viernes, 4 de octubre de 2013

Jugemos a Ser Novios... capitulo 7


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¿Confías en mí?

Los ojos de Gastóm se abrieron al sentir la fresca brisa. Su frente se sentía cálida y sus manos
sujetaban algo cálido también sobre su pecho. Giró su rostro a la derecha y se encontró con
suéter arrugado de Rocio. Lentamente levantó su mirada hasta encontrarse con los ojos cerrados
de la muchacha, una sonrisa se formó en su rostro al verla descansando de aquella manera y se
ensanchó más al darse cuenta de que seguramente se habían saltado una clase o tal vez dos...
daba igual, no importaba, porque se sentía completamente despierto, de hecho sentía que había
dormido mejor que en su propia cama.
Suspiró y nuevamente sintió la presión cálida en su pecho, al llevar su mirada ahí notó sus
manos envolviendo la pequeña mano de Rocio.
Con mucho cuidado de no despertarla quitó las manos de la muchacha de él y se sentó para
recargar su espalda en la parte sobrante del tronco del árbol. La observó dormir y aunque durante
esos 5 días que llevaban juntos no se había hecho “aquella” pregunta ahora le vino
repentinamente.
¿Qué era lo que ella le iba a pedir a cambio de fingir ser su novia?
No habían hablado de eso y ella tampoco había dado señales de que era lo que quería y
Gastón no se podía imaginar lo que una chica tan normal y sencilla como Rocio pudiera pedirle.
Suspiró y llevó su mirada hacia el cielo azul...
°°°
Las manos de Gastón estaban sobre los hombros de Rocio manteniéndola recta en la silla del
comedor de su casa, los brazos de la chica se estiraron para poder tomar el tenedor y el cuchillo
de la mesa y poder permitirse comer ese pedazo de carne a la parilla que le estaba hablando.

—Quiero comer como una persona normal —se quejó—, con las manos y una tortilla —le
dijo agitando el tenedor en el aire.

—Hacer eso es de mala educación —dijo Gastón riendo y sujetando más su agarre a los
hombros de ella—. Te prometo que solo esa será la única vez que comerás de esa manera.

—Na-uh —cantó—, me estás haciendo comer como niña rica hoy y sabes lo hambrienta
que estoy —mientras iban de camino a la casa del modelo Rocio le comentó que cuando dormía
siestas solía despertar con un hambre feroz aunque hubiera comido antes de la siesta. Así que sí,
técnicamente Gastón sabía lo hambrienta que estaba por lo que se apiadó de ella.

—Bien —dijo soltando sus hombros pero no la dejó completamente.

Sus manos se deslizaron por sus hombros hacia el frente de ella y luego sus codos pasaron
sobre estos rozándolos, para que al final ambos brazos estuvieran reposando sobre los hombros
de la muchacha. Gastón tomó las manos de Rocio que aun sujetaban los cubiertos y le enseñó
como cortar un trozo de carne, repentinamente el hambre le había llegado a él también.

—Y así es como debes usarlo —le susurró al oído.

—Bien, es incómodo hacerlo cuando tus manotas me enganchan al respaldo de la silla y no
me permite acercarme a la carne —sonrió viendo el trozo de carne que era sujetado por su mano
izquierda y también la mano izquierda de Gastón—. Ahora dame ese trozo de carne antes de que
devore tu mano.

Gastón sonrió y movió ambas manos de ellos para poder llevar el trozo de carne a la boca de
ella. Rocio gimió victoria cuando su boca se sintió llena de ese glorioso trozo de carne. No era
la mejor que había probado pero aun así sabia deliciosa. Gastón se alejó de ella para sentarse a su
lado.

—Solo trata de no comer muy “normal” en la fiesta.

—Eso suena a que estás avergonzado de tu novia —las cejas de él se elevaron y ella se vio
obligada a aclararle—. Me refiero a que si en verdad tuvieras una novia normal ¿La harías hacer
todo esto? —señaló a la mesa y Gastón se tomó su tiempo para contestar—. Si lo hicieras con tu
novia pensaría que te avergüenzas de ella.

—En primer lugar creo que sería imposible para mí el tener una novia “normal” —ahora
fue el turno de Rocio de elevar sus cejas. Su levantamiento de cejas se había vuelto algo así
como una señal privada de cuestionamiento entre ellos—. Ya sabes, si yo saliera con una chica
normal sería complicado, soy un modelo y tengo “seguidoras”, salgo a fiestas con grupos
grandes de chicas, sería complicado que una chica “normal” entendiera eso.

—Te refieres a los celos —dijo Rocio y Gastón solo asintió—. No soy experta en el tema
puesto que nunca he tenido un novio pero, ¿No se supone que cuando sales con alguien debe
existir la confianza por ambas partes? Tú siendo un modelo creo que si es claro que tienes a
cientos de chicas calenturientas detrás de ti pero ¿Qué es lo que te hace pensar que no hay chicos
detrás de la chica “normal”? —Gastón pareció comprender—. Entonces creo que no solo habría
celos por parte de la chica sino también por parte tuya... y aun así no creo que una relación
basada en celos sea sana. Pero ¿Qué es lo que te hace pensar que si sales con alguna chica de tu
“mundo” las cosas no serán de la misma manera?

Gastón rió después de que Rocio dejó de hablar y la observó cortar otro trozo de carne para
después llevarlo a su boca, lo había hecho correctamente.

—Tienes razón —habló el muchacho—. He salido con un par de chicas que también son
modelos y no duramos más de 3 meses.

—¿Por qué terminaron? —preguntó Rocio cubriéndose la boca ya que seguía con un trozo
de carne.

—Porque iba en una escuela normal con chicas normales —le contestó sonriendo y ella
asintió.

—¿Lo ves? Si no intentas salir con una chica normal nunca lo sabrás —tomó un trago de
agua que estaba en un pequeñísimo vaso de cristal y continuó—. Pero te aconsejo que cuando
salgas con una no la hagas hacer como los de tu “mundo”, inclúyela en tu mundo pero no la
transformes.
El modelo asintió comprendiendo y archivando en su mente las palabras de la chica
devoradora de carne que estaba frente a él. Lo iba a tener muy en cuenta probablemente durante
toda su vida.
°°°
—Gracias por traerme —dijo Rocio acomodando su falda.

Gastón le sostenía la puerta aunque ella ya no estaba dentro del auto, habían hablado más
tiempo del que ella se hubiera imaginado y ya pasaban de las 9 de la noche cuando había llegado
a su casa.

—Lo menos que puedo hacer —dijo Gastón empujando la puerta para que se cerrara.

—¿Mañana a qué hora nos veremos? —preguntó Rocio.

Era viernes y el sábado como era obvio no tendrían clases así que Gastón le había pedido que
se reunieran más temprano ya que debían comprarle la ropa que usaría en la fiesta el domingo,
que rápida había sido la semana.

—Te parece bien a las 10:00 de la mañana.

—Me harás madrugar, los sábados son días de despertarme tarde —Rocio curvó su labio
inferior hacia afuera y puso ojos de cachorrito para que Gastón recorriera aunque fuera solo una
hora.

—¿Necesitas dormir aun más de lo que dormiste hoy? —le preguntó recordándole que
habían dormido casi tres horas en el colegio.

Rocio rodó los ojos pero la ligera sonrisa que adornaba su rostro nunca lo abandonó.
—Bien a las 10 —se dio por vencida—. Nos vemos mañana —se dio media vuelta para
caminar hacia su casa pero el brazo de Gastón la detuvo—. ¿Qué?

—Necesito hablar con tus padres —dijo el muchacho seriamente y los ojos de Rocio se
abrieron al máximo.

—Agradecemos la invitación pero no creo que podamos ir —dijo el padre de Rocio.

—Además ¿No es muy pronto para que nos presentemos con tus padres? —preguntó
Gimena viendo a ambos chicos.
Estaban en la sala, Gastón y Rocio de pie frente a sus padres que estaban sentados en el
sillón.

—Yo pienso que está bien —dijo Gastón amablemente.

—Gracias pero sería muy problemático, aunque sea domingo trabajamos hasta tarde y lo
niños no se quedarían quietos en un solo lugar con tantas personas, además que tienen escuela y
bien no creo que podamos en realidad —dijo la mamá de Rocio.

—Bueno, si cambian de opinión estarán en la lista de invitados —ambos padres asintieron
pero Gastón no había terminado—. También quiero pedirles algo más. Me gustaría que Rocio
pudiera quedarse a dormir en casa de mis padres... no hay absolutamente nada de qué
preocuparse —dijo antes de que sus padres pudieran malentenderlo incluso antes de que ella lo
malentendiera ya que eso definitivamente Rocio no lo tenía presente—. Pueden confiar en mí y
sobre todo en su hija, también mis padres estarán pero pienso que sería mucho mejor para ella
que quedarse ya que la fiesta terminará muy noche...

—Yo pienso que es una buena idea. Mamá, papá. Las calles se ponen peligrosas en las
noches y pueden confiar en mí...

—Confiamos —la interrumpió su papá—. Les doy mi permiso.
Gastón solo esperaba que los padres de Rocio tuvieran en cuenta de que ella solo dormiría en
su casa, en habitaciones separadas, muy separadas.

—Yo también —dijo Gimena sonriendo, una sonrisa maliciosa.

—Gracias, traeré a Rocio a primera hora de lunes —dijo Gastón agradeciendo.

—¿Por qué no me habías dicho eso? —preguntó Rocio de pie fuera de la puerta de su
casa, estaba cerrada solo por si sus padres decidían espiarlos—. Me tomaste desprevenida.

—No quería alarmarte y que pensaras otra cosa —la chica dejó caer sus hombros y negó
con la cabeza.

—Creo que si estoy haciendo todo esto deberías confiar un poco más en mí —dijo Rocio
cruzándose de brazos.

—Lo haré, aun nos quedan dos meses —logró hacerla sonreír y preguntó casi
inconsciente—. ¿Confías en mí?

—¿Debería? —preguntó Rocio pero algo en el interior de él sintió que lo hacía, aunque
fuera solo un poco, pero confiaba en él.

—Buenas noches, Rocio.

—Buenas noches, para ti también.
Gastón se inclinó hasta que sus labios rozaron el oído de Rocio.

—Tus padres están espiando por la ventana —sonrió sobre el oído de ella.

—No es novedad —sonrió—, deberás acostumbrarte.

—Lo haré, tenlo por seguro.

—Bien ahora aléjate que tu respiración en mi cuello me da cosquillas —Rocio podía ser
un poco demasiado honesta al hablar.

Gastón no se movió, en lugar de eso rozó su nariz en el cuello de ella provocando que soltara
una carcajada. Rocio lo empujó con ambas manos pero este no se alejó completamente de ella,
juntó sus frentes y susurró:

—Tus padres siguen observándonos.

—¿Qué sugieres? —preguntó pero él no le contestó con palabras.

Unió sus labios, y como la primera vez, ella tardó en entender que Gastón la estaba besando
pero cuando lo comprendió cerró sus ojos y se dejó llevar por él que parecía tener experiencia
besando, él deshizo el beso.


—Aun siguen observando —dijo sobre sus labios y nuevamente la volvió a besar...

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