Rumores
Cuando mis ojos
finalmente pudieron despegarse para abrirse, vi que mi almohada consistía en
unos jeans y piernas. Gaston estaba sentado con su espalda contra la bañera, su
cabeza inclinada contra la fría pared. Él parecía tan incómodo como yo me
sentía. Tiré la manta que tenía sobre mí y me levanté, jadeando ante mi
horroroso reflejo en el espejo sobre el lavabo.
Parecía como muerta.
El rímel corrido,
lágrimas negras deslizándose por mis mejillas, labial manchando a través de mi
boca, y mi cabello tenía dos grandes nudos a cada lado.
Sábanas, toallas y
mantas rodeaban a Gaston. Él había formado una suave cama para dormirme. Gaston
había sostenido mi cabello y se sentó a mi lado toda la noche.
Abrí el grifo,
colocando mi mano debajo del agua hasta obtener la temperatura que yo quería.
Limpié el desorden
de mi cara, escuché un gemido desde el suelo. Gaston se removía, frotó sus ojos
y se estiró, y luego miró a su lado, entrando en pánico.
—Estoy aquí —dije—.
¿Por qué no te vas a la cama? ¿Quieres dormir un poco más?
— ¿Estás bien? —dijo
él, frotando sus ojos una vez más.
—Sí, estoy bien.
Bueno, tan bien como se podría estar. Me sentiré mejor una vez que me dé un
baño.
Él se levantó.
—Superaste mis fiestas locas anoche, para que lo sepas. No sé de dónde vino
esto, pero no quiero que lo hagas otra vez.
—Esto es más o menos
con lo que crecí, Gas. No es la gran cosa.
Él tomó mi barbilla
entre sus manos y limpió la mancha de rímel debajo de mis ojos con sus
pulgares. —Fue una gran cosa para mí.
—Bien, no voy a
hacerlo otra vez. ¿Feliz?
—Sí. Sin embargo,
tengo algo que decirte, si prometes no asustarte.
—Oh, Dios, ¿Qué hice?
—Nada, pero
necesitas llamar a Lali.
— ¿Dónde está?
—En su departamento.
Ella discutió con Pet ayer.
Corrí hacia la ducha
y comencé a tirar de mi ropa mientras Gaston usaba el lavabo. Cuando salí del
baño, Peter y Gaston estaban sentados en la sala.
— ¿Qué le has hecho?
—exigí.
La cara de Peter
palideció. —Realmente está enojada conmigo.
— ¿Qué ocurrió?
—Estaba enojado
porque te animó a beber tanto. Pensé que íbamos a terminar llevándote al
hospital. Una cosa llevo a la otra, y lo siguiente que sé, estábamos
gritándonos el uno al otro. Ambos estábamos borrachos, Rochi. Dije cosas que
quisiera no haber dicho —negó con su cabeza, mirando hacia el suelo.
— ¿Cómo qué? —dije,
enojada.
—La insulté con unos
nombres de los cuales no estoy orgulloso y entonces le dije que se marchara.
— ¿Dejaste que ella
se fuera de aquí estando borracha? ¿Eres un idiota? —dije, agarrando mi bolso.
—Tranquilízate, Pajarita.
Él ya se siente suficientemente mal —dijo Gaston.
Terminé de sacar mi
teléfono celular de mi bolso, marcando el número de Lali.
— ¿Hola? —respondió
ella. Sonaba mal.
—Acabo de enterarme
—suspiré—. ¿Estás bien? —Caminé hacia el pasillo por más privacidad, lanzando
hacia atrás una mala mirada a Peter.
—Estoy bien. Él es
un imbécil —Sus palabras fueron firmes, pero pude escuchar el dolor en su voz. Lali
era una maestra enmascarando sus emociones, y podría engañar a cualquiera menos
a mí.
—Siento no haberme
ido contigo.
—Estabas casi
desmayada, Rochi —dijo molesta.
— ¿Por qué no vienes
por mí? Podemos hablar de esto.
Ella respiró contra
el teléfono. —No sé. Realmente no quiero verlo.
—Le diré que se quede
dentro, entonces.
Hubo una larga
pausa, y entonces escuché sus llaves tintinear en el fondo. —Está bien. Estaré
allí en un minuto.
Entré en la sala, pasando mi bolso sobre mi hombro. Ellos me
observaron abrir la puerta para esperar a Lali, y Peter brincó del sofá.
— ¿Ella va a venir?
—No quiere verte, Pet.
Le dije que te quedarías dentro.
Él suspiró, y cayó
contra el cojín. —Me odia.
—Voy a hablar con
ella. Será mejor que tengas una increíble disculpa, sin embargo.
Diez minutos más
tarde, la bocina de un auto sonó dos veces afuera, y cerré la puerta detrás de
mí. Cuando llegaba al final de las escaleras, Peter pasó junto a mí hacia el
Honda rojo de Lali, y se encorvó para verla a través de la ventana. Me detuve
en seco, observando cómo Lali lo ignoraba observando al frente. Ella bajó su
ventanilla, y Peter parecía estarse explicando, y entonces comenzaron a
discutir. Decidí entra en la casa para darles privacidad.
— ¿Pajarita? —dijo
Gaston, trotando por la escalera.
—Esto no se ve bien.
—Me lo imaginaba.
Vamos adentro —dijo, entrelazando sus dedos con los míos mientras subíamos las
escaleras.
— ¿Fue tan malo?
—pregunté.
Asintió. —Bastante
malo. Salieron de la fase de luna de miel, sin embargo. Lo van a superar.
—Para ser alguien
que nunca ha tenido una novia, parece que sabes sobre relaciones.
—Tengo cuatro
hermanos y muchos amigos —dijo, sonriendo para sí mismo.
Peter entró
pisoteando en el apartamento y cerró la puerta detrás de él. — ¡Ella es
jodidamente imposible!
Besé la mejilla de
Gaston. —Esa es mi señal.
—Buena suerte
—Gaston sonrió.
Me deslicé dentro
del auto de Lali, ella resopló. — ¡Él es jodidamente imposible!
Reí, pero ella lanzó
una mala mirada en mi dirección. —Lo siento, —dije, forzando mi sonrisa a
desaparecer.
Mientras conducía, Lali
gritó y gritó y gritó un poco más. A veces lanzaba maldiciones a Peter, como si
fuera él quien estuviera sentado en mi lugar. Yo me quede quieta, dejando que
sacara su coraje como sólo Lali podía hacerlo.
— ¡Me llamó irresponsable! ¡A mí! ¡Como si yo no te
conociera! Como si no te hubiera visto robarle a tu padre cientos de dólares
para beber tequila. ¡Él no sabía de qué diablos estaba hablando! ¡Él no sabe
cómo era tu vida! ¡Él no sabe lo que yo sé, y actúa como si yo fuera su hija en
vez de su novia! —Descansé mi mano sobre la de ella, pero ella la apartó—. Él
pensaba que tú serías la razón por la cual nosotros no podríamos funcionar, y
entonces él termina haciendo el trabajo por sí solo. Y hablando de ti, ¿Qué
diablo pasó anoche con Pablo?
El repentino cambio
de tema me tomó por sorpresa. — ¿Qué quieres decir?
—Gaston se la paso
contigo toda la fiesta, Rochi, y luego vas y te manoseas con Pablo. ¿Y tú
preguntas porque todo el mundo está hablando de ti?
— ¡Espera un minuto!
Le dije a Pablo que no deberíamos estar haciendo eso ¿Y qué importa si Gaston
se pasó conmigo la noche o no? ¡No estoy con él!
Lali miró hacia el
frente, soltando una ráfaga de aire por la nariz.
—Bien, La. ¿Qué es todo esto? ¿Estás enojada
conmigo, ahora?
—No estoy enojada
contigo. Sólo no quiero asociarme con completos idiotas.
Negué con mi cabeza,
y luego miré fuera de la ventana antes de decir algo de lo que podría
arrepentirme. Lali siempre había sido capaz de hacerme sentir como una mierda.
— ¿Por lo menos ves
lo que está pasando? —preguntó—. Gaston dejó de pelear. Él no sale sin ti. No
ha traído más chicas a casa desde esas tontas gemelas… aún no ha asesinado a Pablo,
y tú estás preocupada de lo que la gente va a decir. ¿Sabes porque te digo
esto, Rochi? ¡Porque es la verdad!
Me giré, mi cuello
crujió lentamente mientras me volvía a su dirección, tratando de darle la más
asesina mirada que conocía. — ¿Qué diablos te pasa?
—Estás saliendo
ahora con Pablo, y tú estás tan feliz —dijo mofándose—. Entonces, ¿Por qué no
estás en nuestro departamento?
— ¡Porque perdí una
apuesta, ya lo sabes!
— ¡Dame un respiro,
Rochi! Hablas sobre cuán perfecto es Pablo, tienes esas increíbles citas
con él, hablas con él por horas al teléfono, y luego vas a dormirte al lado de
Gaston toda la noche. ¿Ves lo que está mal en esta situación? Si realmente te
gustara Pablo, tus cosas estarían en casa ahora mismo.
Apreté mis dientes.
—Sabes que yo nunca abandono una apuesta, La.
—Eso es lo que
pensaba —dijo, retorciendo sus manos alrededor del volante—. Gaston es lo que
quieres, y Pablo es lo que crees que necesitas.
—Sé que parece de esa manera, pero…
—Es la manera que le
parece a todo el mundo. Si no te gusta que las personas estén hablando de ti…
cambia. Esto no es la culpa de Gaston. Él ha hecho mucho por ti. Tú estás
recogiendo lo que cosechaste, y Pablo está obteniendo los beneficios.
— ¡Una semana atrás
empaquetaste mis cosas y no querías que Gaston se me acercara otra vez! ¿Ahora
estás defendiéndolo?
— ¡Rocio! ¡No lo
estoy defendiendo, estúpida! ¡Estoy viendo por ti! ¡Ustedes están locos
el uno por el otro! ¡Hagan algo al respecto!
— ¿Cómo es posible
creer que yo debería estar con él? —Gemí—. ¡Se supone que debo mantenerme
alejada de personas como él!
Ella apretó sus
labios, claramente perdiendo la paciencia. —Has trabajado muy duro para
separarte de tu padre. ¡Esa es la única razón por la cual incluso consideraste
salir con Pablo! Él es lo completamente opuesto a el, y crees que Gaston va a
lanzar a tierra todos tus esfuerzos. Él no es tu papá, Rochi.
—Yo no he dicho que
él lo sea, pero esta poniéndome en una situación segura de seguir sus pasos.
—Gaston no te haría
esto a ti. Creo que subestimas lo mucho que significas para él. Si tú se lo
dices…
—No. No dejamos todo
atrás para que todo el mundo aquí me mire como lo hicieron alla. Vamos a
centrarnos en el problema en cuestión. Pet está esperándote.
—No quiero hablar de
Pet —dijo, frenando hasta detenerse en la luz.
—Él es miserable. Te
ama.
Sus ojos se llenaron
de lágrimas y su labio inferior tembló. —No me importa.
—Sí te importa.
—Lo sé —susurró,
inclinándose en mi hombro.
Ella lloró hasta que
la luz del semáforo cambió, y luego besé su cabeza. —Luz verde.
Ella se sentó recta,
limpiándose la nariz. —Fui bastante cruel con él hace rato. No creo que quiera
hablar conmigo ahora.
—Hablará contigo. Él
sabe que estabas enojada.
Lali limpió su
rostro, y luego lentamente cambió la direccional. Me preocupaba tomarme mucho
tiempo para convencerla de regresar conmigo, pero Peter bajó la escalera
corriendo antes de que ella apagara el motor.
Él abrió bruscamente la puerta del auto, inclinándose a sus
pies. —Lo siento mucho, bebé. No debería meterme en lo que no me importa… por
favor, no te vayas. No sé qué haría sin ti.
Lali tomó su rostro
entre sus manos y sonrió. —Eres un cabrón arrogante, pero todavía te amo.
Peter la besó una y
otra vez como si no la hubiera visto en meses, y sonreí por mi trabajo bien
hecho. Gaston estaba de pie en la puerta, sonriendo mientras yo me dirigía al
apartamento.
—Y ellos vivieron
felices para siempre —dijo Gaston, cerrando la puerta detrás de mí.
Me desplomé en el
sofá y él se sentó a mi lado, tirando de mis piernas hacia su regazo.
— ¿Qué haces hoy, Pajarita?
—Dormir. O
descansar… o dormir.
— ¿Puedo darte tu
regalo primero?
Empujé su hombro
juguetonamente. —Cállate. ¿Me has traído un regalo?
Su boca se curvó en
una sonrisa nerviosa. —No es un brazalete de diamantes, pero pensé que te
gustaría.
—Me encanta y aún no
lo he visto.
Él levantó mis
piernas de su regazo, y luego desapareció hacia el dormitorio de Peter. Arqueé
una ceja cuando lo escuché murmurando, y luego salió con una caja. La dejó en
el suelo, a mis pies, para abrirla.
—Apresúrate, quiero
verte sorprendida —sonrió.
— ¿Qué me apresure?
—pregunté, levantando la tapa.
Mi boca cayó abierta
cuando un par de grandes ojos negros miró hacia mí.
— ¿Un perrito?
—grité, llevando mis manos dentro de la caja. Levanté el bebé de cabello rizado
hacia mi cara, y cubrió mi boca con cálidos y húmedos besos.
Gaston sonrió
radiante, triunfante. — ¿Te gusta él?
— ¿Él? ¡Lo amo!
¡Tengo un perrito!
—Es un caniche toy.
Tuve que manejar tres horas para recogerlo después de clases el jueves.
—Entonces, cuando
dijiste que fuiste con Peter en su auto para comprar…
—Fuimos a conseguir
tu regalo —asintió.
— ¡Él es muy inquieto! —reí.
—Toda chica necesita
uno —dijo Gaston, ayudándome a mantener a esa pequeña bola de pelos en mí
regazo.
— ¡cafre! Así es
como voy a llamarlo —dije, arrugando mi nariz hacia el inquieto perrito.
—Puedes tenerlo
aquí. Yo me encargaré de él cuando vuelvas a tu casa —su boca se curvó en una
media sonrisa—. Y eso me asegurara de que vengas a visitarlo varias veces al
mes.
Apreté mis labios
juntos. —Hubiera regresado, de todas maneras, Gas.
—Haría cualquier
cosa por volver esa sonrisa en tu rostro ahora mismo.
—Creo que necesito
una siesta, cafre. Si, tú también —susurré al cachorro.
Gaston asintió,
tirando de mí hacia su regazo, y luego levantándose conmigo en sus brazos. Con
dificultad, él cerró las cortinas, y luego se dejó caer sobre su almohada.
—Gracias por
quedarte conmigo anoche —dije, acariciando la suave piel de Toto—. No tenías
por que dormir en el suelo del baño.
—Anoche fue una de
las mejores noches de mi vida.
Me giré para ver su
expresión. Cuando vi que él hablaba en serio, le disparé una mirada dudosa. —
¿Dormir entre un retrete y la bañera y en el frío y duro piso con una idiota borracha
fue una de tus mejores noches? Eso es triste, Gas.
—No, sentado contigo
cuando estabas enferma, y tú durmiendo en mi regazo fue una de mis mejores
noches. No fue cómodo, no dormí casi nada, pero estuve en tu decimonoveno
cumpleaños contigo, y realmente eres dulce cuando estás borracha.
—Estoy segura que enferma
fui muy encantadora.
Él se acercó a mí,
acariciando a cafre, quien estaba acurrucado en mi cuello. —Eres la única mujer
que conozco que aún se ve increíble con la cabeza dentro del inodoro. Eso es
mucho decir.
—Gracias, Gas. No
haré que seas mi niñera otra vez.
Se apoyó contra su
almohada. —Como sea. Nadie puede sostener tu cabello hacia atrás como yo.
Reí y cerré los
ojos, dejándome caer en la oscuridad. adap Jmcguire
oooooooooooooh que bonoito, quiero el siguiente :)
ResponderEliminarayy gaschu enamorado es un tiernito!! que rochi se de cuenta de una vez por todas y que él se lo diga!!
ResponderEliminarLali tiene razón que Rochi le haga caso...
ResponderEliminarQue hermoso que Gas le regalo un perrito!!
Espero el próximo amo tu nove!
VES? es lo que deci yo, JA. Rochi lo usa a Pablo, no quiere estar con Gaston porque no es lo que ella quiere, es una idiota, espero que se de cuenta a tiempo de todo, Gaston se desvive por ella y a ella no le importa.
ResponderEliminarOooooooooo que lindoo... muerooo de maor.. son màs tiernoos *-* Quiero un beso che.. ya es hora jajaja
ResponderEliminargas enamoradoo es mas tiernoooo <3
ResponderEliminarlistoooo moriiii que tierno el con el perrito
ResponderEliminarella se tiene que dar cuenta que esta enamorado de ella por dios que se besen de una vesss espero el proximo soy @claudiarivero1
gastooon enamoradoo es demasiadoo lindoooo
ResponderEliminarmaaaaas
@RochiMyWorld_