miércoles, 11 de junio de 2014

Mi Nombre es Valery Cap 63





Capitulo 63


Las limusinas estaban aparcadas en tres hileras delante de la mansión de los Legrand. La casa era impresionante, tanto por el tamaño como por el estilo arquitectónico.Sascha Legrand, una mujer esbelta con un elegante corte oblicuo de pelo, insistió en enseñarnos parte de la casa. De vez en cuando, se detenía para que entabláramos conversación con algún que otro grupo de personas, pero antes de que ésta se alargara, reanudaba el recorrido. Ramiro estaba muy habituado a aquel tipo de reuniones. Conocía el nombre de los asistentes, les preguntaba cómo les iba en el golf, cómo estaban sus perros de caza, cómo había ido la temporada de tiro al pichón o si todavía tenían aquella casa en Andorra o Mazatlán. Incluso en aquel ambiente de la alta sociedad, la gente se sentía halagada y emocionada por el interés que Ramiro mostraba. Con su sereno carisma, su sonrisa elusiva y su halo de buena cuna y buena educación, Ramiro encandilaba a los demás. Y él lo sabía. Yo podría haberme sentido intimidada, pero todavía conservaba en mi mente las imágenes de un Ramiro muy diferente, no tan seguro de sí mismo, temblando bajo el roce de mi mano. El contraste entre aquel entorno tan formal y el recuerdo de Ramiro en la cama me produjo una ligera excitación. Nada que los demás pudieran percibir, pero lo sentía cada vez que el brazo de Ramiro rozaba el mío o notaba el calor de su aliento cuando me susurraba algo al oído.

Me resultó bastante fácil charlar con las personas que me presentaron, más que nada porque mis conocimientos no me permitían hacer otra cosa más que formular preguntas, lo cual hacía que la conversación fluyera. Avanzamos entre el animado océano de invitados hasta el jardín posterior de varios niveles.Nos sentamos a una mesa con Jack, su novia y algunos miembros de la mafia de Tejas, quienes nos entretuvieron con relatos de la filmación de una película de cine independiente y comentaron que pensaban presentarla en el festival de Sundance, el cual se celebraba al cabo de sólo dos semanas.Aquella noche era mágica. Los cantantes de ópera actuarían pronto y después habría un baile y yo estaría entre los brazos de Ramiro hasta el amanecer.

Dios mío, eres preciosa —comentó una componente de la mafia de Tejas, una mujer morena que se llamaba Sydney. Era directora de cine y lo dijo como una observación más que como un cumplido, mientras me lanzaba una sincera mirada apreciativa—. Quedarías estupenda en una película, ¿no creéis, chicos? Tienes uno de esos rostros transparentes...
¿Transparente?
Yo me llevé las manos a la cara de una forma instintiva.
Se te nota todo lo que piensas —aclaró Sydney.
Yo me ruboricé.
¡Cielos, yo no quiero ser transparente!
Ramiro reía en voz baja y apoyó el brazo en el respaldo de mi silla.
No pasa nada—me dijo—. Eres perfecta tal como eres. —A continuación miró a Sydney con los ojos entornados—. Si alguna vez te pesco intentando colocarla delante de una cámara...
De acuerdo, de acuerdo —se defendió Sydney—. No es necesario que te pongas violento, Ramiro. —Sydney me sonrió—. Supongo que lo vuestro va en serio, ¿no? Conozco a Ramiro desde que teníamos diecisiete años y nunca lo había visto tan...
Syd... —la interrumpió Ramiro con una mirada asesina.
Ella sonrió todavía más.


Ven, cariño —me dijo—, vayamos a ver qué hay.

Nos disculpamos ante el resto de los comensales y seguimos a Jack y a Heidi al interior de la casa. Uno de los salones principales había sido acondicionado para la subasta silenciosa. Varias hileras de mesas estaban atiborradas de prospectos, cajas y descripciones de los artículos. Fascinada, examiné el contenido de la primera mesa. Junto a cada uno de los artículos, había una carpeta de piel con una lista de puja en el interior. En ella escribías tu nombre y tu oferta y, si alguien quería superarla, escribía su nombre y su puja debajo de la tuya. A medianoche, se cerraba la subasta.
Entre los artículos subastados había una clase privada con un famoso cocinero de la televisión, una lección de golf de un profesional que había ganado el Máster en una ocasión, una colección de vinos singulares, una canción compuesta y grabada especialmente para ti por una estrella del rock británico...

¿Qué te gusta más? —preguntó Ramiro a mi espalda.

Yo tuve que esforzarme para no apoyarme en él y colocar sus manos sobre mis pechos. Allí mismo, en aquella habitación llena de gente
.
¡Mierda!

Apoyé los dedos sobre la mesa y cerré los ojos durante un instante.

¿Qué ocurre?
Me alegraré cuando hayamos superado esta etapa y pueda volver a pensar con claridad otra vez.

Él permaneció detrás de mí y preguntó con voz animada:

¿Qué etapa?

Ramiro apoyó la mano en mi costado y mis nervios se estremecieron.

Cuando sales con alguien se pasa por tres etapas —le expliqué—. La primera es la de la atracción. Ya sabes, cuando hay química y se produce una especie de subida hormonal al estar junto a esa persona. La etapa siguiente es la de la exclusividad. Y después, vuelves a la realidad, que es cuando la atracción física decae...

Ramiro deslizó la mano hasta mi cadera.

¿Y crees que esto... —me acarició sutilmente y los nervios se me pusieron de punta— decaerá?
Bueno, se supone que sí —contesté con voz débil.
Cuando lleguemos a la etapa de volver a la realidad, házmelo saber. —Su voz era como el terciopelo—. Haré lo que pueda para que tus hormonas vuelvan a subir. —Ramiro terminó su caricia con una palmadita en mi cadera—. Mientras tanto, ¿te importa si te dejo sola unos minutos?

Yo me volví para mirarlo.

Claro que no, ¿por qué?

Ramiro me miró con una expresión de disculpa.

Tengo que saludar a un amigo de la familia. Está en la otra habitación. Yo fui al colegio con su hijo, quien ha fallecido hace poco en un accidente náutico.
¡Oh, qué triste! Sí, ve. Te esperaré aquí.
Mientras tanto, elige algo.
¿Qué quieres que elija?
Lo que quieras, un viaje, un cuadro, lo que te parezca bien. Mañana la prensa pondrá verde a quien no haya participado en la subasta por considerar que no le importan nada las artes. En tus manos está salvarme.
Ramiro, no pienso asumir la responsabilidad de gastar todo ese dinero en... Ramiro, ¿me escuchas?
¡No!
Ramiro sonrió y se alejó de allí.
Yo examiné el prospecto que tenía más cerca.

Nos vamos a Nigeria —lo amenacé—. Espero que te guste jugar al polo a lomos de un elefante.

Él soltó una carcajada y me dejó entre las hileras de mesas de la subasta. Yo no tenía ni idea de qué podía interesarle a Ramiro. Una motocicleta europea de fabricación limitada..., de ningún modo pensaba permitirle que se arriesgara a perder una extremidad; la posibilidad de conducir un coche de seiscientos caballos en un circuito de carreras..., lo mismo; viajes en yate...; joyas con nombre...; una comida privada con una guapa actriz de comedia... «¡Sí, ahora!», pensé con sarcasmo.

Después de unos minutos de búsqueda concienzuda mientras se oía un aria animada de fondo, encontré algo. Se trataba de un sillón de masaje con un intrincado panel de control que prometía ofrecer al menos quince tipos distintos de masaje, y pensé que Ramiro podía regalárselo a su padre por Navidad.

Cogí un bolígrafo y me dispuse a escribir el nombre de Ramiro en la hoja de pujas, pero el bolígrafo no funcionaba. Era un desastre de bolígrafo. Lo sacudí y volví a intentarlo, pero sin éxito.

Toma —declaró un hombre mientras dejaba un bolígrafo encima de la mesa. A continuación, me lo acercó haciéndolo rodar con la palma de la mano—. Prueba con éste.

¡Aquella mano!

Yo la contemplé estupefacta mientras se me erizaba el vello de la nuca.

Se trataba de una mano grande, con las uñas blanqueadas por el sol y unas cicatrices diminutas en forma de estrella en los dedos. Yo sabía a quién pertenecía aquella mano. Lo sabía desde un lugar más profundo que la memoria, pero no podía creerlo. «¡No aquí! ¡No ahora!»

Levanté la vista y me encontré con unos ojos verdes que me habían perseguido durante años. Unos ojos que recordaría hasta el último día de mi vida.

Gastón —susurré.
Continuara...

PD: Al fin apareció, ahora si a tomar bando ¿Gasleria ó Rameria?

*Mafe*
@gastochi_a_mil

3 comentarios:

  1. Ay por fin, me muerooooo!!!! GASLERIA por siempre ♥

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  2. Muy a mi pesar y por todo lo que paso... Me quedo con rameria... Pero quiero ver que pasa con gasleria... Jajaja

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  3. Por cierto... Necesito YA! El próximo cappppp... Jajajajaja

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