Capitulo 8
-Dos días seguidos -murmuró Pablo especulativamente-. ¡Cualquiera diría que estás
enamorado, Gaston!
Rochi
se había dado cuenta de que la puerta del salón se había abierto, y por el
repentino hormigueo que recorrió su espalda, sabía que la persona que había
abierto la puerta era Gaston.
Pero
no dejó lo que estaba haciendo, sino que continuó cubriendo de seda lila un
maniquí.
Aunque
sus manos temblaban y le costaba trabajo respirar.
¡Alai
tenía los ojos verdes!
¡Gaston
era el padre de Alai!
Tenía
que serlo. Era cierto que Eugenia había tenido relaciones con Peter durante un
tiempo, ¡pero Peter tenía los ojos castaños...! Era demasiada coincidencia que
la hija de Eugenia tuviese los ojos verdes de Gaston.
No
le extrañaba que Eugenia no hubiese tenido reparos en dejar a su hija en su
casa. ¡Probablemente pensaba que cuidar a Alai unos días era lo mínimo que Gaston
podía hacer!
Rochi
había dejado a la niña rápidamente, intentando que la señora Garcia no se
diese cuenta de que solo tener a Alai en brazos la ponía enferma.
Había
salido precipitadamente de la casa, para alejarse de los recuerdos de lo que
había sucedido entre Gaston y ella la noche anterior. Y había ido a refugiarse
en su salón.
¡Lo
último que deseaba, o necesitaba, era que Gaston la siguiese hasta allí!
¿Qué
estaba haciendo allí ese adúltero?
Rochi
no estaba segura de poder aplicar ese calificativo a Gaston mientras su
matrimonio era solo un papel... ¡pero después de pasar la noche juntos si se lo
podía aplicar!
Deseaba
gritar, golpear algo... ¡preferiblemente a Gaston!
Pero
lo que hizo sin embargo fue dejar tranquilamente los alfileres con expresión
indiferente, y mirar interrogativamente a Gaston.
-¿Qué
puedo hacer por ti, Gaston? -dijo ella ásperamente, con los ojos mieles llenos
de resentimiento.
Él
entornó los ojos ante su agresividad. ¡Unos ojos verdes...!
-Como
ves, estoy muy ocupada -añadió ella, señalando al maniquí.
Gaston
frunció el ceño, examinándola, con los labios apretados.
-Creía
que hoy no vendrías a trabajar -murmuró él.
-¿Por
qué no? -replicó ella desafiantemente-. Tú lo has hecho.
Gaston
se encogió de hombros, sin apartarse de la puerta que había cerrado.
-Tenía
un par de cosas que resolver en la oficina antes de poder tomarme el día libre
-respondió él, sin dejar de mirarla inquisitivamente-. Me ha sorprendido volver
a casa y encontrar solo a la señora Garcia cuidando a Alai.
Rochi
había dejado a la niña con la señora Garcia porque no se sentía capaz de
cuidarla ella en ese momento. No había duda de que quería a la niña, que a
pesar de todo, Alai era completamente inocente en todo aquello. ¡Pero no podía
mirarla sin ver esos ojos verdes...!
-Alai
hoy habría sido un estorbo -dirigió una mirada de disculpa a Pablo cuando él
emitió un sonido de protesta-. Como te he dicho -Rochi se volvió a Gaston-,
estoy muy ocupada.
-¿Demasiado
ocupada para ir a comer? -la invitó.
¡Sí!
Y no porque estuviese realmente ocupada... sino porque de ninguna manera podría
comer nada, y por supuesto menos en compañía de él.
-Me
temo que sí -respondió ella como si tal cosa-. Pero no dejes de comer por mí
-añadió con desdén.
La
boca de Gaston se tensó ante su tono.
-No
tengo hambre precisamente -dijo él sin moverse.
-Pues
yo sí -dijo Pablo, obviamente harto de esa conversación-. Si me disculpas, Rochi
-le lanzó una burlona sonrisa cuando ella le clavó la mirada-. Anoche le
insinué a Alan que hacía siglos que no me invitaba a comer, así que me ha
propuesto hacerlo hoy -se volvió para recoger su chaqueta-. ¡Qué os divirtáis!
La
rápida salida de Pablo dejó una tensión que era difícil ignorar. Gaston se
había apartado para dejar salir al otro hombre, pero por lo demás mantuvo su
postura defensiva delante de la puerta.
-Solo
he ido a la oficina porque quería tomarme el día libre. Creía que pasaríamos el
día juntos -dijo Gaston quedamente.
Ella
hizo un esfuerzo por encogerse de hombros.
-¿No
habría sido mejor que me consultases antes?
-Rochi...
-¿Gaston?
-replicó ella, como había hecho la noche anterior.
¡Excepto
que no era una ronca invitación!
-¡No
lo entiendo! -estalló Gaston impacientemente, adentrándose en la habitación-.
¿Qué demonios pasa, Rochi? Anoche...
-Fue
muy agradable, Gaston -lo interrumpió ella tranquilamente-. Creía que habías
disfrutado tanto como yo.
-Por
supuesto que disfruté, maldita sea...
-Entonces
deja de hacer de ello una cuestión de estado -lo cortó Rochi con
despreocupación. -Se dio la vuelta para no ver la sombría palidez del rostro de
Gaston, y retomó los alfileres para fijar la seda.
¡Sin
orden ni concierto!
Iba
estropear la tela, y a Pablo probablemente le daría uno de sus habituales
ataques de histeria, pero Rochi tenía que hacer algo, no podía seguir mirando
a Gaston. ¿Cómo era capaz de mostrarse herido por su frialdad? ¡ No era justo!
Se
dio cuenta de que Gaston había cruzado la habitación hasta donde ella fingía
trabajar cuando sintió una mano de acero en su brazo, girándola bruscamente. Rochi
levantó la cabeza desafiantemente hacia él, obligándose a mirarlo los ojos.
El
enfrentamiento de miradas continuó lo que a Rochi le pareció una eternidad.
Fue
Gaston quien rompió finalmente la gélida tensión entre ellos, soltándola
bruscamente y retrocediendo con un nervio latiéndole en la mandíbula apretada.
-¿No
dijiste que no te arrepentirías, Rochi? -la retó acusadoramente. Ella tragó
saliva.
-No
me arrepiento de lo de anoche, Gaston -le aseguró.
Tuvo
que hacer un gran esfuerzo por mantener la serenidad ante el desconcierto de la
cara de Gaston. Lo que realmente deseaba era arrojarse en sus brazos y olvidar
esa maldita conversación que había tenido con la señora Garcia esa mañana.
Pero no podía olvidarla...
Gaston
sacudió la cabeza.
-¡Desde
luego no tienes aspecto de querer repetirlo! -bramó él ferozmente. Ella sonrió
forzada.
-Bueno,
en este momento no -replicó burlonamente, señalando al maniquí en el que
estaba trabajando.
-¡Ni
nunca, por la forma que te has comportado desde que he llegado! -gritó él. Ella
lo miró mordazmente.
-No
creo que este sea un lugar apropiado para hablar de lo que sucedió anoche.
-¿Hay
algún lugar apropiado para hablar de eso? -preguntó él enérgicamente, pasándose
la mano por la rubia espesura de su pelo-. No sé si te acuerdas, pero anoche yo
creía que deberíamos haber hablado...
-Oh,
fantástico -replicó ella-. Échame a mí la culpa de lo que sucedió anoche, Gaston.
Rochi
lo miró furiosamente, aliviada de tener algo en lo que concentrar el vaivén de
sus sentimientos.
Gaston
sacudió la cabeza.
-No
he dicho eso -dijo él cansinamente-. Nadie tiene la culpa de lo de anoche,
maldita sea. ¿Pero qué ha sucedido con que eso de que te gustaba y me
respetabas demasiado para odiarme? -le recordó ásperamente-. ¡Porque me da la
maldita impresión de que me odias!
-Creo
que te estás imaginando cosas, Gaston -le dijo ella, restándole importancia-.
Por supuesto que no te odio.
¡No
por la noche anterior, por lo menos...! Aquello era algo que había deseado
durante mucho tiempo...
Él
avanzó hacia ella.
-Rochi...
-No,
no te odio, Gaston -repitió ella, aterrada de que la volviese tocar y su cuerpo
traidor volviese a estremecerse como lo había hecho cuando él la había
agarrado el brazo-. Pero tampoco pretendo actuar como una adolescente
enamorada solo porque hayamos pasado la noche juntos -añadió mientras Gaston
fruncía el ceño peligrosamente-. Ya no somos niños, Gaston, y lo de anoche
fue... agradable...
-¡Fue
fantástico, maldita sea! -la interrumpió Gaston con crispación, apretando los
puños a sus costados.
-Posiblemente
-admitió ella mordazmente-. No lo sé muy bien... probablemente porque no tengo
tanta experiencia como tú para... comparar.
Para
empezar, Gaston era diez años mayor que ella, y esos diez años él no los había
pasado en celibato. Además, ella había pasado esos mismos diez años sacando
adelante su negocio, con poco tiempo para relaciones. Excepto la breve relación
con Peter...
-Estuviste
con Peter -le recordó Gaston con desdén, como si hubiese adivinado sus
pensamientos. Rochi levantó sus oscuras cejas.
-¿Me
estás pidiendo que haga esa comparación...?
-¡No,
maldita sea, no! -de nuevo el nervio palpito en su mandíbula apretada-. Peter
es la última persona de la que he venido a hablar...
-Has
dicho que habías venido a invitarme a comer -le recordó ella con tirantez,
ansiosa por terminar esa conversación-. Y ya te he explicado que estoy muy
ocupada. ¿No podríamos continuar esta conversación en casa esta noche?
¡Antes
de que se pusiese completamente en ridículo delante de Gaston y se echase a
llorar!
Gaston
sacudió la cabeza lentamente.
-Por
lo que veo, no tenemos nada más que decirnos...
-Yo
no he dicho eso -lo interrumpió ella rápidamente, temiéndose el final de su
matrimonio-. Pero ahora no, Gaston, ¿de acuerdo? -añadió en tono esperanzador.
-«Ahora
no, Gaston» -la imitó él furiosamente-. ¡Pareces una mujer que lleva casada
veinte años, no uno! -dijo él mordazmente-. Muy bien, Rochi, hagámoslo a tu
manera. Hablaremos luego, en la intimidad de nuestra casa -se dirigió a la
puerta con paso decidido, abriéndola de un tirón-. ¡Pero no esperes que vaya a
gustarte nada de lo que tengo que decirte!
El
salón retumbó con el portazo que dio, y a Rochi empezaron a temblarle las
piernas mientras se dejaba caer en una silla.
¿Qué
iba a hacer?
¡Todavía
amaba a Gaston!
Pero
ya no podía seguir casada con él. No por lo de la noche anterior. Aquello era
un bonito recuerdo que probablemente la perseguiría el resto de su vida.
Pero
era imposible que ignorase el hecho de que Alai...
-¿Qué
ocurre, Rochi? -Pablo la miró con el ceño fruncido cuando volvió de comer y la
encontró desplomada en la silla-. Y no me digas que nada -añadió con firmeza
cuando ella fue a hablar-. Te conozco desde hace mucho tiempo, para que me
vengas con esas.
Ella
sonrió lánguidamente.
-¿Por
qué crees que ocurre algo, Pablo?
-No
lo creo. ¡Lo sé! -Pablo se sentó junto a ella-. Los dos habéis estado
diferentes esta semana...
-Querrás
decir Gaston -dijo Rochi mordazmente. Pablo sacudió la cabeza.
-Quiero
decir los dos. Mira, sabes que me preocupo por ti, Rochi -tomó una de sus
manos entre las suyas enormes-. Y lo que más deseo es que seas feliz... y no me
digas que lo eres -de nuevo la impidió hablar, con una recriminatoria mirada-.
Si esto es ser feliz, ¡entonces yo he sido feliz durante años pero no me he
dado cuenta!
Rochi
le apretó una de las manos.
-¿No
podríamos dejarlo, Pablo? Por ahora -añadió suplicantemente cuando él iba a
protestar-. Te hablaré de ello, te lo prometo, pero ahora no -añadió con la
voz estrangulada
-Ves
-saltó Pablo enseguida, señalando las lágrimas de sus ojos-. Nunca te había
visto llorar, y ya lo has hecho dos veces en dos días -sacudió la cabeza-.
Siempre has sido tan equilibrada, tan segura de a dónde dirigías tus pasos...
-Creo
que he dado un paso en falso -lo interrumpió ella con la voz quebrada,
intentando sonreír.
-¿En
tu matrimonio con Gaston? -Pablo frunció el ceño-. Porque si eso es lo que
piensas, Rochi, estás equivocada. Gaston es lo mejor que te ha ocurrido nunca
-dijo con certeza-.¿O tiene esto algo que ver con Peter Dalmau?
-¿Peter?
-Rochi lo miró perpleja.
-Llamó
ayer aquí, Rochi -le dijo Pablo.
-¿Llamó
Peter?
Pablo
asintió con la cabeza.
-Mientras
estabas comiendo con Gaston. Tengo que admitir que al ver el estado en que
volviste, decidí no decírtelo -admitió apesadumbrado-. Lo siento, Rochi
-suspiró mientras ella lo miraba con los ojos como platos-. Pero sabes que
nunca me gustó ese hombre.
A
pesar de ello, a Rochi le sorprendió la tardanza de Pablo en hablarle de la
llamada de Peter...
-¿Dijo
por qué llamaba? Pablo puso mala cara.
-Algo
de que se iba de la ciudad durante unos días -recordó con desdén-. Como si a ti
te interesase... Porque no te interesa, ¿verdad, Rochi? -la miró
inquisitivamente-. ¡Ro, no! Ahora estás casada con Gaston...
-No
estoy segura de cuánto tiempo más lo estaré -admitió ella.
-¡Qué!
-exclamó Pablo, horrorizado-. Pero si os queréis. Tú...
-Yo
amo a Gaston -lo corrigió ella, demasiado cansada para intentar ocultar sus
sentimientos-. No estoy segura de lo que Gaston siente por mí, pero desde
luego no es amor.
-¡Tonterías!
-dijo Pablo con impaciencia-. Por supuesto que te ama. Siempre te ha amado.
¿Cómo no iba a amar a una persona tan maravillosa como tú...?
Ella
no pareció impresionada por su declaración.
-Creo
que no eres muy objetivo, Pablo -lo reprendió, dándole unas palmaditas en el
brazo cariñosamente-. Pero gracias de todas formas.
Pablo
siguió frunciendo el ceño.
-No
estarás teniendo una relación con Peter Dalmau otra vez, ¿verdad, Rochi? Ella
se rio, sacudiendo la cabeza.
-¡Créeme,
mi opinión de Peter no es mejor que la tuya!
-¿Entonces
por qué...? Maldita sea, Rochi, no es asunto mío... lo sé... pero es que... ¡Gaston
vale cien veces más que Peter!
Mil
veces más, para Rochi. Al menos hasta esa mañana, cuando había visto los ojos
de Alai...
Rochi
suspiró.
-Gaston
no es lo que aparenta ser -dijo ella enigmáticamente-. ¿Ahora, te importa que
me vaya a casa, Pablo? Me... me duele la cabeza.
No
era exactamente dolor de cabeza, era una presión sobre ella. ¡Y sobre su
corazón!
-Tú
eres la jefa -dijo Pablo indulgentemente, volviéndose al maniquí en el que
habían estado trabajando^. Dios mío, Rochi. ¿Qué demonios...?
La
risa de Rochi interrumpió su predecible reacción ante el estado de la tela.
-Quítala
y vuelve a empezar -le aconsejó mientras recogía su bolso antes de irse.
Pablo
todavía parecía horrorizado ante la tela arruinada cuando Rochi salió.
-¡Creo
que es buena idea que hayas decidido dejarlo...!
Rochi
se dio cuenta de que había decidido dejar otro aspecto de su vida. Aunque una
parte de ella no quería decir adiós a Gaston, había otra parte que sabía
demasiadas cosas para que continuasen.
Cuando
Rochi llegó a casa su dolor de cabeza era muy real. Todo lo que deseaba era
meterse en la cama y dormir. ¡Esperaba así poder olvidar las últimas cinco
horas!
Pero parecía que no había muchas
esperanzas de que hiciese eso cuando llegó a casa, y se encontró a Eugenia
cómodamente instalada en la cocina, con Alai balbuceando en sus brazos, tomando
café con la señora Garcia
Fin Capi...
*Mafe*
ah no justo tuvo q llegar eugenia!
ResponderEliminarmuy buena la nove
Eugenia!!!!.. Epsero que gas no sea el padre de esa niña!!. solo espero eso!!!
ResponderEliminarAME EL NUEVO DISEÑO DE LA PAGINA!.. Felicitaciones a quien o quienes lo hicieron!! :)