
- toma – me dijo mery pasándome una caja de zapatos que yo no recordaba haberme comprado.
- Y esto? – pregunte mientras la agarraba.
- Los compramos mientras te arreglabas – me respondió con naturalidad mar.
Yo abrí la caja y me encontré con un para de zapatos de satín negro de tacón aguja que convidaban a la perfección con el vestido que cargaba. Me los calce y me mire en el espejo. El vestido me quedaba perfecto combinaba con mi maquillaje y mi peinado, los zapatos estilizaban mis piernas y complementaban el conjunto.
- chicas, no será mucho? – pregunte dándome vuelta para verlas.
- No gordi, esta noche es re importante – me dijo Mery.
- Tienes que lucir perfecta – agrego mar.
- Va a estar todo bien – dijo euge tomando mi mano – es hora de irnos.
Camine como un robot hasta la puerta. Todas se acercaron a mi y me abrazaron con cuidado para no dañar mi vestido y mi peinado.
- nada de lagrimas – me dijo teffy señalándome – no queremos dañar ese maquillaje perfecto que tienes.
Sonreír y me dirigí hasta el ascensor.
- nosotras vamos a buscar nuestras cosas y venimos en un rato – dijo cari apretando el botón para llamar al elevador.
- Si gata, relájate, vamos a estar aquí esperándote toda la noche – me dijo Mery frotando mi hombro.
- Llevas tu teléfono no? – me pregunto mar – tienes que enviarnos un mensaje de texto cada media hora para asegurarnos que estas bien, cualquier cosa nos llamas y enseguida estamos allá para buscarte o patear al lento de Gastón si se pone necio.
- Relájate mar – dijo euge – no la ahogues.
- Hay perdón ro – se disculpo mar – es que estoy tan nerviosa.
- Todo bien mar – dije cuando las puertas del ascensor se abrían.
Entramos y todo el trayecto hasta planta baja todas permanecimos en silencio. Al llegar al living euge me paro de repente.
- amiga, estamos contigo, esto lo haces por el bebe, llámanos cualquier cosa – me abrazaron todas y yo me dispuse a irme cuando teffy me dijo.
- Gata vamos a esperarte toda la noche aquí en tu departamento. No dudes en venir enseguida y enserio aunque sea un mensaje de texto mándanos para saber que esta todo bien.- le sonreí y camine hasta mi auto.
Una vez a dentro lo encendí y mire por el espejo retrovisor a mis 5 amigas mirándome y saludándome con la mano, no importaría lo que pasara esta noche pues ellas iban a estar ahí para mi siempre.
Arranque y conduje en total silencio, al llegar aparque el auto y apoye mi frente del volante. Había llegado el momento, era hora de subir, mire el reloj 8:10, no había vuelta atrás, calcule la opción de irme y no decirle nada, total yo podía criar este bebe yo sola y decírselo solo le traería un problema a el y a mi, pero eso no era lo correcto, el tenia derecho a saberlo y yo no podía quitarle esa opción a mi hijo, me asegure de verme bien, y salí de del carro, le pase cerrojo y coloque la alarma. Camine con paso decidido hasta la entrada, fui conciente de las miradas que se posaban en mi, estaba despampanante y eso me daba seguridad; llame a su apartamento y escuche su inconfundible vos.
- si? – pregunto al otro lado de la línea.
- Rocío – respondí fríamente. Un chasquido sonó y la reja se abrió dándome paso a el edificio, permanecí unos segundo hay parada. Coloque mi mano en mi vientre para darme valor y entre.
Camine con paso lento hasta el ascensor, marque el botón de su apartamento y espere en silencio mientras la maquina me llevaba a mi destino.
Las puertas se abrieron y ante mi Aparicio como un sueño, el hombre de mi vida. Gastón se veía tan lindo con esos jeans desgastados y esa camisa blanca que se pegaba a su cuerpo perfecto, lo contemple por un segundo y dándome valor di un paso hacia delante, me observo con ojos como platos y me recorrió con la mirada.
- es… est… estas – tartamudeaba, carraspeo un par de veces y dijo – estas hermosa.
- Gracias – respondí tímidamente acercándome a el, seguía estudiándome y ante esa insistente mirada que me derretía sentí como mis mejillas se iban tornando color rojo. Para mi sorpresa dio un paso hacia mi y con sus dedos fríos acaricio mis mejillas justo donde se concentraba mi rubor.
- Pasa – me dijo señalando la puerta, después de un largo segundo en que nuestras miradas se encontraron. Tome aire alce la cabeza y como toda una reina camine con paso decidido hacia la puerta de su departamento. Entre y me pare en seco, todo seguía igual, los sillones, la mesa del medio, las lámparas, la guitarra en la terraza, la alfombra, los cuadros, el único cambio que note fue que el lugar donde antes se encontraba una foto nuestra ahora no tenia nada. Eso me dolió irremediablemente.
- Toma asiento por favor – me dijo indicando los sillones, camine mas lentamente y me senté en ese calido sillón que meses atrás me resultaba tan reconfortante pero que ahora se mostraba tan frío.
Flashback
La lluvia caía fuertemente y golpeaba la ventana, Gastón y yo nos encontrábamos sentado en ese enorme sillón mirando una película, yo trataba de seguir las escenas que se mostraban en la pantalla pero entre los truenos y Gastón jugueteando con mi pelo me la hacían difícil.
- mi amor, quiero ver la peli – me queje entre risas.
- Esta re aburrida amor, aparte se muere – me dijo señalando el televisor con aire de fastidiado.
- Como que se muere? – pregunte mordiendo su azuelo.
- Se muere al final el protagonista – me dijo con una sonrisa burlona.
- Y tu me lo cuentas así? Sabes que odio que me cuentes el final, aparte como que se muere?! Es demasiado lindo para morirse – digo enfurruñándome como una niña.
- Es mas lindo que yo? – pregunta haciéndose el galán.
- Bueno…- digo yo y la dejo picando.
- Como bueno…? Vos me estas diciendo que te gusta mas el que yo? – dijo haciéndose el ofendido mientras se paraba.
- Ven - lo llame haciendo puchero –
- No hasta que me digas que más te gusto yo – dijo cruzándose de brazos y alzando una ceja.
- Es obvio que me gustas mas tu mi vida - digo mientras me paro y quedando frente a el agrego - además a el no lo puedo besar así – y junto mis labios con los suyos para darle un suave beso que se vuelve mas fogoso a medida que el colocando sus brazos alrededor de mi cintura y me pega mas a el.
Sus besos son algo que no puedo manejar, cada roce de su piel con la mía provoca una llamarada que me recorre de los pies a la cabeza. Entre besos y caricias caímos en el sillón mientras la temperatura seguía subiendo, pero un trueno seguido por un relámpago me sobresalto haciendo que me separara de el. Arreglando mí camisa que se había corrido me senté en el sillón y contemple la noche por la ventana, desde muy pequeña las tormentas me daban miedo y esta no era la excepción, sentí como se acomodaba a mi lado y pasaba su brazo por mi cintura atrayéndome hacia el.
- Mi amor, estas bien? – me pregunto con tono preocupado, me gire para verlo y me encontré con sus penetrantes ojos verdes, que me estudiaban.
- Si – respondí en un susurro y me gire para quedar frente a el. – pasa que desde pequeña siempre le tuve terror a las tormentas, me traen malos recuerdos – le conté en vos baja. De repente quedamos sumergidos en la oscuridad total y esto hizo que sin querer pegara un pequeño grito pero me tranquilice al sentir sus fuertes brazos alrededor de mi cuerpo proporcionándome un calido abrazo.
- Tranquila, vida yo estoy aquí para ti es solo una apagón – me dijo en un susurro al oído.
- Siempre vas a estar aquí para mi? – pregunte con voz de niña.
- Siempre, siempre amor – me respondió y deposito un tierno beso en la comisura de mis labios. La sensación de sus labios con los míos era algo que me deshabilitaba y me acerque aun mas, para profundizar el beso, sentí como sus manos recorrían mi espalda por debajo de mi camisa y eso me provoco un escalofrío. Poco a poco nos fuimos recostando en el sillón, yo encima de el, su boca soltó la mía y de dirigió a mi cuello llenándolo de besos y caricias, mis manos frenéticas recorrían sus brazos marcados y nuestra respiración se hacia cada vez mas agitada, regreso a mis labios y los lleno de su sabor, su olor. Sus caricias me estaban matando y como pude le quite su camisa, que en ese momento se tornaba tan fastidiosa, su boca regreso a mi cuello y yo recorrí con mis manos su espalda perfecta, solté un suspiro al sentir como retiraba mi blusa con delicadeza, a partir de ese momento sus caricias se volvieron mas lentas y profundas. Me miro a los ojos y en ellos encontré paz, ahora ya no importaba la tormenta, el cielo podía caerse a mí alrededor y yo solo podía perderme en esos hermosos ojos verdes que me miraban con amor y deseo.
- Sos hermosa – me dijo en un susurro mientras me recorría con la mirada.
- Te amo – le respondí.
- Yo te amo más y siempre te voy a amar – me dijo al oído.
Supe en ese momento que nada importaba si el estaba conmigo. La lluvia siguió cayendo pero ya no la escuchaba, solo podía sentir su corazón latir junto al mío y eso basto, para fundirnos en uno solo; para sentirlo dentro de mi y tocar el cielo con las manos. Era feliz, el era mi felicidad.
Fin Flashback()
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