CAPITULO
VEINTIOCHO
El Sr. y la Sra.
Rochi esperaba en la acera, su no
sosteniendo los dos únicos dedos que tenía libre. El resto
estaban aguantando bolsos o tratando
hacer señas a Lali.
Habíamos conducido en el Honda al aeropuerto
dos días antes, por lo que Peter tuvo que
dejar que su novia fuera por su
coche. Lali insistió en ser la que nos recogiera, y todo el
mundo sabía por qué. Cuando ella se
detuvo frete a nosotros, miró directo al frente. Ella ni
siquiera salió para ayudar con los
bolsos.
Rochi cojeo hacia el asiento del
pasajero y entró, mimando el lado que acababa de tatuarse
con mi apellido.
Tiré los bolsos en la ventana trasera
e intenté abrir la puerta del asiento trasero.
— Uh…—dije, tirando dela palanca de
nuevo. —Abre la puerta, Lali
—No creo que lo haga—dijo ella,
sacando la cabeza para mirarme.
Avanzó un poco hacia delante, y Rochi
se puso tensa.
— Lali, para
Lali pisó el freno, y levantó una
ceja.
— Tú casi logras que mi mejor amiga
muera en una de tus estúpidas peleas, luego te la llevas
a Vegas y te casas con ella cuando yo
estoy fuera de la ciudad, así que no solo no pude ser la
dama de honor, si no que ¿tampoco
pude ser testigo?
Tiré de la palanca de nuevo.
— Vamos, Lali. Me gustaría poder
decir que lo siento, pero yo estoy casado con el amor de
mi vida
— ¡El amor de tu vida es una
Harley!—Lali enfureció. Avanzó de nuevo hacia delante.
— ¡Ya no!—le rogué.
— Lali …— comenzó Rochi. Trató de
sonar intimidante, pero Lali lanzó una
mirada en su dirección tan severa que
dejo a Rochi acobardada contra la puerta.
Los coches detrás de nosotros tocaban
bocina, pero Lali estaba demasiado furiosa para
prestar atención.
— ¡Está bien!—dije, levantando una
mano—Está bien. ¿Y si nos uh. . . que tal si tenemos otra
boda este verano? Con vestido,
invitaciones, flores, todo. Puedes ayudarla a planearla. Te
podrás parar al lado de ella,
organizarle una despedida de soltera, lo que quieras
— ¡No es lo mismo!—Lali gruñó, pero
la tensión en su rostro se relajó un poco. —Pero
es un comienzo
Rebuscó hacia atrás por la puerta y
subió la traba.
Tiré de la manija y me deslizó en el
asiento, con cuidado de no volver a hablar hasta que
llegáramos al apartamento.
Peter estaba limpiando su Charger cuando
nos detuvimos en el estacionamiento.
— ¡Hey!— Él sonrió y me abrazó, y
luego a Rochi.—Felicitaciones a los dos
— Gracias—dijo Rochi, todavía
sintiéndose incómoda por la rabieta de Lali.
— Supongo que es algo bueno que Lali
y yo ya estábamos discutiendo conseguir nuestro
propio lugar
— Oh, lo estaban—Rochi dijo,
inclinando la cabeza a su amiga.—Parece que no éramos los
únicos tomando decisiones por cuenta
propia
— Íbamos a hablarlo contigo—dijo Lali
a la defensiva.
— No hay prisa—le dije. —Pero me gustaría
algo de ayuda para traer el resto de las cosas de
Rochi
— Sí, claro. Brasil acaba de llegar a
casa. Le diré que necesitamos su camión
Los ojos de Rochi se movían entre
nosotros tres.
— ¿Se lo vamos a decir?
Lali no pudo contener su sonrisa de suficiencia.
— Va a ser difícil negarlo con esa
gran roca en tu dedo
Fruncí el ceño.
— ¿No quieres que nadie lo sepa?
— Bueno, no, no es eso. Pero, nos
casamos repentinamente, bebé. La gente va a enloquecer
—Tú eres la Sra. Dalmau ahora. Ellos
que se jodan— dije sin dudarlo.
Rochi me sonrió, y luego miró a su
anillo.
— Esa soy yo. Supongo que mejor
represento a la familia apropiadamente
— Oh, mierda— dije—Tenemos que
decirle a papá
La cara de Rochi se puso blanca.
— ¿Tenemos?
Lali echó a reír.
— Estas esperando mucho de ella.
Pasos de bebé, Gas, Jesús
Me burlé de ella, todavía irritado
porque no me dejara entrar en el coche en el aeropuerto.
Rochi esperaba una respuesta.
Me encogí de hombros.
— Nosotros no tenemos que hacerlo
hoy, pero muy pronto, ¿de acuerdo? No quiero que lo
escuche de cualquier otra persona
Ella asintió con la cabeza.
— Entiendo. Vamos a tomarnos el fin
de semana y a disfrutar de nuestros primeros días
como recién casados sin invitar a
todos a nuestro matrimonio justo ahora
Sonreí, sacando nuestro equipaje
desde la ventana trasera del Honda.
— Hecho. Excepto por una cosa
— ¿Cual?
— ¿Podemos pasar los primeros días en
busca de un coche? Estoy bastante seguro de que te
prometí un coche
— ¿En serio?— Ella sonrió.
— Elije un color, bebé
Rochi saltó sobre mí otra vez,
envolviendo sus piernas y brazos a mí alrededor y cubriéndome
cara de besos.
— Oh, ya basta, ustedes dos—dijo
Lali.
Rochi cayó a sus pies, y Lali la
agarró por la cintura.
— Entremos. ¡Quiero ver tu tatu!
Las chicas corrieron por las
escaleras, dejándonos a mi y Peter para ocuparnos del
equipaje. Lo ayudé con las numerosas
y pesadas maletas de Lali, agarrando las minas y
las de Rochi también.
Cargamos el equipaje por las
escaleras y estuvimos agradecidos de que la puerta había
quedado abierta.
Rochi estaba tumbada en el sofá, con
sus vaqueros desabrochados y doblados, mirando hacia
abajo mientras Lali inspeccionaba las
delicadas curvas negras a lo largo de la piel de
Rochi.
Lali miró a Peter, quien tenia la
cara roja y sudando.
— Estoy tan contenta de que no
estemos locos, nene
— Yo, también—dijo Peter. —Espero que
querías estas aquí, porque yo no voy las voy a
llevar de vuelta al coche
— Así es, gracias— Ella sonrió con
dulzura, volviendo al tatuaje de Rochi.
Peter resopló mientras desaparecía en
su habitación, volviendo con una botella de vino en
cada mano.
— ¿Qué es eso?—dijo Rochi.
— Tu recepción—dijo Peter con una
amplia sonrisa.
Rochi estacionó lentamente en un
espacio de estacionamiento vacío, cuidadosamente
revisando cada lado. Ella había
elegido un nuevo Toyota Camry plateado el día anterior, y las
pocas veces que yo podía ponerla
detrás del volante, ella manejaba como si estuviera
tomando prestado en secreto el
Lamborghini de alguien.
Después de dos paradas, ella
finalmente puso el freno de mano y apagó el motor.
— Tendremos que conseguir una
etiqueta para el estacionamiento— dijo, revisando el
espacio de lado otra vez.
—Si, Pajarita. Me haré cargo de eso—
dijo por cuarta vez.
Me preguntaba si debería haber esperado
otra semana antes de añadir el estrés de un nuevo
auto. Los sabíamos que para el final
del día que el rumor de la escuela estaría esparciendo la
noticia de nuestro matrimonio, junto
con uno o dos escándalos ficticios. Rochi, adrede, se
puso unos jeans muy ajustados y un
sweater al cuerpo para despejar las inevitables dudas
sobre un embarazo. Quizás nosotros
nos casamos repentinamente pero hijos era todo un
nuevo nivel, y ambos estábamos
dispuestos a esperar.
Algunas gotas cayeron del cielo gris
de la primavera mientras comenzamos nuestra caminata
hacia nuestras clases en el campus.
Puse mi gorra de béisbol roja bien bajo en mi frente, y
Rochi abrió su paraguas. Los dos nos
quedamos mirando al edificio Keaton cuando pasamos,
tomando nota de la cinta amarilla y
el ladrillo ennegrecido por encima de cada ventana. Rochi
agarró mi abrigo, y yo la abracé,
tratando de no pensar en lo que había sucedido.
Peter se enteró de que Adam había
sido arrestado. Yo no le había dicho nada a Rochi,
temeroso de ser el siguiente, y
causarle una preocupación innecesaria.
Una parte de mí pensó que la noticia
sobre el incendio mantendría la atención indeseada
lejos del anillo de Rochi, pero yo
sabía que la noticia de nuestro matrimonio sería una
distracción bienvenida de la triste
realidad de perder compañeros de clase en una forma tan
horrible.
Como lo esperaba, cuando llegamos a
la cafetería, mis hermanos de la fraternidad y del
equipo de fútbol fueron a
felicitarnos por nuestra boda y nuestro inminente hijo.
— No estoy embarazada—dijo Rochi,
sacudiendo la cabeza.
— Pero. . . ustedes están casados,
¿verdad? —dijo Mery, dudosa.
— Sí—dijo Rochi con sencillez.
Mery levantó una ceja.
— Supongo que averiguaremos la verdad
muy pronto
Giré mi cabeza hacia un lado.
— Asúmelo
Ella me ignoró.
— Supongo que los dos ¿se enteraron
del incendio?
— Un poco— dijo Rochi, claramente
incómoda.
— Escuché que estudiantes estaban
haciendo una fiesta allí. Que se han estado metiendo a
escondidas en los sótanos durante
todo el año
— ¿Tan así?—le pregunté. Por el
rabillo del ojo pude ver a Rochi mirándome, pero traté de no
parecer muy aliviado. Si eso era
cierto, tal vez estaría fuera del gancho.
El resto del día lo pasamos siendo
observado o felicitados. Por primera vez, no fui detenido
entre las clases por diferentes
chicas que querían saber sobre mis planes para el fin de
semana. Ellas sólo me veían mientras
pasaba caminando, reacias a acercarse al marido de
otra persona. En realidad era un poco
agradable.
Mi día iba bastante bien, y me
preguntaba si Rochi podría decir lo mismo. Incluso mi
profesora de psicología me ofreció
una pequeña sonrisa y asentimiento cuando ella escuchó
mi respuesta a la pregunta sobre si
el rumor era cierto.
Después de nuestra última clase, me
encontré con Rochi en el Camry, y tiré las mochilas en el
asiento trasero.
— ¿Fue tan malo como pensabas?
— Sí—Ella suspiró.
—Supongo que hoy es un buen día para
caer en lo mi papá, ¿no?
— No, pero debemos. Tienes razón, yo
no quiero que se entere de la noticia por alguien más
Su respuesta me sorprendió, pero no
la cuestionó. Rochi trató de conseguir que yo conduzca,
pero me negué, insistiendo en tome
confianza detrás volante.
El viaje hacia lo de papá desde el
campus no tardó mucho tiempo, pero más que si yo hubiera
conducido. Rochi obedeció todas las
leyes de transito, sobre todo porque ella estaba nerviosa
por ser detenida y entregarle
accidentalmente al policía la Identificación falsa.
Nuestro pequeño pueblo parecía
diferente, mientras lo atravesábamos, o tal vez era yo quien
no era el mismo. No estaba seguro de
si era por ser un hombre casado que me hacia sentir
un poco más relajado, moderado, o si
finalmente me había asentado en mi propia piel. Ahora
estaba en una situación en la que no
tenía que probarme a mí mismo, porque la única
persona que me aceptaba
completamente, mi mejor amiga, ahora era un elemento
permanente en mi vida.
Parecía como si hubiera completado
una tarea, superado un obstáculo. Pensé en mi madre,
y las palabras que ella me dijo hace
casi una vida atrás. Fue entonces cuando lo entendí: ella
me había pedido que no me asentara,
que peleara por la persona que amaba, y por primera
vez, hice lo que ella esperaba de mí.
Finalmente había llegado a ser quien ella quería que
fuera.
Respiré hondo, y llegué a descansar
mi mano sobre la rodilla de Rochi.
— ¿Qué pasa?—preguntó.
— ¿Qué pasa con que?
— La mirada en su cara
Sus ojos se movieron entre mí y la
carretera, muy curiosa. Me imaginé que era una expresión
nueva, pero no podría empezar a
explicar lo que podría parecer.
— Estoy feliz, bebé
— Yo también—Rochi medio tarareó,
medio rio.
Es cierto que estaba un poco nervioso
por decirle a mi padre acerca de nuestra escapada
memorable a Las Vegas, pero no porque
él se fuera a enojar. No podía poner mi dedo en eso,
pero las mariposas en mi estómago se
arremolinaban más rápido y más fuerte con cada
cuadra más cerca que estábamos de la
casa de papá.
Rochi se detuvo en el camino de
grava, empapada por la lluvia, y se detuvo junto a la casa.
— ¿Qué crees que va a decir—preguntó.
— No lo sé. Él va a estar feliz, eso
si lo sé
— ¿Eso crees?—preguntó Rochi,
sosteniendo mi mano.
Apreté sus dedos entre los míos.
— Lo sé
Antes de que pudiéramos llegar a la
puerta principal, papá salió al porche.
— Bueno, hola, chicos—dijo,
sonriendo. Sus ojos se arrugaron mientras sus mejillas hicieron
subir las bolsas hinchadas bajo sus
ojos. —No estaba seguro de quien estaba aquí. ¿Tienes un
coche nuevo, Rochi? Es bonito
— Hey, Jim—Rochi sonrió.—Gaston lo
hizo
— Es nuestro—le dije, quitándome mi
gorra—Pensamos en pasarnos por aquí
— Estoy feliz de que lo hayan hecho…
feliz. Estamos teniendo un poco de lluvia, supongo
— Supongo—dije, mis nervios sofocaron
cualquier habilidad que tenía para una pequeña
charla. Lo que pensé que eran los
nervios era realmente la emoción de compartir la noticia
con mi padre.
Papá sabía que algo nos traíamos.
— ¿Tuviste unas buenas vacaciones de
primavera?
— Fueron. . . interesantes— dijo
Rochi, apoyándose en mi costado.
— ¿Ah, sí?
— Hicimos un viaje, papá. Nos
escapamos a las Vegas por un par de días. Decidimos uh. . .
nosotros decidimos casarnos
Papá hizo una pausa durante unos
segundos, y luego sus ojos rápidamente buscaron la mano
izquierda de Rochi. Cuando encontró
la validación que buscaba, miró a Rochi, y luego a mí.
— ¿Papá?—le dije, sorprendido por la
expresión en blanco de su rostro.
Los ojos de mi padre brillaban un
poco, y luego las comisuras de su boca lentamente
subieron. Él extendidas su brazos y
me envolvió a mi y a Rochi, al mismo tiempo.
Sonriendo, Rochi miró hacia mí. Le
guiñé un ojo a ella.
— Me pregunto qué diría mamá si
estuviera aquí—dije.
Papá se echó hacia atrás, con los
ojos húmedos de lágrimas de felicidad.
— Ella diría que hiciste bien, hijo—.
Él miró a Rochi. — Ella te daría las gracias por darle a su
hijo de vuelta algo que lo había
abandonado cuando ella lo hizo
— Yo no sé nada de eso—dijo Rochi,
secándose los ojos. Era evidente que estaba abrumada
por el sentimiento de papá.
Él nos abrazó de nuevo, riendo y
apretándonos al mismo tiempo.
— ¿Quieres apostarlo?

No hay comentarios:
Publicar un comentario