miércoles, 19 de noviembre de 2014

No Te Tengo Miedo... capitulo 35

Click en Leer Más

—¿Es cierto que tú y Gastón están saliendo? —Cuestionó Lali desde la otra línea.
¬—Sí. — Formé una forzada sonrisa.
—¿Ocurre algo?, no te oyes muy feliz..
—No, no ocurre nada.. —Murmuré en un hilo de voz, había llorado toda la maldita tarde— ¿Cómo están Peter y tu?.
—¡Muy bien!, definitivamente es el amor de mi vida.. —Musitó enamorada.
—Me alegro, debo cortar, adiós. —Me despedí.
—Hasta luego, cuídate. —Dijo ella y corté.
Llevé ambas manos a mi rostro, y lo oculté entre éstas.

Las diminutas e invisibles gotitas que creía expulsadas de mi cuerpo, aumentaban cada vez más, gracias a Pablo.

¿Por qué debí relacionarme con él?, solo.. Necesito una respuesta lógica a esa pregunta, ¿Por qué?, estúpido destino. Pablo enviaba mensajes, nada más que eso, pero eran diarios y cada vez más temor había dentro de mi cuerpo.

Cuando todo está bien, ya nada es problema y estás muy feliz con tu novio.. Todo empeora gracias a mensajes, mensajes horribles enviados por mi ex novio.

Tomé mi bolso y dejé el teléfono celular tirado sobre la cama, disfrutaría ésta tarde con mis amigos, nada o nadie podría arruinarla.

Gracias a estos malditos mensajes han llegado a mi celular, tuve que dejar el hospital, no vería más aquellos dulces rostros de los pequeños y el alegre de Ángela. Desde eso han transcurrido cuatro días, cuatro miserables días de lágrimas, pero junto a Gastón.. Todo es diferente, debo ocultar todos mis sentimientos para que no se enfade como la última vez.
Dejar que crea que todo está bien.. Es lo correcto.

(...)

—¡Rochi! —Oí la voz de Euge a escasos metros, levanté la mirada y venía corriendo hacia mi— ¡Hasta que llegas!, falleceré de anorexia.. —Bromeó haciendo una divertida voz, reí— Los chicos se encuentran en la heladería, comprando las nieves —Sonrió.
—Vale —Fingí una sonrisa, pero pareció creíble para Euge.
—Vamos —Dijo ella corriendo a nuestro destino, la heladería.
Le seguí, pero caminando tranquila, no quería sudar y perder más agua de mi cuerpo, un poco más y soy el desierto del Sahara.
—Hola.. —Saludé al entrar a ésta.
—¿Como Estas hermosa?' —Habló Nico, sus típicas palabras, hace mucho no las decía.
—¡Sistah! —Exclamó Agustin acercándose a mi rápidamente, para luego, darme un cálido abrazo, si que lo necesitaba.
—Agus.. —Susurré yo— Hola. —Se alejó unos centímetros y se quedó observando a mis ojos por cortos segundos que parecieron horas.
Ví como fruncía el ceño y se alejaba un poco más, sonreí falsamente y supliqué a el cielo que no descubriera mi verdadero estado de ánimo.

Viré la mirada y me encontré con Gastón, tenía todas las nieves en sus manos.
—¿Necesitas ayuda? —Cuestioné acercándome a él sonriendo.
—Puedo solo con ésto,gracias —Dijo él fingiendo que todo estaba bien, reí.
—Eres un estúpido Gas.
—Agustin, Nico y Euge me dejaron con las cinco nieves cuando fueron a saludarte —Rió.
—¿Podrían preocuparse por el chico rubio de aquí? —Cuestioné entre risas.
—Oh, cierto que aún existes, rubio. —Bromeó Agustin.

Cada uno tomó lo que le pertenecía y nos retiramos de la heladería, uno al lado del otro.
Miré a mi nieve y se me ocurrió la fantástica idea de fastidiar a.Gastón
—Gastón. —Lo llamé, volteó su rostro.
—¿Q....? —No dijo nada más, ya que dirigí mi helado a su rostro y le dejé manchado de éste— Me las pagarás.. —Advirtió él.
Fué ahí cuando me largué a correr como una pequeña de cinco años cuando un “Monstruo” le sigue, pero en mi caso, el amor de mi vida corría tras de mi para empaparme de nieve con vainilla.
—¡Te tengo! —Exclamó él rodeándome con sus brazos desde atrás, pero con un movimiento rápido logré alejarme de Gastón para sentir, luego, un frío sólido en mi rostro.
—¿Creías que porque Gastón es lento nadie pondría su nieve sobre tu rostro? —Preguntó Agus entre risas, reí y de un segundo a otro, todos teníamos un sabor distinto de nieve en la nariz, boca, mejillas y mentón.
—Somos unos idiotas —Comentó Euge entre risas— todos nos observan como si fuésemos “Un objeto o animal no identificado de un planeta desconocido”.
—Me vale lo que piensen de nosotros, me estoy divirtiendo con mis mejores amigos y novio, a la mierda las opiniones de los demás. —Dije, finalmente musité algo verdadero— Por cierto.. Nico, ¿Llévame en tu espalda? —Cuestioné con una sonrisa.
—Vale, pero no la quiebres —Rió.
—Es un riesgo que debes correr, estoy hecha una foca marina dentro de un hamster. —Carcajeé.
—Era una simple broma, vamos sube —Sonrió.
—Claro. —Musité mientras subía a su lomo.
—Me eres infiel —Bromeó Gastón fingiendo que lloraba.
—Es mi mejor amigo y esclavo ahora. —Sonreí.
—¡Hey! —Se quejó Nico.
—Bromeo, Nico vamos a los juegos.. —Hice un puchero, necesitaba quitar a Pablo de mi mente.
—¿Gastón puedo subir a tu espalda? —Oí a mi lado, era Euge, de seguro intentaba despertar los celos en Nico.
—Claro —Accedió Gastón con una hermosa sonrisa, mordí mi labio inferior. ¿Podría ser más perfecto?.

Euge se dirigió a una banqueta cerca del parque y Gastón fué tras ella, para luego, situarse de espalda frente a ella para que así lograra subir con más facilidad.
—¿Y quién subirá a mi espalda? —Preguntó Agus haciendo una mueca cómica— ¡Hojita! —Exclamó mientras se hincaba para tomar algo de el suelo, una pequeña hoja verde clara— Tu serás mi hermosa novia a quién cargaré en mi espalda hoy. —Musitó y dejó aquella diminuta hoja sobre su espalda, que, al segundo, se fué por el fuerte viento que corría— ¡NOOOOOOOOOOOOO!. —Gritó mientras caía de rodillas en el frío suelo, todos reímos a carcajadas.
—Creo que su relación duró la mitad de un segundo —Dijo Gastón entre risas.
—Yo la amaba.. —Habló Agustin mientras “lloraba” .
—Una carrera hasta los juegos de pequeños. —Nos retó Euge.
—Hecho —Dijimos yo y Nico al unisono.
—En sus marcas.. —Nos indicó Agustin— listos.. ¡Ya!.
Nico corrió como jamás lo había hecho, él jamás perdía algo, jamás. Mientras yo, bueno, jugaba con sus oscuros cabellos.
—Solo tu puedes hacerlo —Musitó.
—Genial. —Sonreí— y Euge.. —Murmuré éstas últimas palabras.
—¿Qué? —Cuestionó Nico con la respiración agitada.
—¿Sientes algo por ella? —Pregunté con una sonrisa dulce.
—Es mi mejor amiga.. —Hizo una pausa— pero no lo sé, creo que sí siento algo más que una simple amistad por ella..
—¡Lo sabía! —Exclamé.
—Lamentablemente estoy en una seria y estable relación con mi reflejo, como ya eh dicho —Bromeó, yo solo reí.
—Eres un bobo, Riera —Me burlé.
—¡Listo! —Oí la voz de Gastón exclamar a mi lado, al igual que Nico.
—Al parecer es un empate.. —Comenté.
—Así es. —Concordó conmigo, Gastón, quien me regaló una hermosa sonrisa.
—¿Y Agustin? —Cuestionó Euge.
—No lo sé..
—Aquí.. —Oímos su voz desde el suelo, bajamos la mirada y en efecto, allí estaba él arrastrándose como un lagarto— Soy el rayo McQueen.. —Susurró, ¿De qué diablos hablaba?.
—Eres aún más bobo que Nico. —Me burlé riendo— Vale, ¿Podrías bajarme ahora? —Cuestioné a “mi esclavo” .
—Oh, claro. —Dijo y con delicadeza me deslizó por su espalda, para dejarme sobre el suelo.
—Gracias —Sonreí.
Ahora todos estábamos en tierra, Euge había bajado de Gastón segundos antes.
—Chicos, ¿Podrían adelantarse? —Pidió Agustin.
—¿Es en serio? —Cuestionó Gastón— ¿No puedo estar a solas con mi chica?.
—Nop, quiero hablar con ella, a solas, juntos, los dos,Rochi y yo...
—Sí, sí, ya comprendí. —Dijo Gastón con fastidio— Luego te veo —Sonrió él y se fué delante junto a Euge y Nico.
—¿Estás bien? —Preguntó Agustin observándome a directamente a los ojos, de nuevo.
Me incomodé y corrí la mirada.
—Rochi, ésta vez es un tema serio, hay algo en tus ojos.. tristeza, temor, eres como mi hermana y puedo leerlos. ¿Qué ocurre? —Dijo él.
—Na.. nada.. —Tartamudeé, todo mi plan transcurría bien y hasta me estaba divirtiendo, pero éste horrible tema debía salir, ¿No?.
—Rocio.
—Yo.. —Tomé aire— hace unos días.. Pablo ha estado enviando mensajes a mi celular..
—¿Pablo? ¿Tu ex novio?.
—Sí, pero ahora.. está loco. Dice que se deshará de cualquier obstáculo que no nos permite estar juntos, y tiene un blanco, Gastón. No se que hará con él, o conmigo o con ustedes..
—¡¿Que ese maldito hijo de perra hizo qué?! —Cuestionó en un grito furioso.
—Estos días no he logrado dejar el llanto de lado.
—¿Le has dicho a tu madre o a Gastón, a alguien más?.
—La noche en que Gastón me pidió que fuese su novia, se inició todo, con una estúpida llamada. Reaccionó furioso, y musitó casi las mismas palabras que has dicho.
—No te preocupes, no se acercará a tí. Deberías, también, informarle a tu madre de esto y sobre los mensajes.. a Gastón, ya que únicamente sabe lo de la llamada primera.
—Sé que lo hará. Pa

blo es capaz de las cosas más aterradoras que puedes imaginar.
—No lo hará.
—No puedo estar segura de eso, él es peligroso.

2 comentarios:

  1. seguilaaa extrañaba tu novela seguilaaa

    ResponderEliminar
  2. Sigue subiendode todas laz novelas , amo todas tus novela, eres buenísima escritora, saludos desde españa

    ResponderEliminar