-Dios mío, Rochi, estás preciosa!- Gaston se paró en seco en la puerta
del salón al verla.
Desde luego ella había hecho todo lo posible para estar así. Llevaba un
vestido largo de seda plateada, con florecitas bordadas también en plata.
Escotado y con finos tirantes, iba perfectamente con su ligero bronceado. En
contraste, sus ojos parecían casi azul marino, y su cabello brillaba como
ébano.
El comentario de Gaston sobre su aspecto hizo que Rochi dejase de
pensar en su pulso acelerado y su falta de aliento ante lo apuesto que estaba
él con su esmoquin negro y su camisa blanca como la nieve.
-Gracias -dijo ella, sonriendo ante su cumplido-. Aunque todavía no
estoy lista. Creía que habías dicho a las ocho... -ella miró su reloj que
marcaba las ocho menos veinte.
Gaston puso un gesto grave.
-Así es. Ha surgido algo -añadió mordaz.
-Entra -lo invitó Rochi, ligeramente desconcertada-. ¿Quieres beber
algo? -le ofreció una vez que estuvieron en el pequeño apartamento.
Él asintió con la cabeza.
-¡Tal vez sea mejor que tomemos algo los dos! -murmuró él.
Mientras se dirigía a la pequeña cocina a servir dos vasos de vino de una botella que había puesto a enfriar en la pequeña nevera, Rochi se dio cuenta de que Gaston estaba nervioso por algo. ¡Parecía que tenía más necesidad de alcohol que de compartir una agradable velada con ella!
-¿Lo pasaste bien con Pablo y Alan anoche? -le preguntó Gaston con interés una vez que dio un buen sorbo de vino.
Estaban sentados uno frente del otro en dos butacas.
-Muy bien, gracias.
Rochi sonrió ante el recuerdo de la noche anterior, pero era consciente de que Gaston estaba eludiendo hablar del motivo por el que había llegado tan pronto. Gaston la miró fijamente.
-Sabes, tal vez deberíamos haber hecho esto antes -murmuró pensativo. Ella frunció el ceño.
-¿Hacer qué?
-Salir a cenar solos. O a pasear, como hicimos el domingo. De
vacaciones también. Todas las cosas que hacen las parejas normales -añadió con
gravedad.
Rochi hizo una mueca.
-Nosotros nunca hemos sido una pareja normal.
-¿Por qué no? -Gaston frunció el ceño. Rochi tragó saliva.
-Pues... -se interrumpió,
incómoda. Todavía no habían salido a cenar y esa conversación se había vuelto
demasiado intensa.
-¿Por qué? -insistió Gaston.
Rochi suspiró con nostalgia, sabiendo que Niel era imparable.
-Creo que cuando nos casamos sabíamos muy bien las razones por las que lo hacíamos, y con el paso del tiempo fue demasiado tarde para cambial las reglas que establecimos al principio.
-Pero al final las cambiamos, Rochi -dijo Gaston ásperamente-. Y parece
que no resultó muy bien... ¡Porque al día siguiente me dejaste!
-No fue por eso -protestó ella al instante, decidida a que no
malinterpretase sus sentimientos respecto a la noche que habían pasado
juntos-. Te... te dejé por algo que no tiene nada que ver.
-Peter -soltó Gaston bruscamente.
-No.
-Me ha llamado hoy, Rochi -dijo Gaston, mirándola fijamente.
Ella asintió con la cabeza, no demasiado sorprendida después de la visita de Eugenia.
-¿Podría ser él ese algo que ha surgido? -preguntó ella astutamente, entristecida al ver que su velada con Gaston, que llevaba esperando todo el día, se esfumaba.
-Proverbialmente -confirmó Gaston con indignación. Rochi se mordió el labio inferior.
-Adivino que te ha contado lo de su boda con Eugenia el mes que viene.-¿Por qué iba a estar Gaston si no tan enfadado?
Gaston respiró hondo, levantándose para mirarla con los ojos
entornados.
-¿Cómo lo sabes?
-Por Eugenia -afirmó ella, apesadumbrada-. Ahora sé muchas cosas que no
veía nada claras cuando tomé la decisión de dejarte el jueves -murmuró.
-¿Qué cosas? -preguntó él con recelo. Ella respiró temblorosamente.
-La más importante es quién es el padre de Alai -le dijo ella sin
rodeos.
-Peter, por supuesto -dijo Gaston con seguridad-. Eugenia y él llevan
meses viviendo juntos.
-Ocho, según Eugenia -afirmó Rochi-. Pero yo no lo sabía entonces...
-Lo sé -Gaston suspiró-. ¿Por qué crees que me resultaba tan difícil
explicarte que Peter compartía su apartamento con Eugenia... y su pequeña
hija?-sacudió la cabeza-. Pero al menos ya lo sabes-murmuró hoscamente. Ella
asintió con la cabeza.
-Eugenia me lo dijo cuando vino a pedirme que fuésemos los testigos de
su boda -añadió quedamente, mirando fijamente Gaston.
Gaston apretó los labios, con los ojos verdes brillando intensamente.
-¡Confío en que le dieses la misma respuesta que le he dado yo a Peter!
-¿Cuál? -preguntó ella con suavidad.
-¡Cuando las ranas crían pelo! ¡Cuando el infierno se congele!
¡Cuando...
-¡Vale, ya lo he entendido! -lo cortó Rochi, apesadumbrada.
-Peter también -asintió Gaston lacónicamente.
¡Y nada de lo que habían dicho hasta ese momento le daba a Rochi ninguna idea de cómo se sentía Gaston con el hecho de que Eugenia se casase con su hermano...
Le dolía el corazón mientras lo miraba furtivamente por debajo de las
pestañas. Deseaba suavizar el ceño entre sus ojos, la dureza de su boca que podía
dar tanto placer...
Gaston la miró con los ojos entornados, con expresión insondable.
Rochi tragó saliva.
-¿Qué pasa? -le preguntó tímidamente. Él apartó la mirada levemente, antes de volver a mirarla con determinación.
-No me importa si quieres oír esto o no... Pero eres la mujer más guapa
que he visto en mi vida -le dijo con sinceridad.
Rochi sintió como si se le hubiese salido de golpe todo el aire del cuerpo. Se humedeció los labios repentinamente secos antes de responder.
-¿Y porque no querría oírlo? -preguntó roncamente-. A todas las
mujeres les gusta que les digan que están guapas.
-Pero no necesariamente yo -le aclaró él ariscamente.
¡Ella no quería oírlo de nadie más!
-Solo hay una cosa errónea en tu cumplido, Gaston... No soy la única; Eugenia y yo somos idénticas -le recordó sombríamente. Él sacudió la cabeza indignado.
-Ya te lo dije. ¡No os parecéis en nada!- Rochi apartó la vista.
-Sé que no me he portado muy bien estos últimos días, Gaston, pero por
favor no seas hiriente -dijo ella con la voz estrangulada, ocultando el rostro
entre las manos-. Siempre he sabido que para ti yo solo era una pálida
sustituía de Eugenia...
-¿Una qué? -la interrumpió Gaston con incredulidad, quitándole las
manos de la cara y levantándola-. ¿De qué demonios estás hablando, Rochi? -la
miró inquisitivamente.
Rochi también lo miró, pero no podía verlo con claridad, porque las lágrimas le nublaban la vista.
-¡Estoy hablando de que siempre has amado a Eugenia! -se apartó de él, incapaz de soportar estar tan cerca sabiendo que todavía amaba a su hermana-. Te casaste conmigo porque Eugenia y Peter nos habían dejado en ridículo... y también porque al menos así podías mirar a la doble de Eugenia. ¡Qué desilusión debe de haber sido darte cuenta de que no me parezco en nada ella! -añadió apenada-. Eugenia es la que resplandece de belleza, la divertida, la atrevida... ¡la que siempre gana!
La habitación se quedó en silencio tras su arrebato, tan en silencio que se podía oír el tictac del reloj de encima de la chimenea. ¿Por qué Gaston no decía algo? ¡Cualquier cosa! Y luego se iba... Había sido una estúpida. Había creído que con Eugenia y Peter felizmente casados tal vez podría haber una oportunidad para Gaston y para ella. Estúpida. Idiota. ¡Soñadora!
-Me casé contigo, Rochi -empezó a decir Gaston con voz queda-, porque una noche que salí a cenar hace dieciséis meses para conocer a la hermana de mi prometida... me di cuenta de que me había enamorado del aspecto de Eugenia, pero era a su hermana gemela a la que quería.
Rochi levantó la cabeza lentamente, mirando a Gaston con incredulidad a través de sus ojos húmedos, sacudiendo la cabeza lentamente, negando lo que él estaba diciendo.
-Es la verdad, Rochi -le aseguró Gaston con la voz ronca-. Conocí a Eugenia cuando vino a entrevistarme para un reportaje que estaba haciendo, y solo verla... -Gaston sacudió la cabeza con incredulidad al recordar-. ¡Algo dentro de mí se trastornó! Me perdí. Tenía treinta y ocho años, pero solo una mirada y supe que era la mujer con la que quería casarme, con la que quería pasar el resto de mi vida, con la que...
-¡Basta! -Rochi se llevó las manos a los oídos-. ¡No seas cruel, Gaston!
No me lo merezco.
Rochi empezó a llorar otra vez. Gaston se acercó a ella y le retiró las manos de los oídos, tomándole el rostro tiernamente entre sus manos, mientras le secaba las lágrimas con los pulgares.
Ella abrió los ojos y se lo encontró mirándola fijamente, pero con
algo más en esas profundidades esmeraldas, algo que ella temía reconocer...
-Oh, Rochi -gimió él con la voz entrecortada-. No pretendía hacerte daño. Nunca he querido hacerte daño -sacudió la cabeza-. Es verdad lo que te he dicho -dijo con la voz ronca-. Llevaba prometido con Eugenia solo unas semanas, pero la noche que te conocí supe que tenía que terminar, que no podía casarme con ella... ¡Porque era a ti a quien amaba!
Rochi respiró hondo. Gaston no podía estar diciéndole eso...
Él se rio sin ganas ante su expresión de incredulidad.
-¿Increíble, verdad? -continuó acariciándole las mejillas con sus pulgares mientras la miraba fijamente-. Te equivocas respecto a Eugenia. Ella puede ser guapa, pero no tardé mucho en descubrir que la diversión y la osadía de la que hablabas solo encubren su egoísmo. Ella se divierte a costa de los demás -torció el gesto-. Y en cuanto a ganar, lo hace pasando por encima de la gente... ¡y no le importa sobre quién tiene que pasar! Como acaba de hacer, dejándote a Alai el fin de semana. Solo demuestra que es una egoísta. Peter también lo es -añadió mordazmente-. Peter y ella se parecen mucho y creo que se merecen el uno al otro -murmuró indignado.
Rochi sabía todas esas cosas de su hermana... pero la quería de todas formas. ¡Y había pensado que Gaston también...!
-Mientras que tú, mi querida Rochi -continuó Gaston con la voz ronca-, tú eres realmente guapa, tanto por dentro como por fuera. Nunca has hecho daño intencionadamente nadie, y no podrías hacerlo tampoco -añadió con certeza.
Rochi sacudió la cabeza.
-No podías saber eso de mí entonces -dijo ella aturdida.
-Oh, supe eso de ti desde la primera noche, Rochi -murmuró Gaston con
seguridad-. No podía apartar los ojos de ti -recordó, apesadumbrado-. Eras tan
cálida, tan... tan... ¿Imaginas cómo me sentí, Rochi, al darme cuenta de que
iba a casarme con la hermana equivocada? -continuó-. ¡No tenía ni idea de cómo
romper el compromiso, y menos de cómo acercarme a ti! -sacudió la cabeza-.
Estuve semanas obsesionado contigo, intentando encontrar alguna manera de
romper mi compromiso con Eugenia, pero sin perderte -recordó con amargura-.
Pero al final no tuve que encontrar una solución porque Eugenia y Peter, con
su habitual despreocupación por los demás, ¡lo hicieron por mí!
-Pero...pero... -Rochi tragó saliva-. ¿Todo este tiempo...? -sacudió la
cabeza.
-¡Sí... todo este tiempo! -repitió Gaston con vehemencia-. ¿Tienes
idea de cuánto te he deseado todo este año? Por supuesto que no -se respondió a
sí mismo con desdén -. ¿Cómo vas a saberlo? ¡Yo me casé contigo porque te
amaba, pero tú solo te casaste conmigo a causa de la relación de Peter con Eugenia!
-sacudió la cabeza-. ¡Este año... he deseado tanto, Rochi, que me quisieras a
mí!
-¡Te quería! O sea, te quiero -se corrigió Rochi agitadamente mientras Gaston
entrecerraba los ojos con incredulidad-. Gaston, te amo -le dijo con convicción-.
Te amo desde hace meses. He deseado... esperado... anhelado que me
correspondieses -levantó la vista hacia él con brillantes ojos mieles-. ¡No tenía
ni idea de que ya lo hacías!
Rochi todavía no podía creerlo. ¿Era realmente posible que Gaston la hubiese amado todo el tiempo?
-Lo que sentía por Peter fue un capricho pasajero -continuó ella rápidamente, mientras Gaston no dejaba de mirarla-. Era completamente diferente a todas las personas que conocía. O al menos... creía que lo era. Realmente es una versión masculina de Eugenia.
Rochi frunció el ceño ante la evidencia. Ella siempre había envidiado a su hermana, y sabía que con su brillante personalidad y su espectacular belleza, Eugenia era el centro de atención de todo el mundo; Rochi siempre había deseado ser como su hermana gemela. ¿Era posible que se hubiese sentido atraída por Peter solo porque tenía ese mismo magnetismo, aunque fuese egoísta...?
-Nunca lo he amado, Gaston -le dijo con certeza-. Sí, me sentí herida y humillada cuando Eugenia y él nos engañaron. Pero después de unas semanas de estar casada contigo, me di cuenta de que tú eras mucho mejor hombre que él, en todos los sentidos-le dijo de todo corazón-. Gaston, te amo. ¡Te amo tanto que los últimos días sin ti han sido un infierno!-confesó ella temblorosamente.
-¿Entonces por qué me has dejado? -preguntó él ásperamente.
Rochi se mordió el labio.
-Porque... creía que Alai era tu hija -dijo ella aprensivamente.Gaston la miró atónito.
-Creía que todavía amabas a Eugenia -se defendió Rochi acaloradamente,
ante su silencio-. ¡Y a Alai le estaban cambiando los ojos de azul a verde!
Y...
-Y yo tengo los ojos verdes... -reconoció Gaston en voz baja.
-Exacto -exclamó ella con gratitud-. Y... y...
Rochi se interrumpió desconcertada cuando Gaston empezó a reírse. No una risa tensa o cínica, sino una risa profunda y gutural que retumbaba en su pecho.
-¿Gaston...? -preguntó ella con incertidumbre. Él sacudió la cabeza, envolviéndola en sus brazos, apoyándole la cabeza en su pecho.
-Los ojos verdes son de
familia, Rochi... mi abuelo los tenía, mi tío también -murmuró.
-Creía que ibas a enfadarte mucho conmigo por pensar eso de Alai -
admitió ella con la voz estrangulada.
-¿Por qué demonios iba enfadarme contigo cuando he estado sufriendo por
la misma idea errónea sobre ti y Peter desde que llamó a casa la semana
pasada? -reconoció el compungido, sacudiendo la cabeza-. ¡Y todo este tiempo
tú has creído que yo seguía enamorado de Eugenia!
Poniéndolo así, sonaba bastante estúpido. Sobre todo cuando parecía que realmente se amaban el uno al otro...
Gaston hizo una mueca.
-La inseguridad emocional tiene mucho que ver con esto.
Rochi levantó la cabeza y lo miró.
-¿De verdad me amas, Gaston? -le preguntó con la voz ronca, todavía temerosa de creerlo.
Él la estrechó entre sus brazos posesivamente.
-Tanto que me duele -admitió él con ternura-. Rochi, te amo muchísimo. Por favor, cásate conmigo.
Ella se rio temblorosamente.
-Ya estamos casados -le recordó ella sonriendo, con los ojos brillantes de amor. Él sacudió la cabeza.
-Quiero que nos casemos de verdad.
La semana pasada volví antes de mi viaje de trabajo porque no podía soportar
que siguiésemos viviendo así. Decidí pedirte que fueses mi esposa en todos los
sentidos, esperando que si teníamos un matrimonio verdadero, puede que con
hijos, al final acabarías amándome.
-Pensaba que ibas a pedirme el divorcio -le confesó ella con emoción
en la voz-. Que sabías que habías cometido un error casándote conmigo, y que
era a Eugenia a quien realmente querías. Y la existencia de Alai solo pareció
confirmármelo.
Gaston asintió con la cabeza.
-Porque pensabas que era mi hija. Quiero que tengamos un hijo, Rochi, tuyo y mío -le dijo con fervor-. Demonios, voy demasiado rápido -murmuró reprendiéndose a sí mismo-. Antes de nada me gustaría que fuésemos a la luna de miel qué nunca tuvimos. ¿Qué te parece París? -la miró.
-Me encantaría -admitió ella con la voz ronca.
-A mí también -reconoció Gaston, estrechándola entre sus brazos-. Te
amo, Rochi Dalmau, y solo a ti. Más de lo que creía que podía amar a nadie.
De nuevo sus manos tomaron el rostro de Rochi y la miró fijamente. El rostro de Rochi brillaba con el reflejo del amor pleno.
-Te amo, Gaston Dalmau, y solo a ti. Más de lo que nunca creí que podría amar a nadie -repitió ella sinceramente.
Gaston respiró entrecortadamente.
-¿Realmente quieres salir a cenar?
-¿Por qué?
Pero Rochi sabía la razón, podía ver el deseo que sentía Gaston reflejado en sus ojos cuando la miró con ávida necesidad.
-Porque aunque estás muy sexy en pijama... ¡Estás más sexy todavía sin el! -le dijo apasionadamente.
Ella se rio.
-¿En ese caso,... ¡quién necesita comida!
Respondió al beso de Gaston con tanta pasión como la de él.Se amaban, y no dejaría que nada volviese a interponerse entre ellos. ¡Nada!
FINAL
*Mafe*
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Me encantoo el final!!!
ResponderEliminarREEE LINDOOO SOS GROSA MAFEEEE ;)
ResponderEliminarAAAAAAAAAAAAMEEEEEEEEEEEEEE EL CAP!!!:.. MATO LA CONFUSION DE AMBOS Y CUANDO ACLARARON TODO TAMBIEN!! JAJAAJ.. SON BELLISIMOS Y SUPER TIERNOS!!! ESPERO EL EPILOGO Y QUIERO LEER OTRA VEZ UNA PRINCESA EN CASA, QUE ME ENCANTA!!
ResponderEliminarSoy Lucia (pero no se como se pone mi nombre) me encantò el capitulo. simplemente genial!! Y estoy esperando el epilogo y la nueva nove "una princesa en casa"... digamos que amo todas tus novelas..besos
ResponderEliminarDIOS! que hermosa adaptacion, la ame, y lo sabes. Lo que fue el final, me mato me mato me mato, lo de Rochi sabia pero lo de Gaston me sorprendio tanto que me encanto, no lo podia creer, y fue lo mejor de este ultimo capitulo INCREIBLE adaptacion my god ksjasdjhsjkdgh. Esa ultima oracion fue lo mas:')
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