domingo, 10 de noviembre de 2013

Casi capitulo 39

Capítulo 39
::Rochi::
la puerta se abre y Gaston se acerca a mí a toda velocidad con un
fuerte.
—¡Uuuuf!
Él es tan enorme que se golpea contra mi espalda. La puerta se cierra
detrás de él tan rápidamente de un golpe que suena como un disparo.
Su teléfono sale volando. —¡Mierda! —dice. Capturo un destello de
sorpresa en sus ojos verdes cuando parpadea hacia mí, mientras mi iPhone
también se me va de las manos y aterriza en algún lugar detrás de mí.
Intento seguirlo pero ese movimiento me hace perder más el equilibrio.
Estoy a punto de caer de las escaleras del porche. Extiendo mis brazos,
buscando la barandilla, pero la palma de mi mano choca con la barbilla de
Gaston con un golpe, en cambio.
Él dice algo que suena como—: Ouwffmierdaoof.
Aguanto la respiración, agarrando cualquier cosa que pueda detener
mi caída. Todo lo que veo es el concreto cuando caigo y me pregunto cómo
se sentirá cuando me golpee.
Gaston se tira para mí y me aplasta contra su pecho, respirando
agitadamente. —Te tengo. Oh, por Dios. ¡Te tengo! ¿Qué estás haciendo
aquí?
Mi nariz es aplastada en su camisa. Mi cabello arreglado por Kika,
ha caído en un tumulto sobre mi rostro. Sus brazos de repente de aprietan
alrededor de mí hasta el punto de que apenas puedo respirar. Me aferro a
él fuertemente más de lo que debería, pero no lo puedo evitar.
¿El golpeteo salvaje en mi cabeza es de mi corazón o el de él?
—Uh… —digo, finalmente, cuando después de un largo tiempo aún
no se ha movido para dejarme ir—. Así no es como imaginaba esta
conversación. Y créeme, de hecho había planeado algunos escenarios.
También, los practiqué frente al espejo —agrego, respirando su calor.
—Yo igual. También escribí un guion.
—Por favor. —Río y miro hacia arriba. Él está sonriéndome a través
de mi cabello enredado—. Gaston. Lo siento ¿Podrás perdonarme por lo que
dije?
Me atrae más cerca. —Lo has entendido mal. Si solo pudiera volver
a hacer todo. Por favor, acepta mis disculpas. Siempre. Me lamentaré.
—Lo hago. Lo hago ¿Esta bien? Eso es porque estoy aquí. Y quiero
disculparme por no entender. Por no escuchar.
—Bueno, vas a escuchar ahora. —Él toma una enorme respiración.
— ¿Cómo es que siempre te las arreglas para oler tan bien? ¿Es eso de
pastel de durazno otra vez?
—Para ser exactos, es pastel de frutas. Y bueno… hueles como limas
y… felicidad para mí. —De repente me siento tímida y mi voz vacila aún
más—.Vine por uno de esos… esos. Um. Ya sabes, ¿besos de reconciliación?
Escuché que eso se hace cuando tienes una pelea con tu novio. ¿Si… eres…
en verdad… todavía mi novio? —Aguanto la respiración.
Él suspira en la cima de mi cabeza. —Diablos, sí. ¡Sí!
—¿Diablos sí me besaras? ¿O diablos sí eres mi novio?
—Ambos. Dios… Rochi… las dos cosas. —Me abraza fuertemente.
Trato de liberarme, queriendo desesperadamente ver su rostro y me
doy cuenta de que mi cabello se ha enredado tanto en los botones de su
camisa que no puedo mover mi cabeza más de dos centímetros de su
pecho.
Por supuesto que no puedo.
—Estoy atorada… mi cabello está en tus botones —digo en su
camisa—. ¿Estas usando un traje?
Él se aleja. —Guau. Está atascado. Y… yo llevo una blazer... sí
—Ouch. Fácil… —me quejo cuando siento a mi cabello tirarse.
—Es malo. Quédate quieta. —Puedo oír la risa en su voz. Sus dedos
se mueven en mi cabello. Estoy realmente agradecida de que no puede ver
mi rostro, porque aún estoy procesando el hecho de que: ¡Gaston Dalmau dijo
que es mi novio! Lo que significa que ¡soy la novia de Gaston Dalmau!
Sus dedos se mueven en el botón cerca de mi nariz. —Como que me
gusta que estés atorada en mí así.
Bromeo. —Bien. Entonces acostúmbrate a mis movimientos. Tengo
cientos de maneras para mantenerte atado. Puedo tomar seriamente las
palabras ―grilletes y cadenas‖ porque desde aquí se pone feo.
Rompe las últimas hebras de cabello dejándolo libre y por primera
vez, soy capaz de mirar sus hermosos ojos verdes. Él me sonríe y acaricia
mi rostro.
—Estaba esperando que dijeras eso.
Levanto mi brazo para enroscar suavemente mi dedo índice a través
del rizo en su frente que siempre está fuera de lugar y lo coloco con los
demás. Dejé caer suavemente mi mano contra su mejilla, sintiendo la
aspereza de su barba de la mañana contra mi palma, mientras mi pulgar
explora el hoyuelo en su barbilla y mis ojos viajan hasta la cuerva de sus
labios.
—Necesito que me beses. Ahora mismo. Por favor. —Sé que sueno
desesperada pero no me importa. Todo lo que quiero es alguna seguridad
que este momento, que somos reales.
Mi corazón se acelera cuando él se inclina. Rápido y más rápido.
Nuestras miradas se cruzan y leo su expresión. Coincide con lo que siento:
ansias, mezclada con la felicidad.
Mi corazón se dispara y me inclino hacia él también.
—Todavía no —suplica con un largo y tembloroso suspiro y coloca
sus manos en mis hombros—. Tuviste que besarme primero ayer y eso
causó caos y confusión. No puedo permitir que derritas mi mente con esos
labios y luego esperar tener algún tipo de conversación coherente. Vas a
tener que dejar de mirarme así hasta que yo diga lo que tengo que decir.
—¿Hablas en serio? No te voy a rogar dos veces… —Me ruborizo y
alejo la mirada.
Gaston se ríe. —Anímate. Todavía estoy bajo contrato y de acuerdo
con ese documento no se me permite besarte en absoluto. —Mete la mano
en el bolsillo y saca un sobre mostrándomelo a mí. ¡Está lleno de billetes y
una copia de nuestro contrato!—. No más cheques para que destruyas.
Toma este dinero. Es tuyo y luego rompe el contrato.
No hago ningún movimiento para tocar el sobre. —No quiero ese
dinero. Lo necesitas para la universidad. Nos vas a cambiar ningún
objetivo solo por mí.
—Es importante. Quiero que el contrato termine. Toma la mitad del
dinero de la pasantía, es la única manera de hacerlo justo para mí.
—Sí, pero te lo has ganado justamente. Ni siquiera sabes realmente
lo que es esto, lo que somos. Y estamos seguros de que no sabemos si las
cosas funcionaran. Así que... tal vez me gusta el contrato así. ¿Podríamos
rehacerlo? Agregar que estamos saliendo a modo de prueba, y entonces
puedes seguir cobrando. Debido a que ambos vamos a terminar las
prácticas de trabajo, ¿no?
Levanta las cejas. —Tendrás que rendir cuentas desde ahora. Los
dos sabemos lo que hay exactamente entre nosotros, y como funcionara.
No necesitamos un papel para que nos una. Me amas, Rochi Igarzabal, y yo he
estado enamorado de ti desde el primer año. Por lo menos vamos a dejar
claro esto. Nuestro contrato ha terminado, y tienes que recuperar este
dinero.
Un nudo ha aparecido en la parte posterior de mi garganta. Mi
corazón revolotea con dos billones de mariposas. Agarro el contrato y veo
nuestros nombres garabateados en la parte de arriba.
—Espera. —Él suena molesto.
—Está bien. Pero es difícil para mí decirlo —digo—. Lo siento.
—No lo hagas. Quiero escuchar que estás de acuerdo. —Sus ojos
arden en los míos.
—El contrato ha terminado —digo de prisa, sintiendo mi rostro
ruborizarse de nuevo—. Pero… es triste romperlo. Lo quiero guardar. Es
tan lindo. Ahora… ¿qué hay del beso?
Niega con su cabeza y me lanza una mirada de advertencia. —No
trates de distraerme. Termina de decir lo que quiero escuchar.
Cruzo mis brazos sobre mi pecho. —Te amo. Está bien. Te amo, y lo
entiendo. Que también me amas. ¿Feliz?
Sonríe tan ampliamente que la luz del sol parece brillar en cada
centímetro de él. —Casi. No me puedo mover ni un centímetro más —
dice, sosteniendo el sobre—. No de este porche, no con mi vida y no te
besaré de nuevo si este dinero está entre nosotros. Tómalo.
Hago una expresión que coincide con la seriedad de su voz, aunque
por dentro estoy teniendo un pequeño grito de alegría. —Tomaré el
dinero si estás de acuerdo para jugar en el equipo del entrenador William
y conseguir una beca.
Los ojos de Gaston destellan primero con lo que parece sorpresa y
enojo. Luego cambian a lo que parece ser esperanza. Asiente con la cabeza.
—Es un acuerdo justo. Siempre me tendrá de vuelta.
—Lo hará. Me lo dijo.
—Pero si me dejas, entonces lo dejaré otra vez.
Tomé el sobre lleno de dinero en efectivo y lo metí en mi bolsillo. —
Ya está. Acuerdo completo. Frunciendo los labios, novio.
Él suspira y mira profundamente mis ojos y puedo sentir que algo
todavía está mal.
—¿Qué?
—Lo que hice, el primer año... me ha atormentado. ¿Ahora que has
recordado, puedes decir honestamente que no han cambiado tus
sentimientos hacia mí? ¿Qué pasa si nunca podrás olvidar… lo que hice? Lo
que no hice...
—Detente. No quiero volver a olvidar que estabas ahí. Nunca.
Tenías miedo, igual que yo. No debería estar enojada contigo por eso.
Diste un paso hacia adelante. Fuiste mi héroe esa noche y lo veo ahora. Lo
detuviste. Gaston... le impediste hacerme daño. —Mi voz se quiebra con
lágrimas en mis ojos.
—No puedo imaginar quién o qué sería de mí si no hubieras llegado
a esa habitación. Me salvaste todo. Y me equivoqué al decir que te odiaba
por alguna parte de eso…
Él me toma en sus brazos. —Shh. Rochi. ¡Mierda! No era mi intención
hacerte llorar. No soy el héroe de nadie. No sé cómo me perdonaré por
haberte dejado como lo hice esa noche. Por no matar a ese chico.
»Créeme, lo intenté. Empecé una pelea que me dejó molido a golpes.
Lo golpeé a él y a sus amigos en primer lugar. Era como un perro pequeño
en contra de un grupo de cocodrilos.
Dos lágrimas escapan por mis mejillas.
—Rochi…
—No. Tengo que decir esto. Sólo éramos niños. Catorce años. He
visto las fotos de ti en ese entonces. ¡Tú eras más pequeño que lo que es mi
hermana ahora! Yo, sólo gracias. Muchas gracias. Por luchar por mí, por no
decir nada a nadie en todos estos años. Por tomar una oportunidad
cuando fui una idiota contigo en la entrevista.
»Eres la persona más honorable que he conocido. Hacer algo así por
una chica que ni siquiera era agradable. Y no estaba para nada agradable
ese día.
—Siempre has sido agradable. Sabía que estabas al frente. No soy
honorable. No soy como piensas. —Sus ojos se oscurecen y puedo ver que
está frenando sus propias lágrimas. Niega con la cabeza—. No te dije la
verdad en la entrevista. Y durante todo el verano, he estado observándote.
He tenido miles de pensamientos indecorosos sobre tus piernas, tus ojos,
tu condenado olor a pastel de melocotón, los rizos que se juntan alrededor
de tus sienes y la parte posterior de tu cuello. Dios, maldita sea la parte
posterior de tu cuello me vuelve loco.
—¿En serio? ¿Cómo qué más?
—Como deseando poder besarte, o pasar mis manos por tu piel. Y
he tenido estos sentimientos cada cinco segundos que hemos estado
juntos. Cuando todo el tiempo tú pensabas que solo estaba ―haciendo mi
trabajo‖.
Una risa temblorosa se me escapa. —Estamos en lo mismo entonces.
He estado mirando tus labios, tus ojos verde-dorados magníficos y
también tu sonrisa increíble. Y he estado amando la forma en que hueles y
tu voz baja, desde la entrevista. Así que. No puedes cambiar mi opinión.
También me salvaste de caer en el porche. Honorable héroe, hasta la
médula. Fin de la conversación. Mis padres me dijeron cómo te ofreciste
como testigo…
—Mierda. Me había olvidado de ellos. ¿Qué hay de tus padres?
¿Debo empezar a cavar mi propia tumba?
—No. Ellos, son buenos. Les dije todo. ¡Sin embargo, mi padre casi
estrangulo al entrenador Williams hasta la muerte en el pasillo principal!
—¿No me digas? —Gaston palidece—. ¿El entrenador vino a tu casa?
—Está bien, ellos hicieron las paces. Les dije todo lo relacionado con
el contrato y tú, lo que incluye tu nombre verdadero. También me están
apoyando en la universidad. Si creo que soy lo suficientemente fuerte,
entonces puedo hacer la llamada, no ellos. Nos entendemos mucho mejor
por todo esto. ¿No te das cuenta? Estaba perdida, realmente perdida. No
podía salir de lo que me había convertido hasta que firmé ese contrato y
estuviste a mi lado.
—Eso fue todo lo que tú... encontrando tu propio modo de salir.
Pero podemos discutir sobre eso más tarde, después de reconciliarnos.
Tira de mí para volver a estar cerca.
—Finalmente —digo frunciendo los labios como un pez.
Él se ríe y pone una mano en mi mejilla.
Puse mis brazos alrededor de su cuello. Un rastro de piel de gallina
se forma donde recorre un dedo por el lado de mi cuello. Su expresión se
vuelve tan intensa que me siento como si me hubiera fundido en un
caudaloso río verde. Él se inclina y cierro los ojos, asustada por un
momento de que me olvidara de qué hacer.
—Te amo. Rochi, tanto.
Sus labios rozan mi mejilla primero. Sorprendiéndome, haciéndome
temblar de anticipación. El calor de sus labios viaja a través de la frente,
las sienes, el cuello, hasta que finalmente se encuentra con mis labios. Me
derrito en él y envuelvo mis brazos con más fuerza, lo besó de nuevo hasta
que el mundo gira bajo mis pies.
Él tira de mí más cerca y sus manos se mueven hacia abajo a los
lados de mi cintura. Mi cuerpo se aprieta contra él. Él está sosteniendo
todo mi peso y lo beso de nuevo hasta que estoy flotando con miles de
mariposas, saboreando trocitos de fuego en mi lengua y caminando sobre
las estrellas. Yo profundizo el beso, dejando que mis dedos se enreden en
sus rizos.
Tal vez porque él ya ha estado en mis sueños durante tanto tiempo,
que me siento como si siempre hemos estado juntos. Enamorados. Amor.
Amor. Amor.
Él se aleja y todo lo que puedo manejar es un suspiro aturdido. Me
toma mucho tiempo registrar los detalles de su rostro. —Así que... ¿esto es
un beso de reconciliación? Vamos a tener otra pelea pronto.
—Soy la persona más feliz sobre la tierra en este momento —dice.
—No. Esa sería yo. Tienes que besarme otra vez. Es así, es tan... tan...
guau. Y podría estar sujeta sólo al más pequeño de los rencores que tú
tendrás que limpiar. —Me inclino.
Él se queja como si le doliera y sus mejillas se ponen rojo brillante.
—No puedo. No podemos.
—¿Por qué? —¡Mi objetivo es ir por sus labios y me deja de lado!
—Tenemos una audiencia. Si no nos detenemos, voy a
avergonzarme realmente en más de un sentido. No tengo ningún control
en lo que a ti se refiere. Por favor. Es Abue, nos está mirando. —Dispara
una sonrisa dolida por encima de mi hombro.
Vuelvo a mirar. Peter, Lali y la Abue están de pie en la ventana
sonriendo como tontos.
Lali salta arriba y abajo, haciendo uno de sus aplausos mientras
me da el visto bueno.
—¿Por qué están todos aquí? ¿Por qué Peter llevaba un traje? Y
Lali, ¿qué pasa con ese vestido de flores?
—Te lo dije. Teníamos un guion. Estos son los trajes. No tienes idea
de lo que habíamos planeado para recuperarte. Este equipo estaba a punto
de estrellarse con la barbacoa de tu padre.
—¿Incluso Abue? —Me carcajeo y le sonrío a Abue. Ella mueve la
espalda con un bastón de aspecto extraño.
—Especialmente Abue. Ella había prometido ir tras tu papá sí,
quiero decir, cuando él intentara matarme.
Me río y abro la puerta de entrada. —Tan pronto como
encontremos nuestros teléfonos, cenaremos con mis padres. ¿Quién viene
a la barbacoa para ayudarme a presentar a mi nuevo novio a la familia?
Peter sale por la puerta, resoplando su desagradable sonrisa,
bufido. —Pensé que ustedes dos iban a besuquearse durante horas. Abue
dice que se ha ido por el bolso, pero creo que tenía que lavar el vómito de
su boca. Yo si lo hice —añade, disparándome una enorme sonrisa y un
guiño.
—Siento que no funcionara entre nosotros, Rochi. Pero no sabía que
íbamos a salir hasta hoy. Espero que no estés enojada de que te engañara
con Lali durante todo este tiempo.
—Ya estoy sobre ti —bromeo.
Lali, lo sigue, golpea su hombro. —Sí, porque los habría
matado a ambos si no rompían. —Me lanza una mirada—. Si alguna vez
guardas un secreto tan grande a mí otra vez, ya no seremos las mejores
amigas.
La abrazo con fuerza, y puedo ver que ella no está enojada conmigo.
—Te lo prometo. Lo siento. Y gracias por la comprensión.
—Ya es historia. —Lali me abraza nuevamente.
Peter le sonríe a Lali y pone su brazo alrededor de ella.
—Estoy tan pasado de esta chica. ¿Alguien ha notado eso?
Abue llega a la entrada y cierra la puerta. Ella se ve feliz, pero está
atascada como si no estuviera lista para hablar por el momento.
—Jamás te olvidaré Peter —le digo a Gaston. Se ríe y me
entrega el iPhone que ha recuperado. Gaston pone un brazo alrededor de mí,
y el otro alrededor de Abue antes de poner un rápido beso en cada una de
nuestras mejillas.
—Me aseguraré de que olvides a cada chico excepto a mí, Rochi
Igarzabal. Y esa es una promesa que quiero mantener.

Oh, esa voz.

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