Capitulo 69
Rocio estaba sentada en el tocador, frente al espejo. Asegurándose
que no estaba poniendo tanto esmero en arreglarse para impresionar a Gaston. No
se creyó. Suspiró a la imagen frente a ella y se dio por vencida. No había más
que pudiese hacer. Maquillada, peinada y vestida. No había tiempo para
cirugías, así que se tendría que conformar con lo que había.
La puerta se abrió y Gaston entró distraídamente. Ella se
levantó y se paró frente a él. Al verla, se quedó atónito. Y su mirada le hacía
sentirse desnuda pese a los metros de tela que la cubrían.
Un vestido gris perla se amoldaba a la figura de ella,
haciendo que Gaston contuviese la respiración, al pasear la vista por cada
curva. Sus hombros y brazos estaban desnudos, debido al gran escote. Y la falda
dejaba entrever la forma de sus caderas, aunque no se ciñese a ellas. Era de
gran vuelo y con el más mínimo gesto, los metros de tela jugueteaban a su
alrededor, acariciando sus muslos. Llevaba el pelo recogido, dejando expuesto
su delicioso cuello. Pero decenas de tirabuzones caían por su espalda.
¡Estaba preciosa! ¡Increíblemente bella!
Gaston intentó
hablar, sin éxito. Se acercó con paso torpe y le acarició un brazo con los
nudillos. Bajó la caricia suavemente hasta su muñeca y la rodeó con su mano.
Deslizó el dedo pulgar por su palma y la acarició, haciendo que ambos se
estremeciesen.
- ¡Estás preciosa! -consiguió decir al fin.
- ¡Gracias! -contestó Rochi con un pudor poco frecuente en
ella.
La observó ruborizarse y agachar la vista mientras una de
sus delicadas manos se acomodaba allí donde palpitaba su pulso, en el delicado
cuello. Como si pudiese frenar su acelerado descontrol. La miró con deseo. Era
tan perfecta que cualquier mujer la envidiaría y cualquier hombre la desearía.
Tan perfecta, que era imposible no enamorarse de ella cuando la conocías. Tan perfecta,
que no podría alejarse de ella aunque quisiese.
- ¡Preciosa! -repitió Gas admirando cada detalle de su
imagen.
Rocio levantó la
vista para encontrarse la suya y deseó no haberlo hecho. Una oleada de fuego
líquido recorrió sus venas y sintió arder cada centímetro de su cuerpo. Él la
miraba como si fuese la mujer más deseable del planeta. Y así se sentía cuando
él estaba cerca.
Al encontrarse con el miel intenso de sus ojos, Gaston
perdió el poco y nervioso control que mantenía. La agarró por la cintura
atrayéndola contra él y buscó sus labios, devorándolos al instante. La besaba
con hambre voraz. Lamiendo, succionando y mordiendo suavemente sus labios. No
la dejaba escapar de la prisión de su abrazo. Pretendía devorarla por completo.
No se sentiría satisfecho de otra manera.
Alguien llamó a la puerta.
Rochi escuchó los
golpes y se alejó del cálido cuerpo masculino. Pero él no la dejó ir muy lejos.
La agarró de las caderas y la apretó de nuevo contra él. Haciendo que Rochi
gimiese de puro placer al notar su excitación. Pero la puerta volvió a
interrumpir y traerla a la cordura. Posó su mano sobre sus labios. Los notó
calientes e hinchados. Y el rubor subió a sus mejillas. Entonces, Gaston la
dejó marchar y corrió hacía el baño.
Maldiciendo entre dientes el hombre fue a abrir la puerta.
Lo hizo con brusquedad y fulminó a su hermano que estaba al otro lado de ella.
- ¿Qué quieres? -gruñó sin disimulo.
- ¿Interrumpo algo? -preguntó Peter perspicaz.
- ¡Sí! ¿Qué quieres? -repitió Gaston, sin paciencia.
- ¡Uy, que humores! Venía para invitaros a una fiesta.
Después de la cena los viejos querrán tomar una copa y dormir. O subir a hacer
sus cochinadas -bromeó Peter amistosamente- Mery y yo iVamos a una fiesta con unos
amigos. Hemos pensado que les gustaría acompañarnos.
- Le preguntaré a Rochi -respondió Gaston, relajándose.
Rocio salió del baño y se encontró con la mirada de ambos Hermanos
de ojos penetrantes. Todo su cuerpo se estremeció y el rubor inundó sus
mejillas de nuevo.
¿Desde cuando se ruborizaba con tanta facilidad?, le
reprendió una vocecilla jocosa.
- Es mejor que no vengáis -aseguró el italiano sin dejar de
mirar a la chica- Tú eres demasiado celoso y ella está demasiado buena.
Las mejillas de Rochi ardían en respuesta. Desvió la vista,
pero notaba la mirada de ambos sobre su cuerpo.
- No quiero que acabes descuartizando a todos mis amigos
-continuó Peter, sin dejar de admirar la belleza de la chica- Mejor quedense y hacen sus propias cochinadas.
Gaston habría matado a su hermano por el escrutinio al que
la estaba sometiendo. Pero era incapaz de hacer otra cosa más que mirarla y
desear quitarle el hermoso vestido ¡con los dientes!
Rocio notó que era el momento perfecto para hablar,
demostrando que estaba viva y no era una muñeca a tamaño natural, en
exposición.
- ¿No ir, a donde? -preguntó la chica, sacando a ambos de su
ensimismamiento.
Al fin Gaston reaccionó y le golpeó en la nuca a su hermano
para que dejase de comérsela con la mirada.
- ¡Auch! -protestó el chico frotándose la nuca- ¡Que bruto!
Solo admiraba lo bella que es tu novia. No es para enojarse.
- Búscate una propia -le aconsejó Gaston amenazante.
- Pienso buscarme unas cuantas esta noche -replicó con una
sonrisa pícara.
Rochi puso los ojos en blanco ante los alardes típicos
masculinos y se acercó a ellos.
- Serías el hombre más feliz del mundo en mi fiesta de Año
Nuevo -aseguró la chica risueña. Cientos de hermosas superficiales a su
alcance, sin duda sería el paraíso para él.
- Mery me ha hablado de ella ¿De verdad es tan
impresionante? -preguntó el joven curioso. Gas se encogió de hombros y ella sonrió.
- Me he esforzado mucho para que así fuese. El año pasado
muchas celebridades estuvieron en ella y todos los locales del país están
intentando hacerme sombra este año -explicó Rochi irritada- Me lo han puesto
muy difícil, pero los superaré una vez más.
- Estás muy segura -comentó el italiano desconfiado- ¿Cómo
sabes que no tienen preparadas sorpresas que hagan que tu fiesta sea inferior a
ellas?
- Sé exactamente qué hará cada relaciónista pública de cada
local de la ciudad. Llevo mis añitos en el negocio y conozco mucha gente
-aseguró la joven con una sonrisa- Hay muchos que desean cosas de mi y para
ello me regalan información confidencial.
-¿Qué quieren de tí? -preguntó Gaston celoso.
- Entradas para algún partido u obra exclusiva, que los dejé
entrar a alguna fiesta, presentarles a alguien al que no tienen acceso, ser mis
distribuidores para el local,... o simplemente tenerme contenta por si en algún
momento necesitan cualquiera de esas cosas -concluyó la chica devastándolo con
una sonrisa.
- ¡Uf! Suena a que eres una mujer importante -afirmó Peter,
encogiéndose de hombros.
- Hermanito, creo que la vas a tener que estar vigilándola
toda la noche sin disfrutar de la fiesta -especuló el italiano, apoyando una
mano sobre su hombro en señal de apoyo.
Gaston miró a Rochi con una mezcla de furia y tristeza. Ella
deseó gritar que era su trabajo y que no estaría con ningún hombre. Supo al
instante, que él pensaba que no estaría allí para poder vigilarla, como estaba
segura deseaba. Y ella deseaba que lo estuviese. Aunque le complicase la noche
con sus celos y no la dejase hacer su trabajo. Aunque se pelease con todos los
hombres de la fiesta ¡Mald¡ta sea! ¡Aunque la echasen del mald¡to trabajo!
Quería que estuviese allí, con ella.
- Podríais venir si lo deseáis -dijo cortésmente la chica.
- ¿Enserio? -preguntó Peter
emocionado- Mery se morirá de gusto cuando se lo diga.
- Estoy segura -contestó ella con una sonrisa.
Peter se marchó a toda prisa, sin despedirse. Gaston cerró
la puerta y la miró con una enorme sonrisa.
- ¿Sabes lo que acabas de hacer? -preguntó Gas acercándosele
coqueto.
- Invitar a tus hermanos a pasar el Año Nuevo -respondió
relajadamente- ¿Te molesta?
- No -contestó con una sonrisa pícara- no me molesta. Pero
que ellos vayan a la fiesta implica que tu supuesto novio, o sea yo, también
irá ¡Acabas de invitarme a pasar Año Nuevo contigo! -aclaró Gaston con una
enorme sonrisa.
¡Oh, no! ¡Que horror!, dijo una vocecita sarcástica en la
cabeza de la chica. Intentó no reír. Pobre de ella, tendría que hacer todo un
sacrificio y pasar la fiesta con él. La risa fue inevitable. Podría torturarla
un poco más y que también la acompañase a casa después, pensó jocosa.
Como respuesta a su -al parecer, según él- nefasta
aclaración, Rochi se encogió de hombros y sonrió sin darle la menor
importancia. Gaston la miró incrédulo y
la persiguió con la mirada hasta que salió de la habitación ¿Le traía sin
cuidado? ¿Debía alegrarse o entristecerse? Confundido, decidió mejor ducharse
para la cena.
Fin Capi…
*Mafe*
muy bueno el cap
ResponderEliminarMe ha encantado
ResponderEliminarbuenisimo mas nove me encanto =D
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