sábado, 19 de octubre de 2013

Casi capitulo 28

Capítulo 28
::Rochi::
apenas puedo esperar para almorzar con Gaston está tarde. Me
estoy muriendo de hambre… pero más por él, que por los
emparedados que prometió. No he visto su auto en el
estacionamiento cuando llegué esta mañana. Me imagino que es porque
está tratando de darme el espacio que pedí.
Me siento medio emocionada y medio asustada de que vayamos a
tener esta charla. Estoy incluso esperanzada que quizás él tenga razón.
Que podemos ser amigos después de que todo esto haya terminado. A
pesar de mi flechazo secreto por él, por supuesto. Pero no necesita saber
sobre eso. Incluso cuando —si— nos volvemos amigos de verdad.
Corrí al baño después de mi turno para aplicarme un poco de
maquillaje entonces no me veré pálida cuando aparezca. Ahora, como un
vanidoso bicho raro no me puedo detener de tratar de decidir si debería
usar mi cabello sujeto, o suelto, o hacia atrás por el resto del día.
Por él.
Mi corazón se acelera porque me he imaginado su rostro. Miro en el
espejo cuando el rojo calienta mis mejillas. Había estado tan feliz de que
haya aceptado hablar con él. Le frunzo el ceño a mi reflejo y deshago la
décima coleta. La sacudo toda y concluyo en llevar el pelo suelto con un
pequeño clip sujetando las capas delanteras. En caso de que esté tentada
de arreglarme incluso más, corro fuera, llegando a nuestra diminuta
oficina exactamente a las 12:00 p.m.
Luego como una idiota, me siento allí, mirando la parte trasera del
monitor de la computadora de Gaston, y tomando una pequeña inhalación
de emoción cada vez que escucho el sonido de pasos en el pasillo.
Después de una que ha pasado media hora entera y aún sin señal de
Gaston, rompo mis propias reglas y le envío un mensaje de texto:
¿VAA—OQ?
Espero sesenta segundos e intento de nuevo: Eso quiere decir:
¿Vas A Aparecer— O Qué? ¿Dónde Stas?
Mi estómago está gruñendo. Sentarse en esta silla de oficina se está
volviendo peligroso. Mantenerme despierta, me dirijo a Google y escribo
al azar: ¿Dónde DEMONIOS está Gaston Dalmau?
Golpeo la tecla Enter, disfrutando el satisfactorio ―clic‖ que el
teclado hace. Mientras los resultados se cargan, tomo mi iPhone y checo la
batería. Está verde. Gaston simplemente no está respondiendo. Supongo que
me está dando una dosis de mi propia medicina por ignorar sus mensajes
toda la semana.
Sé que lo merezco. Pero rayos, la tierra de ―No Mensajes de
Respuesta‖ es un lugar realmente cruel y solitario. Girándome hacia mi
monitor, estoy sorprendida por los resultados de la búsqueda.
¡Hay cientos de páginas con Gaston!
Uno parece ser un problema pasado del periódico de nuestra escuela
secundaria. De hecho tiene el título: ¿Dónde está Gaston Dalmau? Raro. Y
¡WTF!
Cliqueo el vínculo y miro fijamente a la foto en el artículo. El niño en
la toma es tan flaco y oculto en la marcha que pudo haber sido cualquiera.
Pero, debido a las fotografías que he visto en la casa de Abue, sé que debe
ser Gaston. El enclenque, él de primer año, de todos modos. Bajo la foto se
lee: Estrella de extremo de línea roja, Gaston Dalmau, elige club de línea sobre
el equipo universitario de hielo dejando a nuestro equipo en la estacada.
Antes de que pueda ahondar en el artículo, alguien entra en la
habitación.
—Finalmente —digo, sacando mi cabeza de detrás del monitor. No
es él. ¿Es Lali?—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Este lugar es un laberinto. Me tomó siglos encontrarte. —Se
detiene con una sonrisa y mira alrededor de nuestra diminuta oficina—.
Así que, ¿aquí es donde ocurrió la magia? —Lali se deja caer en la silla
de Gaston y da media vuelta—. Lindo, y acogedor. No hay duda por qué
ustedes dos se hicieron tan cercanos, tan rápido.
—Ni siquiera. Hemos estado abajo en las bodegas de carga. Ahí es
donde nos mantienen encerrados la mayoría del tiempo. ¿Qué estás
haciendo aquí?
—Gaston me envió. El chico era un trágico manojo de nervios. Estaba
literalmente enloqueciendo y luego enloqueciendo de nuevo.
—Y eso quiere decir, ¿qué? ¿Dónde está? ¿Qué pasó?
—Su Abue tuvo algo así como un episodio esta mañana. Calambres
musculares severos y temblores. Suficiente para hacer que ambos
pensaran que estaba muriendo —teniendo un derrame, un paro cardíaco o
algo peor. Gaston la llevó al hospital. Ha estado ahí desde entonces.
Salto de mi asiento, los ojos ya buscando mi bolsa. —¿Qué hospital?
¿Está bien? Pobre Gaston, debe estar enloqueciendo. Debería ir a ayudar.
—Aguanta el fuego, mujer. Ese es el por qué estoy aquí. Ella está
bien. Él está bien. Después de una serie de pruebas, se dieron cuenta de
que era simplemente raro problema de vitaminas. La van a dar de alta esta
noche después de que le pongan una especie de goteo. Potasio, creo que
dijo Gaston. Estará bien como la lluvia para mañana, pero sabes cómo son los
hospitales. Les va a llevar una eternidad.
—¿Por qué no me llamó él mismo? —Me pregunté si había
cambiado de opinión y enviado a Lali aquí como una pantalla de
humo. Pero Gaston no mentiría sobre su abuela —acerca de nada. No era su
estilo.
—El hospital es un hoyo negro. Cero servicio. Las enfermeras se
apiadaron de él y le dejaron tener una llamada telefónica, tipo cárcel.
—¿Entonces decidió llamarte a ti sobre mí? —Desvié la mirada.
Lali se rió. —Hiss hiss, celosa. Fue bien pensado. Me llamó a mí
porque estoy desempleada, y duermo hasta tarde. Una cosa segura. Eres
mucho más difícil de rastrear. Rogó, en serio, me rogó que lo encontrara
en el hospital para recoger algo para ti. He sido ordenada a entregarte a
mano esto. —Me entrega un sobre grande blanco mientras rueda en la
silla de escritorio de Gaston a mi lado—. Esto debe ser una cosa en serio
blanda. Me ordenó no abrirlo tantas veces que mis dedos aún están
cosquilleando para romper mi palabra. Otros cinco minutos en mi bolso y
no habría sido capaz de resistir.
Sonrío y tomo el sobre, tratando de actuar tranquila como si no me
importara lo que hay adentro.
Mi nombre está escrito sobre el frente en la letra garabateada de
Gaston.
—Gracias. Te extrañé la semana pasada —improviso, tratando de
apartar su atención del sobre.
—Lo mismo digo. —Lali sonríe y apunta al sobre—. Gaston dijo
que ustedes dos tenían una cita. No quería que pensaras que te había
dejado plantada. Dijo que si pensabas eso, entonces nunca le hablarías de
nuevo. Sospeché que ustedes dos estaban en alguna clase de pelea, pero
cuatro días de no hablarse suena como una ruptura para mí. ¿Lo hicieron?
¿Lo estás haciendo? ¿Qué está pasando? Abre el sobre.
Giré el sobre y tragué un aliento. La parte trasera había sido sellada
por alguna extraña cinta médica. Gaston había escrito: ―Lo que sea que
hagas, no abras esto en frente de Lali‖.
La miré y Lali arqueó una ceja, aguantándose una risa. —Lo sé,
¡¿cierto?! Pienso que escribió eso para torturarme y tentarme. Debí recibir
una maldita medalla por no abrirlo, ¿verdad? ¿Quién le hace eso a la
persona más curiosa en la Tierra? Es tan idiota. —Se ríe—. Probablemente
sea un asqueroso poema de amor. Gaston sabe que si veo alguna tontería
romántica me voy a burlar de él de por vida. Y lo haré. Es mi deber jurado
burlarme de él. Lo ha sido desde que tenemos cinco. Pero está bien. Bien.
Si quieres abrirlo, justo en frente de mí, trataré de no vomitar. —Sus ojos
brillan con regocijo y curiosidad.
Sonrío pero niego con la cabeza. —Voy a esperar… si no te importa.
—Arrastro mis dedos sobre el lugar donde ha escrito mi nombre.
Lali se inclina hacia adelante y mira fijamente a mi
computadora.
—¿Qué estás viendo? ¡Cielos, de ninguna manera! Eso es de primer
año. —Se ríe—. Mira a ese chico. Había olvidado lo enclenque que era. Ese
casco honestamente parece como si se hubiera tragado toda su cabeza.
—Sí. Y el equipo de protección… vaya. —Ambas nos reímos.
—Pero era bueno. Realmente rápido —dice Lali—. Se suponía
que iba a ser el boleto al estatal para la universidad. Le llamaban Bala. Era
tan rápido que nadie podía tocarlo. Sus lanzamientos siempre metían
punto. Aún lo hacen. Todavía es increíble en el hielo. Pero sólo patina sólo
en el complejo, o para enseñar a los chicos pequeños. —Se detiene y
examina el artículo—. Esto es acerca de cuando renunció al equipo. La
clase entera de séniors le tenían una vista de muerte. El director atrapó a
algunos jugadores séniors golpeando la mierda fuera de él justo antes de
que renunciara. Lo empujaron en los casilleros, pulverizaron su cara justo
antes de Halloween. ¿Recuerdas todo eso? La gente habló sobre eso por
semanas.
—Vine después de Navidad ese año así que debí haberme perdido
eso. —Tragué y cambié el tema de vuelta a Gaston—. ¿Sabes por qué
renunció?
—Nunca me habló de ello. Por lo que sé, nunca habló con nadie. Ni
siquiera con Peter. Era un pequeño tipo enojado y desordenado en esos
días. Peter y yo casi lo dejamos. Era como salir con el Grim Reaper. Le
pregunté acerca de qué pasaba lo suficientemente seguido. Pero después
de un rato, sus ojos dobles desaparecieron. Nos rendimos de tratar
de sacarle la historia. Se animó para el segundo año.
Se inclina hacia atrás en su silla y sonríe. —Nuestro equipo de
hockey se las arregló para mantener el título estatal sin él. Eso es
probablemente lo que le salvó la vida. Después de que la temporada
terminó, todos se olvidaron acerca de ello. Excepto el Entrenador
Williams y Gaston, por supuesto.
—Guau. Me contó que él y el Entrenador tuvieron una pelea, pero
no sabía acerca del otro asunto.
—Gaston nunca ha sido muy bueno compartiendo sus sentimientos.
También odia cotillear. Es tan chico acerca de mantener el silencio. Él y el
Entrenador Williams eran realmente cercanos antes de ese año. Como un
rollo. El entrenador era una especie de figura paterna para Gaston, y luego…
se convirtieron en enemigos. —Se encoge de hombros—. Ellos estaban de
vuelta otra vez anoche en el complejo. Debiste haberlos visto. Justo como
en los viejos tiempos. Gritando, flexionando los bíceps. Mirándose
fijamente el uno al otro.
—¿En serio? —Sacudí mi cabeza.
—Así que, hablemos sobre ti. —Lali sube sus rodillas y gira su
silla—. ¿Qué toma a una chica de primer año todo un semestre para volver
a la escuela? ¿Estabas enferma? ¿Sigues enferma? ¿Es por eso que siempre
estás tan cansada? ¿El por qué Gaston te trata como si estuvieras hecha de
vidrio? ¿Fuiste a través de quimioterapia o tenías malos riñones o un
trasplante de corazón o algo así de extremo? —Parpadea, esperando.
Mi estómago se encoge. Rompo en un sudor frío. Nunca nadie me ha
preguntado esto. Nunca a nadie pareció importarle. —Yo… uh… um…
bueno… —Juego con el ratón de la computadora.
—Lo siento. Siempre estoy poniendo mi pie sobre ello. No tienes
que contarme. Soy tan entrometida. Lo siento. —Se sonroja.
—No. Está bien. Es algo así como algo grueso. Pero si quieres
escucharlo, yo como que quiero contarte. —Tomo una profunda
respiración y me encuentro con la mirada de Lali.
Ella asiente, sus ojos volviéndose graves.
—Casi fui violada —trago—. En una fiesta. Casi. Nada pasó. Ellos…
quiero decir los policías… me encontraron. Sin ropa, medio desmayada,
incluso atada a la cama. Supuestamente era una gran escena. Pero nada
mayor me pasó… a mí, eso es.
—Oh, por Dios. ¡¿Qué quieres decir con que nada pasó?! Guau… Rochi.
Lo siento tanto. —Lali tiene lágrimas en sus ojos.
—No lo recuerdo. Ni siquiera recuerdo quién lo hizo. Cómo llegué al
cuarto, a la cama. Mis padres pensaron que estaba drogada, pero nunca
hicimos la prueba porque definitivamente admití haber bebido así que… sí.
—Me encojo de hombros—. Supongo que no recordarlo todo es una
buena cosa. Siempre estoy cansada debido a que tengo pesadillas sobre
aquella noche así que intento dormir sólo durante el día. Son como
algunas memorias fragmentadas que no se van. Pero las pesadillas me
asustan. Mucho. El término clínico es PTSD Relacionado con Violación.
Mi término: estilo de vida de perdedora, solitaria aislada.
—¿Y el chico responsable de todo? ¿Está en la cárcel?
Me encojo de hombros. —No sé quién es. No pude recordar su
nombre ni su cara. No hice... No quiero recordarlo. Nada de ello. Solía
querer eso, pero ahora, deseo que esa noche sólo desapareciera de mi
mente. Nosotros (mis padres) no presentamos ningún cargo, o lo que sea.
Una ―casi violación‖ es casi imposible de procesar. Estaba tan fuera de eso,
supongo que fui en parte responsable. Hacer malas decisiones y todas esas
cosas que te dicen que no hagas. Bueno, las hice todas esa noche.
—Duh. ¡No! Y NO. No fuiste la responsable. —Estoy sorprendida
que Lali se esté secando las lágrimas ahora—. Primer año. Éramos tan
tontos, eso es verdad. Pero vamos. Cualquier tipo de violación nunca es
culpa de la víctima. Eras joven… probablemente más enclenque que el viejo
Dalmau en ese artículo de periódico. ¿Qué edad teníamos en primer año?
Éramos como blancos fáciles en ese entonces.
—Catorce. Y despistadamente tratando de ser geniales. Notado. —
Recuerdo los Converse color rosa bebé que hice que mi mamá me
comprara para el primer día de clases. Los usé en esa fiesta, pensando que
eran tan asombrosos.
Lali asiente. —Catorce es como la tierra de bebés. Estaba tan
asustada en primer año... inclusive de ir al almuerzo. No puedo imaginar
cómo te debiste haber sentido en aquella fiesta. Por lo que pasaste. —
Lali empuja su silla hacia atrás y viene a abrazarme. La dejo. Se siente
bien.
—¿Quieres saber la parte triste? —pregunto, cuando se sienta de
nuevo en su silla.
—¿Lo que me has contado no es la parte triste? —La cara de
Lali está tan angustiada y enloquecida que tengo que sonreír.
—Aún nunca he sido besada. Es de la única cosa que estoy segura
acerca de esa noche. El chico… él… nunca me besó en realidad. El resto, es
un borrón. Voces. Imágenes. Cosas estúpidas. Como, ahora tengo una
extraña fobia a las algas de mar. Las odio. Y no tengo idea de por qué.
—Eso es todo un lío. Pero si me preguntas. El no-besar es la buena
parte, no la parte mala. Como si quisieras que ese horripilante esté en
tu banco de memoria del primer beso. Los primeros besos deberían ser
especiales. Perfectos.
—Sí. Tienes razón. —Me sentí de repente mareada, ¡pero no de la
mala forma! Como si estoy feliz. Decir todo en voz alta hacía que los
problemas se vieran… más pequeños. Eso, o me sentía más grande. Más
fuerte. Cielos.
Parpadeé a Lali. ¿Es esto lo que el progreso real, vivo era?
Lástima que sea demasiado tarde para hacer cualquier tipo de mella en el
desastre que he hecho de mi vida.
—Rochi. No puedo creer… Todos asumimos que eras alguna especie de
creída, una P mayúscula… tú sabes… una total…
—¿Perra? Sí, lo sé. Quería que la gente pensara eso. Era más fácil que
tener que explicarme. Más fácil que tener que mantener una conversación.
Es difícil conversar cuando todo lo que alguna vez quiero hacer es dormir.
Me gusta mi reputación. Me mantiene viva.
—Vaya. ¿Gaston sabe todo esto?
—No. Bueno… él sabe que no duermo en la noche. No el por qué. Es
una cosa para decirle a otra chica. Pero Gaston… —Trago y me encuentro
con su mirada. Después de toda esta honestidad, no quiero empezar de
nuevo con las mentiras, pero no tengo elección. No puedo sacar a colación
el hecho de que tengo un contrato de novio firmado con su amigo más
antiguo. Incluso genial, como es Lali, eventualmente le diría a
alguien. Y es mi intención sobrevivir el año sin personas
descubriendo que le pagué a un chico para que saliera conmigo. Trato de
pasar alrededor de las mentiras con medias verdades—. Nuestra relación
es complicada. Le conté que no quería nada físico. Ha respetado eso hasta
ahora, lo cual es realmente dulce. Pero ahora, creo que las cosas están
cambiando entre nosotros.
—Aww. Realmente te gusta, ¿no es así?
Asiento. —Tengo que decirle que me pasó. Y no quiero. Pienso que
debería romper con él antes de que él se vuelva muy serio. Antes de que
ambos de nuestros corazones terminen rotos.
—Después de cómo actuó hoy, te prometo, Gaston está más allá de lo
serio acerca de ti. No le importará lo que pasó. Creo que se está
enamorando de ti a lo grande. Nunca ha estado así de chiflado por
ninguna chica. Jamás.
Mi pecho se contrae. —No importa. No creo que pueda… tú
sabes… besar y hacer todas esas otras cosas que son requeridas para el
siguiente nivel. No funcionará. Estoy como… rota ahora.
—¿Por qué?
—Estoy preocupada de que tendré alguna clase de recaída o actuar
como loca si él me toca cuando estoy nerviosa. Y llegar al siguiente nivel,
sé que estaría realmente nerviosa porque él estaría tocando mis labios con
los suyos, ¿cierto? Hola. Me pone nerviosa sólo decirlo en voz alta.
—¡Oh! ¡Por! ¡Dios! Sí. —Se ríe.
Me sonrojo pero continúo: —Mi terapista dijo que con estrés y
PTSD, cualquier cosa podría pasarme. Simplemente moriría si enloquezco
o si Gaston… si alguna vez me mira como… como si estuviera realmente loca.
Puedo soportar ser llamada una perra por cualquiera; pero no puedo mirar
a Gaston a los ojos si cree que estoy loca. Creo que preferiría cortar y correr
antes de que lo inevitable suceda.
—Pero, Rochi, ¡él no lo haría! ¡No reaccionarías a él así! Te he visto
envuelta en sus brazos numerosas veces, y te veías completamente feliz
por ello. Nunca sospeché que tuvieras algún problema. Pienso que
deberías ir a por ello. Cuéntale. O si eso es demasiado extremo, toma una
oportunidad y bésalo una vez. Para descubrir. Antes de que decidas
alejarte, tienes que darle una oportunidad. Y luego (incluso si enloqueces)
habrás tenido tu primer beso con un chico que realmente te gusta. Así
que… vale la pena de cualquier manera, ¿no?
Mi corazón se acelera con el pensamiento de simplemente
plantándole uno a Gaston. —No. Ya como que enloquecí en él una vez por
accidente. La mirada en su rostro después de ello casi me mata. Es el por
qué me acobardé. Prefiero medicina preventiva a una cirugía de corazón
abierto pública. ¡De ninguna manera voy a ir y tratar de besar a ese chico!
Lali sacude su cabeza. —Estás enamorada. Una cirugía de
corazón abierto, así es cómo se siente para todo el mundo. Y si estás en el
escenario donde ambos aún están inseguros y no comprometidos, es
aterrador. También duele como el infierno estés cuerda o no.
—Entonces, no creo que pueda manejar el amor. Se siente sólo
horrible.
Se ríe. —Por la mirada en el rostro de Gaston hace una hora, él
tampoco lo estaba pasando muy bien. Él y tú tienen círculos oscuros bajo
los ojos que combinan. Ustedes dos lo tienen tan mal, que es hilarante. —
Se ríe de nuevo.
—Gracias. Apestas. Pero no va a ir más lejos que esto. No de mí.
Quiere que seamos amigos a largo término, y supongo que puedo
considerar tratar eso. Pero tengo que hacerle entender que amigos, SÓLO
amigos, tiene que ser mi exposición máxima a él. A cualquier chico.
Lali sonríe y se inclina hacia atrás, girando su silla de nuevo
mientras mira el techo. —Mi mamá dice que todos tienen secretos (como
demonios personales) contra los que tienen que pelear. Sólo tienes que
superarlos. Sé que puedes. Si tú tratas. Pero es tú decisión si decides ir a la
guerra o no.
—Pffft. Lo que sea. ¿Qué si yo soy mi propio demonio personal?
¿Cómo lucho contra mi misma? Es imposible.
—Le preguntaré a mi mamá y te diré. Lo que me recuerda, se supone
que tengo que recogerla. Me prestó su auto. —Lali se levanta para
irse—. Aún sigues dentro para mañana a ThunderLand, ¿verdad? Yo nos
llevaré. Puntación total. Es una minivan. ¡Gran espacio para actualizarse
en el sueño!
Sonrió. Contenta que sepa que probablemente tendré que tomarle la
palabra en esa oferta. —Estoy dentro… si Gaston aún quiere que vaya. Si
Abue está bien, todo eso. Sería un momento perfecto para hablar con
Gaston.
Sacude su cabeza. —No rompas el corazón de mi chico. No
podemos ser amigas si haces eso.
—No lo haré. Lo voy a dejar tranquilamente. Sólo necesito que se
calle y me escuche.
Lali rueda sus ojos. —Bla, bla, bla. Estás tan lejos por él, que
nunca vas a bajar de nuevo a la Tierra. Estoy esperando que cualquier
tontería que haya puesto en ese sobre arregle las cosas, así ustedes dos
pueden recomponerse y empezar a besarse de una vez. —Guiña el ojo y
hace una cara—. Voy tarde… si no me voy ahora, Peter tendrá que
llevarnos a ThunderLand porque mi mamá revocará mis privilegios del
auto. Y ninguno de nosotros quiere estar en esa situación. —Se inclina y
me mira a los ojos—. ¿Vas a estar bien? ¿Podrías venir conmigo…?
Sonrío. —No. Estoy bien. Pienso que iré a casa y tomaré una siesta
así puedo estar fresca para mañana. Gracias por escuchar.
Lali asiente. —Un día, te escupiré mi propia tragedia, la
historia de padres-se-divorciaron en tu cabeza. Aunque al lado de la tuya,
mi historia ni siquiera es triste. Fue genial que me tuvieras confianza.
Tu secreto-demonio-mono-guerra está seguro conmigo. Nunca lo diré. ¿Te
recojo a las 8:00 a.m.?
Dejo salir una larga respiración, aliviada que ni siquiera tuve que
pedirle que no dijera. —Estaré lista.
Lali se detiene en la puerta mirándose perdida. —Señálame
donde está la salida.
Me río y apunto a la derecha. —Al final del pasillo da dos vueltas a

la izquierda. Sigue los letreros de salida hasta la escalera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario