sábado, 15 de septiembre de 2012

El hijo del Magnate Capítulo 40


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 Cap 40
Cuando por fin lo recibió, soltó un gemido de placer. Gastón se apretó contra Rocío y Rocío sintió la fuerza de su erección. Después, le quitó el sostén, contempló sus preciosos senos y se los acarició con delicadeza, casi de un modo reverencial,
—Eres una obra de arte —declaró.
Los pezones de Rocío se endurecieron bajo su contacto. Él estaba tan excitado para entonces que ya no pudo soportarlo más: la tumbó en la cama, suspiró y le empezó a lamer los pechos.
Rocío a ya no podía pensar. Se arqueó contra él, fuera de sí, y se aferró con fuerza a su espalda. Quería más, mucho más.
Gastón se quedó maravillado con la intensidad de su respuesta. Acababa de echarse hacia atrás para quitarse la camisa cuando Rocío se abalanzó sobre él y empezó a desabrocharle los bolones con una falta de destreza y de refinamiento que a él le pareció enormemente atractiva.
Tras quitarle la camisa sin más incidente que la pérdida de un botón, Rocío contempló su torso moreno y el vello rubio que le cubría el pecho y se sintió como si se derritiera. Pasó las manos sobre su estómago, notó la contracción de sus músculos y apretó los labios contra uno de sus pezones mientras aspiraba el aroma familiar de su piel.
—Yizihkom... —murmuró él.
— ¿Qué significa?
 Gastón la miró a los ojos.
—Que uses tu lengua —respondió.
Rocío se lo concedió y empezó a lamerlo. Sabía maravillosamente bien, y habría disfrutado de su sabor durante mucho tiempo si él no la hubiera tumbado en la cama para volver a atormentar sus duros y sensibilizados pezones con un placer tan completo, que bastó para destruir el poco control que le quedaba. Pero sólo habían empezado. De repente, él introdujo una mano por debajo de sus braguitas y encontró su clítoris. Rocío arqueó las caderas y gimió sin poder evitarlo cuando él se inclinó y comenzó a lamerla.
—Por favor... oh, por favor...
Gastón le quitó las braguitas del todo y la lamió un poco más antes de apartarse para quitarse los pantalones y los calzoncillos.
Rocío  lo miró con deseo. Era un hombre magnífico, increíblemente atractivo. Y su erección, la primera que veía en toda su vida, le pareció fascinante.
— ¿Crees que encajaremos? —preguntó Rocío, antes de darse cuenta de lo que había dicho.
Gastón soltó una carcajada. La pregunta de Rocío  le había parecido conmovedoramente ingenua para una mujer como Rocío: tras leer el informe de los psicólogos, estaba convencido de que era una mujer experimentada y acostumbrada a los hombres.
—Me excitas tanto, que casi me duele —le confesó él.
Gastón la penetró súbitamente, con dureza. Rocío soltó un gemido de dolor. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, él la miró con asombro,
—No es posible. No es posible que seas virgen...

3 comentarios:

  1. NAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, se armo, ahora si que se armo, como lo dejas ahi ajhsagjshagsfs. Estaban como locos estos dos, na, se pasan.

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  2. naaaa... quiero YA el proximo!!!!... no podes dejar el cap ahi!!! jajajaa.. te odio!! jajajaaj.. espero el proximo, porfa que sea pronto!! jajaaj

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