lunes, 9 de abril de 2012

LA REGLA NO ESCRITA CAPITULO 15



Los domingos por la mañana son siempre un gran suceso en mi casa., pero ahora no puedo dejar de pensar en la noche anterior. Acerca de cómo se veía eugenia cuando su madre estaba hablándole; agotada, triste y derrotada, de una forma en la que eugenia sólo luce en casa. Yo debería haber dicho algo más, algo que hiciera a su madre ser más agradable. Debería haber… quizá nada de lo que pudiera haber dicho a la mamá de eugenia habría importado, incluso ser escuchado… pero podría haber hecho más. Podía haber hecho venir a eugenia a pasar la noche conmigo. Podía haberla llamado cuando llegué a casa y verificar por segunda vez para asegurarme que estaba bien. Podría dejar de querer a su novio. Podría dejar de pensar en gaston diciéndome que era a mí a quien había llamado esa primera vez que él y eugenia hablaron por teléfono.

—. Me sorprende que eugenia no esté aquí. Ustedes dos, bueno ustedes tres ahora, supongo desde que parece ser bastante serio lo de gaston, han estado muy juntos últimamente. —¿Tenía gaston un amigo para ti? —dice papá. —Papá, yo no… ¿Podemos no discutir mi vida social? —o la carencia de la misma.

—No estoy discutiendo. Estoy preguntando. gaston parece buen chico, así que pensé que tal vez conociera a alguien que pudieras…

—¡Papá! —dije de nuevo, y él mira a mi madre, quien niega con la cabeza hacia él. —Conocerás a alguien —dice ella—. En algún lugar ahí fuera está el chico perfecto para ti, rocio

. Lo está. Su nombre es gaston, y no puedo salir con él porque está saliendo con mi mejor amiga. Pero lo he besado.                                                                                   —Estoy llena —digo, empezando a alejarme de la mesa—. Me voy a trabajar en mi tarea.                                                                                                                              —¿No quieres salir?                                                                                                      —Mamá, todavía no son las once, nadie que conozca está levantado.                         —Oh, por supuesto que lo están —dice, como si todo el mundo se levantara al amanecer los fines de semana—. Porque, eugenia normalmente ya estaba aquí.            —Si —murmuro y salgo de la cocina, me dirijo arriba a mi cuarto. Mamá tenía razón. eugenia normalmente está aquí. Normalmente la llamo cuando vuelvo a casa de la iglesia, incluso antes de cambiarme de ropa, y viene a comer con nosotros. Pero hoy, no la llamé. Hoy había estado intentando pensar en ella, me dije a mi misma que pensaba en ella, pero no lo estaba. No realmente. No como debería. Seguía pensando en Gaston. Seguía pensando en gaston, y no la había llamado porque me preguntaba si él me llamaría. Si hablaríamos sobre la noche pasada, o el beso, o ambos. No la he llamado porque si lo hago y él está con ella, no seré capaz de fingir que puede que le guste. Y yo quiero. Quiero fingir que hay un “él y yo” Quiero fingir que la primera vez que llamó a eugenia había sido diferente de lo que fue. Lo que ocurrió la mañana después de aquella fiesta de fin de verano fue esto:

eugenia estaba lista, probándose algunos de los pintalabios de mamá y dejándolos tan pronto como se ponía uno porque no le gustaba ningún color,

y el teléfono sonó. Yo contesté, dije. —¿Hola? —y gaston dijo—: Hola, ¿rocio? —y el corazón me latió en el pecho. Me sentí extrañamente débil pero feliz, apoyada contra la pared cuando eugenia me miró entornando los ojos y gaston dijo—: ¿rocio? Yo dije: —¿gaston? —con su nombre saliendo como un chillido, y entonces hubo un silencio, un doloroso y lento silencio en el que yo sabía que tenía que decir algo pero quería que él dijera lo que fuera porque la última noche habíamos hablado, había tocado mi mano y había tenido esperanzas pero entonces él se puso a salir con eugenia. Con eugenia, quien estaba sonriendo y alisándose el pelo aunque yo fuera la única persona alrededor. Quien me estaba indicando con la mano que le pasara el teléfono. La miré fijamente y ella me susurró: —rocio, ¡me ha llamado aquí! Y después de que apenas mencioné que probablemente te vería aquí. Definitivamente le gusto.               —Esto, am, rocio —dijo gaston, y eugenia dijo—: Dile que no estoy aquí. No, espera, di que estoy aquí. Oh, esto es tan romántico. Como, romántico de película. ¡Me llamó aquí! —se tocó la boca con los dedos de una mano y sonrió, perdida en sus recuerdos, y yo sabía que en lo que estaba pensando. Se habían besado. Yo lo había visto. Se habían besado y lo había visto mirándola, todos los chicos la miran, todos los chicos la quieren, ¿cómo no iban a hacerlo? Ella era eugenia, era preciosa. Esa era ella.                                                                                                                                 —Espera, eugenia está aquí —dije, y tragué el estúpido nudo de dolor que atascaba mi garganta. Y eso fue todo. Me paré durante unos momentos, observando a eugenia sonreír, escuchando su risa, y escuchando su parte de la conversación:                     —¿En qué has estado pensando toda la noche? Yo también. ¿Qué? ¿Quieres hablar con rocio ahora? No sé si puedo permitir eso. Apuesto a que le preguntarás qué he dicho acerca de tu técnica de besar, y, bueno, me temo que no tiene suficiente información para formarse todavía una opinión real. Necesito más muestras, sabes. Pero rocio dijo que éramos perfectos el uno para el otro. Sí, lo dijo. Escucha: —me sonrió burlonamente y sostuvo el teléfono, esperando.

—Perfecto —dije, levantando un poco la voz, para que gaston pudiera oírme, y eugenia rió tontamente volviéndose para hablar con él. Me salí furtivamente de mi propia habitación como si no fuera mía en absoluto y me senté en las escaleras tratando de no llorar. Pensé que gaston me había llamado a mí. A mí.

Me permití pensar eso una vez, sólo una vez, y después lo olvidé. Me hice olvidarlo. Tenía que hacerlo. Tenía que hacerlo porque vi a mi mejor amiga empezar a verse con él. Observé que a ella empezaba a gustarle de verdad. Vi cómo sus ojos relucían cuando veía a gaston de una manera en que nunca lo hacían por cualquier otro chico. Los vi juntos, no durante una semana o incluso dos, sino durante un mes. Ahora casi dos. Pero ahora Gaston y yo nos habíamos besado, y dijo que quería hablar conmigo cuando llamó. Quería hablar conmigo. El teléfono suena entonces y salto. Espero, sin aliento, a que alguien conteste y oigo la voz de mi padre. Espero a que él diga mi nombre. Pero no lo hace. Finalmente llamo a eugenia por la tarde. Se está preparando para salir y dice que ha estado evitando sus llamadas pero ―lo tome porque eres tú y te adoro. No hago preguntas, no digo ―¿A dónde vas a ir? o ―¿Con quién vas a ir? No quiero oír sus respuestas.                                                                —¿Te veo mañana? —dice, y yo digo                                                                           —. Por supuesto. ¿Quieres conducir, o iras en el coche de Gaston? —ni siquiera vacilo cuando digo su nombre.                                                                                      —Conduciré yo —dice—. Oh, voy a irme. ¡La diversión espera! —Ve por ella —digo, y me siento allí después de que ha colgado, sin pensar en nada ni en nadie en absoluto. No es…no es fácil, lo cual es extraño, pero no puedo continuar haciendo esto, no puedo continuar jugando al ―Y si…‖. Tengo que recordar cómo son las cosas. Cuando el teléfono suena después de la cena, contesto, imaginando que será alguna de las amigas del concurso de mamá Pero es sólo un número equivocado, alguien que cuelga tan pronto como oye mi voz. Intento no tomármelo como algo personal, pero no puedo evitarlo. Siento pena de mí misma. Me siento sola. Ojala el beso nunca hubiera ocurrido. Ojala nunca hubiera ocurrido porque entonces no pensaría en ello cuando me estoy durmiendo.

No despertaría ruborizada, con mis brazos rodeando la nada. No estaría preguntándome lo que hagan eugenia y gaston hoy. No estaría preguntándome si él pensaba en mí.

3 comentarios:

  1. Hay que depresivo... pobre... mina... noo.. gas la qiere a ella... no a eugenia.. y qe le pasa a eugenia sta rara... igual... qiero q gaston le diga lo q siente por ella YA... espero el siguiente pronton...

    ResponderEliminar
  2. ay no k triste pobre ro yo ya kiero leer algo gastochi por k todo es deprimente para rochi subi algo gastochi ya

    ResponderEliminar
  3. decime q va a pasar algo mas entre gaston y rocio xq se va a volver loca x nada sino!!!!!!!

    ResponderEliminar