Gaston
ota mental, esto parecía mucho más fácil en las películas y
videos musicales. ¿Por qué diablos estaba tambaleándome
hacia arriba en la casa de esta chica, cuando una persona
normalmente cuerda iría por la puerta? Quiero decir, vamos. Eran las
diez. Nadie dormía a las diez. Estaba seguro que sus padres seguían
viendo La Rueda de la Fortuna o algún reality show de mierda.
Mi pie se resbaló, haciendo que mi cara se golpeara contra el techo.
Esperé unos segundos antes de continuar mi ascenso. Realmente
esperaba que esa fuese su habitación, por si no lo era,
probablemente sería arrestado. Pero era la única habitación con las
luces encendidas de arriba, y oí la televisión abajo. Me imaginé que
ella sería del tipo malhumorado.
Quiero decir, yo soy el rey del malhumor. Lo noté en otros.
Finalmente, llegué a la ventana y espié. Sí, espié como el
espeluznante acosador que era.
Rochi estaba recostada contra su cama escuchando música.
Bueno, eso era algo positivo. Al menos estaba escuchando música.
Aunque, en serio si tenía que ir de tour con Justin Bieber o One
Direction No podría, y repito,
no podría soportar competencia en mi frágil estado. Especialmente si
a ella les gustaba. Puede que tuviera que robar su iPod. Genial,
ahora iba a robar.
Golpeé la ventana.
Ella levantó bruscamente su cabeza en mi dirección, con su boca
abierta, y luego estiró una manta alrededor de ella.
Santo infierno, estaba usando los shorts más chicos que había tenido
el placer de ver. Eran blancos. Carajo. Los padres deberían advertir a
sus hijas acerca de lo que vestir blanco le hace a los chicos. De
inmediato me dieron ganas de sacárselos. Su pequeña camiseta sin
mangas negra no estaba ayudando.
Puedes apartar a las chicas de ser porrista, pero aparentemente no
puedes apartar el animar de las chicas. ¿Qué mierda? ¿Acabo de
decir eso en mi mente? Probablemente debería estar medicado.
Golpeé de nuevo.
Miró fijamente y negó con la cabeza.
Levanté mi camisa y le mostré mis abdominales
Ella rio. ¿Ves? Puedo ser gracioso y relajado.
Con los ojos en blanco de una manera exagerada, caminó hasta la
ventana y la abrió. Me deslicé dentro e inmediatamente la besé en
la boca, sin importarme que probablemente fuera a darme una
bofetada en cualquier momento.
Sin embargo, me devolvió el beso.
La levanté en mis brazos y la empujé contra mí. Ella envolvió sus
brazos alrededor de mi cuello y dejó escapar un pequeño gemido.
Fue mi perdición.
Gentilmente la puse de vuelta de pie y fui a cerrar la ventana. Agarré
su brazo y la llevé hasta la cama donde la empujé contra ella.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó entre besos.
Elegí ignorar todas las preguntas, considerando que todo lo que
quería era mis manos por todas partes en su cuerpo. Tenían una
mente propia mientras recorrían su piel suave, levantando su camisa
lo suficiente para darme una probada de su estómago plano.
—Gaston. —Me empujó. Esta vez cedí.
—No puedo dejarte ir —susurré.
—¿Qué? —Trató de alejarse de mí pero estaba atrapada en mi
cuerpo y la cama. No iría a ninguna parte.
—Quiero decir… —Le robé otro beso—. Puedes empujar todo lo que
quieras, pero no voy a ir a ninguna parte. —Agarré un mechón de su
cabello y lo dejé caer entre mis dedos. El aire se llenó con olor a
coco.
—¿Incluso si eso es lo mejor para mí?
—No sabes lo que es mejor para ti. —Negué con la cabeza—. Si lo
tuvieras a tu manera, todavía estarías sentada sola en tu habitación
llevando una camiseta vieja de Pablo y hojeando tu anuario escolar.
Rochi, eso no es vida. Esto, lo que estás viviendo, no es real.
Sus ojos brillaron, y empujó contra mi pecho.
—¿Qué te hace un experto? ¿Eh? ¡No tienes idea! Quiero decir, ¡tú
mismo lo dijiste! ¡Perdiste a tu novia, pero ni siquiera estabas con ella
en el momento! ¡No entiendes!
Me di cuenta que la estaba empujando hacia el borde, y aunque lo
que decía dolía, sabía que si no la dejaba golpear ella se quedaría
en su pequeña, diminuta burbuja y nunca cumpliría lo que sea que
se propusiera en la vida.
Ella me recordaba a un águila bebé; las mamás los empujaban fuera
del nido con la esperanza de que aprendan a volar. Los bebés caen
constantemente, pero eventualmente después de un último
empujón, lo logran y aprenden a sobrevivir por su cuenta.
Rochi necesitaba salir de su nido.
Mierda. Yo necesitaba salir de mi nido. Todo lo que le decía estaba
tratando de decírmelo también. ¡Deja de sentir pena por ti y vive tu
vida, idiota!
Algunas veces, cuando el amor te impulsa, es tiempo de estirar hasta
golpearte duro. Yo iba a ser el catalizador para eso, ¿por qué?
Porque me importaba, posiblemente la amaba demasiado para
verla continuar de esta manera.
—Estás siendo egoísta —dije, liberando su cuerpo así ella podía
alejarse de mí—. ¿Crees que viviendo así estás protegiendo su
memoria? ¿Él querría esto para ti? ¿Él querría que te sentaras en su
camiseta cada noche llorando por él? ¿Estaría orgulloso de la vida
que vives, Rochi?
—¡Detente, detente! —Rochi comenzó a sollozar—. ¡Te odio! ¡Solo
déjame sola!
—No, tú piensas que eres la única en todo este jodido universo que
ha experimentado dolor y pérdida. ¿Qué modo de pensar tan
egoísta tienes que tener para creer eso? ¿Eh? ¿Y sus padres? ¿Sabes
lo que es perder a un hijo?
—¡Claro que no! ¡Y tú tampoco!
Tragué y traté de calmar mi corazón, pero todavía estaba
acelerado.
—De hecho, sí. —Me acerqué a ella con mis manos en alto mientras
sentía las lágrimas en mis ojos—. Y créeme, realmente fue mi culpa.
Todo fue culpa mía. Todo. Yo lo hice. Un lío de mi propia creación, y
un niño pequeño murió a causa de ello. Hubiera sido mi hijo. Quiero
decir, yo iba a ayudar a criar al bebé a pesar de que no era mío. A
pesar que era de mi hermano. ¿Así que traición? ¿Mentiras? ¿La
pérdida de un hijo? Sí, creo que lo entiendo. Así que la próxima
vez que empieces a sentir lástima por ti, la próxima vez que te
permitas sentir el crudo dolor de la culpa, tal vez deberías pensar por
un segundo que el mundo es solo lo que tú lo haces. Tú vives en el
infierno porque tú lo eliges.
—¿Y qué estás ofreciendo? —Rochi se dio la vuelta—. El cielo en tus
brazos. —Sus labios formaron una mueca.
—No. —Negué con la cabeza y me senté en su cama—. Te estoy
ofreciendo paz.
Lágrimas corrían por su rostro mientras caminó hasta mí y me dio una
fuerte bofetada en mi mejilla. Dolió, pero era pequeña, y sabía que
estaba actuando. Me rompió el corazón en mil pedazos verla sufrir
así.
—¿Te sientes mejor ahora? —Golpéame. Quería gritar, ¡Golpéame! Si
mi dolor le causaría alivio, yo estaba preparado para ello. Lo quería.
—No. —Ella lloró en sus manos—. Lo siento. Solo reaccioné. Es que...
—Ella cayó al suelo—. Estoy tan arruinada.
Me arrodillé junto a ella y la puse en mi regazo.
—Bienvenida a la tierra de los vivientes, cariño. Todos están
arruinados. Es lo que nos hace humanos.
Ella negó en mis brazos. Le susurré cosas al oído y le froté la cabeza
mientras se hundía en mis brazos.
—Yo... —Ella suspiró—. Solo tengo que arreglar las cosas. Quiero
sentirme como yo otra vez. No quiero estar rota, pero tengo miedo
que si me arreglo…
—Lo olvidarás —contesté por ella.
—Sí. —Ella se encogió de hombros—. El dolor es una mierda, pero es
mejor que olvidarlo como todos lo hacen. Me siento loca a veces,
como si yo fuera la única que se preocupa por lo que pasó. Todos los
demás solo siguen adelante con la vida, y siento que no puedo
porque me siento tan culpable todo el tiempo.
—Él no querría que te sientas así —le respondí usando mis dedos para
limpiar las lágrimas de sus mejillas—. Créeme, te amaba. Quiero
decir, ¿quién no? Te amo, y eres medio un desastre…
Mierda. Acabo de admitir eso en voz alta, y creí cada palabra,
porque era cierto.
Sus ojos se pusieron muy grandes y luego apartó la vista de mí.
—No me siento muy encantadora.
—Está bien, prepárate porque voy a hacer esto solo una vez.
—¿Eh?
—Voy a actuar muy inteligente en este momento. Solo estoy
preparándote, porque no sucede a menudo. Si quieres tomar una
foto para documentarlo, estoy bien con ello, simplemente no la
vendas en línea.
—Estás loco. —Ella se rio entre lágrimas.
Me encogí de hombros, porque realmente, ella medio me hacía
sentir loco.
—Algunos científicos hicieron este experimento psicológico con los
perros…
—¿Acabas de decir psicológico?
—Cállate y escucha —le ordené y me aclaré la garganta—. Mi
mente está un poco borrosa en los detalles, pero los científicos
ponían a un perro en una caja y, a continuación, ponían un
separador en el medio con su comida al otro lado. Los científicos
necesariamente no abusarían al perro, pero le daban una descarga
eléctrica una y otra vez cada vez que cruzaba a la otra parte de la
caja. Finalmente, dejaban la descarga eléctrica, y le mostraban al
perro que era seguro, que podía cruzar y conseguir su comida, pero
él se negaba a moverse. A pesar de que ya no había una amenaza,
a pesar de que todo estaba bien. Es un tipo de condicionamiento
clásico. Te quemas tanto que incluso cuando no hay ningún peligro,
te encoges de la esquina. —Guau. No puedo creer que me acordé
eso de la clase de psicología del año pasado.
—¿Soy el perro? —preguntó Rochi en voz baja.
Mierda, probablemente una mala comparación.
—Eres como el perro. Has estado tan asustada por tanto tiempo
que aunque ya no hay ningún peligro, sigues fingiendo que hay, así
que te niegas a dejar la caja y experimentar nada. ¿Qué crees que
le pasa al perro cuando no pude conseguir su comida y agua?
—Muere.
—Tu alma no está destinada a estar en un dolor constante. —
Froté su cabeza otra vez y suspiré—. Tu corazón no está destinado a
permanecer en pedazos, y tú, seguro como el infierno, no estás
destinada a llorar a tu novio muerto por el resto de tus días. —Se
quedó en silencio por un largo tiempo. Me preguntaba si lo arruiné, si
eventualmente la empujé demasiado lejos.
Sus rodillas crujieron cuando se puso de pie y me tendió su mano.
—¿Te quedarás a pasar la noche?
¿En serio? Traté de mantener mi cara de parecer demasiado
sorprendido.
Traté, y fallé mientras sentía mi sonrisa ampliarse.
—Sí, eso estaría bien, pero, ¿qué pasa con tus padres?
Rochi fue hasta su puerta y la cerró con llave.
—Probablemente estén demasiado emocionados que estaba
socializando con alguien de mi edad que te darían el desayuno.
Pero cerraré por si acaso.
La seguí hasta la cama y le ayudé a tirar las almohadas.
Honestamente, y nunca lo admitiría en voz alta, estaba jodidamente
exhausto que no estaba realmente pensando en sexo. Solo quería
abrazarla. Suspiré. Si Nicolas pudiera verme ahora.
Apagó las luces y se reunió conmigo en la cama, metiendo su
cabeza justo debajo de mi barbilla.
—Gracia, Gaston.
—¿Por qué? —Puse mi brazo alrededor de ella y cerré los ojos.
—Por decir que no.

me encanto el cap!! seguii y subi de vecinos porfaa
ResponderEliminarMas lindo el cap me encantoooo QUE SE PONGAN DE NOVIOS YAAAA jajajajaja espero el proximo soy @Claudiarivero_ Graciasssss
ResponderEliminarÉsta es mi novela preferida, la amo mucho! ♥
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