Capitulo
GASTON
—Hola, Gaston.
Di vuelta y vi a Kayla pasar por mi lado con un portapapeles en
las manos. Los
pasillos estaban llenos, todos deteniéndose en sus casilleros
entre clases, ese era el
momento para que Kayla me cazara con una pregunta, era imposible
escaparme de
ella con esta multitud, me sonrió coqueta y se lamió los labios,
Kayla era sólo lo
suficientemente valiente como para hablarme cuando Eugeniaole no
estaba cerca.
—Kayla —contesté y seguí caminando, forzándola a trotar un poco
para poder
seguirme el paso, normalmente el portapapeles y Kayla significaban
que la líder de
las porristas trataría de meterte en algo.
—No has escogido a tu chica con espíritu.
Ese comentario ni siquiera merecía respuesta, nunca escojo una,
alguien siempre
termina poniéndome una, en realidad, había muchas voluntarias
dispuestas en mi
casillero el día del juego rogando satisfacer mis necesidades.
—Puedo poner tu nombre en el saco, para que una de las chicas
saque tu nombre o
puedes escoger, el resto del primer equipo ya ha escogido, la
mayoría de las chicas
tienen dos chicos y si quieres alguna de las que ya están
escogidas tienes que
reclamarla ahora.
De nuevo, no había razón para responder.
—Bueno aquí está la lista de las mejores o más populares que
todavía quedan
disponibles: Heather Kerr, Blair,
Heidi, Noel, Heather Long y Amy…
Rocio se detuvo frente a su casillero, tratando que no se notara
si estaba
escuchando, podía ver que me observaba por el rabillo del ojo, lo
que atrajo mi
atención. El dolor que había tomado como hogar mi pecho por estos
días, apretó,
recordándome por qué estaba ahí, ¿alguna vez desaparecería este
sentimiento?
¿Cuánto tiempo dolería tanto verla?
—Ah y por supuesto, Rocio —finalmente el tono alegre de Kayla dijo
la palabra
que yo no podía ahogar.
—¿Qué con Rocio? —contesté apartando la mirada y bajándola a
Kayla.
—Ella sigue disponible, nadie la escogió excepto Pablo, claro. No
creo que nadie
lo haga, porque no obtendrán ningún trato especial de ella, todo
el que puede dar,
se lo dará a Pablo.
—La quiero.
—¿Tú? ¿Enserio?
—Sí.
—Pero sabes que Noel tiene algo para ti y puedo prometerte que
ella aplacará
todas tus necesidades —empezó a decir Kayla.
—Quiero a Rocio —repetí mirándola molesto antes de girar y salir
al campo.
Pedir a Rocio, podría ser abrirme a más dolor, pero la idea ella
haciendo cosas
por Pablo era suficiente para volverme loco. La idea de tenerla
haciendo galletas
para algún otro, decorando su casillero y haciéndole tarjetas, me
puso furioso.
Además, no me estaba yendo muy bien en Química y necesitaba tutorías,
de esas
en las que el novio no está invitado.
—Ese fue un pase increíble —dijo Pablo, mientras recogíamos
nuestros cascos y
nos tirábamos a las líneas laterales antes de correr a velocidad,
no lo vi cuando
pasé de la yarda 50 para agarrar los guantes que me había quitado
antes.
—Estaba un poco más atento hoy —contesté, trotando para agarrar
los guantes,
Pablo me siguió, necesitaba algo de distancia de él, su afecto
hacia Rocio me
alejaba, claro que él no lo sabía.
—Empezaba a preocuparme por ti, las últimas prácticas parecías un
poco distante,
pero hoy te encuentras en tu punto óptimo.
Una semana atrás, su comentario me habría hecho sentir culpable,
pero tenerlo
besando y tocando a Rocio a diario, había hecho que mi
culpabilidad fuera
remplazara por rabia, ¿por qué él siempre obtenía todo? Toda
nuestra vida lo ha
tenido todo pero nunca me importó, nunca quise o le pedí nada,
ahora el tiene lo
único que deseo más que el aire y ni siquiera la conoce, la chica
de la que él está
enamorado ni siquiera existe.
—Supongo que me oxidé este verano —murmuré.
—Bueno, estás de vuelta, te veías genial ahí adentro —sonrió Pablo.
Su teléfono sonó y me forcé a mirar hacia otro lado mientras
checaba el mensaje,
odiaba saber que probablemente fuera Rocio mandándole un mensaje,
odiaba
cómo deseaba saber lo que ella le decía, ¿acaso le decía que lo
amaba? ¿Le estaba
pidiendo encontrarse en su casa? ¿Haría ella esos sonidos sexys?
¡DETENTE! Tenía
que dejar de pensar en ellos como pareja.
—Oye Gaston, tu y Rocio se hicieron más cercanos este verano,
digo, ella descargó
todo el estrés contigo y ya no tiene ese gesto de desagrado cuando
te mencionó, lo
cual es algo bueno, estoy contento de que las dos personas que más
significan para
mí, recuerden que fueron amigos alguna vez.
¿Cómo responder a esto? Sólo asentí.
—Oye, ¿me harías un favor? Digo, si tú y Eugenia no tienen nada
que hacer en la noche,
es que le dije a Rocio que la llevaría por algo de cenar y quizá
al cine, ya sabes
alejarla un poco de los familiares locos, pero papá me acaba de
enviar un mensaje,
necesita que vaya con él a ver a un amigo que estará en la ciudad
en la tarde y
tiene conexiones en el departamento de atletismo de la
universidad, es importante
para papá, ha trabajado muy duro para arreglar este encuentro, pero
no quiero
dejar plantada a Rocio, ¿podrías llevarla tú? Si no tienes ningún
plan con Eugenia,
porque ambos sabemos cómo se siente con Eugenia y no quiero
meterla en una
situación incómoda.
¿Realmente acababa de pedirme que invite a Rocio a salir esta noche?
¿Está loco?
No la merece, cualquier tipo que la deje plantada por algo que su
papi quiere no
debería de poder tenerla.
—Seguro —contesté, escuchando el tono cortado de mi voz, mi
estúpido primo no
tenía idea de lo que me estaba pidiendo, me estaba encaminando al
infierno,
quizás disfrutara el camino.
—Genial, gracias viejo, su lugar favorito es Seafood Shack,
encuéntranos ahí a las
seis, puedo tomar algo y pasar unos minutos con ustedes, hasta que
tenga que ir
con mi papá.
Ella odiaba los camarones fritos de ese lugar y el té dulce
siempre sabía amargo,
era el lugar favorito de Pablo y a ella no le daba problemas
acordar con él que era
el mejor lugar para comer, él no la conocía para nada.
—Desde que acordé ayudarte haremos esto a mi manera, odio ese lugar,
estoy
seguro de hacer a la Princesa Rocio sumergirse en Hanks. Las
hamburguesas son
mejores que cualquier cosa en Seafood Shack y ella realmente
necesita probar su té
dulce.
Pablo frunció el ceño pero luego asintió.
—Ok, Rochi es agradable, seguro estará bien Hanks. No la he
llevado ahí más que
un par de veces pero pienso que tal vez ella esté de acuerdo
contigo en lo de las
hamburguesas la recuerdo preparándose una.
Con tocino, queso y pan tostado, incluso hace unos pequeños
sonidos de placer
cuando se come una, una de las tantas cosas que no puedo creer que
él no sepa de
ella.
El familiar olor a grasa y hamburguesas me recibió en la puerta
cuando entre en
Hanks. Las tablas de fórmica rojas ya estaban llenas, asentí a
Hank, pasé el grill y
regresé. Había cabinas asiladas atrás, no quería que todo el lugar
se percatara de
cada movimiento nuestro, si iba a tener a Rocio para mí, quería
disfrutarla sin
una audiencia.
Fui adelante y ordené el té de Rochi y el queso derretido que ama,
cuando Pablo
me envío mensaje de que estaban en camino, me sorprendí, aunque
accedí a esto,
no creí que Rochi lo haría, el hecho de que aceptara me puso de
muy buen humor.
ROCIO
—Ahí está, en el fondo —dijo Pablo, tomando mi mano y guiándome
hacia la
parte trasera de Hanks, mi corazón se aceleró con el pensamiento
de estar sola ahí
con Gaston.
—Oye viejo, siento que llegáramos tarde. Tuve que pasar a dejar
flores al asilo —
explicó Pablo y me animó a adelantarme, me deslicé hacia la pared
y él a lado
mío, Gaston deslizo un vaso de té dulce hacia mí.
—No tengo mucho aquí, fui y pedí lo mío y lo de Rochi, pero no
ordené para ti, no
estaba seguro de qué querrías —dijo Gaston.
Mi dip de queso favorito estaba frente a él y lo movió hacia mí.
—Anda, sírvete, he comido todo el que quise.
Mis mejillas se calentaron al recordar la ultima vez que
compartimos un dip de
queso, había sido en el camino de regreso a casa de nuestro día en
la playa.
—Estoy bien pero gracias, sólo tengo unos minutos porque tengo que
ir con papá
—dijo Pablo.
Gaston me miró brevemente y luego a Pablo.
—Buena suerte en tu reunión.
—Gracias, estoy molesto, odio tener que dejar así a mi chica pero
esto podría ser
muy importante para mi futuro, aprecio que salgas con ella esta
noche.
—Bueno, me debes una, en realidad, me debes varias, también tome a
Rochi como
mi chica con espíritu hoy, alguien más iba a hacerlo y supuse que
no querrías eso.
El sonaba como si le estuviera haciendo a Pablo un gran favor, no
era una niña
que necesitara que la cuidaran, no vine porque no soportara estar
en casa, vine
porque quería estar con Gaston.
—Dime cuando quieras cobrar los favores y gracias por escoger a Rochi,
se que
podrías haber escogido a alguien más que te hiciera feliz pero
aprecio tenerte de
respaldo. —Pablo sonó como si fuera un gran sacrificio para Gaston
salir conmigo
y tenerme como chica.
—Me aseguraré de pedirlos, cuando los necesite —dijo Gaston con
una sonrisa en la
cara y de pronto sentía ganas de bofetearlo.
—Bueno, tengo que irme —dijo Pablo, inclinándose para besarme y
volteé la cara
para ver la pared detrás, haciendo que su beso aterrizara en mi
mejilla.
—Trataré de no ser muy difícil para ti, primo —dije con una
inconfundible
molestia que laceraba mi voz, Pablo frunció el ceño por mi tono,
fingí una
sonrisa, que sabía que creería, pareció ser suficiente, asintió y
se fue.
Esperé hasta que la puerta se cerró para voltear a ver a Gaston.
—No soy una niña que necesita aplacarse, puedo cuidar de mi misma,
tan pronto
como deje el estacionamiento, me iré caminando a casa.
Gaston estaba sentado ahí viéndome como si le acabara de decir que
se había ganado
un millón de dólares.
—Dios, como extrañaba eso —dijo.
—¿Qué?
—Ver a tu yo real, casi se desata justo enfrente de él, pude ver
la confusión en su
cara cuando dejaste salir ese rugido sexy en tu voz, ¡demonios,
fue sexy!
Me senté, mirándolo totalmente confundida, ¿me había hecho enojar
a propósito?
—¿Estás diciendo que estabas probándome? ¿Trataste de hacerme
enojar frente a
él? —pregunté tratando de controlar mi temperamento.
—Huy, ahí viene de nuevo pero esta vez el Sr. Perfecto no está
aquí, así que voy a
ver toda la fuerza.
Las lágrimas asomaban en mis ojos, imaginé esta noche tan
diferente, quedándome
sola con Gaston, con Pablo sabiéndolo y que le pareciera bien,
sonaba como un
sueño hecho realidad. En lugar de eso Gaston había decidido
tratarme como una
clase de show a disfrutar.
—No estoy aquí con el propósito de entretenerte, Gaston. Accedí a
esto porque
tontamente quería pasar la tarde contigo, te extraño y creí… creí
que habías
accedido porque tú también me extrañabas.
Un nudo se formó en mi garganta, agarré mi bolsa, necesitaba salir
de ahí antes de
que quedara como una idiota y empezara a llorar, era una débil
emocional, no
podía soportar que Gaston me lastimara, era demasiado.
—Rochi, espera —sus palabras me detuvieron pero no mire atrás,
hubiera vacilado y
me hubiera abierto a salir más lastimada, me apresuré hacia la
puerta.

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