CAPITULO VEINTE
A veces se gana, otras se pierde
Rochi
apenas habló mientras empacábamos, y mucho menos lo hizo durante el camino
hacia
el
aeropuerto. Ella miraba hacia el espacio la mayor parte del tiempo a menos que
uno de
nosotros
le hiciera una pregunta. Yo no estaba seguro de si se estaba ahogando en la
desesperación,
o sólo concentrándose en el desafío que se avecinaba.
Lali
se encargó del registro en el hotel, mostrando su identificación falsa, como si
lo
hubiera
hecho mil veces antes.
Se
me ocurrió, entonces, que probablemente lo había hecho antes. Vegas era donde
habían
adquirido
esas identificaciones impecables, y por qué Lali nunca parecía preocuparse
por
lo que podría manejar Rochi. Habían visto todo antes, en las entrañas de la
ciudad del
pecado.
Peter
era un turista inconfundible, con la cabeza hacia atrás, sorprendido frente al
techo
ostentoso.
Cargamos el equipaje en el ascensor, y acerqué a Rochi a mi lado.
—¿Estás
bien?—le pregunté, tocando su sien con mis labios.
—No
quiero estar aquí—se ahogó.
Las
puertas se abrieron, revelando el intrincado dibujo de la alfombra que
delineaba el
pasillo.
Lali y Peter fueron por un lado, Rochi y yo por el otro. Nuestra habitación
estaba
al final del pasillo.
Rochi
metió la llave de tarjeta en la ranura, y luego abrió la puerta. La habitación
era grande,
empequeñeciendo
la cama extra grande en el medio de la habitación.
Dejé
la maleta contra la pared, presionando todos los interruptores hasta que la
cortina
gruesa
se separó para revelar las cargadas, luces intermitentes y el tráfico de Las
Vegas
Strip7.
Otro botón apartó un segundo conjunto de cortinas transparentes.
Rochi
no prestó atención a la ventana. Ni siquiera se molestó en mirar. Para ella el
brillo y el
oro
habían perdido su brillo años antes.
Puse
el equipaje de mano en el suelo y miré alrededor de la habitación.
—Esto
es bueno, ¿verdad?—Rochi me miró. —¿Qué?
Abrió
su maleta en un solo movimiento, y sacudió la cabeza.
—Esto
no son unas vacaciones, Gaston. Tú no deberías estar aquí
En
dos pasos, yo estaba detrás de ella, cruzando los brazos alrededor de su
cintura. Ella era
diferente
aquí, pero yo no lo era. Todavía podía ser alguien con quien podía contar,
alguien
que
podía protegerla de los fantasmas de su pasado.
—
Yo voy a donde tú vayas—le dije al oído.
Apoyó
la cabeza en mi pecho y suspiró.
—
Tengo que ir al piso principal. Puedes quedarte aquí o echar un vistazo al
Strip. Nos vemos
más
tarde, ¿de acuerdo?
—
Voy contigo
Ella
se volvió hacia mí.
—Yo
no te quiero allí, Gas
No
esperaba eso de ella, sobre todo, no el tono frío de su voz.
Rochi
me tocó el brazo.
—
Si voy a ganar catorce mil dólares en un fin de semana, tengo que concentrarme.
No me
gusta
quien voy a ser mientras estoy en esas mesas, y yo no quiero que lo veas, ¿de
acuerdo?
Le
aparté el pelo de los ojos, y luego le di un beso en la mejilla.
—Está
bien, Pajarita—. No podía pretender entender lo que quería decir, pero lo
respetaba.
Lali
llamó a la puerta y luego camino usando el mismo vestido ajustado que lució en
la
Fiesta
de Citas. Sus tacones eran altos hasta el cielo, y se había puesto dos capas
extra de
maquillaje.
Ella parecía diez años mayor.
Saludé
a Lali, y luego agarré la llave de tarjeta adicional de la mesa. Lali ya estaba
alentando
a Rochi para su noche, me recordaba a un entrenador ofreciéndole una charla de
ánimo
a su boxeador antes de una gran pelea.
Peter
estaba de pie en el pasillo, mirando a tres bandejas de comida a medio comer en
el
suelo,
dejado allí por los huéspedes del otro lado del pasillo.
—
¿Qué es lo que quieres hacer primero?—le pregunté.
—Definitivamente
no voy a casarme contigo
—
Eres jodidamente divertido. Vamos abajo
La
puerta del ascensor se abrió, y el hotel cobró vida. Era como si los pasillos
fueran las
venas,
y las personas su elemento vital. Grupos de mujeres vestidas como estrellas
porno,
familias,
extranjeros, ocasionales despedida de solteros, y los empleados del hotel
siguiéndose
en el caos organizado.
Tomó
un tiempo conseguir pasar más allá de las tiendas que se alineaban en las
salidas y
llegar
a la avenida, pero nos mezclamos en la calle y caminamos hasta que vimos una
multitud
reunida frente a uno de los casinos. Las fuentes estaban encendidas,
interpretando
una
canción patriótica. Peter estaba hipnotizado, al parecer incapaz de moverse
mientras
observaba
la danza del agua y el salpicar.
Debimos
habernos topado con los dos últimos minutos, porque las luces se apagaron
pronto,
el
agua se apagó, y la multitud se dispersó inmediatamente.
—
¿Qué fue eso?—le pregunté.
Peter
seguía mirando a la fuente ya en calma.
—
No lo sé, pero fue genial
Las
calles estaban llenas de Elvis, Michael Jackson, bailarinas y personajes de
dibujos
animados,
todos fácilmente disponible para tomarse una fotografía por un precio. En un
momento
dado, no dejaba de oír un ruido de aleteo, y luego identifique de donde venía.
Los
hombres
estaban de pie en la acera, cortando una pila de cartas en sus manos.
Entregaron
una
a Peter. Era una foto de una mujer con pechos ridículamente grandes en una pose
seductora.
Ofrecían prostitutas y clubes de striptease. Peter tiró la tarjeta al suelo. La
acera
estaba cubierta de ellas.
Una
chica que pasaba, me guiño el ojo con una sonrisa ebria. Ella llevaba sus tacones
en la
mano.
Mientras deambulaba por ahí, me di cuenta de sus pies ennegrecidos. El suelo
estaba
sucio,
cubierto por las bases para la ostentación y el glamour.
—
Estamos salvados—dijo Peter, acercándose a un vendedor ambulante vendiendo Red
Bull
y cualquier licor que te puedas imaginar. Peter ordenó dos con vodka, y sonrió
cuando
tomó
su primer trago. —Puede que nunca me quiera ir
Miré
la hora en mi teléfono celular.
—
Ha sido una hora. Regresemos
—
¿Te acuerdas de como llegar? Porque yo no
—
Si. Por aquí
Volvimos
sobre nuestros pasos. Me alegré cuando finalmente terminamos en nuestro hotel,
porque
en verdad yo no estaba exactamente seguro de cómo volver, tampoco. El Strip no
era
difícil
de navegar, pero había un montón de distracciones a lo largo del camino, y
Peter
estaba
definitivamente en el modo de vacaciones.
Busqué
en las mesas de póker por Rochi, sabiendo que es allí donde ella estaría.
Alcancé a ver
una
pizca de su pelo, ella se sentaba derecha y confiada en una mesa llena de
hombres
viejos y Lali; las chicas eran un marcado contraste entre resto de los
observaban
en la zona de póker.
Peter
me hizo señas con la mano hacia una mesa de Blackjack, y jugamos un rato para
pasar
el tiempo.
Media
hora más tarde, Peter empujó mi brazo. Rochi estaba de pie, hablando con un
hombre
con la piel oliva y pelo oscuro, con un traje y corbata. La tenía del brazo, y
yo
inmediatamente
me levanté.
Peter
agarró mi camisa.
—
Espera, Gaston. Él trabaja aquí. Sólo dale un minuto. Podrías hacer que nos
expulsen a
todos
si no mantienes tu cabeza
Los
miré. ÉL estaba sonriendo, pero Rochi era todo negocio. Él reconoció Lali,
entonces.
—
Lo sé—le dije, tratando de leer los labios para entender la conversación
distante. La única
cosa
que pude distinguir fue “a cenar conmigo” del idiota de traje, y Rochi diciendo
“estoy
aquí
con alguien”
Peter
no me pudo contener esta vez, pero yo me detuve a unos metros de distancia
cuando
vi al trajeado darle un beso a Rochi en la mejilla.
—
Fue bueno verte de nuevo. Nos vemos mañana. . . cinco en punto ¿de acuerdo?
Estoy en
el
piso a las ocho—dijo él.
Mi
estómago se hundió, y mi cara se sentía como si estuviera en llamas. Lali tiró
del
brazo
de Rochi, notando mi presencia.
—¿Quién
era?—le pregunté.
Rochi
asintió con la cabeza en la dirección al trajeado.
—Ese
es Vicco. Lo conozco desde hace mucho tiempo
—
¿Cuanto?
Ella
miró a la silla vacía en la mesa de póker.
—Gaston,
no tengo tiempo para esto
—Supongo
que él desechó la idea de ser ministro de la juventud—dijo Lali, enviando
una
sonrisa coqueta en dirección de Vicco.
—
¿Ese es tu ex-novio?—le pregunté, al instante enojado.—
Rochi
disparó a Lali con una mirada impaciente y, a continuación, tomó mi barbilla en
su
mano.
—Él
sabe que yo no soy lo suficientemente mayor como para estar aquí, Gas. Me dio
hasta
la
medianoche. Te explicaré todo más tarde, pero por ahora tengo que volver al
juego, ¿de
acuerdo?
Mis
dientes apretados, y cerré los ojos. Mi novia había accedido a salir con su ex
novio. Todo
dentro
de mí quería hacer un berrinche típico de Dalmau, pero Rochi necesitaba que
fuera
un
hombre por el momento. Actuando en contra de mis instintos, me decidí a dejarlo
ir, y me
incliné
para besarla.
—Muy
bien. Te veré a la medianoche. Buena suerte
Me
volví, empujando mi paso entre la multitud, escuchando la voz de Rochi aumentar
al
menos
dos octavas.
—
¿Señores?
Me
recordó a esas chicas que hablaban como pequeñas niñas cuando trataban de
llamar mi
atención,
con la esperanza de pasar como inocente.
—
No entiendo por qué tenía que hacer ningún trato con ese tipo Vicco—gruñí.
—Así
ella podía quedarse, ¿supongo?—preguntó Peter, mirando hacia el techo de nuevo.
—
Hay otros casinos. Podríamos solo ir a otro
—
Ella conoce a la gente de aquí, Gaston. Probablemente vino aquí porque sabía
que si la
atrapaban,
ellos no la delatarían a la policía. Ella tiene una identificación falsa, pero
apuesto a
que
no tomaría mucho tiempo para que la seguridad la reconozca. Estos casinos pagan
mucho
a personas para que señalen los estafadores, ¿verdad?
—Supongo—le
dije, frunciendo el ceño.
Nos
reunimos con Rochi y Lali en la mesa, mirando como Lali reunía las ganancias
de
Rochi.
Rochi
miró su reloj.
—
Necesito más tiempo
—
¿Quieres probar las mesas de Blackjack?
—
No puedo perder dinero, Gas
Sonreí.
—
Tú no puedes perder, Pajarita
Lali
negó con la cabeza.
—
Blackjack no es su juego
—
Gané un poco—le dije, cavando en mis bolsillos.—Seiscientos. Quédatelos
Peter
entregó a Rochi sus fichas.
—Yo
sólo hice tres. Es tuyo
Rochi
suspiró.
—
Gracias, chicos, pero todavía estoy corta de cinco mil dólares.—ella miró su
reloj otra vez y
luego
miró hacia arriba para ver a Vicco acercándose.
—
¿Cómo lo hiciste?— preguntó él, sonriendo.
—
Estoy corta por cinco. Necesito más tiempo
—
He hecho todo lo que pude, Rochi
—
Gracias por dejar que me quede
Vicco
ofreció una sonrisa incómoda. Era evidente que estaba tan asustado de estas
personas
como
Rochi.
—
¿Tal vez pueda hacer que mi padre hable con Benny por ti?
—
Es el lío de Mick. Yo le voy a pedir una extensión
Vicco
negó con la cabeza.
—
Sabes que eso no va a pasar, Cookie, no importa con cuánto vayas. Si es menos
de lo que
debe,
Benny se va a enviar a alguien. Quédate tan lejos de él como puedas
—
Tengo que intentarlo—dijo Rochi, con la voz quebrada.
Vicco
dio un paso hacia delante, acercándose para mantener la voz baja.
—
Súbete a un avión, Rochi. ¿Me escuchas?
—
Te escucho— le espetó.
Vicco
suspiró y sus ojos se abrieron con gran simpatía. Envolvió sus brazos alrededor
de Rochi
y
luego besó su pelo.
—
Lo siento. Si mi trabajo no estuviera en juego, ya sabes que hubiera tratado de
resolverlo
Los
pelos de la nuca se me erizaron, algo que sólo sucedía cuando me sentía
amenazado y
estaba
a punto de dar rienda suelta a toda mi ira sobre alguien.
Justo
antes de que lo tacleara, Rochi lo apartó.
—Lo
sé—dijo.—Hiciste lo que pudiste
Vicco
levantó la barbilla con el dedo.
—
Nos vemos mañana a las cinco—se inclinó para besar la esquina de su boca, y
luego se
alejó.
Fue
entonces cuando me di cuenta de que mi cuerpo estaba yendo hacia adelante y
otra vez
Peter
fue quien me agarró de mi camisa, sus nudillos blancos.
Los
ojos de Rochi se quedaron atrapados en el suelo.
—
¿Qué hay a las cinco?—yo hervía.
—
Ella estuvo de acuerdo en una cena si Vicco le permitía quedarse. No tenía otra
opción,
Gas—dijo
Lali.
Rochi
miró hacia mí con sus grandes ojos apologéticos.
—
Tenias una opción—le dije.
—
¿Alguna vez ha tratado con la mafia, Gaston? Lo siento si se lastiman tus
sentimientos, pero
una
comida gratis con un viejo amigo no es un alto precio a pagar para mantener
vivo a Mick
Apreté
mi mandíbula bien cerrada, negándome a dejarla abierta para que se derramaran
palabras
de las que me arrepentiría más tarde.
—
Vamos, chicos, tenemos que encontrar a Benny—dijo Lali, tirando a Rochi del
brazo.
Peter
caminaba a mi lado mientras seguíamos a las chicas por el Strip hacia el
edificio de
Benny.
Taba a una manzana de distancia de las luces brillantes, pero era un lugar
donde el
oro
nunca había tocado, y no pensaba hacerlo. Rochi se detuvo, y luego se acercó a
pocos
pasos
de una gran puerta verde. Llamó, y yo sostuve su otra mano para evitar que le
temblaran.
El
portero apareció en la puerta abierta. Era enorme, negro, intimidante, y tan
ancho como
alto,
con la estereotipada sleazeball Vegas de pie junto a él. Cadenas de oro, ojos
sospechosos
y una barriga por comer demasiado de la cocina de su madre.
—
Benny—susurró Rochi.
—
Vaya, vaya. . . ya no eres “El trece de la suerte”, ¿no? Mick no me contó qué
bien luces
ahora
crecida. He estado esperando por ti, Cookie. He oído que tienes un pago para mí
Rochi
asintió, y Benny hizo un gesto hacia el resto de nosotros.
—
Están conmigo—dijo ella, su voz sorprendentemente fuerte.
—
Me temo que tus compañeros tendrán que esperar afuera—dijo el portero en un
anormalmente
profundo tono bajo.
Tomé
a Rochi por el brazo, girando el hombro en actitud protectora.
—
Ella no va a ir allí sola. Yo iré con ella
Benny
me miró durante un momento, y luego sonrió a su portero.
—Me
parece bien. Mick se le alegrara saber tienes tan buen amigo contigo
Lo
seguimos por dentro. Mantuve un firme agarré sobre el brazo de Rochi,
asegurándome de
interponerme
entre ella y la mayor amenaza, el portero. Caminamos detrás de Benny,
siguiéndolo
hasta un ascensor, y luego subimos cuatro plantas.
Cuando
se abrieron las puertas, un gran escritorio de caoba apareció a la vista. Benny
cojeó
hasta
su sillón de felpa y se sentó, haciendo un gesto para que tomemos los dos
asientos
vacíos
que enfrentaban su escritorio. Me senté, pero la adrenalina fluía a través de
mis
venas,
tensándome y poniéndome nervioso. Podía oír y ver todo en la habitación,
incluyendo
los
dos matones de pie en las sombras detrás de la mesa de Benny.
Rochi
se estiró para agarrar mi mano, y le di un apretón tranquilizador.
—Mick
me debe veinticinco mil. Confío en que tienes la cantidad total—dijo Benny,
garabateando
algo en un bloc de notas.
—En
realidad— Rochi se detuvo, aclarándose la garganta—Yo estoy corta por cinco,
Benny.
Pero
tengo todo el día de mañana para conseguir eso. Y cinco mil no es ningún problema,
¿verdad?
Sabes que soy buena para eso
Benny,
frunciendo el ceño—Me decepcionas. Conoces mis reglas mejor que
eso
—P-por
favor, Benny. Te estoy pidiendo que tomes los diecinueve mil novecientos, y voy
a
tener
el resto para mañana
Los
ojos pequeños y brillantes de Benny iban de Rochi hacia mí, y luego de vuelta
otra vez.
Los
matones salieron de las esquinas oscuras, y se me pusieron los pelos de punta
nuevamente.
—Sabes
que yo no tomo nada más que la cantidad total. El hecho de que estés tratando
de
darme
menos me dice algo. ¿Sabes lo que me dice? Que estas no estas segura de pode
obtener
el monto total
Los
matones dieron otro paso hacia adelante. Tomé nota de sus bolsillos y cualquier
forma
bajo
la ropa que gritara arma. Los dos tenían algún tipo de cuchillo, pero no vi
ningún arma.
Eso
no quería decir que no tuvieran una escondida en una bota, pero yo dudaba que
alguno
fuera
más rápido que yo. Si lo necesitara, podía alcanzarlas y sacarnos como el
infierno fuera
de
allí.
—
Puedo recuperar el dinero, Benny—Rochi soltó una risita nerviosa. —Gané ocho
mil
novecientos
en seis horas
—¿Así
que estás diciendo que me traerás ocho mil novecientos en seis horas más?—Benny
sonrió
en un mueca diabólica.
—El
plazo no es hasta la medianoche de mañana—dije, mirando atrás y viendo el
acercamiento
de los hombres de la sombra.
—
W-¿qué estás haciendo, Benny—preguntó Rochi, su postura rígida.
—
Mick me llamó esta noche. Dijo que está cuidando de su deuda
—
Le estoy haciendo un favor. Yo no te debo nada de dinero—dijo con severidad.
Benny
apoyó sus dos gordos, rechonchos codos encima de la mesa.
—Estoy
considerando enseñarle a Mick una lección, y tengo curiosidad por lo afortunado
que
eres,
chico
Instintivamente,
salté de la silla, llevando a Rochi conmigo. Le tiré detrás de mí,
retrocediendo
hacia la puerta.
—Josías
se encuentra fuera de la puerta, joven. ¿Dónde es exactamente que crees que vas
a
escapar?
—Gaston—advirtió
Rochi.
No
había nada más que hablar. Si dejaba que cualquiera de estos matones pasara por
mi,
lastimarían
a Rochi. La oculte muy bien detrás mio.
—
Espero que sepas, Benny, que cuando saqué a tus hombres, no quiero ser
irrespetuoso.
Pero
estoy enamorado de esta chica, y no puedo dejar que le hagas daño
Benny
estalló en una carcajada ruidosa.
—
Tengo que admitirlo, hijo. Tienes las pelotas más grandes que cualquier persona
que haya
pasado
por esas puertas. Te voy a preparar para lo que estas por obtener. El tío más
grande
a
la derecha es David, y si él no te puede dar con los puños, va a utilizar el
cuchillo en su
funda.
El hombre la izquierda es Dane, y él es mi mejor luchador. Él tiene una pelea
mañana,
de
hecho, y nunca ha perdido. Asegúrate de no dañar tus manos, Dane. Tengo un
montón de
dinero
apostando por ti
Dane
me sonrió con ojos salvajes y divertidos.
—
Sí, señor
—
¡Benny, para! ¡Puedo conseguirte el dinero! —gritó Rochi.
—
Oh no… Esto se va poner interesante bastante rápido —Benny se echó a reír,
recostándose
en su asiento.
David
me encaró. Era torpe y lento, y antes de que incluso tuviera la oportunidad de
sacar su
cuchillo,
lo incapacité, empujando su nariz directo abajo a mi rodilla. Entonces tiré dos
golpes
a
su cara de rata. Sabiendo que esto no era una pelea de sótano, y que yo estaba
luchando
para
conseguir que Rochi y yo salgamos con vida, puse todo lo que tenía en cada
swing. Se
sentía
bien, como si cada rastro de la ira reprimida dentro de mí, finalmente,
consiguiera un
escape.
Dos golpes más y un codazo más tarde, David estaba tumbado en el suelo en un
charco
de sangre.
Cabeza
de Benny cayó hacia atrás, riendo histéricamente y golpeando la mesa con el
deleite
de
un niño que mira dibujos animados los sábados por la mañana.
—Bueno,
vamos, Dane. No te asusta, ¿verdad?
Dane
se acercó a mí con más cuidado, con el enfoque y la precisión de un luchador
profesional.
Su puño voló a mi cara, pero di un paso a un lado, embistiendo mi hombro
contra
él con toda mi fuerza. Nos estampamos de nuevo juntos, y caímos sobre el
escritorio
de
Benny.
Dane
me agarró con ambas manos, me lanzó al suelo. Él fue más rápido de lo que
esperaba,
pero
no lo suficientemente rápido. Nos enfrentamos en el suelo por un momento
mientras
yo
compraba tiempo para conseguir un buen agarre, pero entonces Dane ganó terreno,
colocándose
para dar un par de golpes sobre mí mientras yo estaba atrapado debajo de él en
el
suelo.
Agarré
las pelotas de Dane y retorcí. Le sorprendió y gritó, deteniéndose sólo lo
suficiente
para
que yo tomara la delantera. Me arrodillé sobre él, agarrándolo por el pelo
largo, dando
golpe
tras golpe en un lado de su cabeza. La cara de Dane se estrellaba contra la
parte
delantera
de la mesa de Benny con cada golpe, y luego se puso en pie, desorientado y
sangrando.
Lo
miré por un momento, y luego volví a atacar, dejando que mi rabia fluyera a
través de mí
con
cada golpe. Dane esquivó una vez y aterrizó sus nudillos en mi mandíbula.
Él
pudo haber sido un luchador, pero Thomas golpeaba mucho más duro que él. Este
iba a
ser
un pastel.
Sonreí
y levanté mi dedo índice.
—
Ese es tu único
La
risa desenfrenada de Benny llenó la habitación mientras yo terminaba con su
matón. Mi
codo
aterrizó en el centro de la cara de Dane, dejándolo inconsciente antes de caer
al suelo.
—
¡Increíble, jovencito! ¡Simplemente increíble! —dijo Benny, aplaudiendo de
alegría.
Inmediatamente
tomé a Rochi, tirando de ella detrás de mí cuando Josías llenó la puerta con
su
figura masivo.
—
¿Debería hacerme cargo de esto, señor?—preguntó Josías. Su voz era profunda,
pero
inocente,
como si él sólo estuviera haciendo el único trabajo que se le daba bien, y no
deseaba
verdaderamente hacer daño a ninguno de nosotros.
—
¡No! No, no…—dijo Benny, todavía aturdido por la actuación improvisada. — ¿Cuál
es tu
nombre?
—
Gaston Dalmau— dije entre jadeos. Me limpié la sangre de Dane y de David de mis
manos
en
mis jeans.
—
Gaston Dalmau, creo que puedes ayudar a tu pequeña novia
—
¿Cómo es eso?
—
Dane iba a pelear mañana por la noche. Yo tenía un montón de dinero apostado en
él, y
no
parece que Dane este en condiciones de ganar una pelea en cualquier momento
proximo.
Yo
sugiero que tú tomes su lugar, hazme ganar dinero y yo perdonaré los restantes
cinco mil
de
la deuda de Mick
Me
volví a Rochi.
—
¿Pajarita?
—
¿Estás bien?—preguntó ella, limpiando la sangre de mi cara. Se mordió el labio,
su cara
arrugándose
alrededor de la boca. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—
No es mi sangre, bebé. No llores
Benny
se puso en pie.
—
Soy un hombre muy ocupado, hijo. ¿Pasas o juegas?
—
Lo haré— le dije—Dime el cuándo y el dónde y voy a estar allí
—
Vas a estar luchando con Brock McMann. Él no es un marginado. Fue excluido de
la UFC el
año
pasado
Yo
conocía el nombre.
—Sólo
dime dónde tengo que estar
Benny
me dio la información, a continuación, la sonrisa de un tiburón se dibujó en su
rostro.
—
Me gustas, Gaston. Creo que vamos a ser buenos amigos
—
Lo dudo—le dije. Abrí la puerta para Rochi y sostuve una postura protectora a
su lado
hasta
que salimos por la puerta principal.
—
¡Jesucristo!—Lali lloró al ver la sangre salpicada cubriendo mi ropa. —¿Están
bien? —
Ella
agarró los hombros de Rochi y examinó su rostro.
—
Estoy bien. Sólo otro día en la oficina. Para los dos— dijo Rochi, secándose
los ojos.
Con
su mano en la mía, nos precipitamos al hotel, con Peter y Lali cerca.
La
única persona que pareció darse cuenta de mi ropa manchada de sangre fue el
niño en el
ascensor.
Una
vez que todos estuvimos de vuelta en la habitación que compartía con Rochi, me
desnudé
y me metí en el baño para lavarme la malicia de encima.
—
¿Qué diablos pasó ahí?—Peter preguntó finalmente.
Podía
oír sus voces susurrantes mientras estaba bajo el agua, recordando la última
hora. Tan
terrorífico
como fue para Rochi estar en semejante peligro, se sintió jodidamente increíble
descargarme
con los dos matones de Benny, David y Dane. Fue como la mejor droga
existente.
Me
preguntaba si ya se habían compuesto, o si Benny los hizo arrastrar a fuera y
dejado en el
callejón.
Una
extraña calma se apoderó de mí. Golpear a los hombres de Benny fue una salida
para
cada
parte de la ira y la frustración que había acumulado a lo largo de los años, y
ahora casi
me
sentí normal.
—
¡Lo voy a matar! ¡Voy a matar a ese hijo de puta!—gritó Lali.
Apagué
la ducha y até una toalla a mi cintura.
—
Uno de los tipos que noqueé tiene una pelea mañana por la noche—le dije a
Peter.—
Estoy
tomando su lugar y a cambio Benny perdonará los últimos cinco que Mick le debe
Lali
se puso de pie.
—
¡Esto es ridículo! ¿Por qué estamos ayudando a Mick, Rochi? ¡Él te tiró a los
lobos! ¡Voy a
matarlo!
—No
si yo lo mato primero—musité.
—
Ponte en la fila—dijo Rochi.
Peter
se movió nerviosamente.
—
¿Así que estarás luchando mañana?
Asentí
con la cabeza una vez.
—
En un lugar llamado Zero. Seis de la tarde. Es Brock McMann, Pit
Peter
negó con la cabeza.
—
De ninguna manera. De ninguna manera, Gas. ¡El tipo es un loco!
—
Sí— dije—pero no está luchando por su novia, ¿verdad?—tomé Rochi en mis brazos,
besando
la parte superior de su pelo. Todavía estaba temblando. —¿Estás bien, pajarita?
—
Esto está mal. Esto está mal en muchos niveles. No sé cuál cual decirte primero
—
¿No me viste esta noche? Voy a estar bien. He visto Brock pelear antes. Es
duro, pero no
insuperable
—
Yo no quiero que hagas esto, Gas
—
Bueno, yo no quiero que te vayas a cenar con tu ex-novio mañana por la noche.
Supongo
que
los dos tenemos que hacer algo desagradable para salvar a tu padre
bueno-para-nada

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