viernes, 22 de noviembre de 2013

Juguemos a Ser Novios... capitulo 14

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¿Por qué nos mientes? 

Gastón abrió sus ojos para encontrarse frente a frente con el rostro de la rubia. El rostro de ella lucía tan relajado que le provocó las ganas de volver a cerrar sus ojos y dormir pero no lo hizo, una porque era muy tarde para volver a dormir y otra porque decidió acariciar la mejilla de Rocio. Rozó únicamente su dedo índice sobre la blanca piel de la muchacha, trazó una línea invisible hacia arriba y luego otra hacia abajo, en el rostro de ella se dibujó una sonrisa. 
Ella estaba despierta, probablemente desde mucho antes que Gastón. 

—Buenos días —susurró él aun dudando que Rocio estuviera despierta. 

—Buenos días —dijo Rocio sin abrir sus ojos pero su voz se escuchaba aun adormilada por lo que seguramente, pensó Gastón, se había despertado cuando él la había acariciado. 

—Abre tus ojos —pidió.

—No quiero —contestó la rubia imitando la voz de una niña pequeña haciendo berrinche—. ¿Por qué quieres que lo haga? 

Él intentó encogerse de hombros pero como siempre no lo logró así que solo dijo lo que había estado pensando desde que despertó. 

—Quiero ver tus ojos. 

Rocio abrió sus ojos de golpe sorprendida de escuchar esas palabras, nadie se había detenido a preguntar o pensar en sus ojos, eran tan comúnmente castaños que pasaban desapercibidos antes cualquier persona. 
¿Por qué Gastón quería ver sus ojos? 
De pronto sintió sus mejillas acaloradas y temió sonrojarse por lo que decidió cubrirse con la cobija hasta la cabeza. 

—Creo que esa no es la mejor manera de poder ver tus ojos —dijo el muchacho riendo. 

—No me gusta cuando mantienen la mirada en mí —dijo Rocio debajo de las cobijas. 

A Gastón le pareció tierna la acción de ella y acarició su cabeza por encima de las cobijas o al menos intentando hacerlo. 

—Bueno, creo que será mejor que nos levantemos —dijo cambiando de tema—. Tenemos un problema ¿sabes? 

Rocio se descubrió la cabeza y lo observó unos segundos para después desviar su mirada. 
—¿Qué problema? —preguntó sintiéndose nerviosa, queriendo salir rápidamente de la cama. Se sintió como una tonta al ver la situación en la que había estado, ella misma había tenido esa idea y ahora ella era la única nerviosa. 

—Son las 8 de la mañana y no podemos salir como si nada los dos de la misma habitación a no ser que quieras que piensen “mal” de nosotros —la muchacha cerró los ojos entendiendo todo. 
Ambos salieron de la cama, Rocio se quitó las ligas que sostenían su cabello y lo acomodó sobre su espalda dejando formar largas ondas. Gastón en cambio solo se revolvió el cabello para que no luciera tan “me-acabo-de-levantar” y observó a la muchacha que estaba del lado contrario de la cama. Solo habían dormido en la misma cama pero se sentía tan… bien. 

—Yo saldré primero —habló Gastón abriendo el primer cajón del buró que estaba a un lado de su cama y sacó un celular de emergencia, sobre el buró reposaba su celular rojo, caminó hasta Rocio y se lo entregó—. Te mandaré un mensaje para avisarte que es seguro salir sin que haya nadie vigilando, en cuanto te lo envíe tienes que salir. 

—Está bien —contestó asintiendo rápidamente. 

Gastón ni se preocupó por cambiarse a otra cosa que no fuera su pijama y de esa manera salió de la habitación. Rocio esperó impaciente un par de minutos hasta que el aparato en su mano vibró anunciando la llegada de un mensaje. Cuando lo revisó salió inmediatamente de la habitación y caminó con disimulo hasta la habitación de Brenda y supuestamente ella. Entró de espaldas vigilando que nadie estuviera alrededor por lo que al cerrar la puerta y girarse vio que su hermana aun seguía en la habitación, parecía aun más molesta de lo que había estado el día anterior y la posición tan formal en la que estaba sentada la hizo parecer mayor casi como una madre que estaba lista para regañar a su hija. 

—Buenos días —dijo Rocio caminado hacia el lado de la cama en donde se encontraba su maleta, necesitaba cambiarse. 

—¿En donde se supone que dormiste toda la noche? —preguntó Brenda y su voz se escuchaba aun más molesta de lo que su rostro reflejaba. 

—En el pasillo —contestó la chica dudando de que tan convincente podría llegarse a escuchar esa respuesta. 

—Oh, ya veo. En el pasillo que también puede ser llamado la habitación de Gastón ¿cierto? Hermana mentirosa —dijo incrédula. 

Rocio dejó su maleta sobre la cama y volteó a ver a su hermana menor que ya estaba de pie viéndola fijamente. 

—¿De qué hablas? —preguntó a su hermana—. No espera —dijo con su mano recordando que los papeles no debían ser así, ella primero debía hablar con Brenda sobre aquello que creyó ver y luego entrarían nuevamente al tema de la “mentirosa”—. Hay algo que quiero comentar primero. 

La niña se cruzó de brazos y su expresión se endureció. 

—Escucha —Rocio intentó utilizar una voz amable par que las cosas entre ellas no resultaran aun peor—. Hace unos días creí ver algo y quisiera saber si es verdad —esperó a que Brenda hablara pero lo único que hizo fue encogerse de hombros—. Yo… creo que vi a Brandon y a ti demasiado juntos… 

—Siempre estamos juntos. 

—Sí, pero los vi besándose. 

Al escuchar esas palabras los ojos de Brenda se abrieron tan grandes que Rocio temió que fueran a salirse de su lugar, no entendía la expresión del rostro de su hermana ¿Era de sorpresa o se incredibilidad? 
La pequeña castaña negó con la cabeza y luego soltó una carcajada desesperada hasta que cayó de rodillas en el suelo con sus brazos envolviendo su estomagó y su risa entrecortada. Tardó unos minutos en recuperarse de aquel ataque de risa y otro minuto más sobándose ambas rodillas. 

—Tú sí que estás loca o ciega —dijo Brenda después de haber recuperado el aliento—. ¿Cómo puedes creer que mi hermano gemelo y yo nos besamos? 

—Bueno, como dije antes. Creí verlos… 

—Pero es mi hermano, eso incluso se puede considerar enfermo, es tan… tonto. Que Brandon y yo seamos muy unidos no significa que nos besemos y cosas así —se estremeció y negó con la cabeza, amaba a su hermano pero había límites para amar a alguien como un familiar—. No entiendo si solo buscas encubrirte con esa idea absurda que has sacado o de plano estas volviéndote loca porque te juro que no encuentro una explicación. 

En ese momento Rocio sentía su cerebro completamente revuelto por lo que se tomó su tiempo para reaccionar a las últimas palabras de su hermana. Lo que la tranquilizaba en ese momento era que al parecer solo había visto mal a sus dos hermanos, probablemente si necesitaba lentes. 

—¿Encubrirme? —preguntó Rocio pestañeando y recordando las palabras de su hermana menor. 

—No te hagas la inocente, a diferencia de ti, yo si me aseguró de las cosas que escucho o veo —dijo la chica de nuevo molesta—. Sé que estás mintiendo con tu noviazgo con Gastón. 

Bien, eso era algo que definitivamente Rocio no se esperaba y Branda se dio cuenta de ellos por lo que continuó mientras su hermana parecía estar completamente confundida. 

—Estoy molesta contigo por mentirnos, ¿Quién crees que somos? ¿Por qué nos mientes? —la pequeña hermana menor no estaba molesta, más bien se sentía desilusionada de que su hermana mayor le hubiera mentido, su ejemplo a seguir le había fallado—. Nos mentiste, a nuestra familia ¿Por un chico? ¿Qué fue lo que Gastón te dijo que accediste a engañarnos haciéndonos creer él era tu novio?, dime —exigió saber con lagrimas en los ojos—. ¿Por qué finges ser su novia? 

La habitación se quedó en un profundo silencio, ninguna de las dos hermanas hizo el menor ruido durante varios minutos que pudieron haberse alargado más de no haber sido porque el sollozo de Brenda se escuchó por la habitación, Rocio levantó la mirada y vio a su hermana limpiarse una lágrima que le partió el corazón en dos. Jamás se imaginó que esa mentira podía lastimar a su familia. 
¿Por qué tenía que pasar ahora, justo cuando…? 

—A mí me gusta Gastón —dijo Rocio con el corazón en la garganta, le latía tan rápido que sentía que vomitaría o algo peor, pero lo había dicho tan natural como no creyó poder decirlo nunca. 

—Pero no te gustaba antes, lo sé —susurró Brenda. 

—Pero ahora sí. 

2 comentarios:

  1. Que tiernos que son... Hasta el próximo

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  2. Por fin admitió que le gusta gas... está muy buena la nove :-)

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