Dilema... y un.. No hay tal crisis!! Capitulo 53

100 vistas el ultimo cap... No me alcanzan las palabras para agradecer.. es muy importante para mi que lean.. aun mas que se tomen el tiempo para dejar un comentario que aunque sea pequeño representa mucho para mi, me inspira a seguir escribiendo... Mil gracias.
Ahora si el cap un poco corto pero espero les guste... Un beso enorme...  By: Alezz

Me gire para mirar al hombre dormido en mi cama. La luz del sol le da a su piel bronceada un toque brillante. Parecía salido de una portada erótica con las sabanas enredadas en sus vigorosas piernas que seguían subiendo y cubrían su cintura. Parecía un dios griego en todo su esplendor, fuerte, imponente, bello y dulce. Se sentía tan bien, mi cuerpo se sentía tan cálido. Lo Había extrañado tanto. En un arranque tome su remera y me la coloque, su aroma me envolvía, fuerte, viril, embriagador. Amaba vestirme con su ropa, sonreí al recordar como el reaccionaba al verme con su ropa, solía decirme que me veía extremadamente sexi y que su ropa me quedaba mejor a mí que a él. Reí suavemente.

-          Tiempo pasado – susurro una voz en mi cabeza.

Sí, me hundí en el abrigo. Tiempo pasado.

-          Llego la hora de pensar primor… no mediste tus acciones antes, es hora de que enfrentes la consecuencias –gemí internamente. “Maldita voz de la consciencia.”

-          Todo sigue igual, nada cambia – me dije a mi misma y lo mire con anhelo.

-          - Si, pero ahora duele más -  

Y… si, ahora duele más, dejarlo duele más, ahora hay más anhelo. Más deseos de mandarlo todo al diablo y tirarme de nuevo a la cama para ver como mi piel reacciona contra la suya.

Una serie de imágenes de dudosa moral pasaron por mi cabeza. –Basta – me dije mentalmente y observe como él en sueños se removía y daba la vuelta dejando a mi vista su bronceada espalda.

Reprimí las ganas de pasar mis dedos por esa dorada piel, aun mejor, la lengua. 

-          6:30 corazón, hora de comenzar a arreglarte para irte – Ya sé- refunfuñando me metí en el baño

(…)

Gastón no estaba, salí del baño y de él solo quedaban las sabanas revueltas, ignore la oleada de tristeza que me inundo de repente.

-          Así es como tiene que ser, el regresa a su vida y yo parto a la mía – me dije en un susurro.

Un sonido me sobresalto, provenía de la cocina, Anudando mejor la toalla que tenía alrededor salí al recibidor y me encontré a Gastón caminando hacía mi con una bandeja llena de comida.

Lo mire sonriente recordando todas las veces en las que hizo eso, comer en la cama era casi un ritual, demasiado íntimo para mis emociones.

-          Yo.. eh… - balbucee – Hola.

Sonrió como a mí me gustaba.

-          Hola – y su voz ronca, muy sexi.

-          Eso?? – señale la bandeja insegura.

-          Es comida – respondió encogiéndose de hombros.

Sonreí.

-          Ya sé que es comida, la veo pero…

-          Es para vos – me corto – vení que la tomamos en la cama.

-          No Gas yo…

-          Si Rochi, ultimo desayuno juntos en… no sé cuánto tiempo.

Lo mire atónita. El sin dejar de mirarme coloco la bandeja en la mesa  y se acerco a mí.

Tomo mis manos entre las suyas, yo estaba pasmada.

-          Sé que te vas,  te conozco lo suficiente como para saber que nada de lo que diga o haga te hará cambiar de opinión. – tomo de nuevo la bandeja – así que voy a disfrutar de ti y contigo el poquito tiempo que me queda para atesorar este momento hasta que regreses a mí.

Caminamos en silencio a mi cuarto mientras yo meditaba en lo que él decía.

-          Hasta que regrese a vos?? – pregunte alzando una ceja.

El se encogió de hombros y sonrió.

-          Me tengo fe.

Yo me uní a su sonrisa.

-          Eso o un ego enorme. – lo pique.

-          Y… ponele. – sus sonrisa se ensancho.  – comemos?? – pregunto un poquito inseguro.

Yo sonreí ante eso y asentí con la cabeza, el tenia razón si solo me quedaban estos minutos para atesorarlos, iba a disfrutarlo.

-          Pero primero déjame vestirme. – tome mi muda de ropa y me dirigía al baño cuando Gastón me tomo por la cintura y besando mi cuello me quito la muda.

-          Vas a ponerte esto – dijo pasándome su camisa y mi ropa interior.

Lo mire primero confundida y luego divertida. Amague a irme al baño pero él seguía sin soltarme la cintura.

-          No cariño, te vas a cambiar aquí-  Lo mire sorprendida, divertida y tímida.

-          No me puedo cambiar aquí – intente escapar y volvió a besar mi cuello.

-          Porque?? – pregunto con cara de inocencia.

-          Porque no. –

-          Anda.

-          No.

-          Pero cuál es el problema.

-          Que no quiero que me veas.

-          Pero si me encanta verte.

-          Me doy cuenta, ahora suéltame para que pueda ir a cambiarme.

-          No.

-          Gastón. ..

-          Qué?? –

-          Que me rindo, suéltame para que me cambie.

Gastón entre cerró los ojos y lentamente me fue soltando. Yo aproveche para correr al baño.

Cuando roce con la mano el picaporte de la puerta, sentí que me alzaban.

Me revolví entre risas mientras intentaba que me soltara. Gastón me alzo por la cintura

Y cargando me deposito en la cama colocándose el sobre mí mientras sus manos me hacían cosquillas.

-          Eres una pequeña tramposa – se burlo robándome un beso.

Yo no paraba de reír a carcajadas.

-          Vale, vale, ahora sí, me tengo que cambiar.  – dije sin parar de reír.

-          No, ahora por intentar escapara me va a tocar encarcelarte.

Reí aun más alto.

-          Gas, tengo que irme.

-          No señorita usted no se va a ir hasta que pague su multa.

-          Así??? - Alce una ceja.

-          Si.

-          Y como la pago si me tiene aquí prisionera.

Gastón se lo pensó  y esbozo una sonrisa felina.

-          Con un beso.

Sonreí.

-          No queres guita mejor.??

-          Nop.

Pasando los brazos por sus hombros me pegue mas a él y nos fundimos en un beso no apto para menores, cargado de picardía, deseo, ternura y amor. Una mezcla irresistible.

-          Gas.

-          Mm…

-          Gastón.

-          Mm…

-          GAS!!

-          Que?? – por fin se separo y me recorrió con una mirada sensual.

-          Me tengo que cambiar. – dije mientras sentía como me ruborizaba.

Gastón paso sus dedos por lo que yo sabía eran unas muy rosadas mejillas. Me beso en cada una. Luego lentamente se aparto.

-          Que corta mambos che – me reto.

-          Un beso dijiste y te quedaste chapándome de lo lindo. – le devolví.

-          Bien que te gusto. –

Solté una carcajada y comencé a vestirme consciente de quien me miraba.

-          Te dije que sos la más linda de todas.

Sonreí.

-          De todas??? A ver y cuantas tenes??  - lo mire con el seño un poco fruncido.

-          Una – dijo tomándome por la cintura – vos.

Lo mire a los ojos y mi sonrisa se desdibujo un poco. Coloque mi mano en su mejilla y el cerro los ojos ante ese contacto.

-          Te extrañe Ro.

Bese sus ojos cerrados y sentí como se llenaban de lagrimas.

-          No llores  - susurre en su frente – Sabes que llorando me puedes. No es justo eso.

-          Veo que te vas Ro, puedo sentirlo. Pienso en lo que seriamos si no hubiera pasado lo…-

-          Shhh – lo calle poniendo una mano en sus labios. Recorrí con cortos besos su cara. – Ya está olvidado.

Abrió los ojos y me miro.

-          Enserio?? – esperanzas.

-          Si. –

Su mirada volvió a apagarse.

-          Igual te vas no es así.??

Asentí.

-          Te voy a estar esperando siempre.

-          Lo sé.

Lo bese dulcemente en los labios y me aparte.

Como autónoma me vestí y termine de acomodar las cosas en mi bolso de mano. Gastón se baño y vistió, me ayudo a acomodar todo y comimos en un cómodo silencio.

-          Me vas a decir a dónde vas?? 

-          No – dije untando dulce de leche a mi tostada.

-           Pero me voy a preocupar mucho.

-          Bancatela.

-          Rochiiii. – me reprocho.

-          Que??  - pregunte con cara de inocente.

-          Enserio necesito saber dónde vas?? Con quien?? Nombre y número del hotel. O la persona con la que te quedas. – lo pensó – fecha necesito saber cuando vuelves

Yo lo mire divertida sabiendo que hablaba enserio.

-          No queres el DNI de todos los turistas que van a estar conmigo también??

-          Rochi – volvió a reprocharme.

-          Gastón – lo imite.

-          Te estoy hablando enserio.

-          Ya se – sonreí antes de llevar mi taza de té a los labios. Amaba sacarlo de quicio. – mira, solo una persona sabe todo eso y no pienso decírselo a mas nadie.   

-          Una persona?? – pregunto serio.

-          Si.

-          Quien??

-          Alguien.

-          Ramiro. ¿¿no es así?? – se levanto como un resorte y lo mire sorprendida. – es Ramiro, es el único al que le dijiste. Claro no, como ahora son… No sé ni que son pero él no tiene derecho.. Yo.. yo tengo más derecho a que me digas.

Alce una ceja, no pensaba demostrar lo divertida que estaba.

-          Soy el padre de nuestro hijo Rocío no él.

-          Eso lo tengo clarísimo – dije con voz neutra devolviendo la taza a su lugar.

-          Mira Rocío no sé qué clase de relación tiene pero yo.. si él.. yo..

-          Qué??

-          Si te pone un dedo encima lo mato.

Volví a alzar la ceja.

-          Y eso a que viene??

-          Tu eres mía lo entiendes, él no tiene derecho a… nada.

Estaba rojo como un tomate y se veía torturado. Sin poder evitarlo solté una carcajada.

Me miro con ojos como platos.

-          El único que sabe todo eso es mi padre Gastón, No Ramiro. 

Sentí como volvía a respirar.

-          Ósea que no le dijiste a él tampoco.

-          No.

-          Bueno yo pensé que.. yo.. este..

Reí aun más fuerte.

-          Celoso.

-          Si soy celoso – volvió a sentarse – es que.. me da miedo perderte.

Lo mire seria.

-          Ya me perdiste. – se hundió un poco.

-          Losé pero mientras no tengas a nadie tengo esperanza.

Sonreí a media. Y tome su mano sobre la mesa.

-          Te amo Gas.

Antes de que él pudiera responder sonó el timbre y ambos nos sobresaltamos.

-          Esperabas a alguien.

Negué con la cabeza mientras ambos nos encaminábamos a la puerta.

Gastón abrió y ambos dijimos al unisonó.

-          KIKA???