Capítulo 39
::Rochi::
la puerta se abre y Gaston
se acerca a mí a toda velocidad con un
fuerte.
—¡Uuuuf!
Él es tan enorme que
se golpea contra mi espalda. La puerta se cierra
detrás de él tan
rápidamente de un golpe que suena como un disparo.
Su teléfono sale
volando. —¡Mierda! —dice. Capturo un destello de
sorpresa en sus ojos
verdes cuando parpadea hacia mí, mientras mi iPhone
también se me va de
las manos y aterriza en algún lugar detrás de mí.
Intento seguirlo pero
ese movimiento me hace perder más el equilibrio.
Estoy a punto de caer
de las escaleras del porche. Extiendo mis brazos,
buscando la
barandilla, pero la palma de mi mano choca con la barbilla de
Gaston con un golpe,
en cambio.
Él dice algo que suena
como—: Ouwffmierdaoof.
Aguanto la
respiración, agarrando cualquier cosa que pueda detener
mi caída. Todo lo que
veo es el concreto cuando caigo y me pregunto cómo
se sentirá cuando me
golpee.
Gaston se tira para mí
y me aplasta contra su pecho, respirando
agitadamente. —Te
tengo. Oh, por Dios. ¡Te tengo! ¿Qué estás haciendo
aquí?
Mi nariz es aplastada
en su camisa. Mi cabello arreglado por Kika,
ha caído en un tumulto
sobre mi rostro. Sus brazos de repente de aprietan
alrededor de mí hasta
el punto de que apenas puedo respirar. Me aferro a
él fuertemente más de
lo que debería, pero no lo puedo evitar.
¿El golpeteo salvaje
en mi cabeza es de mi corazón o el de él?
—Uh… —digo, finalmente,
cuando después de un largo tiempo aún
no se ha movido para
dejarme ir—. Así no es como imaginaba esta
conversación. Y
créeme, de hecho había planeado algunos escenarios.
También, los practiqué
frente al espejo —agrego, respirando su calor.
—Yo igual. También
escribí un guion.
—Por favor. —Río y
miro hacia arriba. Él está sonriéndome a través
de mi cabello
enredado—. Gaston. Lo siento ¿Podrás perdonarme por lo que
dije?
Me atrae más cerca.
—Lo has entendido mal. Si solo pudiera volver
a hacer todo. Por
favor, acepta mis disculpas. Siempre. Me lamentaré.
—Lo hago. Lo hago
¿Esta bien? Eso es porque estoy aquí. Y quiero
disculparme por no
entender. Por no escuchar.
—Bueno, vas a escuchar
ahora. —Él toma una enorme respiración.
— ¿Cómo es que siempre
te las arreglas para oler tan bien? ¿Es eso de
pastel de durazno otra
vez?
—Para ser exactos, es
pastel de frutas. Y bueno… hueles como limas
y… felicidad para mí.
—De repente me siento tímida y mi voz vacila aún
más—.Vine por uno de
esos… esos. Um. Ya sabes, ¿besos de reconciliación?
Escuché que eso se
hace cuando tienes una pelea con tu novio. ¿Si… eres…
en verdad… todavía mi
novio? —Aguanto la respiración.
Él suspira en la cima
de mi cabeza. —Diablos, sí. ¡Sí!
—¿Diablos sí me
besaras? ¿O diablos sí eres mi novio?
—Ambos. Dios… Rochi…
las dos cosas. —Me abraza fuertemente.
Trato de liberarme,
queriendo desesperadamente ver su rostro y me
doy cuenta de que mi
cabello se ha enredado tanto en los botones de su
camisa que no puedo
mover mi cabeza más de dos centímetros de su
pecho.
Por supuesto que no
puedo.
—Estoy atorada… mi
cabello está en tus botones —digo en su
camisa—. ¿Estas usando
un traje?
Él se aleja. —Guau.
Está atascado. Y… yo llevo una blazer... sí
—Ouch. Fácil… —me
quejo cuando siento a mi cabello tirarse.
—Es malo. Quédate
quieta. —Puedo oír la risa en su voz. Sus dedos
se mueven en mi
cabello. Estoy realmente agradecida de que no puede ver
mi rostro, porque aún
estoy procesando el hecho de que: ¡Gaston Dalmau dijo
que es mi novio! Lo
que significa que ¡soy la novia de Gaston Dalmau!
Sus dedos se mueven en
el botón cerca de mi nariz. —Como que me
gusta que estés
atorada en mí así.
Bromeo. —Bien.
Entonces acostúmbrate a mis movimientos. Tengo
cientos de maneras
para mantenerte atado. Puedo tomar seriamente las
palabras ―grilletes y
cadenas‖ porque desde aquí se pone feo.
Rompe las últimas
hebras de cabello dejándolo libre y por primera
vez, soy capaz de
mirar sus hermosos ojos verdes. Él me sonríe y acaricia
mi rostro.
—Estaba esperando que
dijeras eso.
Levanto mi brazo para
enroscar suavemente mi dedo índice a través
del rizo en su frente
que siempre está fuera de lugar y lo coloco con los
demás. Dejé caer
suavemente mi mano contra su mejilla, sintiendo la
aspereza de su barba
de la mañana contra mi palma, mientras mi pulgar
explora el hoyuelo en
su barbilla y mis ojos viajan hasta la cuerva de sus
labios.
—Necesito que me
beses. Ahora mismo. Por favor. —Sé que sueno
desesperada pero no me
importa. Todo lo que quiero es alguna seguridad
que este momento, que
somos reales.
Mi corazón se acelera
cuando él se inclina. Rápido y más rápido.
Nuestras miradas se
cruzan y leo su expresión. Coincide con lo que siento:
ansias, mezclada con
la felicidad.
Mi corazón se dispara
y me inclino hacia él también.
—Todavía no —suplica
con un largo y tembloroso suspiro y coloca
sus manos en mis
hombros—. Tuviste que besarme primero ayer y eso
causó caos y
confusión. No puedo permitir que derritas mi mente con esos
labios y luego esperar
tener algún tipo de conversación coherente. Vas a
tener que dejar de
mirarme así hasta que yo diga lo que tengo que decir.
—¿Hablas en serio? No
te voy a rogar dos veces… —Me ruborizo y
alejo la mirada.
Gaston se ríe.
—Anímate. Todavía estoy bajo contrato y de acuerdo
con ese documento no
se me permite besarte en absoluto. —Mete la mano
en el bolsillo y saca
un sobre mostrándomelo a mí. ¡Está lleno de billetes y
una copia de nuestro
contrato!—. No más cheques para que destruyas.
Toma este dinero. Es
tuyo y luego rompe el contrato.
No hago ningún
movimiento para tocar el sobre. —No quiero ese
dinero. Lo necesitas
para la universidad. Nos vas a cambiar ningún
objetivo solo por mí.
—Es importante. Quiero
que el contrato termine. Toma la mitad del
dinero de la pasantía,
es la única manera de hacerlo justo para mí.
—Sí, pero te lo has
ganado justamente. Ni siquiera sabes realmente
lo que es esto, lo que
somos. Y estamos seguros de que no sabemos si las
cosas funcionaran. Así
que... tal vez me gusta el contrato así. ¿Podríamos
rehacerlo? Agregar que
estamos saliendo a modo de prueba, y entonces
puedes seguir
cobrando. Debido a que ambos vamos a terminar las
prácticas de trabajo,
¿no?
Levanta las cejas.
—Tendrás que rendir cuentas desde ahora. Los
dos sabemos lo que hay
exactamente entre nosotros, y como funcionara.
No necesitamos un
papel para que nos una. Me amas, Rochi Igarzabal, y yo he
estado enamorado de ti
desde el primer año. Por lo menos vamos a dejar
claro esto. Nuestro
contrato ha terminado, y tienes que recuperar este
dinero.
Un nudo ha aparecido
en la parte posterior de mi garganta. Mi
corazón revolotea con
dos billones de mariposas. Agarro el contrato y veo
nuestros nombres
garabateados en la parte de arriba.
—Espera. —Él suena
molesto.
—Está bien. Pero es
difícil para mí decirlo —digo—. Lo siento.
—No lo hagas. Quiero
escuchar que estás de acuerdo. —Sus ojos
arden en los míos.
—El contrato ha
terminado —digo de prisa, sintiendo mi rostro
ruborizarse de nuevo—.
Pero… es triste romperlo. Lo quiero guardar. Es
tan lindo. Ahora… ¿qué
hay del beso?
Niega con su cabeza y
me lanza una mirada de advertencia. —No
trates de distraerme.
Termina de decir lo que quiero escuchar.
Cruzo mis brazos sobre
mi pecho. —Te amo. Está bien. Te amo, y lo
entiendo. Que también
me amas. ¿Feliz?
Sonríe tan ampliamente
que la luz del sol parece brillar en cada
centímetro de él.
—Casi. No me puedo mover ni un centímetro más —
dice, sosteniendo el
sobre—. No de este porche, no con mi vida y no te
besaré de nuevo si
este dinero está entre nosotros. Tómalo.
Hago una expresión que
coincide con la seriedad de su voz, aunque
por dentro estoy
teniendo un pequeño grito de alegría. —Tomaré el
dinero si estás de
acuerdo para jugar en el equipo del entrenador William
y conseguir una beca.
Los ojos de Gaston
destellan primero con lo que parece sorpresa y
enojo. Luego cambian a
lo que parece ser esperanza. Asiente con la cabeza.
—Es un acuerdo justo.
Siempre me tendrá de vuelta.
—Lo hará. Me lo dijo.
—Pero si me dejas,
entonces lo dejaré otra vez.
Tomé el sobre lleno de
dinero en efectivo y lo metí en mi bolsillo. —
Ya está. Acuerdo
completo. Frunciendo los labios, novio.
Él suspira y mira
profundamente mis ojos y puedo sentir que algo
todavía está mal.
—¿Qué?
—Lo que hice, el
primer año... me ha atormentado. ¿Ahora que has
recordado, puedes
decir honestamente que no han cambiado tus
sentimientos hacia mí?
¿Qué pasa si nunca podrás olvidar… lo que hice? Lo
que no hice...
—Detente. No quiero
volver a olvidar que estabas ahí. Nunca.
Tenías miedo, igual
que yo. No debería estar enojada contigo por eso.
Diste un paso hacia
adelante. Fuiste mi héroe esa noche y lo veo ahora. Lo
detuviste. Gaston...
le impediste hacerme daño. —Mi voz se quiebra con
lágrimas en mis ojos.
—No puedo imaginar
quién o qué sería de mí si no hubieras llegado
a esa habitación. Me salvaste
todo. Y me equivoqué al decir que te odiaba
por alguna parte de
eso…
Él me toma en sus
brazos. —Shh. Rochi. ¡Mierda! No era mi intención
hacerte llorar. No soy
el héroe de nadie. No sé cómo me perdonaré por
haberte dejado como lo
hice esa noche. Por no matar a ese chico.
»Créeme, lo intenté.
Empecé una pelea que me dejó molido a golpes.
Lo golpeé a él y a sus
amigos en primer lugar. Era como un perro pequeño
en contra de un grupo
de cocodrilos.
Dos lágrimas escapan
por mis mejillas.
—Rochi…
—No. Tengo que decir
esto. Sólo éramos niños. Catorce años. He
visto las fotos de ti
en ese entonces. ¡Tú eras más pequeño que lo que es mi
hermana ahora! Yo,
sólo gracias. Muchas gracias. Por luchar por mí, por no
decir nada a nadie en
todos estos años. Por tomar una oportunidad
cuando fui una idiota
contigo en la entrevista.
»Eres la persona más
honorable que he conocido. Hacer algo así por
una chica que ni
siquiera era agradable. Y no estaba para nada agradable
ese día.
—Siempre has sido
agradable. Sabía que estabas al frente. No soy
honorable. No soy como
piensas. —Sus ojos se oscurecen y puedo ver que
está frenando sus
propias lágrimas. Niega con la cabeza—. No te dije la
verdad en la
entrevista. Y durante todo el verano, he estado observándote.
He tenido miles de
pensamientos indecorosos sobre tus piernas, tus ojos,
tu condenado olor a
pastel de melocotón, los rizos que se juntan alrededor
de tus sienes y la
parte posterior de tu cuello. Dios, maldita sea la parte
posterior de tu cuello
me vuelve loco.
—¿En serio? ¿Cómo qué
más?
—Como deseando poder
besarte, o pasar mis manos por tu piel. Y
he tenido estos
sentimientos cada cinco segundos que hemos estado
juntos. Cuando todo el
tiempo tú pensabas que solo estaba ―haciendo mi
trabajo‖.
Una risa temblorosa se
me escapa. —Estamos en lo mismo entonces.
He estado mirando tus
labios, tus ojos verde-dorados magníficos y
también tu sonrisa
increíble. Y he estado amando la forma en que hueles y
tu voz baja, desde la
entrevista. Así que. No puedes cambiar mi opinión.
También me salvaste de
caer en el porche. Honorable héroe, hasta la
médula. Fin de la
conversación. Mis padres me dijeron cómo te ofreciste
como testigo…
—Mierda. Me había
olvidado de ellos. ¿Qué hay de tus padres?
¿Debo empezar a cavar
mi propia tumba?
—No. Ellos, son
buenos. Les dije todo. ¡Sin embargo, mi padre casi
estrangulo al
entrenador Williams hasta la muerte en el pasillo principal!
—¿No me digas? —Gaston
palidece—. ¿El entrenador vino a tu casa?
—Está bien, ellos
hicieron las paces. Les dije todo lo relacionado con
el contrato y tú, lo
que incluye tu nombre verdadero. También me están
apoyando en la
universidad. Si creo que soy lo suficientemente fuerte,
entonces puedo hacer
la llamada, no ellos. Nos entendemos mucho mejor
por todo esto. ¿No te
das cuenta? Estaba perdida, realmente perdida. No
podía salir de lo que
me había convertido hasta que firmé ese contrato y
estuviste a mi lado.
—Eso fue todo lo que
tú... encontrando tu propio modo de salir.
Pero podemos discutir
sobre eso más tarde, después de reconciliarnos.
Tira de mí para volver
a estar cerca.
—Finalmente —digo
frunciendo los labios como un pez.
Él se ríe y pone una
mano en mi mejilla.
Puse mis brazos
alrededor de su cuello. Un rastro de piel de gallina
se forma donde recorre
un dedo por el lado de mi cuello. Su expresión se
vuelve tan intensa que
me siento como si me hubiera fundido en un
caudaloso río verde.
Él se inclina y cierro los ojos, asustada por un
momento de que me
olvidara de qué hacer.
—Te amo. Rochi, tanto.
Sus labios rozan mi
mejilla primero. Sorprendiéndome, haciéndome
temblar de
anticipación. El calor de sus labios viaja a través de la frente,
las sienes, el cuello,
hasta que finalmente se encuentra con mis labios. Me
derrito en él y
envuelvo mis brazos con más fuerza, lo besó de nuevo hasta
que el mundo gira bajo
mis pies.
Él tira de mí más
cerca y sus manos se mueven hacia abajo a los
lados de mi cintura.
Mi cuerpo se aprieta contra él. Él está sosteniendo
todo mi peso y lo beso
de nuevo hasta que estoy flotando con miles de
mariposas, saboreando
trocitos de fuego en mi lengua y caminando sobre
las estrellas. Yo
profundizo el beso, dejando que mis dedos se enreden en
sus rizos.
Tal vez porque él ya
ha estado en mis sueños durante tanto tiempo,
que me siento como si
siempre hemos estado juntos. Enamorados. Amor.
Amor. Amor.
Él se aleja y todo lo
que puedo manejar es un suspiro aturdido. Me
toma mucho tiempo
registrar los detalles de su rostro. —Así que... ¿esto es
un beso de
reconciliación? Vamos a tener otra pelea pronto.
—Soy la persona más
feliz sobre la tierra en este momento —dice.
—No. Esa sería yo.
Tienes que besarme otra vez. Es así, es tan... tan...
guau. Y podría estar
sujeta sólo al más pequeño de los rencores que tú
tendrás que limpiar.
—Me inclino.
Él se queja como si le
doliera y sus mejillas se ponen rojo brillante.
—No puedo. No podemos.
—¿Por qué? —¡Mi
objetivo es ir por sus labios y me deja de lado!
—Tenemos una
audiencia. Si no nos detenemos, voy a
avergonzarme realmente
en más de un sentido. No tengo ningún control
en lo que a ti se
refiere. Por favor. Es Abue, nos está mirando. —Dispara
una sonrisa dolida por
encima de mi hombro.
Vuelvo a mirar. Peter,
Lali y la Abue están de pie en la ventana
sonriendo como tontos.
Lali salta arriba y
abajo, haciendo uno de sus aplausos mientras
me da el visto bueno.
—¿Por qué están todos
aquí? ¿Por qué Peter llevaba un traje? Y
Lali, ¿qué pasa con
ese vestido de flores?
—Te lo dije. Teníamos
un guion. Estos son los trajes. No tienes idea
de lo que habíamos
planeado para recuperarte. Este equipo estaba a punto
de estrellarse con la
barbacoa de tu padre.
—¿Incluso Abue? —Me
carcajeo y le sonrío a Abue. Ella mueve la
espalda con un bastón
de aspecto extraño.
—Especialmente Abue.
Ella había prometido ir tras tu papá sí,
quiero decir, cuando
él intentara matarme.
Me río y abro la
puerta de entrada. —Tan pronto como
encontremos nuestros
teléfonos, cenaremos con mis padres. ¿Quién viene
a la barbacoa para
ayudarme a presentar a mi nuevo novio a la familia?
Peter sale por la
puerta, resoplando su desagradable sonrisa,
bufido. —Pensé que
ustedes dos iban a besuquearse durante horas. Abue
dice que se ha ido por
el bolso, pero creo que tenía que lavar el vómito de
su boca. Yo si lo hice
—añade, disparándome una enorme sonrisa y un
guiño.
—Siento que no
funcionara entre nosotros, Rochi. Pero no sabía que
íbamos a salir hasta
hoy. Espero que no estés enojada de que te engañara
con Lali durante todo
este tiempo.
—Ya estoy sobre ti
—bromeo.
Lali, lo sigue, golpea
su hombro. —Sí, porque los habría
matado a ambos si no
rompían. —Me lanza una mirada—. Si alguna vez
guardas un secreto tan
grande a mí otra vez, ya no seremos las mejores
amigas.
La abrazo con fuerza,
y puedo ver que ella no está enojada conmigo.
—Te lo prometo. Lo
siento. Y gracias por la comprensión.
—Ya es historia. —Lali
me abraza nuevamente.
Peter le sonríe a Lali
y pone su brazo alrededor de ella.
—Estoy tan pasado de
esta chica. ¿Alguien ha notado eso?
Abue llega a la
entrada y cierra la puerta. Ella se ve feliz, pero está
atascada como si no
estuviera lista para hablar por el momento.
—Jamás te olvidaré Peter
—le digo a Gaston. Se ríe y me
entrega el iPhone que
ha recuperado. Gaston pone un brazo alrededor de mí,
y el otro alrededor de
Abue antes de poner un rápido beso en cada una de
nuestras mejillas.
—Me aseguraré de que
olvides a cada chico excepto a mí, Rochi
Igarzabal. Y esa es
una promesa que quiero mantener.
Oh, esa voz.

No hay comentarios:
Publicar un comentario