viernes, 13 de junio de 2014

Mi Nombre es Valery Cap 64





Capitulo 64


Me quedé paralizada mientras intentaba asimilar que Gastón, aquel muchacho a quien tanto había amado, estaba allí. Gastón Dalmau había crecido hasta convertir en realidad la promesa de sus años jóvenes y ahora era un hombre corpulento y de aspecto vigoroso. Aquellos ojos..., verdes sobre azul, su cabello rubio y brillante..., y aquella sonrisa incipiente, la cual envió una oleada de felicidad a mi alma... Lo único que podía hacer era mirarlo mientras me inundaba un placer inmenso.
Gastón permaneció inmóvil mientras me miraba, pero noté la vibración de la emoción que lo embargaba más allá de la apariencia.
Gastón me tomó de la mano con dulzura, como si yo fuera una niña.

Busquemos un lugar para hablar.

Yo cogí su mano con fuerza,  Gastón me condujo al exterior, más allá de las mesas, hacia la acogedora oscuridad de la parte más alejada del jardín. Nos detuvimos al abrigo de una columna tan gruesa como el tronco de un roble. Yo temblaba y me había quedado sin aliento. No se quién se movió primero, pues tengo la impresión de que nos buscamos el uno al otro al mismo tiempo. Mi cuerpo se pegó al suyo en toda su longitud, boca contra boca y restregamos nuestros labios con unos besos que eran demasiado fuertes para producir placer. Mi corazón latía con tanta intensidad que me parecía que me iba a morir.

Después de un rato de pasión devastadora y silenciosa, Gastón separó su boca de la mía y murmuró que ya estaba bien, que no pensaba dejarse ir. Yo empecé a relajarme en sus brazos mientras sentía el calor de sus labios, que rastrearon el recorrido de las lágrimas en mis mejillas. Después volvió a besarme en la boca, despacio, con suavidad, como me había enseñado tanto tiempo atrás y me sentí segura y joven, y me invadió un deseo tan sincero que casi parecía inocuo. Sus besos destaparon pozos profundos de mi memoria y los años que nos habían separado se desvanecieron como la nada.
Gastón me arropó con los extremos delanteros de su chaqueta de esmoquin y noté su duro torso debajo de la camisa.
Había olvidado cómo era esto —declaré con un susurro quebrado.
Yo nunca lo olvidé. —Gastón rozó el contorno de mi cintura y mis caderas por encima de los pliegues de mi vestido de seda blanco—. Valeria, no debería haberme acercado a ti de esta manera. Me dije a mí mismo que debía esperar. —Soltó una breve risa—. Ni siquiera recuerdo haber Cruzado la habitación. Siempre me has parecido tan hermosa, Valeria..., pero ahora... No puedo creer que seas real.
¿Cómo es que has venido a la fiesta? ¿Sabías que yo estaría aquí? ¿Tú...?
Tengo tantas cosas que contarte. —Gastón apoyó la mejilla en mi cabeza—. Pensé que podías estar aquí, aunque no estaba seguro.

Hablaba con aquella voz que yo tanto había añorado y que era más grave que cuando era joven. Según me contó, había acudido a la fiesta gracias a la invitación de un amigo que también trabajaba en el negocio del petróleo. Me habló acerca de su trabajo en la plataforma petrolífera, que fue difícil y peligroso, de los contactos que hizo allí y de las oportunidades que estuvo esperando que surgieran. Al final, dejó el trabajo en la plataforma y fundó una pequeña compañía con otros dos hombres, un geólogo y un ingeniero, con la intención de encontrar nuevas zonas productivas en campos petrolíferos ya explotados.

Por lo que me explicó, comprendí que era rico y que lo sería mucho más. Le había comprado una casa a su madre y él tenía un piso en Houston que, de momento, constituía su hogar. Yo conocía sus ansias tremendas de tener éxito, de elevarse por encima de sus circunstancias, de modo que me alegré por él y se lo dije.
No es suficiente —declaró Gastón mientras me cogía la cara entre las manos—. La mayor sorpresa de todo lo que he conseguido es lo poco que significa una vez que lo tienes. Por primera vez en muchos años tuve tiempo de pensar, de inhalar hondo, y entonces... —Gastón soltó un suspiro de exasperación—. Nunca he dejado de quererte. Tenía que encontrarte. Para empezar, fui a ver a Justina. Ella me dijo dónde estabas y...
Y que estoy con alguien —declaré con dificultad.
Gastón asintió con la cabeza.
Quería averiguar si...Si era feliz, si todavía lo necesitaba, si no era demasiado tarde para nosotros, si..., si...

A veces, la vida tiene un cruel sentido del humor y nos da lo que siempre hemos querido en el peor momento posible. La ironía de este hecho me partió el corazón y desató más tristeza amarga de la que yo podía soportar.

Gastón —declaré con voz temblorosa—, si me hubieras encontrado aunque sólo fuera un poco antes...
Él permaneció en silencio mientras me abrazaba contra su pecho. Una de sus manos se deslizó por mi brazo desnudo hasta que alcanzó mi mano apretada en un puño. Sin pronunciar una palabra, Gastón levantó mi mano izquierda y rozó con el pulgar mi vacío dedo anular.
¿Estás segura de que es demasiado tarde, cariño?
Yo pensé en Ramiro y me embargó la confusión.
No lo sé. No lo sé.
Valeria, veámonos mañana.
Yo negué con la cabeza.
Le prometí a Aleli que pasaría el día con ella. Iremos a un espectáculo de patinaje en Reliant.
Aleli... —Gastón sacudió la cabeza—. ¡Dios mío, ya debe de tener ocho o nueve años!
El tiempo pasa —susurré yo.
Gastón llevó mi mano hasta sus labios y besó mis nudillos.
¿Y pasado mañana?
Sí. Sí. —Yo me habría ido con él en aquel mismo momento. No quería dejarlo ir y preguntarme si me lo había imaginado. Le di mi número de teléfono—. Gastón, por favor, vuelve a la fiesta tú primero. Necesito estar sola un par de minutos.
Está bien.
Gastón apretó el abrazo unos instantes antes de soltarme.

Nos separamos y nos miramos. Su aspecto me desconcertaba, aquel hombre que se parecía tanto al chico que yo había conocido y que, al mismo tiempo, era tan distinto a él. No entendía cómo podía seguir existiendo la conexión que había entre nosotros, pero así era. Gastón y yo éramos los mismos, nos comunicábamos desde el mismo centro, proveníamos del mismo mundo. Pero Ramiro..., pensar en él me encogió el corazón.

Fuera lo que fuera lo que vio en mi rostro, hizo que Gastón me hablara con dulzura.

Valeria, no haré nada que pueda hacerte daño.

Continuara...

*Mafe*
@gastochi_a_mil

1 comentario:

  1. ahhhh!!!.. nose por cual irme!! Pero ramiro es tan tierno con ella... yyy gaston, ahhh!! ajajajajajaja... bueno creo que apuesto por los dos, ya fue.. con el que se quede soy feliz! jajaajja

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