miércoles, 6 de noviembre de 2013

Casi capitulo 37

Capítulo 37
::Rochi::
mientras llego al último escalón, oigo un murmullo de voces
junto con el susurro un tono más alto de mi madre. Todo
viene desde el comedor formal que comunica con nuestro
pasillo grande de enfrente. Ruedo mis ojos, pensando que mis padres
debieron de haber invitado a más personas para el brunch14 del domingo.
Siempre hacen eso.
Imagínate. Tengo toneladas para decir y ahora tendré que esperar.
Lo que es peor, ¿no podrían haberme avisado? Sigo usando pijama.
Qué vergüenza. Dando la vuelta, me muevo para escapar de nuevo por las
escaleras y cambiarme, pero mi mamá me ve primero.
14 Brunch: Es el Desayuno-Almuerzo que se toma los fines de semana. Es la abreviatura
de breakfast y de lunch, como los fines de semana generalmente uno se levanta más
tarde, entonces es más cómodo desayunar y almorzar al mismo tiempo y a eso se le
llama Brunch.
—Rochi. Bien. —El rostro de mamá se ve apretado. Ella tampoco tiene
el apoyo, la mirada llena de simpatía que yo estoy esperando después de
nuestro momento compartido la noche anterior.
Sólo tomo unos segundos para descifrar la razón detrás del cambio
de actitud: Mamá está sosteniendo mi iPhone. Desde lo que puedo ver de
la pantalla iluminada realmente, es que ahora está completamente
cargada. Y puedo decir desde aquí que está en mis mensajes de texto.
Demasiado para los minutos fugaces cuando pensé: ¡Que no tenía
miedo de nada nunca más!
Mi mente tambaleándose con las posibilidades de lo que ha leído.
No tengo ni idea lo que está ahí.
Si mamá ha leído algunas de las conversaciones entre Gaston y yo,
entonces ha visto probablemente los incómodos mensajes de amor que él
había enviado después del hospital. ¡Los mensajes que ni siquiera he visto
todavía!
Esos no son una gran cosa porque parecerán legítimos. Apoyarían mi
demasiada rápida, demasiada pronta rota historia. Pero Dios. ¿Quién sabe
qué locura de mensajes de textos habría intentado enviarme anoche?
Estoy segura de que no pudo resistir enviar algo.
Lo que significa... si ellos vieron esos mensajes, entonces he sido
delatada.
Necesito leer lo que hay en ese teléfono para conseguir mi historia
resuelta.
Voy por una expresión calmada combinada con una voz firme. —
Oh, encontraste mi teléfono. Genial. ¿Puedo tenerlo?
—No tan rápido. Tú hermana conecto esto para ti esta mañana. Fue
tan loco con los mensajes entrantes, tu padre y yo pensamos que había
sido tomado por una de esas cosas de virus.
Kika está bajando las escaleras detrás de mí, pero se detiene en el
tercer escalón de la parte inferior como si estuviera demasiada temerosa
de acercarse. Le disparo una mirada. ¿Lo dijo? Si lo hizo, ¡entonces eso
cambia mi historia aún más! Pero si ella no lo hizo... si ella está allí de pie
para escucharme confesar como prometí entonces...
Mis ojos se sienten atraídos por un movimiento en la puerta del
comedor.
Dios. ¿Qué MIER…? Oh… ¡No! No. No. No.
Un Entrenador Williams viéndose estresado sale del comedor
seguido por mi padre.
—Esto es simplemente perfecto —digo. —Perfecto.
Me empujo pasando a mi mamá y volteo para hacer frente a todos en
el pasillo delantero. —¿No pudieron ustedes chicos al menos haber
hablado sobre mi en frente de mi propia cara?
El entrenador Williams se aclara la garganta. —Apenas habíamos
comenzado. Es por eso que te llamamos para que bajaras.
—¿Significa esto que no estamos teniendo panqueques? —preguntó,
sacudiendo la cabeza hacia el entrenador Williams y trabajando para
cubrir la ira extrema que amenaza con estallar a la superficie.
Sin contar a Kika, estas personas —personas en quienes confiaba—
han estado mintiéndome durante años. Le hablo a Kika primero,
decidiendo jugar en este orden. —¿Qué les has dicho? ¿Qué saben ellos?
—Yo no les dije nada. Fue tu teléfono el que lo empezó todo. —Kika
se encoge de hombros, su cara una máscara de cansancio y estrés.
—Tu hermana se negó a decir nada hasta que te despertáramos —
dice mamá—. El entrenador Williams acaba de llegar. Lo llamamos
porque está muy bien familiarizado con Peter Nash. —Ella levanta mi
teléfono.
—Esta mañana… porque estabas tan disgustada anoche, he leído tus
mensajes de texto. Todos ellos. Me preocupa, cariño. Por lo que he leído,
las cosas se estaban poniendo demasiado serias. ¿Es por eso que las cosas
terminaron con Peter anoche? ¿Te ha presionado a hacer algo que no
quieres hacer?
—¿Rompieron? —pregunta Kika, su tono lleno de esperanza.
Casi me río. ¡Mis padres todavía ni siquiera lo saben!
Me arriesgo a echar un vistazo hacia el entrenador Williams. Puedo
decir por sus ojos penetrantes, y su incomodo aclaramiento de garganta
con eso el chico podría estar preparado para derramarlo.
Tendré que distraerlo y hablar primero. Decido utilizar la típica
rabieta adolescente para comprarme tiempo: —Mis mensajes son
privados. ¡Privados! ¿Cómo has podido leer mis textos?
Mamá responde en el momento justo. —Siempre les hemos dicho
chicas que íbamos a revisar sus textos y correos electrónicos si nos
sentimos como si hubieran estado mintiéndonos. Y Rochi, creemos que estás
haciendo precisamente eso. La forma en que has estado protegiendo a
Kika me asegura de ello.
Muevo mis ojos al entrenador Williams. —¿Y qué pasa con mi
profesor favorito? —Sé que ha escuchado la burla en mi tono—.
¿Cree él que estoy mintiendo? ¿Qué les has dicho exactamente?
—Nada. Todavía —responde el entrenador, confirmando lo que
había pensado.
Mi papá es el siguiente. —Cariño, este chico parece estar
presionándote. —Ruedo mis ojos porque papá está usando la voz de
―chico bueno‖—. Es obvio que este Peter se ha enamorado de ti. Lo cual
no es una mala cosa. Pero por lo que tu madre y yo podemos decir, pareces
tener sentimientos por él también. No creemos que sea una buena idea.
Para alguien como tú… con el pasado que has vivido… estás…
—No lo digas, papá. Sé que soy un caso perdido y no puedo tener un
novio, ¡pero no necesito escucharlo de ti!
Papá sacude la cabeza. —No. Eso no es lo que quiero decir. Déjame
terminar.
Me encuentro con su mirada y me encojo de hombros.
Papá continúa: —Para alguien que ha pasado por lo que has pasado,
tienes que ser muy cuidadosa y honesta con tu novio a medida que
avanzan. Tal vez no nos has mentido realmente, pero nos has guardado
alguna información. Y mamá y yo esperamos que no hayas hecho lo mismo
con tu novio. Llamé al entrenador la semana pasada y le hice algunas
preguntas acerca de este Peter y me dijo que Peter era un buen
chico, así que eso es bueno.
—¿Qué hiciste que? ¿Estabas tratando de obtener la primicia sin
apenas preguntarme? ¡Papá!
Papá se encoge de hombros. —Has estado muy evasiva. Sólo llamé al
entrenador para pedirle su opinión sobre el chico. Tenía curiosidad.
—¿Acerca de Peter? —digo, casi riendo. Me arriesgo a algo de
contacto visual guardado con el entrenador Williams—. Ellos te llamaron,
¿sobre Peter? Y sabiendo lo que sabías, ¿no les dijiste toda la historia?
¿Por qué no?
El entrenador me habla como si los demás no estuvieran en la
habitación. —Él quería tener la oportunidad de decírtelo en primer lugar.
Me dijo que te ama. Dijo que quería decírtelo mientras él estaba allí para
sostenerte si te asustabas y caías en la parte más profunda. No quería que
te encontraras sola o con nadie más. Y lo más importante, sin él allí para
ayudarte.
—Oh, me asusté. Y entonces caí, entrenador. Enormemente. Y nadie
me llamó ni me ayudó. No mi novio, y no mis padres que… lo que es
seguro.
Lanzo una mirada acusadora a papá. —Me caí duro. Me estrellé y
me quemé, si deseas el informe directamente de los labios de tu loca hija.
Siento lágrimas en mis ojos mientras recuerdo las manos de Gaston
cayendo a los lados mientras gritaba para no que me tocara. ¿Es eso lo que
había estado haciendo? ¿Tratando de sostenerme? Empujo todos los
pensamientos de él siendo cualquier cosa menos mi enemigo lejos. No
puedo pensar en él. No ahora.
Papá se está poniendo todo morado y está gritando con la parte
superior de sus pulmones. —¿Qué significa eso? Entrenador, ¿qué es lo
que puede decir? Alguien diga algo que tenga sentido. ¿Qué demonios está
pasando aquí? Rochi, empieza a hablar, tu madre y yo ya hemos asumido lo
peor.
Paso dentro de la puerta frontal de la alcoba y miro hacia fuera a
nuestro césped.
—Está bien. He estado mintiéndoles todo el verano —digo.
—Lo sé —dice mamá.
Me vuelvo. Todos están esperando, con los brazos cruzados como
un jurado que ya me han encontrado culpable.
Bueno… Estoy a punto de darle la vuelta. Este es mi juicio, no de
ellos.
Un susurro es todo lo que puedo reunir para mi primera acusación:
—También me han estado mintiendo.
El entrenador Williams se mueve sobre sus pies. Mi padre mira
hacia otro lado. Mamá está parpadeando muy rápido.
Me acerco y reúno más coraje, más decibelios para mi voz. —Papá...
¿qué has asumido sería lo peor? Entre mi novio y yo, ¿qué es lo
absolutamente peor que podría hacer?
Puedo decir que papá está enojado, pero tratando de no perder la
cabeza. Él me complace con una respuesta. —Mi peor, Rochi, sería que tu
Peter es algún tipo de jugador que ha tomado ventaja de ti. Leí sobre
todas las declaraciones de amor en los textos del chico. Y, francamente,
son sospechosas como el infierno. Dices que has roto con él, pero sus dos
últimos mensajes fueron enviados hace menos de una hora. ¿Y ha estado
pidiendo disculpas por lo mucho que te lastimó desde anoche? ¿Ese chico
te lastimó?
Mi corazón da vueltas. Y no puedo hablar. Piensa. Respira.
¿Me lastimó Gaston? ¿Alguna vez realmente me lastimó? Nunca. Ni
una sola vez. Creo que ha sido todo lo contrario.
Me imagino la dulce sonrisa de Gaston. La preocupación interminable
para mí en sus ojos. Incluso antes de que yo había propuesto el contrato
estúpido. ¿Cómo había pensado que me estaba despertando mientras para
que no perdiera la entrevista a pesar de que sabía exactamente quién era
yo?
Y ayer, sus manos eran tan suaves. Y sus labios. Suaves y urgentes
pero tan cuidadosos contra la mía en el Jardín de las Hadas. Entonces el
dolor en sus ojos cuando le grité en su cara. Le dije que lo odiaba.
Lo lastimé. No al revés.
Es todo lo que puedo hacer para no llorar.
Solidifique mi expresión en mi mirada predeterminada aburrida y
me concentro en respirar.
Papá niega con la cabeza hacia mí. Él está molesto porque cree que
no le estoy respondiendo a propósito. Y como de costumbre. Quiero
decirle que no es eso, simplemente no puedo abrir mi boca ahora mismo o
el aire llegará a la parte posterior de mi garganta... y entonces nunca
vamos a terminar esta conversación.
Papá echa un vistazo hacia el entrenador Williams. —El entrenador
conferirá que los chicos de la escuela secundaria son estafadores. ¿Sabes lo
que quiero decir? Mi peor, Rochi, es que te has enamorado de este diablo
elocuente. Y no quieres que sepamos cuán lejos han ido las cosas. Si él te
lastimo entonces yo voy a...
—Para. Papá. Soy de último año. No una chica de secundaria. —
Tengo el control de mis lágrimas ahora, y me doy cuenta de que me estoy
sonrojando—. Este tipo de discurso de padres es demasiado tarde para…
—Hago una pausa y miro a mi papá con mi mejor mirada—. Alguien
totalmente liada como yo.
—Rochi, no le hables a tu padre así. Responde a nuestras preguntas —
grita Mamá.
Niego con la cabeza. —¿Cuál es la pregunta? ¡Dios! ¿Están tú y papá
realmente preguntándome si me he acostado con él? Vamos a hablar
acerca de cómo de las muchas bases con los que he estado, ¿en frente de
Kika y del entrenador Williams? —Ladro una carcajada—. Supongo que
es lógico que el entrenador conozca los detalles de mi verano distinguir la
sesión. Porque él conoce todas mis otras hazañas, ¿no entrenador? ¿Por
qué no los nuevos?
—. Estás fuera de línea —dice papá.
—¿Lo estoy? —Me vuelvo hacia mamá cuyo rostro se ha abierto en
estado de shock, como si estuviera registrando lo que acabo de decir. Sigo
adelante—. Vamos a dejar una cosa clara antes de que continuemos. Mi
novio tratándome mal, o presionándome, es la menor de sus
preocupaciones.
Sostengo la mirada del entrenador a continuación. —Mi
novio nunca incluso trató de besarme hasta anoche. Y tuve que hacer el
primer paso para conseguir que lo hiciera. Lo cual no le fue muy bien
porque todo lo que quería hacer era: ¡hablar! ¡Hablar, hablar, hablar! —
Echo mis brazos en el aire—. La parte de hablar, no la parte de besar, es
por eso que ahora es mi ex-novio.
—¿Qué? —Papá está farfullando tan gravemente ahora, casi siento
pena por el chico.
Sigo. —Me quedé dormida en el coche de camino a casa, y tuve mi
pesadilla. Pero esta vez, no era un sueño confuso. Fue minuto a minuto. Lo
recuerdo todo. Al igual que lo que sucedió ayer. —Cruzo mis brazos y
miro alrededor de la habitación—. Y sé que me mintieron. ¡Todos
ustedes!
—Oh, Rochi. ¡No te mentimos! —jadea Mamá.
Tengo que trabajar para mantener mi cara seria, porque quiero
desmoronarme. Tener la mayor rabieta del mundo y odiar a todos ellos.
Pero no hago nada de eso.
Estoy tratando de llenar mi vacío con algo… con alguien nuevo.
Quiero ser la chica que ha estado ocultando sus sentimientos y
mintiendo y siendo engañada.
Cuando hablo de nuevo, mi voz es tranquila y resignada. —Tengo
un tipo de hambre, pero antes de que comamos, vamos a todos a tomar
simplemente un momento para llenarnos unos a otros con la verdad por
una vez, ¿de acuerdo? ¿Quién quiere empezar? ¿Mamá? ¿Papá?
Ninguno de mis padres parece ser capaz de encontrarse con mi
mirada. ¿Entrenador? ¿Kika? ¿O debo continuar?
—Yo empezare. —Inhala Kika—. Rochi no está saliendo con Peter
. Está saliendo con un chico de pelo negro, ojos verdes, alto. Un chico
llamado Gaston Dalmau. Peter es el mejor amigo de Gaston y está
saliendo con una chica llamada Lali. —Kika se ahoga.
Mamá pone la mano sobre su corazón y sus ojos se han vuelto
salvajes de preocupación e incredulidad. —¿Gaston Dalmau? ¡Gaston Dalmau!
¿Ese es el chico de los mensajes de texto? Imposible. Dime que es
imposible. —Camina a través de la puerta de entrada hacia mí. La evito y a
su mirada penetrante, cruzando hacia el lado opuesto.
—No es de extrañar que haya tenido una recaída enorme —añade
papá.
—¿Sabías que mis pesadillas habían vuelto? —pregunto, incrédula.
Papá asiente. —Dijiste que querías que nosotros diéramos marcha
atrás. Estábamos tratando de respetar tu privacidad. Esperando hasta que
vinieras a nosotros. Un error, obviamente.
—Parecías tan feliz en todos los otros aspectos del verano.
Pensábamos que estábamos aprendiendo cómo trabajar a través de las
cosas por tu cuenta… —comienza mamá.
Kika empieza a llorar. —Pensé que era la única quien sabía. ¿Por qué
no me dijeron ustedes que sabían? Estaba tan preocupada por Rochi.
—Besaste a Gaston Dalmau, ¿ayer? —Papá está incrementando de
nuevo, sus brazos están lanzados alrededor como si fuera una especie de
pulpo—. ¡Ese pequeño mocoso! ¿Gaston Dalmau? Santa Mierda. —Sus ojos se
vuelven locos y mira al entrenador—. Lo mataré.
—No te lo permitiré —grita el entrenador—. Gaston tenía mejores
intereses hacia el corazón de Rochi. Y él la ama. Yo le creo.
—Él tiene diecisiete años. ¿Qué hace ese chico para saber sobre el
amor? Rochi no puede permitirse estar enamorada de ese chico. Y tú… ¡TÚ
SABIAS! —Papá se mueve antes de que nadie entienda lo que está
haciendo.
Empuja al entrenador Williams por el cuello hasta que se lo ha
presionado contra la pared. Una de nuestras fotos familiares se va hacia
un lado y luego se desliza hacia abajo con estrépito. —¿Sabías con quién
estaba saliendo Rochi cuando te llame el otro día? Voy a matar a ese chico,
¡pero primero te mataré aquí mismo!
Papá golpea al entrenador en la pared otra vez, y el entrenador
Williams lo empuja hacia atrás. Duro.
Papá se va volando claramente a través la entrada, pero empieza de
nuevo hacia el entrenador como él realmente quiere decir que quiere…
¡matarlo!
—¡Papi! —grita Kika, histérica ahora.
—Deténganse. Paren. ¡Alto! —grito—.Todos ustedes están
actuando como locos.
Papá pasea y cae con un golpe al pie de las escaleras. Él no hace
ningún movimiento para levantarse sólo sacude la cabeza y me mira
fijamente. —¿Qué demonios? Rochi… ¿realmente saliste con Gaston Dalmau
durante todo el verano?
—Papá. No es lo que piensas. Le pagué para que saliera conmigo. Yo
no sabía quién era él en ese nivel. Nunca me lo dijo. Lo conocí en la
entrevista. Me ofrecí a ayudarle a conseguir la pasantía remunerada si
aceptaba ser mi novio en el verano. Tú y mamá querían que les demostrara
que era ―mejor‖ sólo que no era mejor en todo. Gaston necesitaba el dinero.
Él no me hizo daño. No me hizo daño ni una vez.
Mi corazón duele cuando camino para sentarse al lado de mi papá.
—Trató de ser mi amigo. Incluso intentó devolverme mi dinero,
mucho antes de que él incluso tratara de besarme. Es bueno. Es honorable.
Yo soy la que apesta. Trató de decirme todo. No quería escuchar.
—Ese chico prometió nunca acercase a ti o hablar contigo ¡otra vez!
¿Qué demonios estaba haciendo tratando de decirte algo? —Los ojos de
papá se llenaron de lágrimas. Si llora delante de mí lo perderé.
—¿Por qué harías tal acuerdo con alguien? —interviene mamá, la
voz temblorosa.
La miro fijamente. —¿Por qué haría Gaston Dalmau la promesa de no
hablar conmigo? ¿Por qué tú y papá me ocultaron los detalles de lo que me
pasó hace tres años? Tú no me diste ningún nombre. ¿Por qué tú y papá no
dejaron hacerme la prueba de drogas en mi sistema? Ese tipo puso algo en
mi bebida y tú lo sabías.
—Rochi... fue una decisión complicada. Teníamos tantas razones para
no proseguir un enjuiciamiento. Queríamos protegerte —dice mamá.
—Bueno, yo tenía razones para lo que hice también. Quiero ir a la
universidad. Pensé que si podía lograr lo que parecía ser un ―verano
normal‖, incluyendo un novio, entonces ustedes tendrían que retroceder,
detener el helicóptero de paternidad, y dejarme ir. Quiero algún tipo de
vida, en mal estado o no, quiero seguir adelante.
Mamá toma la ahora sollozante Kika en sus brazos en las escaleras,
mientras papá lucha por ponerse de pie y me ayuda a levantarme. Dispara
una mirada puntiaguda hacia el entrenador Williams.
El entrenador Williams mira hacia atrás.
—Es mi culpa. Todo esto fue idea mía —chilla Kika—. Le hice a Rochi
una lista de verificación de ―cómo ser normal‖ antes de la entrevista. Era
una broma. Una de mis sugerencias fue que conseguir un novio. No sabía
que ella lo usaría. Esto es mi culpa. ¿No lo ves?
Mi corazón se aprieta. —Esto no es culpa de nadie —digo—. ¿No es
eso lo que todos han estado trabajando muy duro en mí durante tres años?
Esto no es culpa de nadie. Está bastante claro que todos hicimos algunas
cosas estúpidas, y todos nosotros mentimos. O no lo ocultamos… o lo que
sea. Pero es todo acerca de lo que pasó hace tres años y... Finalmente creo
que esto no es culpa de nadie. Ni siquiera mía. Podría culparte, mamá y
papá, y también, al entrenador, durante todo el verano. Hace tres años,
deberían haberme contado todo. Si lo hubiera hecho, estoy segura de que
nunca le habría pedido a Gaston Dalmau firmar sobre mi plan durante esa
entrevista, eso es malditamente seguro.
Mamá empieza a sollozar más fuerte que Kika.
—No podíamos decirte. Era demasiado terrible. Y puesto que no
acordabas de todos modos, pensamos que estábamos ayudando —dice
papá.
—Lo sé, papá. Pero si alguno de ustedes está frenando otros
secretos acerca de Gaston, o de esa noche, entonces quiero saber. Merezco
saber —insisto—. Es muy importante. Por favor.
Mamá se jala para reunirse. —Gaston Dalmau se ofreció como testigo
de tu intento de violación. Incluso confirmó que habías sido drogada por
el otro chico que le dijo. Pero tú terapeuta y la policía nos aconsejó no
enjuiciar.
—¿Por qué? —Mi corazón se hunde y estoy inundada con una nueva
ola de ira.
—La oferta de Gaston hacía posible la acción legal, pero estabas tan
deprimida. Nuestro abogado dijo que no serías una testigo creíble. No
tenías recuerdos concretos del caso, y debido a que habías estado
bebiendo, le dijimos al otro abogado que sería destrozar tu reputación.
Mamá se ahogó tan estrepitosamente que no puedo decir más. Papá
continúa: —No queríamos arrastrarte a través de los tribunales… no
queríamos que tuvieras que enfrentar a los chicos hablando de ello en la
escuela cuando tú no te acordabas de los acontecimientos por ti misma.
Pensamos que lo mejor era dejarlo solo. Nadie sabía lo que había pasado,
además de todos nosotros, el bastardo quién lo empezó todo, y Gaston. Pero
él se comprometió a mantener tu secreto —dice papá.
—¿Y el tipo quien lo hizo? ¿Él… nunca incluso tuvo problemas?
¿Cómo lo callaste? —le pregunto a papá.
—Nuestros abogados trabajaron para que funcionara. Si alguna vez
se acercaba a ti o te hablaba estábamos a la espera de procesar. Después de
que el equipo del estado ganó y el chico firmó con una universidad, se
mudó fuera del estado. De ninguna manera alguien de esa familia fuera a
hablar. No con la universidad de hockey de los chicos en la línea.
—No podía patearlo fuera del equipo, pero puedes apostar que lo
intenté —añade el entrenador—. Tu familia habría tenido que llenar
un informe del incidente al distrito escolar. Un informe que tuviera
expuesto los detalles de esa noche, pero de nuevo, aunque el informe no
hubiera tenido algún peso. Todo sucedió fuera de la escuela, y tú no lo
recordabas. —Suspiro el entrenador—. El chico negó todo, por supuesto.
Sus padres contrataron a uno de los mejores abogados en Denver. El
superintendente de la escuela le dijo al director que si continuaba
haciendo ruido, perdería mi trabajo. Tenía mi familia para considerar —
murmura el entrenador—. Y Gaston, bien él… él pasó por un montón
después de eso. Me odiaba después de que el expediente fuera archivado.
Odiaba a todos. Odiaba al hockey.
—Oh, Dios mío. Oh, Dios mío. —Imagino la versión débil de Gaston
Dalmau en el equipo de hockey sobredimensionado confrontando a mis
padres y al entrenador debido a mí y esa noche.
Encuentro la mirada de mi hermana y susurro: —Estabas tan bien el
otro día, Kika. Apesto. Apesto totalmente, —Lo que sólo la hace llorar por
todo de nuevo.
—Gaston… él consiguió una paliza… ¿por mi culpa?
El entrenador asiente.
Puse mi mano sobre mi boca para detenerme de llorar mientras
recuerdo el artículo de la revista y lo que Lali me había dicho sobre
Gaston dejando el equipo. La comprensión de que se dio por vencido me
golpea. —Necesitaba el dinero de la pasantía porque no tiene dinero para
las becas. Por mi culpa. ¿Cierto?
—Yo no iría tan lejos —dice el entrenador—. Gaston hizo sus propias
decisiones. Le he ofrecido un puesto en el equipo cada año. Él sólo me odia
demasiado para aceptar. Tiene un gran corazón, y es un chico talentoso
pero también es terco como el infierno. No dejaré que tomes la culpa de
sus malas decisiones, Rochi.
Dejé que mis propias lágrimas cayeran. Gaston tiene todo el derecho
para odiarme. Para odiarme el doble. Sólo que había jurado todo el tiempo
que me amaba, que había estado tratando de protegerme, que él
simplemente quería estar cerca de mí. Para ayudar.
—Oh, chicos. Traté tan mal a Gaston. Dije tantas cosas terribles. Le
dije, Oh Dios. Le dije que lo odiaría para siempre. Pero no lo hago. No odio
a nadie... Yo no… —sollocé.
Papá me toma en sus brazos. —Cariño —canta en voz baja,
envolviéndome hasta llevarme a un abrazo de oso. Sollozo contra su
camisa, mientras obtengo el control de mis lágrimas—. Rochi, eras tan
joven… eres todavía joven para mí y mamá. Después, eras como un pájaro
herido. Sólo queríamos que lo olvidaras. Diablos, todos nosotros todavía
deseamos eso.
—Pero ninguno de nosotros puede olvidar, ¿podemos? —pregunto,
mirando hacia arriba a la cara de papá—. Sucedió, y ninguno de nosotros
nunca va a olvidar. Nos ha hecho todos (incluso a Gaston) personas
totalmente diferentes. Estoy tan cansada de todo el mundo culpando a
todo el mundo. Quiero que se acabe.
Me alejo de mi papá y me siento fuertemente en el último escalón.
Papá sigue mi ejemplo. —Nunca voy a ser capaz de perdonar al
imbécil quien te hizo esto. A todos nosotros —dice—. No puedo.
Me encuentro con su mirada. —Quiero que lo intentes. Sobre todo,
tengo que perdonarme a mí misma por haberles mentido a ustedes chicos
cuando me escapé. Necesito perdonarme a mí misma por emborracharme
aquella noche. Necesito perdonarme a mí misma por ser tan estúpida
como para creer en ese idiota cuando me llamó hermosa. Necesito
perdonar a mi cuerpo por no ser capaz de moverse después de que me
había drogado. No pude luchar contra él, ¿sabes? Odio eso más. Yo estaba
completamente despierta, y no me podía mover.
—Oh, Rochi —susurra mamá.
—Mamá, me he odiado por esa parte de ello durante tanto tiempo.
No quiero hacer eso nunca más. —Mi voz se quiebra.
Las lágrimas bajan por el rostro de mamá. —Lo siento, por todo. Si
hay algo más que quieras saber, aquí estoy.
Me encuentro con su mirada y resisto mi hábito arraigado de
mantenerla a distancia.
No pegué en ninguna expresión práctica. A pesar de que me sentía
extraña y con un poco de miedo, voy con lo que es real y una sonrisa a
través de lo último de mis lágrimas. —No. Estoy bien. Estoy realmente
bien. Creo que el único factor que no sé es el nombre del tipo. Y no quiero
saberlo. No importa, ¿verdad?
—No —dice papá—. Mientras estés bien con eso, no importa. Él es
cosa del pasado.
—Prometo no volver a mentir de nuevo. Si ustedes pueden
considerar confiar en mí otra vez… ¿después de obtener más de mi siendo
loca por este verano?
—Lo consideraremos, Rochi. Disculpa aceptada —dice mamá.
Sonrío de nuevo. —Hay una cosa buena que tengo que mencionar
sobre todo esto. Finalmente creo lo que he estado diciendo todo el
tiempo: Que tuve suerte. Suerte de no fuera violada. Suerte de que Gaston lo
detuvo.
—Rochi, no tienes que hablar de esto —dice papá.
—No —déjame terminar—. Tengo que ser clara con ustedes, pero
también conmigo misma. Fui casi violada, y todos ustedes me mintieron.
Tengo una pasantía y una vida falsa, y les mentí.
Me levanto y miro a cada uno de ellos y les doy la sonrisa más
amplia que tengo. —Estoy realmente feliz en este momento. Parece una
locura, pero estoy feliz incluso con Gaston que no podía encontrar una
manera de decirme la verdad durante todo el verano. Casi no puedo creer
que haya significado algo para él desde el principio. ¿Sabes? Cualquier otra
forma no podría haber funcionado. Y lo quería decir… lo dice en serio.
Espero que lo diga en serio. ¿Creen que aún lo hace?
Todo el mundo me mira como si estuviera loca, eso no es nada
diferente, pero esta vez, estoy locamente enamorada, no sólo una simple
locura, ¡y es el mejor sentimiento que he tenido!
—Rochi. ¿Cuál es tu punto? —pregunta papá, su mirada moviéndose
rápidamente entre mamá y yo—. No puedo entender a las niñas cuando
llegan así. ¿Cuál es mi próximo paso? ¿Tengo que pulverizar a algún chico
pobre llamado Peter, o matar a Dalmau Gaston? ¿A ella le gusta o lo
odia? ¿Qué quieres que todos nosotros hagamos?
Me acerco a mamá y extiendo mi mano. —Mamá, necesito mi
teléfono… así puedo leer los mensajes de Gaston. También podría usar
algunos consejos sobre cómo acercarme a un chico sin ofrecerle dinero
para pasar el rato conmigo. Y papá… —Me apuro hacia adelante, antes de
que mamá pueda responder—. ¿Crees que…? Si puedo llegar a un acuerdo
con Gaston… ¿Que todavía podríamos tener esa barbacoa por la tarde?
—Tanto si está de acuerdo o no, cariño, la parrilla estará a las
cuatro.
—¿Y prometes no matar a nadie? —pregunto, alzando las cejas.
Papá me lanza una sonrisa y un guiño. —Entrenador, ¿querría una
de mis hamburguesas de chile? Creo que le debo una disculpa y una
cerveza o dos... o tres.
El entrenador deja escapar un largo suspiro. —Estoy dentro, pero
nosotros sólo estaremos bien si me dejas comprar la cerveza.
Mi mamá y yo nos miramos. —El teléfono, mamá. Por favor.
Ella suspira y me lo da. —Tienes un día de respiro. Pero mañana, me
devolverás este teléfono a mí, y le informarás a Gaston Dalmau… amigo o
enemigo… novio o no… que estás castigada. ¿De acuerdo?
Echo mis brazos alrededor de su cuello y la abrazo con fuerza. —De
acuerdo. Gracias, mamá. —Me alejo y levanto una ceja a mi hermana—.
Kika, necesitare una lista de verificación, un conjunto, un poco de
maquillaje y hasta un chorro enorme de esa loción melocotón para que
consiga salir de esto. No puedo hacerlo sin ti. Por favor. Siento haber
arruinado el verano.
Kika todavía se ve herida pero luego se catapulta hacia mí y nos
abrazamos. —Todavía tenemos un par de semanas para darle la vuelta. Y
ahora que estás castigada podemos recuperar el tiempo perdido —dice—.
Vamos a comer e iremos a Google ―cómo resolver tu ruptura‖. No puedo
esperar para conocer a tu novio —añade—. De ninguna manera un chico
rechazaría una segunda oportunidad para salir contigo.
—Por favor. —Me río—. No quiero ilusionarme demasiado después
de todo lo que le dije ayer. Pero, al menos, espero que quiera ser mi amigo

todavía.

2 comentarios: