Quede realmente sorprendida cuando adapte el capitulo este ya lo verna!
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¿No me quieres?
Gastón necesitaba aclarar su mente y mientras vagaba por la ciudad decidió entrar a un antro que se encontraba a unas cuadras de la universidad, tan sólo iba entrando cuando sintió a una personita chocando contra él, iba a gritarle que se fijara por donde iba pero al ver a su amada rubia frente a él las palabras se desvanecieron de su mente.
Los ojos de Rocio brillaban de confusión y él sintió como el aire se escapaba de sus pulmones. Lo tenía muy claro ahora, no podía ser su amigo, jamás podría verla como su amiga, la amaba demasiado para verla de esa manera. No se podía mentir, ni podía mentirle a ella.
—Te… —aclaró su garganta—. ¿Te lastimé? —preguntó sin ocultar un tono preocupado en su voz.
La voz de Rocio se perdió cuando se vio reflejada en los ojos de Gastón, abrió su boca pero no salió nada y se vio obligada a contestarle negando con su cabeza. De pronto sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas e inclinó su cabeza para que Gastón no la viera. ¿Por qué justamente frente a él era cuando se empezaba a sentir triste?
Los hombros de la rubia se sacudieron levemente y el modelo sabía que no tenía que decir nada así que sólo la atrajo hacia él estrechándola en sus fuertes brazos. Sabía que estaba triste por su ruptura con Nico y aunque no podía actuar como un amigo para ayudarla iba a actuar como el hombre que la amaba.
***
No habían hablado desde que salieron del antro, sin embargo no se fueron de ahí, seguían en el estacionamiento. De vez en cuando llegaban grupos de universitarios haciendo escándalo pero no les prestaban atención.
Rocio notó que Gastón ni siquiera había intentado esconder su rostro detrás de unas gafas o cambiando su estilo de vestimenta, iba como Gastón Smit el modelo más famoso y guapo y no como Gastón Dalmau, el chico que ella quería.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó la muchacha después de un largo tiempo en silencio.
—Pensaba en ti —le contestó sin apartar su mirada del cielo y lanzó un suspiro cansado—. Quería ir a verte pero no sabía que se suponía que tenía que decirte, quería aclarar mi mente y llegué aquí —de nuevo se quedaron en silencio—. ¿Y tú que hacías ahí?
—Lali y Eugenia me trajeron aquí a la fuerza pero ambas se hicieron rápidamente de compañías con completos desconocidos y ya que yo no quería estar ahí decidí salir —quería verte, quiso decirle pero se mantuvo callada—. Nico terminó conmigo, Gastón —confesó finalmente y volvió su cabeza a él que ya la estaba mirando—. Quise sentirme triste por eso pero no fue así, sé que suena estúpido pero me siento confundida por mi reacción.
—Hay personas que reaccionan así…
—¿Cómo efecto retardado? —preguntó la rubia y empezaba a dibujar una sonrisa en su rostro.
—Algo así —se incorporó quedando completamente sentado en el cofre del auto y juntó sus manos—. Cambiando de tema. ¿Qué te parece si entramos un rato para divertirnos?
Rocio se incorporó también y dudo unos segundos, ella realmente no estaba acostumbrada a ese tipo de ambiente pero iba a estar con Gastón así que ¿Por qué no?
—Sólo si me prometes que no te vas a ir con la primera chica con curvas y semidesnuda que se te ponga enfrente —bromeó y el modelo soltó una sonora carcajada. Le tomó la mano y le dio un beso sobre los nudillos.
—Te lo prometo.
Ambos bajaron del auto y caminaron de nuevo hasta el lugar lleno de música, chicos y chicas ebrias que pronto necesitarían una habitación, olor a cigarrillos y cosas que no valía la pena ver. Siguieron caminando hacia el interior que definitivamente ya estaba más lleno que antes de que ambos salieran. Una pareja de jóvenes salió apresurada golpeando ligeramente a Rocio en el hombro haciéndola tropezar hacia atrás y hubiera caído de no ser porque Gastón la pudo sostener a tiempo del brazo.
La tomó de la mano para evitar que se separaran.
—No te alejes de mí —le habló sobre la fuerte música.
Cuando lograron llegar hasta la barra de bebidas la garganta de Rocio ya estaba seca por lo que no se negó cuando Gastón le ofreció una bebida. Le dio un sorbo al vaso de cristal que tenía más hielo que bebida y sintió el liquido frio pasar por su garganta, tenía un dulce sabor a mango.
—¿Qué es esto? —le preguntó a Gastón hablándole cerca del oído para que lograra escucharla.
El modelo le sonrió y acercó su boca hasta su oído.
—Es soda italiana de mango, la tuya la pedí sin alcohol, sé que no te gusta —se apartó de su oído y le sonrió mientras le daba un trago a su bebida.
Ambos estaban sentados en unas sillas altas junto a la barra disfrutando de sus bebidas, y como si se hubieran puesto de acuerdo dejaron sus vasos sobre la barra a medio terminar. Intentar hablar dentro con la música y gritos era casi imposible así que sólo se veían y sonreían mientras esperaban a que la pista de baile se despejara un poco.
Una pareja se sentó justo a un lado de Rocio y pidió la misma bebida, sin darse cuenta los vasos se mezclaron en la barra y cuando la rubia volvió a tomar su vaso bebió el equivocado, uno que contenía el doble de alcohol a comparación de el de Gastón y aunque notó un sabor más fuerte lo ignoró, terminó su bebida casi de un trago y volvió a pedir otro. Se levantó de su silla para estirar sus piernas y mover en círculos su cabeza ya que la estaba empezando a sentir un poco pesada.
Gastón la imitó poniéndose de pie, se acercó a ella y simplemente unieron sus labios. Sí él se hubiera detenido a degustar el sabor de su boca hubiera notado que sabía alcohol pero estaba tan hambriento de sus besos que lo único que pudo notar fue como sus labios encajaban perfectamente.
Se separaron después de unos minutos y se sonrieron. Rocio se sentía un poco aturdida pero le echó la culpa a la música y volvió a tomar de su bebida hasta que la terminó. La pista se empezó a vaciar y la rubia tomó la mano de Gastón para bajar, buscaron un lugar para tener libertad de moverse y siguieron la música que parecía ser una mezcla de electrónica y algún hit del momento.
Los movimientos de Rocio eran todo lo que Gastón no se esperaba de ella, eran sensuales, llamativos, provocativos y le gustaban.
La muchacha levantó las manos moviéndolas al ritmo de la música, su blusa se levantó dejando su vientre desnudo por encima del ombligo y se dio media vuelta para quedar de espaldas a Gastón quien se encargó de acercarse a ella, colocó ambas manos sobre la piel desnuda de la rubia y escondió su rostro entre la curva de su cuello y su cabello. La amaba tanto. Le dio un par de besos en su sensible zona del cuello y rozó su lengua degustando el sabor de su piel, durazno, como la recordaba.
Una suave mordida.
Un delicado gemido femenino.
No podía resistirse más, la giró sobre sus talones y aprisionó su boca en un fuerte y profundo beso, con una mano le acariciaba la espalda y con la otra sujetaba la parte trasera de su cabeza para acercarla más a él y profundizar el beso. No recordaba el momento en que sus lenguas habían empezado una guerra a muerte pero ahí estaban acariciándose con urgencia, pidiendo más y más.
Y entonces notó algo raro, un sabor fuerte. Deshizo el beso con toda su fuerza de voluntad y acercó su rostro al sonrojado rostro de Rocio y olió su aliento. Como lo pensaba. Estaba ebria. Unió su frente a la de ella y aspiró su aliento de nuevo ¿De dónde había bebido alcohol?
—¿Gastón? —preguntó Rocio en forma casi inocente, sus ojos brillaban y su ceño estaba fruncido ligeramente. Se acercó de nuevo a sus labios pero él se echó para atrás—. ¿No me
quieres? —preguntó y su labio inferior empezó a temblar, lo aprisionó entre sus dientes fuertemente tornándolo de un rojo intenso y deseable.
—Sí, sí te quiero —le dijo rozando sus labios sobre su sien—. Ven, vámonos.
La tomó de la mano y la condujo por la pista cuidando que no se lastimara.
Cuando lograron salir Rocio detuvo a Gastón y lo abrazó con todas las fuerzas que su estado de ebriedad le permitía.
Escondió su rostro en el pecho del modelo y le susurró:
—Quiero quedarme contigo. Por favor.
¿Qué se suponía significaba eso?
Él la abrazó y después la sostuvo en sus brazos para poder llevarla hasta el auto.
***
—¿Por qué estamos aquí? —le preguntó Nico a la rubia que estaba a su lado.
Brenda le sonrió y lo tomó de la mano para entrar al antro que estaba cerca de la universidad, la entrada estaba abarrotada de universitarios y era difícil entrar entre tantos cuerpos juntos pero de alguna manera lo lograron. Brenda recordó la última vez que había estado ahí, definitivamente no iba a volver a beber nada de ahí, siempre buscaban una forma de embriagar a las personas.
Caminaron hasta llegar al segundo piso del antro en donde había un poco menos de personas y se sentaron en una de las mesas para dos que estaban junto a la barandilla de seguridad con tubos de colores que brillaban con la luz del lugar.
—¿Me contestarás? —la rubia levantó las cejas en señal de confusión y Nico se vio obligado a hacerle la misma pregunta—. ¿Por qué estamos aquí?
—Ahh —se encogió de hombros—. Pensé que querías salir a despejarte un poco.
—¿Y tú precisamente…?
—Escucha —suspiró—. Sé que terminaste con mi hermana y has comenzado a agradarme así que pensé que sería bueno que salieras a distraerte un poco —Nico levantó una ceja—. No me agradas porque hayas terminado con mi hermana, si eso es lo que estás pensando, me agradas por las cosas que hiciste por ella, yo no lo sabía, nunca noté las buenas cosas que hacías por mi hermana y por eso te estoy agradecida. Yo amo a mi hermana y lo único que quiero es verla feliz. Soy una hermana muy celosa y creo que tenía celos de ti.
—¿Alguna vez tuviste celos de Gastón? —le preguntó formando una pequeña sonrisa.
—Como no tienes idea —le confesó—. Sentí que odiaba a Gastón cuando estaba con mi hermana. En realidad hubo un tiempo que no los soporté en absoluto.
Ambos rieron. Nico se puso de pie y Brenda lo imitó, se acomodó a su lado recargando sus codos sobre la barandilla.
—Me disculpo por cómo te traté y entenderé si no quieres aceptar mis disculpas…
—Las acepto —la interrumpió—. Tengo 25 años, Brenda, soy lo bastante maduro para aceptar tus disculpas al saber cuáles fueron tus razones por no quererme cerca de tu hermana —colocó la palma de su mano sobre su cabeza y la despeinó ligeramente, Brenda frunció el ceño.
—No me despeines, no soy una niña, tengo 18 años, por si no lo recuerdas —Nico le sonrió y una fuerza extraña tiró de los labios de ella—. ¿Te puedo hacer una pregunta? —el moreno asintió sin despegar su mirada de la castaña—. ¿Por qué terminaste con mi hermana?
Él suspiró y se recargó de espaldas en la barandilla.
—Entendí al instante que ella no era para mí. Rocio nunca me vio como lo hizo con Gastón. Amo a tu hermana y probablemente tardaré un poco en reponerme pero no me quedaré con alguien que no me pertenecerá nunca completamente. Tal vez suene posesivo pero quiero una mujer que me pertenezca —se encogió de hombros y rió—. No sé porque le cuento esto a una niña.
—Tengo 18 años —le recordó—. Y te agradezco que te abras de esa manera a mí. No creo que seas posesivo, creo que todos queremos estar algún día con una persona que nos pertenezca, que nos vea con amor —sonrió a la nada—. Y te apoyo. Y sé que encontrarás a la persona indicada.
—Tú también —ambos mantuvieron sus miradas conectadas y el único momento en que dejaron de verse fue para unir sus labios.
***
¿Por qué la había llevado a su casa? Se preguntó Gastón mientras ayudaba a Rocio a entrar a la sala principal de su casa.
La dejó sentada en el sillón y se apresuró a cerrar la puerta. Mientras se quitaba la chaqueta volvió a ella y la vio sentada en el sillón abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre ellas, Gastón sin saber muy bien que decir se acercó a ella y le acarició el cabello, era la primera vez que tenía que lidiar con una mujer ebria, una que le importaba, desde luego.
—¿Por qué no me quieres besar? —dijo Rocio con sus ojos brillosos por las lágrimas.
—¿Piensas que no te quiero besar? —le preguntó Gastón olvidando por un momento que estaba ebria—. No tienes ni idea de lo que quiero hacer contigo.
—Entonces no te alejes de mí —y recordó que estaba ebria de nuevo. Pasó sus manos por su rostro y se sentó a su lado en el sillón.
—Rocio, estás ebria, tu mente no está consciente en este momento. Hay dos cosas que probablemente pasen mañana, una que no recuerdes nada y termines con un fuerte dolor de cabeza o dos que recuerdes todo y termines avergonzándote de lo que estás diciendo.
—Yo nunca me avergonzaría de lo que te diga a ti, si se trata de ti entonces está bien.
Gastón la vio de reojo, no sabía que tan ebria estaba, desde luego una bebida preparada como esa no contenía tanto alcohol pero Rocio no estaba acostumbrada a beber así que lo más mínimo le podía afectar bastante.
—Por favor, bésame —le suplicó y se acercó a él para besarlo torpemente.
Gastón no estaba bien acomodado y calló de espalda sobre el sillón teniendo a Rocio sobre él intentando besarlo como se habían besado en el antro. No se resistió, y la empezó a besar con fuerza.
Querían más, necesitaban más y ambos estaban perdiendo sus sentidos.
Rocio apartó sus labios de los de Gastón y bajó por su mandíbula para darle una pequeña mordida en ese lugar, siguió con besos hasta llegar a su hombro que mordió sobre la tela de la camiseta. Él acarició su espalda por debajo de la blusa sintiendo su piel erizarse bajo su tacto y sintió como soltaba el aire en su oído.
—Vamos a mi habitación —dijo incorporándose del sillón y sosteniéndola en sus brazos.
De esa manera llegaron hasta la habitación de Gastón.
Cayeron sobre la enorme cama, ninguno de los dos llevaba puestas sus botas y la camiseta de Gastón había desaparecido también. Sus bocas estaban fusionadas en un profundo beso y sólo se separaron cuando el modelo le quitó la blusa tejida que llevaba puesta sobre la blusa de tirantes.
Gastón estaba sobre Rocio acariciando su cuerpo sobre la delgada blusa, su mano empezó a descender hasta llegar al botón de sus jeans, lo desabrochó sin dificultad y lentamente bajó el cierre del pantalón, ella se encargó de empezar a bajar sus jeans y Gastón los terminó de sacar de sus piernas.
Acarició sus esbeltas y suaves piernas provocando que lanzara un dulce gemido. Rocio acarició su bien esculpido torso y siguió su recorrido hasta llegar al botón de sus pantalones, lo desabrochó fácilmente y cuando Gastón sintió como intentaba bajar el cierre de su pantalón reaccionó.
¿Qué rayos le pasaba?
Rocio estaba ebria y seguramente no se lo perdonaría si llegaban a tener sexo cuando ella no estaba consciente.
Apartó sus labios de los hinchados y rojos labios de ella y se sentó en la cama para recuperar el aire perdido, quería darse de topes contra la pared pero se tranquilizó.
—¿Gastón? —volvió a preguntar con ese tono de preocupación—. ¿Qué te pasa?
—Nada, linda. Ven aquí —le dijo extendiéndole los brazos. Rocio rápidamente fue a su encuentro y se dejó acurrucar entre los brazos de su chico favorito—. Mañana te besaré mucho.
Ella asintió.
Después de casi media hora ambos se recostaron en la cama con las ropas que tenían, se abrazaron y Rocio fue la primera en caer dormida, Gastón la observó dormir y la besó un par de veces antes de atraerla más a sus brazos y quedarse dormido junto a ella.

aww ame el capitulo! que rochi se acuerde de todo mañana, porfa!! seguilaa rapido, amo la nove!! :)
ResponderEliminarKE X 1000000000000000000000000000000000000000000000, NICOLAS Y BRENDA, KE y a mi que me caia tan bien ella. Bueno, Rochi de borracha me cae bien. Ahora falta que se olvide o se haga la que no paso nada y aca se ARMA, yo avise. Nada, estoy impaktada, con k, IMPAKTADA. Me re fui porque seguire impaktada
ResponderEliminarBrenda y nico, o sea que pedo JAJAJAJAJAJA amo a rochi borracha, que se deja ser, que es sincera. Y bueno a gaston lo loveo todo el maldito tiempo. No podre aguantar hasta el cap siguiente che. COMO SOBREVIVIR.
ResponderEliminarcada vez me gusta maas esta noveeee seguiilaaa yaa, no voy a aguatar una semanaaa!!!!
ResponderEliminarWooowww! Que Buena que esta, esta nove! Diossss! La Ame, Mepa que lo de Brenda y Nico no da pero bue acá lo importante es Gas Y Rochi! ♥ Amar a Rochi Borracha! jajajaj Ojala que se acuerde de todo, y mas tierno Gas, Dios! Necesito cap...!!! Tendrías que subir unos 4 por semana ah jajajjajja! Y espero que esta nove no se termine nunca, La mejor!
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