domingo, 15 de junio de 2014

Corazones latiendo, capitulo 31

31
Rochi
entumecida, camine los dos kilómetros a mi casa. Las luces
estaban apagadas, lo que significaba que mis padres
probablemente ya estaban en la cama. Por primera vez en
años, deseé que mi papá hubiera estado esperando por mí. Desee
que me dijera que hacer. Mi jodido corazón estaba rompiéndose y
no sabía cómo arreglarlo.
Se sentía como si todo lo que era seguro debajo de mí se
derrumbaba debajo de mis pies. Como si la vida que he vivido esas
pocas semanas fueran una enorme broma.
Tiré mis zapatos a través del cuarto y me senté en la cama, poniendo
mi cabeza en mis manos. Lagrimas cayeron de mis mejillas al piso.
Debería haber sabido que algo malo iba a pasar con todo lo que he
estado sonriendo últimamente. Sorbí, limpié mis mejillas y miré a mi
vestidor. El paquete que Vicco me había dado estaba ubicado con la
nota pegada todavía en él.
Bueno, mi noche no podía ser peor.
Rápidamente salí de mi vestido y entré en una sudadera y agarré el
paquete del vestidor. Con una respiración profunda, abrí el paquete
y fruncí el ceño.
Era uno de esos cuadernos de piel. La cubierta de cuero rojo estaba
ligeramente desgastada. Con manos temblorosas abrí la primera
página.
19 de Julio del 2010
Algunas veces deseo que ella sepa cuanto la amo. Cada vez que estoy
listo para decirlo, me atraganto. Las palabras estallan・ las
emociones estallan・ pero es como si me congelara y luego comienza
el p疣ico. Quiero decir, ソno se supone que encuentres al amor de tu
vida a los diecisiete años? Si solo supiera como eso me enloquece. Es
decir, el otro dia me encontre・preguntandome como se verian
nuestros hijos.
No puedo decirle a nadie sino a Vicco, e incluso entonces el cree que he
perdido la razón tambien. Pero, esta・matandome el no ser capaz de
compartir esa parte de mi alma con ella. A la vez, me pregunto si me
rechazaria. Toda la mierda que he hecho es ridicula, y la peor parte es
que incluso aunque la amo, todavia hago cosas que se no deberia.
Ayer ella pregunto si incluso probe・drogas. Me rei・en su cara y la sacudí
fuera. Mas tarde esa noche me drogue・con Vicco y Connor. Me sentí
terrible despues, pero ella no sabia como era toda esa presion. Solo
estoy agradecido que el entrenador de futbol se gira
hacia otro lado.
Mi mama・esta・llamandome para cenar, y voy a encontrarme con
Rochi asi・podemos pasar el rato antes del carnaval. Algunas veces
me siento tan confundido.

Las lágrimas corrían por mi rostro cuando voltee unas cuantas
páginas. Una de ellas estaba marcada. No estaba segura si era a
propósito o no.

1 de Septiembre del 2010
Ni siquiera puedo mirarme en el espejo. Me siento como mierda. Es la
segunda vez en un año que he traicionado a la chica que amo y ni
siquiera puedo recordarlo pasando.
Rochi me recogio・anoche de la fiesta. Estoy seguro que era un
desastre. Vicco y yo bebimos un monton. En realidad no recuerdo
mucho excepto por Holly llorando y yo consolándola y luego, bueno…
una hora despues desperte・en la cama con ella. Debi・haber perdido el
conocimiento.
Vomite・durante diez minutos antes de marcar el numero de Rochi.
Quise decirle todo, decirle que el completo desastre que era. Pero al
momento que escuche・su dulce voz me acobarde・
Fue la unica vez que me vio borracho. Todavia me sentía  bastante
perdido en el momento que me deje・ Al parecer todo lo que necesitaba
era un poco de coraje l厲uido porque al momento en que mi pie toco・el
concreto me gire・y le dije que la amaba.
Soy un pedazo de mierda. Le dije que la amaba por primera vez solo
horas despuesde tener sexo con alguien mas.
Comence・a llorar, y entonces me senti・peor porque sabia que las
tomaria como llagrimas de pasion cuando eran llagrimas de
arrepentimiento.
Si pudiera tomar ese dia de nuevo, lo haria, pero no puedo. Y no puedo
regresar el tiempo antes de eso. El beber estaba fuera de control.
Las fiestas estaban llegando, pero soy egoista. Prefiero ocultarle esto
antes que decirle.
Porque si le digo entonces la perder・ y no puedo perder a la unica
mujer que siquiera he amado.
27 de Octubre del 2010
La amo. Con cada fibra de mi ser. La amo mas que la vida. S・que
posiblemente voy a odiarme por esto despues, pero voy a decirle
antes de dejar la escuela. Tengo que decirle la verdad, y si me rechaza,
entonces al menos sabre・que fui completamente honesto con ella
antes de llevarme su corazon conmigo a la universidad.
Dejé caer el diario al piso. Algo flotó fuera de las páginas.
Inclinándome, lo recogí.
Era una foto de Pablo y yo. Parecíamos tan felices. Su sonrisa era
abierta y hermosa. Yo estaba metida debajo de su brazo como una
pelota de futbol, y él estaba balanceándome alrededor.
—¿Por qué? ¿Pablo? —Arrojé la foto al piso y lloré en mis manos. ¿Por
qué me había traicionado? ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué no fui lo
suficiente buena? Tenía tantas preguntas. Que sabía nunca
conseguiría responder. ¡Que hizo todo todavía peor! ¿Cómo pudo
lastimar así? ¿Cómo pudo traicionarme?
¿Solo me había traicionado dos veces? ¿Y qué hacía a esas chicas
más dignas que su propia novia? ¿Que una chica que se suponía
amaba?
Grité cuando escuché algo golpear contra mi ventana.
Gaston estaba encorvado, pareciendo como si fuera a rasgar la
ventana abierta o arrojar una roca a través de ella si no me movía
rápido.
Suspiré y caminé hacia la venta y la abrí.
Él era tan hermoso. Sus ojos estaban abiertos con
preocupación mientras se aceraba y me empujaba en su pecho. Las
lágrimas nublaron mi visión tanto que estaba asustada que fuera a
desmayarme de nuevo.
—Lo siento, Rochi. Lo siento tanto. —Gaston me meció atrás y
adelante y luego me tomó en sus brazos y me acostó en la cama.
Sin pensar me elevé hacia él y aplasté mis labios contra los suyos. Su
gemido fue desesperado cuando sus manos fueron a mi camisa y la
levantaron sobre mi cabeza.
Si, esto es lo que necesitaba. Para olvidar todo menos Gaston.
—Dios, eres hermosa. —Gaston miraba hacia mí con reverencia
mientras sus manos se movían a través de mis caderas. Estaba
sintiendo demasiadas emociones a la vez. Como si solo un pequeño
toque de él me rompería en miles de pedazos.
—Te amo. —Se arrodilló frente a mí y beso mi estómago—. Te amo
demasiado para hacer esto ahora. —Se puso de pie y fue por otro
beso ardiente.
¿Qué quiso decir con demasiado?
Alcancé su camiseta y traté de levantarla sobre su cabeza. Él no se
movería. Traté de nuevo, esta vez nuestras lenguas se enredaron
hasta que estaba sin aliento.
—Cariño, vas a matarme.
—¿Que está mal? —Di un paso de repente sintiéndome insegura
sobre el hecho que estaba sin camisa.
—Nada. —Rio y luego maldijo—. Y todo.
Me abracé con fuerza deseando poder desaparecer en el piso.
—¡Eres igual que él! ¡Te odio!
—Guau. —Gaston dio un paso hacia mí. Pero giré lejos.
—¡Déjame sola!
—No. —Gaston me agarró del codo y me arrojó sobre la cama
cubriendo mi cuerpo con el suyo—. No puedo dejarte sola. Te amo.
Mi cuerpo estaba entumecido de nuevo mientras miraba a Gaston.
—Él también dijo que me amaba.
Gaston se congeló, su respiración era pesada.
—No es lo mismo.
—Es lo mismo —dije a través de las lágrimas—. Es el mismo jodido
círculo y al parecer no puedo romperlo. Te aburridas de mí. Él lo hizo
y no era famoso. Te cansaras de mí y luego me dejaras, igual que él.
—No fue culpa de Pablo que muriera, Rochi. El no quiso dejarte.
—Tu tampoco.
—¡Carajo, Rochi! ¿Te estás escuchando? ¿Cuándo vas a parar de
huir?
Temblando, miré lejos.
—Creo que deberías irte.
—No puedo.
—¡Vete! —sollocé—. Por favor, solo… vete. Necesito tiempo.
—No soy yo, eres tú. Necesitas tiempo. Necesitas espacio. Quieres
tomar un respiro. Seguro que he escuchado el discurso antes. Odio
que he escuchado ese discurso demasiado, pero déjame
preguntarte una cosa.
—¿Qué? —Tragué, ¿era esta la última vez que me tocaría? ¿Sentir su
piel contra la mía?
—El amor que sentiste por Pablo, ¿es lo mismo que sientes por mí?
Adiós, Gaston Dalmau…
—No. —Sacudí mi cabeza cuando unas cuantas lágrimas extraviadas
cayeron por mis hinchadas mejillas. Era más. Era mejor, pero no podía
decir eso. No podía dejarle saber a Gaston cuanto de mi corazón el
sostenía, porque no estaba segura de poder confiar que él no
tomaría y nunca le regresara. Ya era casi un desastre. Estaba a cien
diferentes tonos de enojo. Estaba rota.
—Correcto. —Gaston cerró sus ojos por unos cuantos segundos antes
de soltar mis brazos y caminar hacia la ventana—. Necesitas saber
algo…
—¿Qué es eso? —solo déjalo ya, ¡así no tomare todo de regreso!
—Nunca me detendré.
—¿Nunca te detendrás?
—De amarte —dijo Gaston con tristeza—. No pararé. Puedes
odiarme por siempre. Mierda, incluso tomaré toda la culpa por que lo
Pablo te hizo. Lo tomaré toda sobre mis hombros y llevaré eso peso
por ti. Entonces, si eso ayuda, ódiame, despréciame, maldíceme… si
eso ayuda a sanar, entonces seré el saco de boxeo. Solo que sepas
que cada vez que me maldigas, mi respuesta es te amo. Cada vez
que me golpes, mi respuesta es te amo, y cada vez que cierres tus
ojos, todavía estaré amándote.
Algo finalmente se rompió dentro de mí. Tal vez era mi enfermedad;
se lo que sea, lo sentí al momento en que se desató. Como un
pequeño hilo que al final se estiró demasiado apretado y con un
empuje final, se desintegró.
Todo lo que sabía es que todo el daño, y todo mi dolor iba dirigido a
Pablo. Pude verlo ahora, pero Gaston estaba de pie justo allí así que
lo ataqué.
Agarré el diario del piso y se lo arrojé a la cara. Lo perdí por escasos
metros. Comencé a revolver en el piso por algo más para lanzar,
algo más que pudiera causarle dolor, hacerle daño tanto como a mí.
Estaba sobre mis manos y rodillas cuando pasó. Cuando los brazos
de Gaston cayeron a mi alrededor y me sostuvo contra su pecho.
Lancé mis codos y piernas sobre todo el lugar, pero él era
inamovible.
Exhausta, finalmente colapsé en sus brazos.
—Lo odio tanto.
—Lo sé, cariño. Lo sé.
No sé cuánto tiempo estuvimos sentados en el piso así. Yo en sus
brazos, meciéndonos adelante y atrás. Después de un rato mis ojos
cayeron pesados y sucumbí a la oscuridad.

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