Capítulo 31
::Gaston::
mientras Rochi duerme
paso mí tiempo yendo a través de
varias ideas sobre
cómo debo confesar. Mis dedos se han
arrastrado por su
largo y rubio cabello y bajado por el
pálido calor de sus
mejillas hasta que mi imaginación se ha vuelto loca con
la suavidad de su piel.
No puedo quitar mis ojos de la pequeña torcedura
en los bordes de sus
labios que la hacen lucir como si estuviera sonriendo
incluso cuando está
dormida.
Tengo muchos deseos de
besar a esta chica. Estoy borracho de
canela y sol. En
ella... sobre las posibilidades de que realmente
funcionaremos juntos.
También he decidido seguir mi propio consejo. No
voy a traer nada serio
hasta el final del día.
Nosotros, estando
juntos o no, está yendo en suspenso durante unas
horas. Cuando ella se
aleja y se cierra, asusta a la mierda de mí. Tengo este
día para hacerle ver,
no sentir, que estamos bien juntos. Esta ruptura
aparte es la última
opción.
Nos detenemos en el
estacionamiento de ThunderLand y Peter
lanza su grito de
batalla de verano: —¡Cariño... estoy en casa!
Lali se ríe y yo ruedo
mis ojos. Rochi se despierta en mis brazos y
sonríe dulcemente,
creo que podría morir. Primero, por querer besarla aún
más, y segundo, por
saber que hay una terrible posibilidad que se
cerniéndose sobre mí
que yo podría nunca tener la oportunidad.
Empujo ese segundo
pensamiento a un lado y miro a su boca, y
prometiendo besar a
esta chica por lo menos una vez hoy no importa lo
que pase.
—Eso fue rápido. —Sus
ojos soñolientos y suaves brillantes de
emoción cuando su
mirada es llevada a las montañas.
—¿Estás bien? —le
pregunto, recordando la última vez que se
despertó en frente de
mí.
Ella hace una mueca.
—Deja de preocuparte
por mí como una anciana. No tengo
pesadillas todo el
tiempo. Me siento muy bien, en realidad. ¡Vamos!
Salimos de la
furgoneta.
—Mi novia es genial
por conseguirnos las entradas —grita Peter,
mientras nos dirigimos
hacia la puerta.
—No puedo creer que
Rochi nunca ha estado aquí —dice Lali
mientras elegimos
nuestro camino a través de los autos en el gigante
estacionamiento—. Vas
a amar este lugar. La casa de los horrores es
impresionante. Y
cuando estamos enfermos de los paseos podemos hacer
los juegos por el
paseo marítimo. ¡Peter! No descansaré hasta que estas
chicas sean las
orgullosas propietarias de algunos baratos, más-grandes,
horriblemente feos,
animales de peluche al azar. El año pasado tuvieron
dragones gigantes.
¿Recuerdas? —le pregunto a Peter.
Él asiente.
—Dos gigantes blandos
para las damas. No voy a fallar. —Peter
hace una mueca.
—Voy a ganarle a mi
chica su propio horrible animal —agrego.
Lali tiende las
entradas al hombre de la puerta. Ella y Peter ya
están tomados de la
mano, así que tomo la mano de Rochi también. La
sostengo firme en caso
de que ella trate de alejarse. Animado cuando no lo
hace, me detengo justo
dentro de la puerta.
—Chicos, ¿a ustedes
dos les importa si nos separamos hasta el
almuerzo? Podemos
encontrarnos en el Atrio Azul al mediodía. Ya sabes,
¿el de la rueda de la
fortuna más grande? —Le disparo un guiño a Rochi—.
Voy a engañar a Rochi
para ir a los juegos en pareja. Solos.
Peter me lanza un
guiño de complicidad.
—Claro que sí, porque
yo tengo mis propios planes. ¿Recuerdas el
pequeño Tren del
Planeta Dinosaurio? Más pronto que tarde, ¿eh
Lali? —Él menea las
cejas.
Lali se ríe.
—Si no comes un kilo y
medio de Alitas Picantes Fuego primero,
como siempre lo haces,
estoy dentro.
—Sabes que me encanta
lo caliente —bromea él—. Rochi, cuidado
con Dalmau. El Jardín
de las Hadas es a donde dirige a las damas en apuros.
—No hay necesidad de
darle la beta del juego. ¿Qué está mal
contigo?
Rochi me lanza una
mirada divertida.
—¿Dónde está ese
paseo?
—No es un paseo en
absoluto. Es un sendero natural artificial con
todo tipo de bancos
ocultos para besarse —dice Lali y salta sobre la
espalda de Peter—.
Ahora vamos, estamos perdiendo el tiempo de viaje.
Peter agarra sus
piernas, manteniéndola allí a cuestas.
—Mi mujer mucho más
linda. Ligera como pluma. Caliente como el
volcán. —Él la hace
girar un par de veces hasta que ella se parte de risa.
—Oh, sexi hombre de
las cavernas... ¿sabes dónde puedo encontrar
el área de
visualización de dinosaurios más cercana?
—Ugga. Buga.
¡Anotación! No hace falta que me pregunte dos veces.
¡Nos vemos a ustedes
dos en el almuerzo! —Él se aleja rápidamente con
Lali a su espalda.
Su repentina salida de
alguna manera nos ha paralizado a los dos.
Vemos a la gente
entrar en los torniquetes y caminar junto a nosotros.
Parece que no podemos
mirarnos el uno al otro, pero por lo menos no ha
soltado mi mano todavía.
—Bueno, guau. Esto es
supremamente difícil, ¿eh? —dice Rochi
finalmente.
Trago.
—No decía en serio
sobre conseguirte en los paseos por parejas. Sólo
estaba tratando de
deshacerme de ellos.
—Oh, ya lo sé. Lo sé.
Sí.
—¿A menos que quieras?
—Ofrezco con una pequeña sonrisa
burlona. Sólo que no
le estoy tomando el pelo.
Eso lo hizo... ella me
soltó la mano. Soy un idiota. Me pregunto si
finalmente va a
pegarme como me merezco.
En cambio, ella me
mira directamente a los ojos sin pestañear y
dice: —Vamos a empezar
con algunos paseos primero.

Que la bese de una vez jej espero el próximo
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