19
un helado se está derritiendo —dijo Nicolas, mirando la taza entre
nosotros.
Deslicé mis dedos profundamente en la arena, envolviendo mis
brazos alrededor de las piernas. —Te lo dije adentro, no estoy de
humor para el helado.
—¿Algo tan malo que el helado no puede arreglar? —dijo, lanzando
una piedra en el lago—. Bueno, vamos a hablar.
—No estoy de humor.
—Por supuesto que no —dijo—. Es por eso que lo necesitas. Una vez
que lo saques de tu sistema, te sentirás mejor.
—Lo dudo. —Hablar no cambiaría lo que había visto.
—Vamos a darle una oportunidad. Incluso voy a guiar la
conversación. —Deslizó sus lentes de sol a la parte superior de su
cabeza y
respiró hondo—. ¿Supongo que esto tiene algo que ver con Gaston y
Holly?
Escuchar sus nombres juntos era diez veces peor que sólo escuchar
el
nombre de ella. —¿Es esta la parte donde te burlas de mí al decir
te lo
dije? —espeté—. Porque te voy a ahorrar la molestia. —Lo miré—.
Sí, tenías
razón. Me lo dijiste. Gaston sigue con Holly. —Ese nudo en mi
garganta
regresó. Me harté tanto de eso que quería llegar a mi garganta y
removerlo manualmente.
Nicolas suspiró, sacudiendo la cabeza. —¿Cómo te enteraste?
—Seguí al bastardo hasta el parque de su casa rodante anoche.
Tiene un hijo, Nicolas —dije, agarrando una piedra y lanzándola
hacia el
lago—. Tienen un hijo y no sintió la necesidad de mencionarme
esto. —Mi
voz se rompió, a punto de estallar y las lágrimas fluían
finalmente—. Tienen
un lindo, dentado, bebé pequeño y no me lo dijo. —Cada palabra era
su
propia sentencia, ya que sollozaba mientras trataba de hablar.
—Ah, diablos, Rochi. —Nicolas envolvió su brazo a mí alrededor—.
Lo
siento. Esta es exactamente la razón por la que traté de decirte
desde el
principio sobre ella, antes de que tú y Gaston se involucraran
demasiado.
Sabía que iba a acabar contigo cuando te enteraras.
—Confiaba en él, Nicolas —exclamé—. Confiaba en él. Y me mintió.
¿Qué clase de jodida mierda es esa?
Deslizó mi cabello mojado y enmarañado detrás de mi oreja. —
Algunas personas sacan provecho de manipular a los demás, ¿sabes?
Buscamos por algo más profundo, una explicación honorable, pero
algunas personas están simplemente jodidas.
A pesar que cuando dijo las palabras sabía que deberían ser
ciertas,
alguna parte de mí no podía aceptarlas. Gaston no era del tipo
cruel, me
había mentido por alguna razón más profunda, pero no podía
invertir el
tiempo necesario para descubrirlo. Me sentía oficialmente exhausta
de sus
cosas. No tenía otra opción más que cortarlo y seguir adelante. Y
jamás
había querido más tomar de nuevo una decisión.
—Bueno, tenías razón. Me equivoqué. Y Gaston y yo terminamos
—dije,
consiguiendo asirme a mí misma—. Ese es un capítulo del libro de
mi vida
que quiero cerrar y nunca abrir de nuevo.
—Suena como que necesitas un nuevo comienzo —dijo, dejando
caer su brazo ahora que el único efecto de la histeria era una
cara roja,
hinchada.
—Necesitaré dos —le dije, limpiando el rimel manchando
probablemente bajo mis ojos.
—Sé que esto puede parecer repentino, pero escúchame —
comenzó, dando vuelta en la arena para mirarme—. El baile de Sadie
Hawkins es el fin de semana que viene y ya le he dicho a tres
chicas que
no porque mentí y dije que ya iba con otra chica.
Tenía razón, esto iba alrededor de cien millas por hora demasiado
rápido. —Nicolas —le advertí, a punto de ponerme de pie.
—Espera —dijo, agarrando mi rodilla—. Sólo escúchame en esto
antes de decir nada.
Me senté y esperé.
—Así que ahora estoy en un atasco porque si no me presento, estas
tres pobres chicas sabrán que les di un sacudón y si aparezco con
otra
chica, van a saber que mentí.
—Espera —le dije, entrecerrando los ojos—. ¿Con quién fue
exactamente que les dijiste que irías?
Ya sabía la respuesta. —Tú —dijo, teniendo la decencia de parecer
avergonzado.
—Nicolas —gemí, meciéndose en la arena—. Mi vida es bastante
complicada sin que la compliques más.
—Lo sé y lo siento, pero aquí está la segunda parte de que me
escuches. —Tomó una bocanada de aire y cuadró los hombros—. Me
gustas, Rochi. Más de lo que debería y un infierno de mucho más de
lo que
te gusto. He esperado mi momento, esperando que te despiertes y
husmees el dolor que es Gaston y ahora que lo has hecho, sé por lo
menos
que media docena de chicos van a estar de pie en línea en tu
casillero
mañana por la mañana. —Hizo una pausa, juzgándome por mi reacción,
pero todavía no me sentía segura de cómo reaccionar—. ¿Quieres
hacerme el favor de darme una oportunidad? Una oportunidad e ir a
lo de
Sadie conmigo. Juro que me comportaré como si fuéramos nada
más que amigos y tal vez, si te sientes de la misma manera,
podríamos
resolver esto juntos.
Cada respuesta aceptable se escapó de mí.
—¿Por mí, Rochi? Sólo esta única cosa y si todavía se sientes como
lo
haces ahora, te prometo que te dejaré en paz. —Por primera vez, la
piel
bronceada de Nicolas no se veía tan dorada. Lucía pálido, asustado
y
vulnerable—. No quiero vivir mi vida con remordimientos y sé que
lo
lamentaría cada maldito día de mi vida si no nos diéramos por lo
menos
una oportunidad.
Mi vida se convirtió oficialmente en una telenovela diurna.
Debido a que Nicolas era un amigo y había cubierto mi espalda
desde el principio, a pesar de mí yendo por él en numerosas
ocasiones, y
porque me sentía en deuda, le dije—: Está bien. Iremos a lo de
Sadie juntos.
El color regresó de nuevo a su rostro. —Vamos a pasarla bomba, lo
prometo —dijo—. Y te puedo asegurar, no tengo hijos amorosos que
esté
manteniendo en secreto.
Lo puse en su lugar con mi feroz mirada.
—Lo siento —dijo—, eso fue de mal gusto.
—Excepcionalmente.
Agarró mi mano, sus dedos entretejiendo a través de los míos. —
Vamos a darle a esto una oportunidad, Rochi. Agradable, lenta, y
ver qué
pasa.
—Agradable. Y. Lenta —reiteré, porque sabía que Nicolas tenía todo
en papel. Era el que llevaba a las mujeres a pelearse entre sí, a
beber y
desmayarse. Lo tenía todo: apariencia, dinero, personalidad, pero
no tenía
una cosa todavía. Y ese era mi corazón.
—Vamos a caminar antes de correr —dijo, apretando mi mano—.
Vamos a caminar antes de correr.

No hay comentarios:
Publicar un comentario