
Esa tarde había sido por demás extraña, conmovedora, triste y alegre, había pasado tanto en 3 horas que me sentía mareada y sobre todo hambrienta, mi panza me pedía a gritos comida.
- Rocío - hablo la dura voz de mi padre. Se me desencajo el rostro.
- Si, dime?? A que se debe el honor te tu llamada?? – conteste con hostilidad.
- Necesito alguna excusa para llamar a mi hija?? – pregunto sin inmutarse.
- Debería responder que no, pero en nuestro caso supongo que si. – mi voz sonó fría.
- No te llamo para discutir – su tono era cordial, al margen – Te llamo para invitarte a cenar.
Su propuesta me tomo por sorpresa.
- para que?? – pregunte con cautela.
- Tu tía Gimena y Cant han venido, tu primo Nicolás también esta – reí.
- Nicolás no, Tacho – lo corregí. Me alegraba saber que ellos estaban allí, hace más de un año que no pisaba la casa de mis padres.
- Nicolás es su nombre Rocío – hablo con severidad – y si lo deseas – hubo una pausa – Gastón también puede venir. - No supe que contestar a eso, obviamente mi padre no estaba enterado de todo lo sucedido y francamente nose si sabe lo de mi embarazo.
A mi padre nunca le gusto la relación con gaston y al enterarse lo echó, gas y yo nos seguimos viendo en secreto hasta que me arme de valor y decidí irme. Muchas peleas entre mi padre y yo fueron por esa causa, no me arrepiento de ninguna, me formaron.
- a que hora?? – pregunte.
- a las 9, aquí – hubo una pausa- es aquí, en tu casa.
- no discutiré eso en este momento allí estaré. – respondí ahogando un suspiro.
- nos vemos hija – respondió con la voz cansada y corto.
- Si no te preocupes. – se estaciono frente a mi puerta.
- Gracias por escucharme y perdona por hacerte pasar un mal rato – dijo mirándome dulcemente.
- No te preocupes, esta tarde fue tan sorpresiva como interesante – reí – nos ayudo a ambos.
Ramiro miro mi boca y rozo su pulgar con mi labio inferior.
- no me beses – le pedí.
- No lo are – rió por lo bajo. – hoy – concluyo. Y yo le pegue un suave golpe en el hombro.
- Adiós rochi – dijo mientras salía del auto – adiós Ramiro – y el carro arranco.
Ya en mi departamento me percate de la hora, las 7, yo no podía andar haciendo eso, debía cuidarme y me había saltado el almuerzo, fui a la cocina y me comí una manzana para aguantar hasta la cena a las 9.
En la ducha me tome mi tiempo, al salir ya fresca me dispuse a untarme crema en el cuerpo para consentirme un rato y me pare frente al placar, ok, mi dilema diario.
Saque un vestido blanco con un cinturón negro justo debajo del busto haciendo que la falda sea volada y disimulara la panza, el frío se sentía, una chaqueta negra corta y unas zapatillas negras estilo bailarina, un brillo y rimel fue todo lo que me puse maquillaje, mi cabello caía suelto y ondulado, me perfume y a las 8 y 30 ya conducía camino a la que una vez fue mi casa.
- disculpe pero no puede entrar sin invitación personal. – hablo sin mirarme
- perdón?? – ahora no podía entrar a mi propia… me detuve a mitad de ese pensamiento, a la que una vez fue mi casa.
El guardia por primera vez me miro y se atraganto con el café.
- señorita igarzabal mil perdones, pase adelante – se notaba nervioso, abrió la reja. Le sonreí con amabilidad y avance.
Apague el auto respire hondo y camine hacia la entrada, atravesé el camino de piedra hasta el primer escalón donde de repente me vino un recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario