viernes, 29 de junio de 2012

Inesperado Capítulo 27

Este es el último cap de Inesperado, no se pongan tristes, como final está el Epílogo

Ahora si, el Cap:

Capitulo 27:
4 de Diciembre del 2015


Hoy era el último día de jardín de sus hijos. Gastón, había cambiado su horario de trabajo por el de la tarde, ya que, por la mañana vos brindabas clases de música en la Academia de tu mamá.
Él, junto a tu hermana y Candela, aguardaban que el acto comenzara. Mientras tanto, todavía seguían ingresando padres al salón juntos a los nenes de la salitas rojas y verdes.

-    Perdón, por llegar tarde – Susurraste, mientras te acomodabas al lado de Gastón. – No podía encontrar a mamá para que me reemplazara. – Estabas enloquecida.

-    ¡Tranquila! – Rió, por la aceleración que tenías – Recién empezó, ni siquiera entraron los chicos todavía.

-    Ah, mejor – Le sonreíste, y suspiraste con tranquilidad.

-    Viste que tengo razón cuando te digo que sos una rayadita. – Te robó un beso, y volvieron a prestar atención.

La directora continuó leyendo unas palabras alusivas a la despedida de los nenes de la salita azul, y luego, ingresaron al escenario con su maestra. Todos se acomodaron en dos gradas que había allí, con amplias sonrisas y su remera de promoción.
Para comenzar, ellos cantaron una canción, y luego, su maestra comenzó a llamar de a dos nenes, para que sus padres les entregaran una medallita y recibieran el diploma.

-    Paz Dalmau y Tomás Dalmau – Los buscó entre la multitud de criaturas.

Ustedes se levantaron de la silla, y tras esquivar un par más, subieron al escenario para recibir el diploma de los mellizos, y cada uno le puso la medallita.

-    Mirá Tomi, una foto. – Le indicaste a Tomás que seguía mirando para otro lado.

-    ¡Whisky! – Dijeron a dúo, y se abrazaron para la foto.

Le dieron un beso a cada uno, y los dejaron volver con el resto de sus compañeritos. La lista siguió pasando, hasta que llegaron al último. Para finalizar la ceremonia, al igual que al comienzo, cantaron otra canción. Esta, había sido compuesta especialmente por la maestra, y mientras ellos cantaban, ella le entregaba un pequeño regalo como recuerdo de su pasaje por el jardín.

No te gustaba mucho llorar en público, pero verlos tan grandes y con una de sus etapas cumplidas te llenaba el alma. Dejaste escapar algunas lágrimas, las cuales enseguida secaste, pero Tomás, que vive pendiente de cada uno de tus movimientos, se dio cuenta y tuviste la necesidad de tirarle un beso para que supiera que todo estaba bien. Él, que era la copia casi perfecta de su papá, intentó dibujarte un corazón con las manos.

-    ¡No, míralo! – Te pusiste las manos en el pecho, y sonreías ampliamente – Ti, es igual a vos.

-    ¡La memoria que tiene!, se lo enseñé el otro día para vos.

-    Va a ser una copia tuya – Le dijiste con dulzura.

-    Que, ¿Soy feo? – Arrugó su frente, mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

-    Noo – Y alargaste mucho la vocal – Sos hermoso, pero por eso… no quiero que otra chica muera de amor. – A veces creías que la distancia los fortalecía. Ambos compartían horarios distintos, y el poco tiempo que podían compartir, antes de la noche, lo aprovechaban al máximo.

Y no le importó que el lugar estuviera lleno de padres admirando a sus hijos, Gastón te besó un poco, y tras algunas carcajadas, volvieron a mirar a sus mellizos que bailaban al compás de la música arriba del escenario.

-    ¡Mirala, Mirala! – Enloqueció cuando vio a su Paz, bailando con un compañerito.

-    ¡Sos chiquitos, Ti! – Le pegaste en el hombro, y te mordiste el labio con diversión.

-    ¡Son chiquitos, Ti! – Te hizo burlas, cuando Paz y Máximo – el compañerito – se dieron un pico.

Te reíste mucho al ver su cara. Habías imaginado un momento así de mil formas, pero nada se comparaba con la realidad.
Si él hubiera sido capaz de subir a bajar a su hija de ahí, lo hubiera hecho sin ningún problema. Pero vos te ocupaste de que contuviera sus celos, y se preocupara en cosas más importantes.

-    ¡Es un amor de jardín!, ¡Cómo si vos no hubieras tenido uno!

-    Yo no tuve ninguno. – Y se había encaprichado como un chico.

-    Porque será que no te creo – Reíste, y le diste un beso. - ¿Estás un poquito mejor?

-    Decime, ¿Cómo saco esa imagen de mi cabeza?... ¡Seis años tiene, Rochi!

-    Mirá mejor no digo nada, yo no quiero imaginar cuando Paz crezca – Y le diste pie para que te diera millones de explicaciones.

-    Ni me hables. – Se cruzó de brazos, y vos te fuiste a buscar a tus hijos.

Allí arriba, estaba repleto de padres con hijos. En medio de ellos, encontraste a Tomás con un amigo, y un poco más allá, seguía bailando Paz con Máximo.

-    Bueno, Pachi nos tenemos que ir. – La llamaste para que se acercara.

-    Bueno, para que le digo chau. – Y con todas las ganas volvió a su lugar.

Se dio vuelta, y revoleó su colita con bucles, esos que eran idénticos a los tuyos.

-    Mamá me dijo que nos vamos, si querés en el verano venís a jugar a casa. – Y era un aparato.

-    Bueno, si mi mamá también está ahí. Si no te invito yo, y jugamos con Lola – La perra de Máximo.

-    Si, te quiero Machi. – Y escuchabas su charla tan inocente, con una sonrisa
-    Yo también, Paz.

Máximo le dio un beso en la mejilla, y Paz corrió hacia vos con una sonrisa. En el camino hasta donde estaba Gastón, se los volvieron a cruzar, y Mariana – la mamá de Máximo -, te saludó con amabilidad.

-    Parece que no se quieren ir más.

-    Mami, ¿Un día podemos invitar a Paz a casa? – Máximo, a upa de su mamá.

-    Si, todos los que quieras. – Sonrió, y Paz se balanceaba de un lado a otro.

-    Entonces nos hablamos – La saludaste porque ya se estaban yendo – Un beso para Victorio – su marido.

-    Otro para Gastón. – Y se perdieron en la multitud.

Lo siguieron buscando, y finalmente lo encontraron junto a la puerta. Él los esperaba sentado en uno de los escalones.
Lo más chiquitos lo saludaron con locura, aunque con una queyosé, al principio no estaba muy cariñoso que digamos. Pero, enseguida aflojó porque Pachi ya amenazaba con llorar.

Al día siguiente.


Temprano por la mañana, saliste rumbo para la Academia junto a los mellizos. Este año, te habías incorporado como directora junto a tu mamá. Por lo que, ambas estaban en pleno ensayo para la presentación anual, que justamente se realizaba esta noche en uno de los teatros de la ciudad.

Por otro lado, Gastón aprovechó su descanso semanal – ahora sí, además de ayudante llevaba su título de terapista ocupacional. Se quedó un rato más descansando en la cama por más que ya estuviera despierto. Solo se levantó de allí, para buscar un té de frutilla, y algunas masitas que encontró en la alacena.

A las doce del mediodía, ya con todo ensayado y listo para la noche, volviste al departamento. Entraste, y te sorprendiste al ver todo perfectamente ordenado, y un olor exquisito, que sin dudas provenía de alguna comida de Gastón.

-    ¡Papá! – Gritó Tomás, al entrar.

-    ¡Hey!, ¿Qué pasa campeón? – Y lo revoleó por los aires, como a él le gustaba.

-    ¿Y para mí no hay nada? – Esa chiquita que era igual a su mamá.

-    Y no sé… ¿Máximo?

-    Con su mamá. – Le sacó la lengua, y se cruzó de brazos. – Y hoy me a ir a ver. – Tan chiquita como la veían, pero ya tomaba clases de baile.

-    ¡Y a mi que me importa!, yo me quedo con Tomás mirando dibujitos. – Entre ellos, era u nene más.

-    Yo me voy con mamá, y no te la traigo más. – La chiquita conocía muy bien tu punto débil.

-    No con mamá, no.

-    Si – Y se escondió atrás de vos.

-    Bueno, bueno acá nadie se va con nadie. Y vos Dalmau mayor, hoy te quiero en primera fila. – Y utilizaste tus instintos femeninos, bien cerca de sus labios.

-    Chiquis, vayan a lavarse las manos así comemos. – Y para encontrar un lugar para ustedes, él era experto.

Diste la vuelta, y fuiste hasta la cocina para terminar de poner la mesa. Buscabas los vasos en la alacena, y Gastón con una sonrisa te aprisionó contra la mesada.

-     Con vos a todos lados – Te dijo al oído, y te dio un beso en el hombro.

-    Te amo, tonto. – Te diste vuelta, y le diste un beso en el labio inferior. – Y saluda a Pachi como se debe, después se pone triste.

-    ¡Amor, sabés que solo la molesto!

-    Bueno, pero ella es chiquita. No distingue tus bromas, de lo real.

Terminaste de poner la mesa, y ocupaste tu lugar en la mesa. Él sirvió la comida, y cuando los chiquitos volvieron del baño, empezaron a comer. No sin antes comer a besos a Paz, aclarándole que todo era una broma. Que papá la ama, a pesar de que: tenga un Máximo en su vida. Esa fueron sus palabras textuales, por las cuales Paz largó una carcajada.

Por la noche, a las nueve de la noche comenzó el espectáculo. Pasaron distintas orientaciones de la Academia, pero sin dudas, para Gastón lo mejor fue el final.
En ese momento, ingresaste al escenario con el grupo de canto avanzado. Ellos iban a ser los encargados de cerrar la presentación.
Tocaste los primeros acordes, y lo úben que se oyó en toda la sala fue la inmensidad del sonido del piano, luego, una de las chicas comenzó a cantar.

Le he pedido tanto a Dios, que al final oyó mi voz, por la noche a mas tardar, yendo juntos a la par. – Quién cantaba la canción tenía una dulzura inigualable – por eso la habías elegido para que sea la intérprete. Pero no fue su voz, lo que cautivó a Gastón, sino el significado que aquella canción tenía. - Cartas de amor en el hall, no se secan con el sol, lejos de la gran ciudad, ella es mi felicidad, nada como ir juntos a la par. – El tema número dos. - Nada como ir juntos a la par, mil caminos desandar, el honor no lo perdí, ese héroe que hay en mi, nada como ir juntos a la par. – Ese con el que los mellizos dejaban de patear a mamá, ese que Paz ama que le cante.

El público aplaudió con euforia. Tu familia, con admiración pura. Y Gastón, con el corazón latiéndole a mil por hora. Sobre todo, cuando lo observaste a los ojos, y le tiraste un beso desde allá arriba.

3 comentarios:

  1. Me mori del amor no queria que termine me encanto esta nove !!

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  2. si, muy buena la nove, y gas celoso da paz *-*
    me encanto, ahora esperar el epílogo :(

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