lunes, 12 de mayo de 2014

Walking Disaster, CAPITULO VEINTE

CAPITULO VEINTE
A veces se gana, otras se pierde
Rochi apenas habló mientras empacábamos, y mucho menos lo hizo durante el camino hacia
el aeropuerto. Ella miraba hacia el espacio la mayor parte del tiempo a menos que uno de
nosotros le hiciera una pregunta. Yo no estaba seguro de si se estaba ahogando en la
desesperación, o sólo concentrándose en el desafío que se avecinaba.
Lali se encargó del registro en el hotel, mostrando su identificación falsa, como si lo
hubiera hecho mil veces antes.
Se me ocurrió, entonces, que probablemente lo había hecho antes. Vegas era donde habían
adquirido esas identificaciones impecables, y por qué Lali nunca parecía preocuparse
por lo que podría manejar Rochi. Habían visto todo antes, en las entrañas de la ciudad del
pecado.
Peter era un turista inconfundible, con la cabeza hacia atrás, sorprendido frente al techo
ostentoso. Cargamos el equipaje en el ascensor, y acerqué a Rochi a mi lado.
—¿Estás bien?—le pregunté, tocando su sien con mis labios.
—No quiero estar aquí—se ahogó.
Las puertas se abrieron, revelando el intrincado dibujo de la alfombra que delineaba el
pasillo. Lali y Peter fueron por un lado, Rochi y yo por el otro. Nuestra habitación
estaba al final del pasillo.
Rochi metió la llave de tarjeta en la ranura, y luego abrió la puerta. La habitación era grande,
empequeñeciendo la cama extra grande en el medio de la habitación.
Dejé la maleta contra la pared, presionando todos los interruptores hasta que la cortina
gruesa se separó para revelar las cargadas, luces intermitentes y el tráfico de Las Vegas
Strip7. Otro botón apartó un segundo conjunto de cortinas transparentes.
Rochi no prestó atención a la ventana. Ni siquiera se molestó en mirar. Para ella el brillo y el
oro habían perdido su brillo años antes.
Puse el equipaje de mano en el suelo y miré alrededor de la habitación.
—Esto es bueno, ¿verdad?—Rochi me miró. —¿Qué?
Abrió su maleta en un solo movimiento, y sacudió la cabeza.
—Esto no son unas vacaciones, Gaston. Tú no deberías estar aquí
En dos pasos, yo estaba detrás de ella, cruzando los brazos alrededor de su cintura. Ella era
diferente aquí, pero yo no lo era. Todavía podía ser alguien con quien podía contar, alguien
que podía protegerla de los fantasmas de su pasado.
— Yo voy a donde tú vayas—le dije al oído.
Apoyó la cabeza en mi pecho y suspiró.
— Tengo que ir al piso principal. Puedes quedarte aquí o echar un vistazo al Strip. Nos vemos
más tarde, ¿de acuerdo?
— Voy contigo
Ella se volvió hacia mí.
—Yo no te quiero allí, Gas
No esperaba eso de ella, sobre todo, no el tono frío de su voz.
Rochi me tocó el brazo.
— Si voy a ganar catorce mil dólares en un fin de semana, tengo que concentrarme. No me
gusta quien voy a ser mientras estoy en esas mesas, y yo no quiero que lo veas, ¿de acuerdo?
Le aparté el pelo de los ojos, y luego le di un beso en la mejilla.
—Está bien, Pajarita—. No podía pretender entender lo que quería decir, pero lo respetaba.
Lali llamó a la puerta y luego camino usando el mismo vestido ajustado que lució en la
Fiesta de Citas. Sus tacones eran altos hasta el cielo, y se había puesto dos capas extra de
maquillaje. Ella parecía diez años mayor.
Saludé a Lali, y luego agarré la llave de tarjeta adicional de la mesa. Lali ya estaba
alentando a Rochi para su noche, me recordaba a un entrenador ofreciéndole una charla de
ánimo a su boxeador antes de una gran pelea.
Peter estaba de pie en el pasillo, mirando a tres bandejas de comida a medio comer en el
suelo, dejado allí por los huéspedes del otro lado del pasillo.
— ¿Qué es lo que quieres hacer primero?—le pregunté.
—Definitivamente no voy a casarme contigo
— Eres jodidamente divertido. Vamos abajo
La puerta del ascensor se abrió, y el hotel cobró vida. Era como si los pasillos fueran las
venas, y las personas su elemento vital. Grupos de mujeres vestidas como estrellas porno,
familias, extranjeros, ocasionales despedida de solteros, y los empleados del hotel
siguiéndose en el caos organizado.
Tomó un tiempo conseguir pasar más allá de las tiendas que se alineaban en las salidas y
llegar a la avenida, pero nos mezclamos en la calle y caminamos hasta que vimos una
multitud reunida frente a uno de los casinos. Las fuentes estaban encendidas, interpretando
una canción patriótica. Peter estaba hipnotizado, al parecer incapaz de moverse mientras
observaba la danza del agua y el salpicar.
Debimos habernos topado con los dos últimos minutos, porque las luces se apagaron pronto,
el agua se apagó, y la multitud se dispersó inmediatamente.
— ¿Qué fue eso?—le pregunté.
Peter seguía mirando a la fuente ya en calma.
— No lo sé, pero fue genial
Las calles estaban llenas de Elvis, Michael Jackson, bailarinas y personajes de dibujos
animados, todos fácilmente disponible para tomarse una fotografía por un precio. En un
momento dado, no dejaba de oír un ruido de aleteo, y luego identifique de donde venía. Los
hombres estaban de pie en la acera, cortando una pila de cartas en sus manos. Entregaron
una a Peter. Era una foto de una mujer con pechos ridículamente grandes en una pose
seductora. Ofrecían prostitutas y clubes de striptease. Peter tiró la tarjeta al suelo. La
acera estaba cubierta de ellas.
Una chica que pasaba, me guiño el ojo con una sonrisa ebria. Ella llevaba sus tacones en la
mano. Mientras deambulaba por ahí, me di cuenta de sus pies ennegrecidos. El suelo estaba
sucio, cubierto por las bases para la ostentación y el glamour.
— Estamos salvados—dijo Peter, acercándose a un vendedor ambulante vendiendo Red
Bull y cualquier licor que te puedas imaginar. Peter ordenó dos con vodka, y sonrió cuando
tomó su primer trago. —Puede que nunca me quiera ir
Miré la hora en mi teléfono celular.
— Ha sido una hora. Regresemos
— ¿Te acuerdas de como llegar? Porque yo no
— Si. Por aquí
Volvimos sobre nuestros pasos. Me alegré cuando finalmente terminamos en nuestro hotel,
porque en verdad yo no estaba exactamente seguro de cómo volver, tampoco. El Strip no era
difícil de navegar, pero había un montón de distracciones a lo largo del camino, y Peter
estaba definitivamente en el modo de vacaciones.
Busqué en las mesas de póker por Rochi, sabiendo que es allí donde ella estaría. Alcancé a ver
una pizca de su pelo, ella se sentaba derecha y confiada en una mesa llena de
hombres viejos y Lali; las chicas eran un marcado contraste entre resto de los
observaban en la zona de póker.
Peter me hizo señas con la mano hacia una mesa de Blackjack, y jugamos un rato para
pasar el tiempo.
Media hora más tarde, Peter empujó mi brazo. Rochi estaba de pie, hablando con un
hombre con la piel oliva y pelo oscuro, con un traje y corbata. La tenía del brazo, y yo
inmediatamente me levanté.
Peter agarró mi camisa.
— Espera, Gaston. Él trabaja aquí. Sólo dale un minuto. Podrías hacer que nos expulsen a
todos si no mantienes tu cabeza
Los miré. ÉL estaba sonriendo, pero Rochi era todo negocio. Él reconoció Lali, entonces.
— Lo sé—le dije, tratando de leer los labios para entender la conversación distante. La única
cosa que pude distinguir fue “a cenar conmigo” del idiota de traje, y Rochi diciendo “estoy
aquí con alguien”
Peter no me pudo contener esta vez, pero yo me detuve a unos metros de distancia
cuando vi al trajeado darle un beso a Rochi en la mejilla.
— Fue bueno verte de nuevo. Nos vemos mañana. . . cinco en punto ¿de acuerdo? Estoy en
el piso a las ocho—dijo él.
Mi estómago se hundió, y mi cara se sentía como si estuviera en llamas. Lali tiró del
brazo de Rochi, notando mi presencia.
—¿Quién era?—le pregunté.
Rochi asintió con la cabeza en la dirección al trajeado.
—Ese es Vicco. Lo conozco desde hace mucho tiempo
— ¿Cuanto?
Ella miró a la silla vacía en la mesa de póker.
—Gaston, no tengo tiempo para esto
—Supongo que él desechó la idea de ser ministro de la juventud—dijo Lali, enviando
una sonrisa coqueta en dirección de Vicco.
— ¿Ese es tu ex-novio?—le pregunté, al instante enojado.—
Rochi disparó a Lali con una mirada impaciente y, a continuación, tomó mi barbilla en su
mano.
—Él sabe que yo no soy lo suficientemente mayor como para estar aquí, Gas. Me dio hasta
la medianoche. Te explicaré todo más tarde, pero por ahora tengo que volver al juego, ¿de
acuerdo?
Mis dientes apretados, y cerré los ojos. Mi novia había accedido a salir con su ex novio. Todo
dentro de mí quería hacer un berrinche típico de Dalmau, pero Rochi necesitaba que fuera
un hombre por el momento. Actuando en contra de mis instintos, me decidí a dejarlo ir, y me
incliné para besarla.
—Muy bien. Te veré a la medianoche. Buena suerte
Me volví, empujando mi paso entre la multitud, escuchando la voz de Rochi aumentar al
menos dos octavas.
— ¿Señores?
Me recordó a esas chicas que hablaban como pequeñas niñas cuando trataban de llamar mi
atención, con la esperanza de pasar como inocente.
— No entiendo por qué tenía que hacer ningún trato con ese tipo Vicco—gruñí.
—Así ella podía quedarse, ¿supongo?—preguntó Peter, mirando hacia el techo de nuevo.
— Hay otros casinos. Podríamos solo ir a otro
— Ella conoce a la gente de aquí, Gaston. Probablemente vino aquí porque sabía que si la
atrapaban, ellos no la delatarían a la policía. Ella tiene una identificación falsa, pero apuesto a
que no tomaría mucho tiempo para que la seguridad la reconozca. Estos casinos pagan
mucho a personas para que señalen los estafadores, ¿verdad?
—Supongo—le dije, frunciendo el ceño.
Nos reunimos con Rochi y Lali en la mesa, mirando como Lali reunía las ganancias
de Rochi.
Rochi miró su reloj.
— Necesito más tiempo
— ¿Quieres probar las mesas de Blackjack?
— No puedo perder dinero, Gas
Sonreí.
— Tú no puedes perder, Pajarita
Lali negó con la cabeza.
— Blackjack no es su juego
— Gané un poco—le dije, cavando en mis bolsillos.—Seiscientos. Quédatelos
Peter entregó a Rochi sus fichas.
—Yo sólo hice tres. Es tuyo
Rochi suspiró.
— Gracias, chicos, pero todavía estoy corta de cinco mil dólares.—ella miró su reloj otra vez y
luego miró hacia arriba para ver a Vicco acercándose.
— ¿Cómo lo hiciste?— preguntó él, sonriendo.
— Estoy corta por cinco. Necesito más tiempo
— He hecho todo lo que pude, Rochi
— Gracias por dejar que me quede
Vicco ofreció una sonrisa incómoda. Era evidente que estaba tan asustado de estas personas
como Rochi.
— ¿Tal vez pueda hacer que mi padre hable con Benny por ti?
— Es el lío de Mick. Yo le voy a pedir una extensión
Vicco negó con la cabeza.
— Sabes que eso no va a pasar, Cookie, no importa con cuánto vayas. Si es menos de lo que
debe, Benny se va a enviar a alguien. Quédate tan lejos de él como puedas
— Tengo que intentarlo—dijo Rochi, con la voz quebrada.
Vicco dio un paso hacia delante, acercándose para mantener la voz baja.
— Súbete a un avión, Rochi. ¿Me escuchas?
— Te escucho— le espetó.
Vicco suspiró y sus ojos se abrieron con gran simpatía. Envolvió sus brazos alrededor de Rochi
y luego besó su pelo.
— Lo siento. Si mi trabajo no estuviera en juego, ya sabes que hubiera tratado de resolverlo
Los pelos de la nuca se me erizaron, algo que sólo sucedía cuando me sentía amenazado y
estaba a punto de dar rienda suelta a toda mi ira sobre alguien.
Justo antes de que lo tacleara, Rochi lo apartó.
—Lo sé—dijo.—Hiciste lo que pudiste
Vicco levantó la barbilla con el dedo.
— Nos vemos mañana a las cinco—se inclinó para besar la esquina de su boca, y luego se
alejó.
Fue entonces cuando me di cuenta de que mi cuerpo estaba yendo hacia adelante y otra vez
Peter fue quien me agarró de mi camisa, sus nudillos blancos.
Los ojos de Rochi se quedaron atrapados en el suelo.
— ¿Qué hay a las cinco?—yo hervía.
— Ella estuvo de acuerdo en una cena si Vicco le permitía quedarse. No tenía otra opción,
Gas—dijo Lali.
Rochi miró hacia mí con sus grandes ojos apologéticos.
— Tenias una opción—le dije.
— ¿Alguna vez ha tratado con la mafia, Gaston? Lo siento si se lastiman tus sentimientos, pero
una comida gratis con un viejo amigo no es un alto precio a pagar para mantener vivo a Mick
Apreté mi mandíbula bien cerrada, negándome a dejarla abierta para que se derramaran
palabras de las que me arrepentiría más tarde.
— Vamos, chicos, tenemos que encontrar a Benny—dijo Lali, tirando a Rochi del brazo.
Peter caminaba a mi lado mientras seguíamos a las chicas por el Strip hacia el edificio de
Benny. Taba a una manzana de distancia de las luces brillantes, pero era un lugar donde el
oro nunca había tocado, y no pensaba hacerlo. Rochi se detuvo, y luego se acercó a pocos
pasos de una gran puerta verde. Llamó, y yo sostuve su otra mano para evitar que le
temblaran.
El portero apareció en la puerta abierta. Era enorme, negro, intimidante, y tan ancho como
alto, con la estereotipada sleazeball Vegas de pie junto a él. Cadenas de oro, ojos
sospechosos y una barriga por comer demasiado de la cocina de su madre.
— Benny—susurró Rochi.
— Vaya, vaya. . . ya no eres “El trece de la suerte”, ¿no? Mick no me contó qué bien luces
ahora crecida. He estado esperando por ti, Cookie. He oído que tienes un pago para mí
Rochi asintió, y Benny hizo un gesto hacia el resto de nosotros.
— Están conmigo—dijo ella, su voz sorprendentemente fuerte.
— Me temo que tus compañeros tendrán que esperar afuera—dijo el portero en un
anormalmente profundo tono bajo.
Tomé a Rochi por el brazo, girando el hombro en actitud protectora.
— Ella no va a ir allí sola. Yo iré con ella
Benny me miró durante un momento, y luego sonrió a su portero.
—Me parece bien. Mick se le alegrara saber tienes tan buen amigo contigo
Lo seguimos por dentro. Mantuve un firme agarré sobre el brazo de Rochi, asegurándome de
interponerme entre ella y la mayor amenaza, el portero. Caminamos detrás de Benny,
siguiéndolo hasta un ascensor, y luego subimos cuatro plantas.
Cuando se abrieron las puertas, un gran escritorio de caoba apareció a la vista. Benny cojeó
hasta su sillón de felpa y se sentó, haciendo un gesto para que tomemos los dos asientos
vacíos que enfrentaban su escritorio. Me senté, pero la adrenalina fluía a través de mis
venas, tensándome y poniéndome nervioso. Podía oír y ver todo en la habitación, incluyendo
los dos matones de pie en las sombras detrás de la mesa de Benny.
Rochi se estiró para agarrar mi mano, y le di un apretón tranquilizador.
—Mick me debe veinticinco mil. Confío en que tienes la cantidad total—dijo Benny,
garabateando algo en un bloc de notas.
—En realidad— Rochi se detuvo, aclarándose la garganta—Yo estoy corta por cinco, Benny.
Pero tengo todo el día de mañana para conseguir eso. Y cinco mil no es ningún problema,
¿verdad? Sabes que soy buena para eso
Benny, frunciendo el ceño—Me decepcionas. Conoces mis reglas mejor que
eso
—P-por favor, Benny. Te estoy pidiendo que tomes los diecinueve mil novecientos, y voy a
tener el resto para mañana
Los ojos pequeños y brillantes de Benny iban de Rochi hacia mí, y luego de vuelta otra vez.
Los matones salieron de las esquinas oscuras, y se me pusieron los pelos de punta
nuevamente.
—Sabes que yo no tomo nada más que la cantidad total. El hecho de que estés tratando de
darme menos me dice algo. ¿Sabes lo que me dice? Que estas no estas segura de pode
obtener el monto total
Los matones dieron otro paso hacia adelante. Tomé nota de sus bolsillos y cualquier forma
bajo la ropa que gritara arma. Los dos tenían algún tipo de cuchillo, pero no vi ningún arma.
Eso no quería decir que no tuvieran una escondida en una bota, pero yo dudaba que alguno
fuera más rápido que yo. Si lo necesitara, podía alcanzarlas y sacarnos como el infierno fuera
de allí.
— Puedo recuperar el dinero, Benny—Rochi soltó una risita nerviosa. —Gané ocho mil
novecientos en seis horas
—¿Así que estás diciendo que me traerás ocho mil novecientos en seis horas más?—Benny
sonrió en un mueca diabólica.
—El plazo no es hasta la medianoche de mañana—dije, mirando atrás y viendo el
acercamiento de los hombres de la sombra.
— W-¿qué estás haciendo, Benny—preguntó Rochi, su postura rígida.
— Mick me llamó esta noche. Dijo que está cuidando de su deuda
— Le estoy haciendo un favor. Yo no te debo nada de dinero—dijo con severidad.
Benny apoyó sus dos gordos, rechonchos codos encima de la mesa.
—Estoy considerando enseñarle a Mick una lección, y tengo curiosidad por lo afortunado que
eres, chico
Instintivamente, salté de la silla, llevando a Rochi conmigo. Le tiré detrás de mí,
retrocediendo hacia la puerta.
—Josías se encuentra fuera de la puerta, joven. ¿Dónde es exactamente que crees que vas a
escapar?
—Gaston—advirtió Rochi.
No había nada más que hablar. Si dejaba que cualquiera de estos matones pasara por mi,
lastimarían a Rochi. La oculte muy bien detrás mio.
— Espero que sepas, Benny, que cuando saqué a tus hombres, no quiero ser irrespetuoso.
Pero estoy enamorado de esta chica, y no puedo dejar que le hagas daño
Benny estalló en una carcajada ruidosa.
— Tengo que admitirlo, hijo. Tienes las pelotas más grandes que cualquier persona que haya
pasado por esas puertas. Te voy a preparar para lo que estas por obtener. El tío más grande
a la derecha es David, y si él no te puede dar con los puños, va a utilizar el cuchillo en su
funda. El hombre la izquierda es Dane, y él es mi mejor luchador. Él tiene una pelea mañana,
de hecho, y nunca ha perdido. Asegúrate de no dañar tus manos, Dane. Tengo un montón de
dinero apostando por ti
Dane me sonrió con ojos salvajes y divertidos.
— Sí, señor
— ¡Benny, para! ¡Puedo conseguirte el dinero! —gritó Rochi.
— Oh no… Esto se va poner interesante bastante rápido —Benny se echó a reír,
recostándose en su asiento.
David me encaró. Era torpe y lento, y antes de que incluso tuviera la oportunidad de sacar su
cuchillo, lo incapacité, empujando su nariz directo abajo a mi rodilla. Entonces tiré dos golpes
a su cara de rata. Sabiendo que esto no era una pelea de sótano, y que yo estaba luchando
para conseguir que Rochi y yo salgamos con vida, puse todo lo que tenía en cada swing. Se
sentía bien, como si cada rastro de la ira reprimida dentro de mí, finalmente, consiguiera un
escape. Dos golpes más y un codazo más tarde, David estaba tumbado en el suelo en un
charco de sangre.
Cabeza de Benny cayó hacia atrás, riendo histéricamente y golpeando la mesa con el deleite
de un niño que mira dibujos animados los sábados por la mañana.
—Bueno, vamos, Dane. No te asusta, ¿verdad?
Dane se acercó a mí con más cuidado, con el enfoque y la precisión de un luchador
profesional. Su puño voló a mi cara, pero di un paso a un lado, embistiendo mi hombro
contra él con toda mi fuerza. Nos estampamos de nuevo juntos, y caímos sobre el escritorio
de Benny.
Dane me agarró con ambas manos, me lanzó al suelo. Él fue más rápido de lo que esperaba,
pero no lo suficientemente rápido. Nos enfrentamos en el suelo por un momento mientras
yo compraba tiempo para conseguir un buen agarre, pero entonces Dane ganó terreno,
colocándose para dar un par de golpes sobre mí mientras yo estaba atrapado debajo de él en
el suelo.
Agarré las pelotas de Dane y retorcí. Le sorprendió y gritó, deteniéndose sólo lo suficiente
para que yo tomara la delantera. Me arrodillé sobre él, agarrándolo por el pelo largo, dando
golpe tras golpe en un lado de su cabeza. La cara de Dane se estrellaba contra la parte
delantera de la mesa de Benny con cada golpe, y luego se puso en pie, desorientado y
sangrando.
Lo miré por un momento, y luego volví a atacar, dejando que mi rabia fluyera a través de mí
con cada golpe. Dane esquivó una vez y aterrizó sus nudillos en mi mandíbula.
Él pudo haber sido un luchador, pero Thomas golpeaba mucho más duro que él. Este iba a
ser un pastel.
Sonreí y levanté mi dedo índice.
— Ese es tu único
La risa desenfrenada de Benny llenó la habitación mientras yo terminaba con su matón. Mi
codo aterrizó en el centro de la cara de Dane, dejándolo inconsciente antes de caer al suelo.
— ¡Increíble, jovencito! ¡Simplemente increíble! —dijo Benny, aplaudiendo de alegría.
Inmediatamente tomé a Rochi, tirando de ella detrás de mí cuando Josías llenó la puerta con
su figura masivo.
— ¿Debería hacerme cargo de esto, señor?—preguntó Josías. Su voz era profunda, pero
inocente, como si él sólo estuviera haciendo el único trabajo que se le daba bien, y no
deseaba verdaderamente hacer daño a ninguno de nosotros.
— ¡No! No, no…—dijo Benny, todavía aturdido por la actuación improvisada. — ¿Cuál es tu
nombre?
— Gaston Dalmau— dije entre jadeos. Me limpié la sangre de Dane y de David de mis manos
en mis jeans.
— Gaston Dalmau, creo que puedes ayudar a tu pequeña novia
— ¿Cómo es eso?
— Dane iba a pelear mañana por la noche. Yo tenía un montón de dinero apostado en él, y
no parece que Dane este en condiciones de ganar una pelea en cualquier momento proximo.
Yo sugiero que tú tomes su lugar, hazme ganar dinero y yo perdonaré los restantes cinco mil
de la deuda de Mick
Me volví a Rochi.
— ¿Pajarita?
— ¿Estás bien?—preguntó ella, limpiando la sangre de mi cara. Se mordió el labio, su cara
arrugándose alrededor de la boca. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
— No es mi sangre, bebé. No llores
Benny se puso en pie.
— Soy un hombre muy ocupado, hijo. ¿Pasas o juegas?
— Lo haré— le dije—Dime el cuándo y el dónde y voy a estar allí
— Vas a estar luchando con Brock McMann. Él no es un marginado. Fue excluido de la UFC el
año pasado
Yo conocía el nombre.
—Sólo dime dónde tengo que estar
Benny me dio la información, a continuación, la sonrisa de un tiburón se dibujó en su rostro.
— Me gustas, Gaston. Creo que vamos a ser buenos amigos
— Lo dudo—le dije. Abrí la puerta para Rochi y sostuve una postura protectora a su lado
hasta que salimos por la puerta principal.
— ¡Jesucristo!—Lali lloró al ver la sangre salpicada cubriendo mi ropa. —¿Están bien? —
Ella agarró los hombros de Rochi y examinó su rostro.
— Estoy bien. Sólo otro día en la oficina. Para los dos— dijo Rochi, secándose los ojos.
Con su mano en la mía, nos precipitamos al hotel, con Peter y Lali cerca.
La única persona que pareció darse cuenta de mi ropa manchada de sangre fue el niño en el
ascensor.
Una vez que todos estuvimos de vuelta en la habitación que compartía con Rochi, me
desnudé y me metí en el baño para lavarme la malicia de encima.
— ¿Qué diablos pasó ahí?—Peter preguntó finalmente.
Podía oír sus voces susurrantes mientras estaba bajo el agua, recordando la última hora. Tan
terrorífico como fue para Rochi estar en semejante peligro, se sintió jodidamente increíble
descargarme con los dos matones de Benny, David y Dane. Fue como la mejor droga
existente.
Me preguntaba si ya se habían compuesto, o si Benny los hizo arrastrar a fuera y dejado en el
callejón.
Una extraña calma se apoderó de mí. Golpear a los hombres de Benny fue una salida para
cada parte de la ira y la frustración que había acumulado a lo largo de los años, y ahora casi
me sentí normal.
— ¡Lo voy a matar! ¡Voy a matar a ese hijo de puta!—gritó Lali.
Apagué la ducha y até una toalla a mi cintura.
— Uno de los tipos que noqueé tiene una pelea mañana por la noche—le dije a Peter.—
Estoy tomando su lugar y a cambio Benny perdonará los últimos cinco que Mick le debe
Lali se puso de pie.
— ¡Esto es ridículo! ¿Por qué estamos ayudando a Mick, Rochi? ¡Él te tiró a los lobos! ¡Voy a
matarlo!
—No si yo lo mato primero—musité.
— Ponte en la fila—dijo Rochi.
Peter se movió nerviosamente.
— ¿Así que estarás luchando mañana?
Asentí con la cabeza una vez.
— En un lugar llamado Zero. Seis de la tarde. Es Brock McMann, Pit
Peter negó con la cabeza.
— De ninguna manera. De ninguna manera, Gas. ¡El tipo es un loco!
— Sí— dije—pero no está luchando por su novia, ¿verdad?—tomé Rochi en mis brazos,
besando la parte superior de su pelo. Todavía estaba temblando. —¿Estás bien, pajarita?
— Esto está mal. Esto está mal en muchos niveles. No sé cuál cual decirte primero
— ¿No me viste esta noche? Voy a estar bien. He visto Brock pelear antes. Es duro, pero no
insuperable
— Yo no quiero que hagas esto, Gas
— Bueno, yo no quiero que te vayas a cenar con tu ex-novio mañana por la noche. Supongo

que los dos tenemos que hacer algo desagradable para salvar a tu padre bueno-para-nada

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