por una
fracción de segundo antes de que se volviera y regresara a la puerta.
--Estaba bromeando. En realidad no me di cuenta de que estabas aquí. Aunque,
deberías salir, esa agua está muy fría. ¿Has estado ahí todo este tiempo?
--preguntó, sacudiendo la cabeza.
--Está un poco fría Radmití. Ahora que estaba fuera de la historia ni siquiera me di
cuenta que la bañera estaba como piedra fría y tenía piel de gallina por todas
partes. Gaston sonrió y se volvió de nuevo a mi habitación, cerrando la puerta para
darme un poco de intimidad. Saqué el tapón y lancé mi libro a un lado mientras me
ponía de pie. Agarré la toalla del borde y la envolví alrededor de mí con fuerza. Me
di cuenta al salir de la bañera que no había traído nada de ropa aquí para
cambiarme. En realidad estaba muy frío, y mis dientes castañeteaban. No podía
quedarme aquí toda la noche, simplemente tendría que ir a buscar un pijama. No
era gran cosa; Gaston me había visto en una toalla antes.
Cuando entré en mi habitación me di cuenta de que estaba descansando en mi
cama.
--Hola Rdije, sintiéndome un poco incómoda, a medida que me ponía un par de
pantalones cortos debajo de la toalla.
--Por Dios, Ángel, podría haberte dado hipotermia o algo así --me regañó,
mirándome con preocupación. Me agarró de la mano y me llevó a la cama,
sentándome en el borde cuando él entró en el cuarto de baño, volviendo con otra
toalla. Frotó mis brazos y hombros, secándome rápido.
Estaba contenta que decidí no lavarme el cabello, en cambio, poniéndolo en un
moño desordenado, de lo contrario eso me habría hecho tener aún más frío.
Envolvió su brazo alrededor de mí, poniendo cada uno de mis dedos arrugados
como ciruelas en su boca, calentándolos de uno en uno a la vez. ¡Oh, Dios mío, eso
es sexy! Incliné mi cabeza y lo besé, al parecer atrapándolo por sorpresa. Después
de uno o dos segundos, respondió, besándome de vuelta. Mordí su labio
suavemente y él abrió la boca, permitiéndome deslizar mi lengua en ella. Gimió
desde la parte posterior de su garganta y envolví mis brazos alrededor de su cuello,
sujetando su cabello rudamente, tirando ligeramente de él. Me llevó más cerca,
profundizando el beso. Después de lo que pareció una eternidad, pero aun así no
fue lo suficientemente largo, se alejó respirando pesadamente. Sus labios no
dejando mi piel, sin embargo, en cambio, besó mi cuello, succionando la piel cerca
de mi clavícula, haciéndome jadear y retorcerme.
Todavía estaba helándome y mis dientes empezaron a castañetear de nuevo,
arruinando el momento. Se retiró entre risas.
--Vamos a ponerte debajo de las sábanas y así puedas entrar en calor. RSe quitó
la camiseta en un solo movimiento y no pude dejar de mirar a su pecho esculpido.
Sentí movimiento y mi visión se volvió negra por unos segundos, interrumpiendo el
comérmelo con los ojos. Sonreí cuando me di cuenta que había puesto su camiseta
por encima de mi cabeza.
--Gaston, si quieres que me caliente, todo lo que necesitas hacer es quitarte la ropa
--ronroneé, mordiéndome los labios y mirando por encima su pecho y abdomen,
con ganas de pasar mi lengua sobre ellos.
Se rió y rodeó sus brazos alrededor de mí.
--Ángel, no podrías estar más caliente, confía en mí. Eso sería ilegal --respondió,
besándome otra vez. Me quité la toalla húmeda y la arrojé en el piso mientras él
me levantaba. Envolví mis piernas alrededor de su cintura mientras me cargaba
hasta el final de la almohada y sacaba la colcha, subiéndose en la cama conmigo
todavía unida a su frente como un mono bebé. Empujó la colcha por completo a lo
largo de nuestras cabezas y se apartó de nuevo para hablar conmigo en la
penumbra--. Te he echado de menos esta noche. ¿Por qué no te quedaste a jugar
con nosotros? --preguntó de mala gana.
--Pensé que tú y Nicolas necesitaban un poco de tiempo juntos. Realmente no has
hablado con él por tu cuenta desde que se enteró de nosotros. Él sigue siendo tu
mejor amigo, así que sólo vamos a tener que encontrar un equilibrio. No puedes
pasar todo tu tiempo tratando de meterte en mis pantalones, sabes --bromeé.
--Pero me encanta intentar meterme en tus pantalones --se quejó en broma,
dándome la cara cachorrito, haciéndome reír. Estaba calentándome ahora. Su calor
corporal palpitante en mí y nuestro aliento caliente entremezclándose bajo el
edredón, lo hacía todo parecer casi humeante al debajo. Por otra parte, podría
haber sido sólo la pasión que sentía ardiendo dentro de mí--. Supongo que tienes
razón. Nicolas estuvo bien esta noche, en realidad dijo que era agradable verte feliz,
por lo cual me llevó todo el crédito por supuesto --dijo engreídamente.
--¿Todo el crédito? ¡Vaya, ese un ego desmesurado el que tienes allí! --bromeé
con una sonrisa
Se rió y acarició el costado de mi rostro con el
dorso de sus dedos.
¡Es mejor que no estés desnudo con mi hermana pequeña,! --gruñó Nicolas
de advertencia desde la cercanía de la puerta.
Gaston empujó la colcha fuera de nuestras cabezas, sonriendo con aire de
culpabilidad.
--Nicolas, amigo, un poco de advertencia más estaría bien.
--Oh, Nicolas, ¡contrólate! ¿Qué quieres? ¿Y alguna vez has oído hablar de tocar?
--pregunté, empujando la colcha más atrás para que pudiera ver que tenía una
camiseta puesta.
--Toqué. Simplemente no escucharon a través de todo el coqueteo --respondió,
sonriendo. Todos nos reímos y Nicolas negó con la cabeza--. De todos modos, sólo
quería decirte, Rochi, que mamá regresa a casa el domingo.
Sonreí; no había visto a mi madre en tres semanas.
--¿Sí? ¡Impresionante! --exclamé con mucho gusto.
Nicolas asintió con la cabeza, su sonrisa a juego con la mía.
--Sí. Bueno, está bien, voy a la cama. Mantengan el ruido bajo por aquí; no quiero
saber nada.
Me eché a reír y no pude resistir burlarme de él un poco más.
--Nicolas, tal vez quieras tomar prestado mi iPod, estamos calentando para la apuesta
--bromeé, guiñándole un ojo.
Gaston se echó a reír y Nicolas simplemente me miró fijamente, sacudiendo la cabeza
con desaprobación, cerrando la puerta detrás de él.
--Ángel, eres demasiado divertida --dijo Gaston, besando mi cuello.

--Cállate --contesté, imitando el tono bromista de Nicolas.

3 comentarios:

  1. ahhhhh me encanto quiero q todos sean asi de largos

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  2. Es muy tierno gastu espero q nada arruiene la felicidad de ellos !!!

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  3. Rochi es lo más como le va a hacer eso en frente de todos y gas que se moría por besarla Jaja... son lindos

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