Sinopsis
La nueva Rochi Igarzabal es una buena chica. No bebe, ni
maldice, y tiene un porcentaje adecuado de cardigans en su armario. Rochi cree que tiene suficiente distancia
entre su oscuro pasado y ella, pero cuando llega a la universidad con su mejor
amiga Lali , su camino a un nuevo comienzo es rápidamente desafiado por el
Chico de Una Sola Noche de la Universidad.
Gaston Dalmau, delgado y cubierto de tatuajes, es exactamente
lo que Rochi necesita-y quiere-evitar. Él pasa sus noches ganando dinero en el
cuadrilátero, y sus días enamorando a sus compañeras. Intrigado por la
resistencia de Rochi hacia sus encantos, Gaston la engaña con un sencillo
truco, una simple apuesta. Si él pierde, él debe mantenerse en abstinencia
durante un mes. Si Rochi pierde, debe vivir en el apartamento de Gaston por la
misma cantidad de tiempo. De cualquier manera, Gaston no tiene idea de que él
ha encontrado a su igual.
Bandera Roja
Todo en la habitación gritaba que no yo no pertenecía aquí.
Las escaleras estaban en ruinas, la gente estaba apretada hombro contra hombro,
y el aire era una mezcla de sudor, sangre y moho. Las voces se arremolinaban
mientras gritaban números y nombres una y otra vez, los brazos se agitaban y se
hacían gestos para intercambiar dinero y comunicarse a Gasés del ruido. Me
sumergí entre la multitud, siguiendo de cerca a mi mejor amiga.
— ¡Guarda bien tu dinero en tu billetera, Rochi! —Me gritó
Lali. Su amplia sonrisa brillaba aún en la penumbra.
— ¡Quédate cerca! ¡Empeorará una vez que comience! —gritó
Peter por encima del ruido. Lali tomó su mano y después la mía mientras Peter
nos dirigía a Gasés del mar de gente.
El balido agudo de un cuerno de toro sonó en el aire lleno de
humo. El ruido me sobresaltó, haciendo que saltara, buscando el origen de
estallido. Un hombre estaba parado en una silla de madera, sosteniendo un fajo
de billetes en la mano, el cuerno en la otra. Él mantenía el plástico en los
labios.
— ¡Bienvenidos al baño de sangre! Si estás buscando Economía
101… ¡Estás en el jodido lugar equivocado, mi amigo! Si buscas el Círculo,
¡Esto es Meca! Mi nombre es Bauer, yo hago las reglas y dirijo la pelea. Las
apuestas terminan una vez que los oponentes estén en el suelo. No se permite
tocar a los combatientes, no ayudarlos, no cambios de apuestas, y no entrar en
el cuadrilátero. ¡Si rompen estas reglas, se les partirá la madre y serán
retirados de aquí sin su dinero! ¡Eso las incluye a ustedes, señoritas! ¡Así
que no utilicen sus puterías para estafar al sistema, muchachos!
Peter negó con la cabeza. — ¡Jesús, Bauer! —gritó al maestro
de ceremonias sobre el ruido, claramente desaprobando la elección de palabras
de su amigo.
Mi corazón latía en mi pecho. Con un suéter de cachemir color
rosa y unos pendientes de perlas, me sentí como una maestra de escuela en las
playas de Normandía. Le prometí a Lali que podía enfrentar todo lo que se nos
pusiera enfrente, pero en la zona cero sentí la necesidad de agarrar sus
delgados brazos con ambas manos. Ella no me pondría en peligro, pero estar en
un sótano con cincuenta o más chicos universitarios borrachos, no estaba
exactamente segura de nuestras posibilidades de salir ilesas.
Después de que Lali conociera a Peter en
la clase de orientación de primer año, ella con frecuencia lo acompañaba a las
luchas secretas en los sótanos diferentes de la Universidad. Cada evento se
llevaba a cabo en un lugar diferente, y se mantenía en secreto hasta una hora
antes de la pelea.
Debido a que yo pertenecía a un círculo un poco más
tranquilo, me sorprendió saber de un mundo subterráneo; pero Peter lo sabía aún
antes de haberse matriculado. Gaston, el compañero de cuarto y primo de Peter,
entró en su primera pelea siete meses antes. Como estudiante de primer año, se
rumoreaba que él era el competidor más letal que Bauer había visto en los tres
años desde que creó El Círculo. Comenzando su segundo año, Gaston era
invencible. Juntos, Gaston y Peter fácilmente pagaban el alquiler y las
facturas con las ganancias.
— ¡Esta noche tenemos un nuevo retador! ¡El luchador estelar
universitario de, Nicolas Riera!
Los gritos siguieron, y la multitud se apartó como el mar
rojo cuando Nicolas entró en la habitación. Un espacio circular fue formado, y
la multitud silbó, abucheó y se burló del rival. Él saltaba, sacudía el cuello
hacia atrás y adelante; su rostro severo y concentrado. La multitud se calmó y
luego mis manos se alzaron a mis oídos cuando la música sonó por los grandes
altavoces en el otro lado de la habitación.
— ¡Nuestro siguiente combatiente no necesita presentación,
pero porque me asusta hasta la mierda, lo haré de todos modos! ¡Sacudan sus
botas, chicos, y quítense sus bragas, señoritas! ¡Les presento a Gaston “perro
rabioso” Dalmau!
El volumen explotó cuando Gaston apareció en una puerta de la
habitación. Él hizo su entrada, sin camisa, relajado y natural. Echó a andar
hacia el centro del círculo, como si se estuviera presentado a otro día en el
trabajo. Los músculos se extendían bajo su piel tatuada mientras él chocó sus
puños contra los nudillos de Nicolas. Gaston se inclinó y le susurró algo al
oído a Nicolas, y el luchador luchó por mantener su expresión severa. Nicolas
se puso cara a cara con Gaston y lo miró directamente a los ojos. La expresión
de Nicolas era asesina; Gaston se veía ligeramente divertido.
Los hombres tomaron unos pasos hacia atrás, y Bauer sonó el
cuerno. Nicolas tomó una posición defensiva y atacó a Gaston. Me paré sobre la
punta de mis pies cuando perdí mi línea de visión, apoyándome de lado a lado y
los hombros se estrellaban contra mí, rebotándome de un lado a otro como pelota
de ping pong. La parte superior de la
cabeza de Nicolas y Gaston se hizo visible, por lo que continúe abriéndome
camino hacia adelante.
Cuando finalmente llegué al frente, Nicolas tomo a Gaston con
sus gruesos brazos y trató de tirarlo al suelo. Cuando Nicolas se inclinó con
el movimiento, Gaston estrelló su rodilla contra la cara de Nicolas. Antes de que
Nicolas pudiera evitar el golpe, Gaston lo atacó; sus puños hicieron contacto
con la cara ensangrentada de Nicolas una y otra vez.
Cinco dedos se hundieron en mi brazo y me eché hacia atrás.
— ¿Qué demonios estás haciendo, Rochi? —dijo Peter.
— ¡No podía ver desde allí! —grité.
Me volví justo a tiempo para ver a Nicolas tirar un puñetazo.
Gaston se giró, y por un momento pensé que había evitado otro golpe, pero hizo
un círculo completo, estrellando su codo derecho en el centro de la nariz de
Nicolas. Sangre roció mi cara y salpicó la parte superior de mi suéter. Nicolas
cayó al suelo de cemento con un ruido sordo y en un breve instante la
habitación estuvo en completo silencio.
Bauer lanzó una tela roja cuadrada sobre el cuerpo quieto de
Nicolas y la multitud estalló. El dinero cambió de manos una vez más y las
expresiones se dividían entre petulantes y frustradas.
Me empujaron un poco con el movimiento de ida y venida. Lali
llamó mi nombre en algún lugar de la parte de atrás, pero yo estaba fascinada
por el camino rojo de mi pecho a la cintura.
Un par de pesadas botas negras se pararon frente a mí,
desviando mi atención hacia el suelo. Mis ojos viajaron hacia arriba;
pantalones manchados de sangre, un par de cincelados abdominales, un desnudo y
tatuado pecho empapado de sudor y, finalmente, un par de ojos cálidos color
verde. Alguien me empujó por detrás y Gaston me tomó por el brazo antes de caer
hacia adelante.
— ¡Hey! ¡Aléjate de ella! —gruñó Gaston, empujando a
cualquiera que se me acercara. Su expresión severa se convirtió en una sonrisa
al ver mi camisa, y luego secó mi cara con una toalla—. Lo siento mucho,
Pajarita.
(Pajarita, es un apodo por tener el pecho manchado de
sangre.)
Bauer dio unas palmaditas en la parte detrás de la cabeza de Gaston.
— ¡Vamos, “perro rabioso”! ¡Tienes un poco de dinero esperando por ti!
Sus ojos no se apartaron de los míos. — Es una lástima sobre
el suéter. Se ve bien en ti. —En el momento siguiente se vio envuelto por los
fans, desapareciendo de la misma manera en la que había llegado.
— ¿Qué estabas pensando idiota? —me gritó
Lali, tirando de mi brazo.
—Vine aquí para ver una pelea, ¿no? —Sonreí.
—Tú ni siquiera deberías estar aquí, Rochi, —me regaño Peter.
—Tampoco Lali —le dije.
— ¡Ella no trata de meterse en el círculo! —Frunció el ceño.
—Vámonos.
Lali me sonrió y me limpió la cara.
—Eres un grano en el trasero, Rochi. ¡Dios, te quiero! —Ella
enganchó su brazo alrededor de mi cuello y nos dirigimos hasta las escaleras y
hacia la noche.
Lali me siguió hasta mi habitación y luego se burló de mi
compañera de cuarto, Mery. Inmediatamente me quité la chaqueta con sangre,
arrojándola al cesto de ropa sucia.
—Asqueroso. ¿Dónde has estado? —preguntó Mery desde su cama.
Miré a Lali, quien se encogió de hombros.
—Sangrado por la nariz. ¿Nunca has visto una de las
hemorragias nasales de Rochi?
Mery acomodó sus gafas y sacudió la cabeza.
—Oh, lo harás. —Ella me guiñó un ojo y luego cerró la puerta
detrás de ella. Menos de un minuto después, mi celular sonó. Por costumbre,
Lali me enviaba un mensaje de texto después de haber dicho adiós.
Pasaré la noche con peter, t veo mañana reina del
cuadrilátero.
Miré a Mery, quien me veía como si mi nariz se desangraría en
cualquier momento.
—Ella estaba bromeando —le dije.
Mery asintió con indiferencia y luego miró hacia el desorden
de libros sobre su colcha.
—Creo que voy a tomar una ducha —le dije, agarrando una
toalla y mi bolsa de baño.
—Alertaré a los medios de comunicación —bromeó Mery,
manteniendo su cabeza hacia abajo
Al día siguiente, Peter y Lali se unieron
a mí para el almuerzo. Tenía toda intención de sentarme sola, pero a medida que
los estudiantes invadieron la cafetería, las sillas a mí alrededor estuvieron
llenas por los hermanos de fraternidad de Peter o los miembros del equipo de
fútbol. Algunos de ellos estuvieron en la pelea, pero ninguno mencionó mi casi
espectáculo en el cuadrilátero.
—Pet —dijo una voz.
Peter asintió con la cabeza, y Lali y yo volteamos para ver a
Gaston tomar asiento al final de la mesa. Fue seguido por dos voluptuosas
rubias. Una de ellas se sentó en el regazo de Gaston y la otra se sentó junto
él, acariciando su camisa.
—Creo que he vomitado un poco en mi boca —murmuró Lali.
La rubia en el regazo de Gaston se volvió hacia Lali.
—Te he oído, puta.
Lali tomó su rollo y lo arrojó al final de la mesa, rozando
la cara de la chica. Antes de que la chica pudiera decir otra palabra, Gaston
dobló sus rodillas, enviándola al suelo.
— ¡Ay! —Chilló, mirando a Gaston.
—Lali es mi amiga. Necesitas buscar otro regazo, Pau.
— ¡Gaston! —Se quejó ella, poniéndose de pie.
Gaston volvió su atención a su plato, ignorándola.
Ella miró a su hermana y resopló, después las dos se fueron
de mano en mano.
Gaston guiñó hacia Lali, como nada hubiese pasado, llevándose
otro bocado a la boca. Fue entonces cuando me di cuenta de un pequeño corte en
su ceja. Él intercambió miradas con Peter y luego comenzó una conversación con
uno de los chicos de fútbol frente a él.
Aunque los estudiantes en la mesa habían disminuido, Lali,
Peter y yo nos quedamos a hablar sobre nuestros planes de fin de semana. Gaston
se levantó para irse, pero se detuvo en nuestro extremo de la mesa.
— ¿Qué? —preguntó Peter en voz alta, llevándose la mano a su
oído.
Traté de ignorarlo lo mejor posible, pero cuando miré hacia
arriba, Gaston me estaba mirando.
—Ya la conoces, Gas. ¿La mejor amiga de Lali? Ella estaba con
nosotros la otra noche —dijo Peter.
Gaston me sonrió en lo que supuse era su sonrisa encantadora.
Él emanaba sexo y rebeldía con su pelo rubio y brazos tatuados, y yo puse mis
ojos en blanco en su intento de coquetearme.
— ¿Desde cuándo tienes una mejor amiga,
La? —preguntó Gaston.
—Desde tercer año de secundaria —respondió ella, apretando
sus labios juntos mientras sonreía en mi dirección—. ¿No recuerdas, Gaston? Tú
arruinaste su suéter.
Gaston sonrió.
—Arruino una gran
cantidad de suéteres.
—Asqueroso —murmuré.
Gaston hizo girar la silla vacía a mi lado y se sentó,
apoyando sus brazos delante de él. —Así que tú eres Pajarita, ¿eh?
—No —le espeté—. Tengo un nombre.
Parecía divertido por la manera en que contesté, lo que sólo
sirvió para enfadarme más.
— ¿Y bien? ¿Cuál es? —Preguntó.
Di un mordisco por última vez a la manzana, haciendo caso
omiso de él.
—Entonces es Pajarita —se encogió de hombros.
Miré a Lali y luego me volví hacia Gaston.
—Estoy tratando de
comer.
Gaston se preparó para el desafío que se le presentaba.
—Mi nombre es Gaston.
Gaston Dalmau.
Puse los ojos en blanco.
—Sé quién eres.
—Lo sabes, ¿eh? —dijo Gaston, levantando la ceja herida.
—No te hagas ilusiones. Es difícil no darse cuenta cuando
cincuenta borrachos están gritando tu nombre.
Gaston se sentó un poco más derecho.
—Eso me sucede con
frecuencia. —Puse los ojos nuevamente en blanco y Gaston se echó a reír—.
¿Tienes un tic o algo?
— ¿Un qué?
—Un tic. Tus ojos no dejan de moverse. —Se echó a reír otra
vez cuando me miró—. De hecho, esos son unos ojos increíbles —dijo,
inclinándose pocos centímetros hacia mi cara—. ¿Qué color son? ¿miel?
Miré a mi plato, dejando que los largos mechones de mi
cabello rubio crearan una cortina entre nosotros. No me gustaba la forma en la
que me hacía sentir cuando estaba tan cerca. No quería ser como las otras
chicas que se ruborizaban en su presencia. No quería que me afectara de esa
manera para nada.
—Ni siquiera pienses en eso, Gaston. Ella es como mi hermana
—advirtió Lali.
—Bebé —dijo Peter—. Acabaste de decirle que no. Ahora no
parará.
—Tú no eres su tipo —continuó ella.
Gaston fingió estar ofendido.
— ¡Soy el tipo de todas!
Miré hacia él y sonreí.
— ¡Ah! Una sonrisa. No soy un podrido bastardo después de
todo —guiñó un ojo—. Fue un placer conocerte, Pajarita. —Caminó alrededor de la
mesa y se inclinó al oído de Lali.
Peter lanzó una papa frita a su primo. — ¡Quita los labios de
la oreja de mi chica, Gas!
— ¡Me retiro! ¡Me retiro! —Gaston mostró sus manos en un
gesto inocente.
Unas chicas siguieron detrás de él, riendo y pasando sus
dedos por su cabello para llamar su atención. Él abrió la puerta para ellas y
casi gritaron de deleite.
Lali se echó a reír. —Oh, no. Estás en problemas, Rochi.
— ¿Qué te dijo? —pregunté, cuidadosamente.
—Él quiere que la lleves a casa, ¿verdad? —dijo Peter. Lali
asintió y él negó con su cabeza—. Eres una chica inteligente, Rochi. Te lo digo
ahora, si caes en su juego y terminas enojada con él, no llegues a tomártelo en
contra Lali y yo, ¿De acuerdo?
Sonreí. —No voy a caer en su juego, Pet. ¿A caso parezco a
una de esas Barbie para ti?
—Ella no caerá en su juego —le aseguró Lali, tocando su
brazo.
—Este no es mi primer rodeo, La. ¿Sabes cuántas veces ha
jodido las cosas para mí, porque él duerme con la mejor amiga? ¡De pronto es un
conflicto de intereses salir conmigo porque es fraternizar con el enemigo! Te
lo digo, Rochi, —me miró—, no le digas a La que ella no puede salir conmigo
porque caíste enamorada por los coqueteos de Gaston. Considérate advertida.
—Innecesario, pero se te agradece, —le dije. Traté de
asegurarle con una sonrisa, pero su pesimismo se veía impulsado por los actos
de Gaston.
Lali me saludó con su mano, yéndose con Peter mientras yo
caminaba a mi clase. Entrecerré los ojos ante el sol brillante, agarré las
correas de mi mochila. La universidad era exactamente lo que esperaba; desde
las pequeñas aulas hasta las caras desconocidas. Era un nuevo comienzo para mí;
finalmente podía caminar a algún lugar sin los susurros de los que sabían—o
creían saber—acerca de mi pasado. Yo era indistinguible como cualquier otra estudiante
de primer año en su camino a clase; sin miradas, sin rumores, sin lastima o
criterios. Sólo la ilusión de lo que yo quería que ellos vieran: vestida de
cachemira, sin sentido alguno, Rochi Igarzabal.
adaptacion del libro de j.mcguire
me encanta!! tambien porque hay laliter! me gustaaa! otrooo! :)
ResponderEliminarMe encanto el primer cap!!
ResponderEliminarEspero el próximo con ansias!
me encantaa!! ya quieroo el 2 capituloo!!
ResponderEliminarme gusto esta nove!
ResponderEliminarEspero el próximo cap con ansias! :)