domingo, 19 de febrero de 2012

Dilema... y un... no hay tal crisis! capitulo 33



- se puede?? – pregunte tocando la puerta de su oficina en casa.

- Rocío anda con tu tía gime queres. – me respondió dándome la espalda.

Una oleada de rebeldía me recorrió.

- no, no me voy nada – entre y cerré la puerta tras de mi.- vos y yo vamos a hablar. Por algo me trajiste hoy acá. Así que aquí estoy hablemos. – me pare tras su escritorio y me cruce de brazos, necesitaba respuestas y no me pensaba ir sin conseguirlas.

- Te mande llame porque quería verte, hace mas de un año que no se nada de ti, solo quería ver como estabas – dijo dándose la vuelta y enfrentándome con sus fríos ojos negros.

- Pues yo no me conformo con verte quiero que hablemos, y sabes que??!! No te creo – mis palabras salieron cortantes.

- Rocío, que pretendes?? – se tomo de un tirón 2 pastillas, ignoraba su propósito.

- Quiero saber que hago acá!! Quiero que me expliques muchas cosas que no terminan de cerrarme!! Y quiero que me digas la verdad!!- una sombra atravesó su rostro.

Suspiro y lo vi envejecer ante mis ojos.

- Quieres la verdad?? Bien!! hace la primera pregunta! – sonó resignado.

Busque en mi mente las mil preguntas que alguna vez me plantee hacerle y ninguna apareció. Opte por la más simple y la más obvia.

-que hago aquí? –

- viniste a cenar – contesto mirando su vaso con hielo de manera distraída.

- yha bueno – carraspee – pues no estoy tan segura. Hace mas de un año que no me vez, y hoy de la nada me llamas a “cenar”??!! – mi incredulidad era completa.

Mi padre suspiro cansadamente.

-quería que supieras que sigo vivo – una oleada de culpabilidad me atravesó pero la ignore por completo – y… te extraño – clavo su mirada en mi y sentí como a la culpa se le añadía el amor que le tenia a ese viejo haciéndome sentir aun peor. – rochi eres mi hija, me haces falta. – quería correr hacía el y sentarme en su regazo como cuando niña pero me contuve y un instinto protector se activo.


-tardaste mucho en darte cuenta de ello – negué con la cabeza – porque justo ahora vuelves a buscarme??

Siguió mirándome a los ojos.

-porque… - se lo pensó – te perdí hace mucho tiempo y recién ahora me doy cuenta- su vista de entristeció – recién ahora me doy cuenta… - repitió casi para el mismo – que te necesito y no quiero seguir perdiéndote.

Di otro paso hacía el cada vez mas enternecida y temerosa.

- me perdiste… - mi vista se pozo en el pasado – esa noche – solté en un susurro inconciente.

- Lose – contesto del mismo modo.


Ambos nos habíamos perdido en recuerdos, ya no hablábamos con el otro, nos hablábamos a nosotros mismos.


Flash-back.


- no tienes otra opción – dijo el hombre que acompañaba a mi padre en su oficina.

Era de noche y yo me encontraba vagando por la casa, no podía dormir y al caminar hacía la cocina me extraño ver la luz de la oficina encendida. Al acercarme comprobé que dentro mi padre hablaba con un hombre a quien no le reconocía la voz.

- es mi hija – alego mi padre y yo me acerque un poco mas a la puerta – ya perdí a mi esposa, no soportaría perderla a ella también – no entendía de que hablaban pero se me puso un nudo en el estomago, esto no podía ser nada bueno.

- Ya lose – oí un suspiro – Barto, eres mi amigo y se que es difícil pero no puedo hacer mas para ayudarte. – silencio – tú te lo buscaste.

- Dime algo que no sepa – hablo sarcásticamente mi padre – enserio crees que no lose. Mi esposa debería estar aquí conmigo y no esta – silencio – pienso todos los días en ella – su voz se quebró un poco. – y que le digo a mi hija.- me puse alerta.

- No puedes decirle nada – hablo con voz autoritaria la otra persona.- entre menos sepa mejor. Miéntele.

- Ella no tiene idea de nada – mi padre se callo – por ahora. pero Mentirle??

- Es lo mejor – concluyo su acompañante.- Barto, si se entera de algo pones su vida en peligro – hubo un silencio incomodo mientras yo intentaba procesar lo que acababa de oír. – no puedes arriesgarte a nada, una espada guinda sobre tu cabeza. Y si tu hija interfiere y algo sale mal… Será mi trabajo desaparecerla.

- No te atreverías – hablo mi padre con terror en la voz mientras escuchaba como se levantaba de un salto.

- Lo hice con tu esposa – sentencio esa desconocida voz mientras un escalofrío me recorría el cuerpo.

((De que están hablando??)) ((a que se refieren con “hacerme desaparecer como lo hicieron con mi madre??))

- pero mi hija… - titubeo mi padre.

- Tu hija esta en peligro igual que lo estuvo tu esposa, por tus errores – lo interrumpió el hombre. – Mercedes… no esta hoy por tu culpa. Tu la mataste y todo lo que eso conlleva. – un grito se ahogo en mi garganta.

- No te atrevas… - comenzó a decir mi padre en la voz mas fría que alguna vez le escuche.

- Me atrevo – volvió a interrumpirlo su acompañante – porque no solo tu te hundes con esto Barto. –

Sentí como todo me daba vueltas, temblaba de pies a cabeza y no podía moverme. Seguía sin entender nada, solo la frase ((tu esposa… no esta hoy por tu culpa. Tu la mataste y todo lo que eso conlleva.)) Daba vueltas en mi cabeza.


Mis músculos reaccionaron en el momento en que escuche como se encaminaba a la puerta. Corrí escalera arriba y suave como una pluma me metí en mi cama con el corazón acelerado ((no se si por la carrera o lo que acababa de escuchar)).

20 minutos después mi padre entro a mi cuarto, ni siquiera me moleste en fingir que dormía, me senté en la cama y lo penetre con la mirada. Quería respuesta.


- se que estabas escuchando!! – me acuso con voz ronca.

- Quien era?? – un miedo irracional me llenaba.

- No tiene importancia – eludía mis preguntas.

- Por supuesto que la tiene –

- Era solo un amigo –

- Que quería?? – yo quería la verdad.

- Nada importante – seguía evadiendo.

- Si es importante –

- Que escuchaste?? – pregunto ignorando mis preguntas.

- No lose, eso dímelo tu – estaba reuniendo el coraje que no tenia al hablar.

- Hija – titubeo. – se que todo parece extraño pero…

- Extraño?? – lo interrumpí. – hablaban de mama – mi voz se quebró – dijo… dijo.. – no podía terminar la oración, mi padre dio un paso hacía a mi y yo retrocedí automáticamente – dijo que tu la mataste – le escupí entre sollozos. – y que ibas a hacer lo mismo conmigo.

Mi padre se puso blanco como la nieve y me miro con terror en el rostro.

- OH cariño No- se tambaleo – yo jamás haría una cosa así yo no mate a tu madre. Ella no esta… - se detuvo a mitad de esa oración.

- Entonces de que hablaban – me erguí en la cama.

- Es difícil de comprender y entre menos sepas mejor.

- Basta de mentiras quiero saber la verdad. – trague el nudo que se me había formado – quien mato a mama.??

- Nadie.

- No la vi nunca mas – hablaba entre lagrimas – ni siquiera se como murió jamás la enterramos.- mi voz iba subiendo de volumen.

- No apareció – eso ya lo sabía, era lo único que me ataba a su recuerdo y a la absurda esperanza de que aun vivía.

Mi madre salio de viaje en un barco un “trans-ferry” de primera calidad, no se muy bien con que propósito, solo se que la bóveda de las calderas exploto, algunos dicen que fue un atentado, una trama, fue apropósito, no lose, solo se que nadie sobrevivió… mi madre o su cuerpo, nunca apareció.

- Y que tienes tu que ver con eso?? – me costaba hablar, tanto por las lagrimas como por el miedo a la respuesta.

A mi padre se le llenaron los ojos de lagrimas y dio un paso hacía mi.

- ella no debió hacer ese viaje, era yo quien debía ir – lo mire atónita. – el hombre que hoy vino, Emilio me lo advirtió, me dijo que no fuera, yo decidí no hacerle caso, al final insistió tanto que opte por no ir, pero en ese viaje se iba a realizar un negocio importante y la avaricia me cegó, decidí mandar a tu madre para no perder esa oportunidad y…- su voz se quebró – paso… lo que paso.


Intentaba procesar todo lo que me acababa de decir, mientras múltiples sentimientos se arremolinaban en mi interior.

Seguía igual de confundida y a eso se le sumaba la rabia sorda y el dolor de saber que todo se pudo haber evitado. Mi padre obligo a mi madre ir sabiendo que corría peligro; aun así seguía teniendo la sensación de que mi padre algo ocultaba, la historia no cerraba. Pero el hombre con ojos llorosos que se encontraba frente a mi seguía siendo mi padre y eso en cierto modo me hacía obligarme a creerlo o por lo menos a fingir que lo hacía.


- ya es pasado – intente concluir la conversación consiente de que estaba mas confundida que al principio.

- Quiero que me digas que está todo bien y que nada de lo que paso esta noche cambia algo – asentí con la cabeza sabiendo que no era verdad.


En los días siguientes comenzó la verdadera tortura

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