No quiero que ella lo ame.
Una cosa era querer a gaston
cuando no sabía que ella lo siente de la misma manera que yo. Que el hecho de
que él llene su corazón como llena el mío. Lo ama, y su deseo de estar con él
no es por su conocimiento de que a él no le gusta de la manera que ella lo
quiere. Es por lo que le gusta, más de lo que a él le gusta. Es por lo que lo
ve y no sabe qué hacer al respecto. Está asustada. No quiere ser dejada. Quiere
ser amada, y así me quedo con ella. La miro probándose un vestido, tengo
cuidado con la madre de eugeni, a quien le gusta salir rápidamente y ofrecer
consejos, palabras venenosas que hacen que los hombros de eugenia se hundan
incluso cuando se siente imparable. Y no se siente de esa forma esta noche.
—Te
ves genial —le digo a eugenia después de que su madre se arrastre y la hace
sonreír temblorosamente, y su madre dice
--eugenia, ciertamente tienes una amiga leal. ¡Eres una chica
afortunada! Su voz es una farsa llena de azúcar, y cuando se va, eugenia me
sonríe. —Muy bien, ahora totalmente te estoy dando otro brownie para comer
cuando te lleve a casa. Incluso puedo poner una vela en él para celebrar tu
genialidad. Y voy a decirle a gaston sobre esto también, así conoce como de
maravillosa eres. gaston. Esta noche. Lo ama. Y él va a romper con ella.
—Yo… —No
me digas que no puedo alabarte —dice—. Ahora solo déjame terminar mi maquillaje
y nos iremos. Suena el timbre de la puerta entonces, y la madre de eugenia
grita: —eugenia,
hazte cargo de eso, y dile a mi citaque estaré lista abajo. Y si pregunta si
somos hermanas, ¡Di que sí! Me levanto y eugenia me mira en el espejo, el
pánico y la vergüenza destellando en sus ojos.
—Como te dejaría hacer eso —le
digo—. Por favor. —Eres
una estrella —eugenia dice, y asiento, luego cabeceo escaleras abajo. No quiero
pensar en esta noche. Es todo en lo que puedo pensar. Al menos consigo hacer
esto. Abro la puerta principal con una floritura, lista para pinchar a la madre
de eugenia un poco, y luego me detengo, la boca abierta, la manija de la puerta
hincándose en mi mano porque me estoy agarrando a ella muy fuerte. —¿rocio?
—dice gaston.
Nos miramos fijamente el uno al otro por un momento, en
silencio, y luego gaston dio un paso adentro dubitativo, aun mirándome.
Debería retroceder, estoy
demasiado cerca de la puerta, estoy tan cerca que puedo extender mi mano y
tocarlo, apretar su camisa y atraerlo, tirarlo hacia mí, y él está mirando
hacia mi boca, puedo verlo, puedo sentirlo, y todo dentro de mí está
gritando su nombre, gritando por él. Y luego eugenia baja las escaleras. No la
veo -la oigo- y ella aclara su garganta, y dice. —Hola, llegas temprano —y me giro para verla,
y digo —. No es la
cita de tu mama —estúpidamente, ciegamente, y veo su mirada parpadear hacia mí.
Ella se ve hermosa y feliz.
—Lo sé, reconozco a mi propio novio
—ella ríe, pero no llega a sus ojos y me está mirando de forma extraña. Al
menos, pienso que lo hace. No lo sé, no puedo asegurarlo, la culpa y el pánico
están haciendo un desastre de mi interior. De mí. —Sí,
yo, aquí esta él —digo, aun hablando. ¿Por qué aun estoy hablando? gaston dice:
—Hola
—a eugenia, y sé que el collar debería estar hirviendo contra mi cuello pero
cosas como esa solo suceden en los cuentos de hadas y en vez de eso solo lo
toqueteo, con la mirada de eugenia en mí pero luego alejándose, alejándose
hacia gaston. —Así
qué, te perdono por desvanecerte durante la escuela después de haber estado
todo “tenemos que hablar” —ella dice, caminando hacia él, y la he visto caminar
de esta forma tantas veces, luciendo perfecta, que de alguna forma pareciera
deslizarse a través del suelo. El rostro elevado suavemente. Lista para un
beso. —La
verdad, traté de encontrarte —dice gaston—. Pero no estabas en ninguno de los
sitios donde busqué y yo… —Ahora
me encontraste —dice eugenia, y va a besarlo, ella se está acercando más y más.
—Iré… iré a llamar a
mis padres para que uno me venga a buscar —digo, y eugenia dice
— Solo toma mi auto. Haré que gaston me deje en tu casa mas tarde. Mucho
más tarde. Escucho a su madre moviéndose arriba, veo a eugenia dar una sonrisa
maliciosa a gaston y haciéndolos moverse, su mano en el brazo de él, y ella
consigue hacerlo, por supuesto que lo hace. Su sonrisa, tan llena de promesas,
de ellos, es todo lo que veo cuando comienzo a alejarme, cuando la veo
acortar la última distancia entre ellos. Escucho el sonido suave de un beso, de
sus voces susurrando, y ¿Cómo puedo querer que él termine con ella y aun
estar tan asustada de cuan triste ella va a estar? ¿Cómo puedo estar tan
jodida?
—Espera
—eugenia dice—. ¿A los bolos? ¿Tu gran plan para hoy en la noche es jugar
bolos? ¿Acaso no ves mi blusa? —Pensé… —gaston se aclara la
garganta—. Me gustan los bolos. eugenia murmura. —Deberías. Espera, ¿Esto es amor? ¿Esta es eugenia
enamorada? No lo entiendo. Pero sé que tengo que salir de aquí. Solo hay un
detalle. Necesito las llaves de eugenia, y están justo donde ella las dejó, con
su bolso en el extraño banco junto a la puerta principal. Están justo donde
ella y gaston están, y justo cuando decido que me escabulliré, esperaré a que
se vayan, y luego volveré ya las conseguiré de alguna forma, ella dice: —Hey,
rocio. Me giró y la veo. —Sé que escuchaste todo eso —ella dice—. Y si tengo
que ir a jugar bolos, necesito gente a mí alrededor para al menos asegurarme de
que me divertiré. Así que tú vienes —ella apunta a la cocina—. Ve a llamar a
tus padres. gaston, mi mamá está aquí, así que mejor es que esperes en tu auto.
Voy a ponerme unos zapatos que no serán desperdiciados por estar sentada en el
cuchitril del oh-tan-adorable Antro de los bolos.
—Oh —dice gaston, y me mira
rápidamente de nuevo, tan rápido, antes de volver a salir, haciendo que mi
corazón, mi estúpido, y traidor corazón, palpite a pesar de todo. Cuando él se
va, eugenia no sube a su habitación, sino que se encamina a la oficina de su
madre.
—¿Qué estás haciendo? —digo, pero
ella no responde. Suspiro y llamo a casa.
enserio me azes sufrir con las novelas kiero k pase algo con los rubios k esten juntosssss
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