viernes, 21 de febrero de 2014

Juguemos a Casarnos... capitulo 7


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¿Terminamos? 


Rocio entró a su casa hecha una furia y cerró fuertemente la puerta detrás de ella sin importarle que Gastón la estuviera siguiendo y pudiera romperle la nariz. No le importaba que su perfecta cara masculina se viera mal con la nariz deshecha, estaba tan molesta con él, con Brenda, Maria y con Nico que no le importaba nada.

—¡No me sigas! —le gritó a Gastón que se estaba sobando la nariz debido al portazo.

El modelo asintió y se quedó de pie en medio de la sala mientras la observaba subir las escaleras casi corriendo para después escuchar un portazo en la segunda planta. Cerró los ojos y suspiró ¿Por qué todo le estaba resultando tan difícil? Ahora Rocio seguramente no lo quería ver ni en pintura, además que también la había visto molestarse con Nico…
Abrió sus ojos y decidido subió las escaleras, dobló hacia la derecha y se topó con dos puertas del lado derecho, en una había unos posters de bandas de rock que Gastón no conocía y en la siguiente puerta decía Rocio con una linda caligrafía en color amarillo y Brenda con un fuerte color morado. Tocó la puerta y un “Largo de aquí” se escuchó desde dentro de la habitación. Recargó su frente en la puerta y acarició el marco de la puerta como si fuera el pequeño cuerpo Rocio.

—Escucha —dijo hablando lo más calmado que su machacado corazón le permitía—. Lo último que quería era lastimarte, Rocio. Lo siento.


La rubia tenía su frente recargada en la puerta mientras escuchaba la triste voz de Gastón desde fuera. La culpa de lo que estaba sucediendo no era toda de él, ella también tenía la culpa, desde que siguió el beso en el estacionamiento, al ir a su casa y dejar que la abrazara de esa forma tan… tan llena de amor.

Tomó valor y abrió la puerta.

Gastón sintió el piso moverse pero lo que en realidad se movió fue la puerta y ya que todo su peso había estado sobre la puerta cayó tropezando dentro de la oscura habitación de Rocio.

—Tonto —dijo la rubia pero había un pequeño atisbo de diversión en su voz.

Él le sonrió mientras se enderezaba.

—Lo siento —nuevamente se disculpó.

—Estoy pensando que esa es la única palabra que existe en tu vocabulario —dijo Rocio acercándose al borde de su cama y sintió que ya había dicho esa misma frase anteriormente—. Me siento mal.

Gastón abrió los ojos y se acercó a ella velozmente.

—¿Qué te duele? —preguntó sin saber si debía tocarla o no—. ¿Sientes nauseas, mareos?

—Nada. No y no —le contestó en orden y sonrió ante la expresión paranoica del modelo—. Me siento mal por todo lo que está pasando, no es que me sienta mal por salud —él se tranquilizó—. Es sólo que no quiero fingir ser tu novia de nuevo, Gastón.

El mundo del modelo se partió en cientos de pedazos al escuchar eso de la voz de la mujer que amaba, pero ciertamente él tampoco quería fingir ser su novio, quería serlo en verdad, que ella le perteneciera realmente.

—Lo entiendo —dijo el chico apretando sus dientes.

—Tengo un novio al que quiero mucho, estoy con mi grupo de teatro y me divierto mucho con ellos, paso desapercibida en los lugares en donde debe ser así y estoy feliz con mi vida en este momento. No quiero llamar la atención y estando contigo eso será lo primero que pasará —suspiró—. No creo que Maria, Brenda y Nico estén en lo cierto. No creo que fingir una relación nuevamente sea lo correcto.

—Lo sé, yo también pienso lo mismo —aunque él quería lo contario a sus pensamientos—. Es por eso que digo que es mejor decirles la verdad…

—Bueno, no creo que el decirles que nos dejamos llevar por la emoción de volvernos a ver y nos besamos sea exactamente la “verdad” —remarcó con comillas.

—Es un intento de “verdad” —dijo en tono de pregunta pero a la vez sonriendo.

La habitación quedó en silencio durante unos segundos que parecieron horas para ambos. Era difícil estar en la misma habitación junto a la persona que querías y no poder hacer nada al respecto.

—Me tengo que machar por hoy —dijo Gastón rompiendo el silencio—. Mañana te buscaré para la decisión final.

Esperó el tiempo suficiente para que Rocio hablara y dijera alguna otra cosa que lo retuviera unos minutos más pero simplemente la rubia se quedó en silencio sentada en el borde de su cama observándolo con sus grandes ojos castaños esperando impacientemente hasta que se marchara.
No se iba a marchar sin nada a cambio, pensó Gastón y por eso se acercó hasta ella, se inclinó y besó sus labios con apenas un roce para después presionar un poco más sus labios en los de ella. Ese día la había visto besando a Nico varias veces y siempre que se separaban ella lo veía con una sonrisa dibujada en su rostro. Una sonrisa que unos años atrás le había pertenecido a él.

Sin decirle nada se marchó de la habitación de Rocio y al salir de la casa, en la puerta se topó con Gimena quien le sonrió amablemente y lo invitó a cenar pero se negó, estaba claro que ni Rocio ni él estaban de humor para fingir frente a su familia que todo estaba bien.

—Hija —dijo la madre de Rocio tocando la puerta de su habitación—. ¿Todo está bien? Hace unos minutos me encontré con Gastón, no se veía bien.

La rubia levantó la cabeza de su almohada, había planeado ignorar a su madre fingiendo que estaba dormida pero necesitaba hablar con alguien que la comprendiera y quien mejor que la mejor mamá del mundo. Se puso de pie y abrió la puerta para dejarla entrar, de nuevo se sentó en la orilla de la cama y Gimena entendió que su hija no estaba muy bien emocionalmente.

—Dime que pasó —le dijo en un tono de voz tan tierno y maternal que sintió las lágrimas picándole los ojos.

—Que les mentí —confesó Rocio. Estiró su mano por la cama y tomó una de las almohadas para apretarla contra su pecho.

—¿A quiénes?

—A ustedes y a todos —suspiró—. ¿Podemos salir a dar una vuelta mientras hablamos?

Gimena le sonrió a su hija y asintió.

Caminaron por la calle unos minutos mientras Rocio le contaba sobre todo en relación a Gastón, le contó que nunca fueron novios que sólo mintieron, le contó cómo es que se fue enamorando de él y el hecho de que Brenda también lo sabía. Todo, absolutamente todo. Gimena escuchó atentamente sin decirle nada, su vista permaneció todo el tiempo hacia el frente observando la calle iluminada por las lámparas del lugar. Cuando Rocio terminó de
hablar ya estaban de vuelta en su casa, caminaron hasta el patio trasero y se sentaron sobre el césped medio húmedo.

—Me parece casi imposible creer que ustedes no se gustaban —dijo finalmente Gimena—. Parecían tan enamorados desde el primer momento en que los vimos juntos.

—Creo que en el tiempo que pasábamos juntos nos fuimos gustando y eso —se encogió de hombros y lanzó un suspiró que ni ella misma entendía, lo único que entendía era lo que sentía aunque aun no estuviera en orden—. Creí que ya no lo quería —dijo finalmente—, creí que lo había olvidado y que la próxima vez que nos encontráramos podría sonreírle sinceramente sin fingir o volver al pasado. Pero sólo sé que cuando lo vi me di cuenta de que nada había cambiado, sin embargo, quiero tanto a Nico que me siento tan mal. Sólo una estúpida estaría tan confundida como yo.

—Como tu madre puedo decirte que es normal que estés tan confundida, estás debatiéndote entre ambas personas que han sido importantes en tu vida. Gastón fue tu primer amor y Nico es tu amor ahora en la madurez. Sabes —se aclaró la garganta y prosiguió—, que Nico es un hombre mayor para ti, eso es lo que siempre he pensado, nunca he confiado lo suficiente en él para que te cuide…

—Él es muy dulce…

—… pero siempre he confiado en ti y tu maravillosa elección en las personas a las que deseas abrirle tu corazón. También confió en que tomarás la elección correcta, pero te advierto que no será fácil, hija, podrás salir lastimada o lastimar a alguien, y no se podrá evitar. Mi consejo podría ser que te alejes de ambos, tanto de Gastón como de Nico y que aclares tus ideas antes de que los daños puedan ser mayores.

—¿Y con alejarme te refieres a…?

—ALEJARTE.

—Gracias, mamá —Gimena le sonrió y se puso de pie—, sigo sin entender a que te refieres con “alejarme”.

—Termina con ambos.

—Sólo estoy saliendo con Nico, no con Gastón, por si no lo recuerdas.

—Me refiero a que termines con ambos de manera sentimental, toma unas cortas vacaciones alejada de esos dos chicos y cuando vuelvas tendrás la mente en calma para saber qué decisión tomar. O a qué chico tomar —le guiñó el ojo y se dio media vuelta para entrar a la casa—. Tengo que preparar la cena, pero espero haber sido de ayuda.

Rocio le sonrió y asintió.

—Gracias, mamá.

Se quedó sola en el patio observando la noche.

Correcto, estaba más que claro que no podía tomar unas vacaciones en ese momento ya que se encontraba en la universidad pero faltaba poco para las vacaciones de 5 días que ofrecía la universidad así que tenía una semana para pensar a donde se iría de vacaciones.

Mientras hacía sus planes sintió a alguien detrás de ella.

Brenda se sentó a su lado y le sonrió.

—¿Qué pasó con Gastón? —preguntó la rubia menor con un grande sonrisa en su rostro.

Le encantaba la idea de que su hermana mayor volviera con Gastón.

—Nada, hablamos muy poco y luego se marchó. Así que cualquier cosa que tu retorcida mente haya imaginado no pasó —Rocio sonrió burlona hacia su hermana que ponía los ojos en blanco en ese mismo momento.

—Bien, pues mi retorcida mente piensa que debes fingir ser novia de Gastón nuevamente…
—No empecemos con esto… he hablado con mamá y ahora sé que hacer.

—Hay no puede ser. Sin ofender, pero mamá da los peores consejos, siempre dice que debemos aflojar y pensar, y déjame decirte que tú no tienes nada que pensar.

—Claro que tengo que detenerme a pensar en lo que voy a hacer. Sería bueno que escucharas de vez en cuando, Brenda, eres muy inteligente pero el no escuchar le resta puntos a tu inteligencia.

—Ahora tú escúchame, hermana —dijo Brenda poniéndose seria, su mirada se fijó hacia la nada frente a ella y empezó a hablar—. No te hagas la idiota, no hay nada que pensar, tu sabes que quieres estar con Nico porque él te ama y no te haría daño, si tu le dices a Nico que salte 5 metros él saltará 15 metros con tal de hacerte feliz, sabes que es verdad, que él no te lastimaría, lo tienes tan seguro para ti que no lo quieres dejar ir aunque sabes que no lo querrás de la manera correcta —Rocio intentó hablar pero las palabras habían escapado de su boca así que su hermana prosiguió sin voltear a verla—. Y con Gastón es diferente, no sabes cuánto tiempo estará junto a ti, tal vez hoy te diga que te ama pero mañana deberá marcharse por trabajo y tu no le detendrás ni nada, porque lo amas y quieres lo mejor para él. Aunque él no te quiera lastimar lo hará. Es por eso que no quieres salir con Gastón de nuevo aunque tienes más que claro que lo amas de la manera en que deberías querer a Nico. Es confuso tratar de explicarte algo que tú deberías saber pero que te esfuerzas en ignorar.

»Sabes que Nico no es mi persona favorita en el mundo pero no te atrevas a lastimarlo de una manera sentimental, él es un hombre que parece tener una herida muy grande apenas sanando y sí lo usas de alguna manera y él se entera lo dañarás tan profundo que tal vez ya no tenga cura.

Brenda guardó silencio mientras recordaba el rostro de Nico al abrazar a Rocio. Él la amaba más que a nada.

—Sé que lo último que quieres es lastimarlo…s, así que decide pronto. Gastón o Nico o ninguno.

Rocio contempló fijamente a su hermana menor y se mordió el labio inferior, ciertamente es que todo lo que le había dicho le había revuelto la cabeza y ya lo sabía. Pero ¿Cómo elegir entre dos personas que quería?
 Estúpida, estúpida, quería darse de golpes en la pared, tal vez de esa manera su mente se aclararía.

***

Habían pasado dos semanas desde la plática que Rocio y Brenda habían tenido en el patio trasero de la casa. Había salido junto a Lali un par de días a una cabaña que tenía su amiga en las afueras de la ciudad, charlaron, se contaron secretos y casi todo un día se concentró el problema de confusión de Rocio con aquellos dos perfectos chicos que querían tener su corazón. Al final Rocio había preferido hablar con Nico, dejar en claro sus sentimientos, si después de esa plática que tuvieran seguían como pareja entonces estarían bien.

***

Jeanne estaba sentada en el sillón de la sala cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta, tenía un libro sobre su regazo y un café en su mano izquierda por lo que tardó en acudir a la puerta, cuando llegó y la abrió vio a su novio envuelto en una chamarra negra de cuero de imitación.

—Terminemos —dijo Nico.

Ahora era su ex-novio envuelto en una chamarra negra de cuero de imitación.

3 comentarios:

  1. aaa seguilaa, quiero gastochi yaaaaaaaa!!! y segui con la nove vecinos porfaaa

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  2. Maaaaass! Me encanta esta nove

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  3. Me encanta!! Seguilaaa! Plis! La re contra ailoviu! ahq! jajjaja

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