Capitulo 4
LA SEÑORA Garcia estaba en la cocina preparándole un
biberón a Alai cuando entraron. La niña estaba completamente despierta, sentada
en su sillita mecedora, balbuceando alegremente mientras esperaba
pacientemente a que apareciese su comida.
Parecía que la niña se sentía mucho más segura en su nuevo
ambiente. ¡Algo que Rochi ya no sentía en absoluto!
-Déjeme hacerlo a mí -le ofreció al ama de llaves, dejando
su bolso de noche sobre la mesa de la cocina-. Ha tenido un día muy largo,
estoy segura de que estará deseando acostarse.
¡Cualquier cosa con tal de retrasar el momento en el que Gastón
y ella y tuviesen su charla!
-Sí, váyase a la cama, señora García -la animó Gastan, que
había entrado en la cocina detrás de Rochi-. Estoy seguro de que Rochi y yo
podremos arreglarnos solos.
Lo que le indicó a Rochi muy claramente que Gaston no iba a
postergar su conversación porque ella se hubiese ofrecido a dar el biberón a la
niña.
-Bueno... si están seguros -dijo Tina Garcia, secándose las
manos en un trapo después de preparar el biberón-. Alai ha sido un encanto
toda la noche -añadió con una indulgente sonrisa a la niña-. ¿Lo han pasado
bien? -preguntó con amable interés.
-Ha sido...muy agradable -respondió Gaston irónicamente-.
¿No quieres cambiarte antes de dar el biberón a la niña, Rochi? -se volvió
hacia ella-. No querrás estropearte ese bonito vestido.
No, pero tampoco pensaba hablar con Gaston en pijama otra vez.
Se sentiría en desventaja incluso antes de que la conversación empezase.
-Estoy bien -respondió ella, tomando a Alai en brazos.
-Oh, casi se me olvida... la han llamado por teléfono,
señora Dalmau -el ama de llaves se detuvo en la puerta de la cocina.
¡ Eugenia! Así que su responsable hermana por fin había
llamado para preguntar por su hija.
-¿Sí? -preguntó Rochi
ansiosamente. El ama de llaves parecía un poco incómoda, como si no estuviese
muy segura de lo que debía decir.
-No pasa nada, Tina
-la animó Rochi comprensivamente-. Estaba esperando esa llamada. El ama de
llaves pareció aliviada.
-Está bien entonces -se ánimo-. Ya le expliqué al señor Juan
Pedro que habían salido juntos, pero...
-¿Juan Pedro? -la interrumpió Gaston bruscamente-. ¿Quiere
decir que ha sido mi hermano quien ha llamado? -miró al ama de llaves con los
ojos entrecerrados.
¡Peter...!
¿Qué demonios...?
-¿Y quería hablar con Rochi? -añadió Gaston con frialdad,
mirándola acusadoramente.
Rochi también estaba asombrada de que Peter la hubiese
llamado. Pero la reacción de Gaston era más inquietante que la propia llamada.
¿Por qué demonios la llamaba Peter?
No solo no había hablado con Eugenia en todo un año, sino
que tampoco había visto a Peter ni hablado con él.
Volvió a mirar a Gaston. Estaba completamente furioso. Y no
solo con Peter...
Rochi se volvió y sonrió tranquilizadoramente a la señora Garcia.
-¿Dijo... el señor Juan Pedro para qué llamaba? -le preguntó
como sin mostrar interés.
-No -Justina Garcia hizo una mueca-. Pero dijo que volvería
a llamarla -añadió de mala gana, sintiendo la tensión que había en la cocina.
-Gracias, señora Garcia -Rochi volvió a sonreír al ama de
llaves-. Estoy segura de que nos podemos arreglar.
Aunque hubiese preferido que la otra mujer se quedase, y así
no tener que hablar con Gaston, sabía que no podía hacerle eso a la señora Garcia.
Rochi estuvo ocupada con la niña los siguientes minutos
después de que el ama de llaves se hubiese retirado a sus habitaciones en la
parte trasera de la casa. Se acomodó en una silla de la cocina, con Alai en su
regazo, y empezó a darle el biberón. Era plenamente consciente de la presencia
de Gaston en la habitación, porque sería imposible no sentir la furia que
emanaba de él. Pero por el momento, decidió ignorarlo.
Gaston habló finalmente con demasiada suavidad.
-Así que mi hermano te ha llamado esta noche.
Ella asintió con la cabeza serenamente.
-Eso parece.
-Una llamada que estabas «esperando» -añadió Gaston
ásperamente.
Rochi frunció el ceño.
-Pensaba que era Eugenia quien había llamado-se defendió.
-¿Sí? -dijo él con desdén, paseándose por la cocina con las
manos en los bolsillos de los pantalones.
Pero su ceñuda mirada siguió clavada en Rochi.
-Por supuesto...
¿Qué intentas insinuar, Gaston?-preguntó ella.
Gaston torció el gesto despectivamente.
-Parecía que mi regreso de este viaje de negocios era un
pequeño inconveniente para ti... ¡Y para Peter! -soltó él con dureza.
Rochi se quedó boquiabierta. ¡Gaston creía que se estaba
viendo con Peter!
-No seas ridículo, Gaston...
-¿Lo soy? -la interrumpió él fríamente, sacudiendo la
cabeza-. Anoche dijiste que no me esperabas tan pronto. Y esta noche mi
hermano pequeño te ha llamado por teléfono. ¿Cuánto tiempo lleva llamándote Peter
cuando estoy fuera, Rochi? -demandó él, apretando la mandíbula.
Con el rostro pálido bajo el maquillaje, Rochi sintió
náuseas.
-Peter nunca me ha telefoneado -dijo ella entrecortadamente-.
¡Tanto si estás en casa como si no!
Aquello estaba convirtiéndose en una pesadilla. ¡Su tranquila
existencia de hacía dos días parecía un sueño!
-¿Entonces normalmente te llama al trabajo?-preguntó Gaston
acusadoramente.
-¡Normalmente no me llama a ninguna parte!
-respondió ella con indignación-. Gaston -respiró hondo para
tranquilizarse-, estoy tan sorprendida como tú de que Peter me haya llamado -lo
miró con sus ojos azules sin pestañear.
Él se detuvo bruscamente delante de ella, y la miró
inquietantemente durante unos interminables minutos.
-Me gustaría creerte -murmuró al fin-. Pero...
-¿Pero qué? -soltó ella, sintiendo que tenía plomo en el
corazón-. ¿Te he dado alguna razón para que desconfíes de mí así? -se le quebró
la voz-. ¿No he cumplido con mi parte del matrimonio?
-Al pie de la letra -reconoció él con dureza.
-Entonces...
-No tengo razones para quejarme, Rochi -continuó Gaston-.
¡Pero no considero que mi hermano sea un amante adecuado para ti! ¡Para
empezar, fue su traición lo que provocó que te casases conmigo!
Ella se quedó mirándolo, aturdida. ¿A quién consideraba Gaston
un amante adecuado para ella? ¿Más aún, a quién consideraba una amante adecuada
para él?
Rochi se alegró de que en ese momento la niña empezase a
moverse inquieta en sus brazos. Volvió su atención a Alai, ocultando las
repentinas lágrimas que habían brotado de sus ojos.
¿Qué podía decirle a Gaston para convencerlo de que no tenía
ninguna relación con Peter, ni con ningún hombre, que era él el único hombre
con el que deseaba tener una relación?
Pero decirle a Gaston lo que sentía por él, después de las
cosas que él acababa de decirle, sería humillante y exponerse a que le hiciese
más daño...
Rochi se levantó bruscamente, con Alai en los brazos.
-Tendré en cuenta tu consejo -le dijo mordazmente-. Ahora
creo que es hora de cambiar a la niña y acostarla.
Gaston asintió con la cabeza lacónicamente.
-Podemos continuar la conversación por la mañana.
No, si ella podía evitarlo, decidió Rochi mientras cambiaba
a Alai antes de acostarla en su capazo, quedándose unos minutos a contemplar a
la niña dormida. Alai era tan bonita, con sus largas pestañas extendidas sobre
las mejillas, la piel tan suave y delicada, su boquita fruncida como si todavía
estuviese chupando el biberón...
De camino a su dormitorio, Rochi decidió con envidia que era
maravilloso ser pequeño, y no saber nada del dolor de amar y no ser
correspondida.
Después de limpiarse la cara y ponerse el pijama de seda, se
sentó delante del espejo a peinarse, preguntándose furiosamente cómo podía
creer Gaston que estuviese engañándolo con su hermano.
Su mano se detuvo a medio cepillado cuando alguien llamó a
la puerta de su dormitorio. Sobresaltada, miró la puerta a través del espejo.
¡Gaston!
Tenía que ser él. Había una puerta que comunicaba sus
dormitorios, pero nunca la utilizaban. Haberlo hecho habría implicado una
intimidad entre ellos que no existía. ,
Se levantó lentamente, poniéndose la bata mientras se
dirigía a la puerta. El corazón le latía descontroladamente cuando giró
lentamente el picaporte con expresión cautelosa.
-¡Señora Garcia! -dijo aliviada al ver que era la otra mujer
quien estaba en el umbral-. ¿Qué puedo hacer por usted?
-Solo quería disculparme si he causado algún... problema
entre el señor Dalmau y usted.
El ama de llaves parecía preocupada. Todavía estaba
vestida.
-¿Problema? -Rochi hizo un esfuerzo para que su voz sonase
despreocupada.
-Sé que el señor Dalmau y su hermano no se hablan desde...
bueno que llevan un tiempo sin comunicarse el uno con el otro -la señora Garcia
parecía incómoda con la conversación, pero obviamente tenía la necesidad de
decir algo-. Lo último que quería era causar problemas entre el señor Dalmau y
usted, pero no sabía qué hacer con la llamada de señor Juan Pedro.
Rochi le apretó el brazo tranquilizadoramente.
-Ha hecho lo correcto, Justina -Rochi sonrió.
-¿Está segura...? -el ama de llaves no parecía muy
convencida.
-Pues...
-Está segura, Justina -la interrumpió Gaston, deteniéndose
detrás de Rochi-. Los dos lo estamos.
Rochi ahogó un grito de sorpresa al encontrarlo ahí. ¡Había
utilizado la puerta que comunicaba sus dormitorios!
¿Cuánto tiempo llevaba escuchando? ¿Más aún, qué estaba
haciendo en su dormitorio? El batín negro que llevaba sobre su cuerpo desnudo
demostraba que probablemente estaba en la cama antes de que apareciese la
señora Garcia.
-Siento haberlo molestado, señor Dalmau -el ama de llaves se
puso muy nerviosa, ruborizándose.
-En absoluto, señora Garcia -dijo él, rodeando la cintura de
Rochi con el brazo-. Aunque con un bebé en la casa creo que es hora de que
todos nos vayamos a la cama, ¿no cree...? -añadió con una sonrisa.
Rochi era muy consciente del calor del brazo de Gaston en su
cintura. Nunca la había tocado tan íntimamente antes, y el hecho de lo hiciera
la llenaba de un doloroso anhelo.
-Por supuesto -admitió el ama de llaves rápidamente,
aliviada al verlos juntos-. Que pasen buena noche.
Gaston fue el que se movió para cerrar la puerta una vez que
la mujer se fue, y se volvió hacia Rochi con expresión severa.
-¿Qué demonios es todo esto? -bramó impacientemente,
paseándose inquieto por la habitación.
Rochi encontró inquietante su presencia en su femenino
dormitorio, aunque no parecía fuera de lugar con su batín negro entre la
decoración dorada y crema.
-Pensaba que esa puerta estaba cerrada con llave -dijo ella,
dirigiendo una mirada ceñuda hacia la puerta entreabierta.
Gaston ladeó ligeramente la cabeza.
-Como prudente marido, tengo una llave -dijo él, arrastrando
las palabras con sorna.
-Eso parece -replicó ella fríamente, apartándose de él-. ¿Y
a qué debo el honor de esta... visita?
Ella vaciló deliberadamente sobre la última palabra. Porque
su presencia allí era una intromisión, y quería que a él le quedase bien claro.
Gaston se mostró imperturbable ante su frialdad.
-Oí voces -se encogió de hombros-. Y decidí investigar.
Rochi se quedó mirándolo calculadoramente durante unos
segundos.
-¿Creías que había esperado a que todos estuvieseis
dormidos para subir a un hombre a mi dormitorio? -preguntó con desdén.
Estaba furiosa de que eso pudiese ser lo que lo había
llevado a entrar en su dormitorio sin avisar.
Antes de Peter había habido otros hombres en su vida, pero
ninguno de ellos había sido nada serio, y ni siquiera Peter le había hecho
sentirse como con Gaston... ¡como se sentía en ese momento!
Deseaba poder olvidar el enfado entre ellos, abandonarse en
sus brazos, deleitarse con el placer que podían darse el uno al otro...
Él volvió a encogerse de hombros.
-No te habría
hecho ningún bien hacer eso -respondió, entornando los ojos peligrosamente. Rochi
ladeó la cabeza desafiantemente.
-¿No?
Gaston dio un paso hacia ella.
-Yo no comparto, Rochi -dijo ásperamente, acercándose más a
ella.
Estaba tan cerca que Rochi podía sentir el calor que emanaba
de su cuerpo, ver la sombra de la incipiente barba en su mejilla, oler la fragancia
masculina de su loción de afeitar...
Tenía que poner distancia entre ellos, si no físicamente,
emocionalmente.
-Lo hiciste una vez -le recordó ella con toda intención.
Pero al instante se arrepintió de su desafío ante la sombría
expresión de Gaston.
-¡Con más razón para no volverlo a hacer! -bramó él, tirando
de ella bruscamente.
En su interior, Rochi no deseaba que fuera así, incluso
cuando la boca de Gaston se unió a la suya. Pero su cuerpo pensaba de otra
manera, sus labios se abrieron bajo los de Gaston, y sintió cómo se derretía
cuando él la curvó despiadadamente contra la solidez de su cuerpo.
Se sentía como una mujer que había estado a punto de
ahogarse y a la que habían arrojado un salvavidas, aferrándose con las manos a
su cintura, moviendo sus labios provocativamente contra los de él, mientras él
profundizaba la caricia de su lengua en la cálida humedad de su boca.
Era tan agradable sentir su cuerpo firme bajo sus manos,
todo músculo, y el palpitante calor entre sus muslos, que delataba su
excitación, incluso cuando apartó los labios de los de ella para deslizarlos
abrasadoramente por su cuello y más abajo.
Rochi ahogó un suspiro cuando Gaston le levantó suavemente
el pijama, buscando con la boca, y encontrando su turgente pecho, moviendo la
lengua sedosamente sobre su pezón en rítmico placer.
Rochi arqueó la espalda, rindiéndose y ofreciéndose a ese
placer. Una de las manos de Gaston le acariciaba el otro pecho, y de pronto
sintió que se le doblaban las rodillas mientras un calor abrasador invadía su
cuerpo. No ofreció resistencia cuando Gaston la tomó en sus brazos y la llevó a
la cama.
Deseaba aquello, deseaba a Gaston. Gaston era todo lo que
había deseado en un hombre. Todo...
Rochi aterrizó en la cama, rebotando, y miró a Gaston con
ojos incrédulos.
Su expresión era dura cuando él le devolvió la mirada. Tenía
el cabello rubio despeinado por los dedos de Rochi, pero por lo demás, parecía
imperturbable ante la explosión de pasión que acababan de compartir.
¿Compartir...?
Rochi se estremeció ante la mirada de fría deliberación de Gaston.
Él sabía exactamente lo que estaba haciendo.
¿Pero por qué?
La respuesta era demasiado obvia: Gaston no quería
compartir, y mucho menos con su hermano. Y después de la llamada de Peter, Gaston
creía que Rochi estaba teniendo de nuevo una relación con Peter...
Rochi respiró hondo para tranquilizarse, poniéndose de lado
y tratando de adoptar una expresión anodina mientras se apoyaba sobre un codo
mirando a Gaston.
-Haces muy bien en ser tan prudente, Gaston -dijo ella,
arrastrando las palabras con sorna-. ¡Porque acostarnos juntos a estas alturas
de nuestro matrimonio solo complicará las cosas para el divorcio!
¡Ya estaba, había dicho la odiosa palabra, la palabra que
había estado temiendo que dijera Gaston toda la noche! ¡Y le dolía tanto que
como si la hubiese dicho él!
-¿Divorcio? -dijo él en ese tono peligrosamente suave-. Oh,
no, Rochi -Gaston sacudió la cabeza, arrodillándose en la cama junto a ella-.
¡No va a haber ningún divorcio para que puedas casarte con mi hermano pequeño!
-bramó el, levantándola hasta que sus caras quedaron a pocos centímetros.
Rochi apenas respiraba mientras lo miraba, ojos verdes
contra mieles en una batalla de voluntades. Rochi quería soltarse, pero no se
atrevió. Sabía que si lo hacía se produciría una desigualdad entre Gaston y
ella que provocaría el final de su relación. Fuese cual fuese...
¡Rochi ya no estaba segura!
Tragó saliva.
-No quiero casarme con Peter, Gaston... Él soltó una áspera
carcajada.
-Será porque dudo mucho que mi hermano sea de los que se
casan.
-No es eso -dijo ella entrecortadamente-. Yo...
-Si tienes algo de sentido común, Rochi -continuó él con
dureza-, esta vez espera a tener el anillo de boda. Pero mientras tanto tendrás
que resolver el problema de nuestro matrimonio. Y te digo una cosa... no habrá
divorcio entre nosotros, Rochi -repitió el ásperamente, soltándola antes de
levantarse-. Nunca te daré motivos para divorciarte de mí, y nunca accederé a
que te divorcies tú -le dijo fríamente-. ¡Tal vez sería mejor que se lo digas a
Peter cuando vuelva a llamar! -añadió despectivamente, dirigiéndose hacia la
puerta que comunicaba sus dormitorios-. Mientras tanto... -se volvió
brevemente, con los ojos verdes gélidos - ¡No habrá más puertas cerradas con
llave entre nosotros!
El portazo que dio, al que no siguió el ruido de la llave,
demostró que hablaba en serio. Rochi se quedó completamente pasmada con sus
últimos palabras.
¡Lo más importante que sacaba de esa conversación era que Gaston
no quería divorciarse de ella! Aunque probablemente fuese porque creía que, si
lo hacía, ella se casaría directamente con su hermano, a Rochi solo le
importaba el hecho de que nunca se divorciaría de ella. Y que no le daría
motivos para divorciarse de él tampoco. Le parecía increíble...
¡Maravilloso....!
Rochi miró la puerta que comunicaba sus dormitorios. Si él
pretendía lo que ella pensaba en cuanto a no cerrar la puerta con llave, Gaston
se iba a encontrar con que no tenía que pelear. Ella estaba más que dispuesta a
ser su esposa. Completamente.
La única incertidumbre que Rochi tenía respecto a eso era
cuándo sucedería...
Fin Capi....
*Mafe*

Al fin se dio el beso !!! Me encanta esta nove sube mas pronto!! ;)
ResponderEliminarmmmm se esta poniendo cada vez mejor jajaja
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