Capitulo 64
Me quedé paralizada mientras intentaba asimilar que Gastón, aquel muchacho a quien tanto había amado, estaba allí. Gastón Dalmau había crecido hasta convertir en realidad la promesa de sus años jóvenes y ahora era un hombre corpulento y de aspecto vigoroso. Aquellos ojos..., verdes sobre azul, su cabello rubio y brillante..., y aquella sonrisa incipiente, la cual envió una oleada de felicidad a mi alma... Lo único que podía hacer era mirarlo mientras me inundaba un placer inmenso.
Gastón permaneció
inmóvil mientras me miraba, pero noté la vibración de la emoción
que lo embargaba más allá de la apariencia.
Gastón me tomó de la
mano con dulzura, como si yo fuera una niña.
—Busquemos un
lugar para hablar.
Yo cogí su mano con
fuerza, Gastón me condujo al exterior, más allá de las mesas,
hacia la acogedora oscuridad de la parte más alejada del jardín. Nos detuvimos al abrigo de
una columna tan gruesa como el tronco de un roble. Yo temblaba y me
había quedado sin aliento. No se quién se movió primero, pues
tengo la impresión de que nos buscamos el uno al otro al mismo
tiempo. Mi cuerpo se pegó al suyo en toda su longitud, boca contra
boca y restregamos nuestros labios con unos besos que eran demasiado
fuertes para producir placer. Mi corazón latía con tanta intensidad
que me parecía que me iba a morir.
Después de un rato de
pasión devastadora y silenciosa, Gastón separó su boca de la mía
y murmuró que ya estaba bien, que no pensaba dejarse ir. Yo empecé
a relajarme en sus brazos mientras sentía el calor de sus labios,
que rastrearon el recorrido de las lágrimas en mis mejillas. Después
volvió a besarme en la boca, despacio, con suavidad, como me había
enseñado tanto tiempo atrás y me sentí segura y joven, y me
invadió un deseo tan sincero que casi parecía inocuo. Sus besos
destaparon pozos profundos de mi memoria y los años que nos habían
separado se desvanecieron como la nada.
Gastón me arropó con los
extremos delanteros de su chaqueta de esmoquin y noté su duro torso
debajo de la camisa.
—Había olvidado
cómo era esto —declaré con un susurro quebrado.
—Yo nunca lo
olvidé. —Gastón rozó el contorno de mi cintura y mis caderas por
encima de los pliegues de mi vestido de seda blanco—. Valeria, no
debería haberme acercado a ti de esta manera. Me dije a mí mismo
que debía esperar. —Soltó una breve risa—. Ni siquiera recuerdo
haber Cruzado la habitación. Siempre me has parecido tan hermosa,
Valeria..., pero ahora... No puedo creer que seas real.
—¿Cómo es que
has venido a la fiesta? ¿Sabías que yo estaría aquí? ¿Tú...?
—Tengo tantas
cosas que contarte. —Gastón apoyó la mejilla en mi cabeza—.
Pensé que podías estar aquí, aunque no estaba seguro.
Hablaba con aquella voz
que yo tanto había añorado y que era más grave que cuando era
joven. Según me contó, había acudido a la fiesta gracias a la
invitación de un amigo que también trabajaba en el negocio del
petróleo. Me habló acerca de su trabajo en la plataforma
petrolífera, que fue difícil y peligroso, de los contactos que hizo
allí y de las oportunidades que estuvo esperando que surgieran. Al
final, dejó el trabajo en la plataforma y fundó una pequeña
compañía con otros dos hombres, un geólogo y un ingeniero, con la
intención de encontrar nuevas zonas productivas en campos
petrolíferos ya explotados.
Por lo que me explicó,
comprendí que era rico y que lo sería mucho más. Le había
comprado una casa a su madre y él tenía un piso en Houston que, de
momento, constituía su hogar. Yo conocía sus ansias tremendas de
tener éxito, de elevarse por encima de sus circunstancias, de modo
que me alegré por él y se lo dije.
—No es suficiente
—declaró Gastón mientras me cogía la cara entre las manos—. La
mayor sorpresa de todo lo que he conseguido es lo poco que significa
una vez que lo tienes. Por primera vez en muchos años tuve tiempo de
pensar, de inhalar hondo, y entonces... —Gastón soltó un suspiro
de exasperación—. Nunca he dejado de quererte. Tenía que
encontrarte. Para empezar, fui a ver a Justina. Ella me dijo dónde
estabas y...
—Y que estoy con
alguien —declaré con dificultad.
Gastón asintió con la
cabeza.
—Quería averiguar
si...Si era feliz, si todavía
lo necesitaba, si no era demasiado tarde para nosotros, si..., si...
A veces, la vida tiene un
cruel sentido del humor y nos da lo que siempre hemos querido en el
peor momento posible. La ironía de este hecho me partió el corazón
y desató más tristeza amarga de la que yo podía soportar.
—Gastón —declaré
con voz temblorosa—, si me hubieras encontrado aunque sólo fuera
un poco antes...
Él permaneció en
silencio mientras me abrazaba contra su pecho. Una de sus manos se
deslizó por mi brazo desnudo hasta que alcanzó mi mano apretada en
un puño. Sin pronunciar una palabra, Gastón levantó mi mano
izquierda y rozó con el pulgar mi vacío dedo anular.
—¿Estás segura
de que es demasiado tarde, cariño?
Yo pensé en Ramiro y me
embargó la confusión.
—No lo sé. No lo
sé.
—Valeria, veámonos
mañana.
Yo negué con la cabeza.
—Le prometí a
Aleli que pasaría el día con ella. Iremos a un espectáculo de
patinaje en Reliant.
—Aleli... —Gastón
sacudió la cabeza—. ¡Dios mío, ya debe de tener ocho o nueve
años!
—El tiempo pasa
—susurré yo.
Gastón llevó mi mano
hasta sus labios y besó mis nudillos.
—¿Y pasado
mañana?
—Sí. Sí. —Yo
me habría ido con él en aquel mismo momento. No quería dejarlo ir
y preguntarme si me lo había imaginado. Le di mi número de
teléfono—. Gastón, por favor, vuelve a la fiesta tú primero.
Necesito estar sola un par de minutos.
—Está bien.
Gastón apretó el abrazo
unos instantes antes de soltarme.
Nos separamos y nos
miramos. Su aspecto me desconcertaba, aquel hombre que se parecía
tanto al chico que yo había conocido y que, al mismo tiempo, era tan
distinto a él. No entendía cómo podía seguir existiendo la
conexión que había entre nosotros, pero así era. Gastón y yo
éramos los mismos, nos comunicábamos desde el mismo centro,
proveníamos del mismo mundo. Pero Ramiro..., pensar en él me
encogió el corazón.
Fuera lo que fuera lo que
vio en mi rostro, hizo que Gastón me hablara con dulzura.
—Valeria, no haré
nada que pueda hacerte daño.
Continuara...
*Mafe*
@gastochi_a_mil

ahhhh!!!.. nose por cual irme!! Pero ramiro es tan tierno con ella... yyy gaston, ahhh!! ajajajajajaja... bueno creo que apuesto por los dos, ya fue.. con el que se quede soy feliz! jajaajja
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