Gastón se llevo la cerveza a la boca y sentado en una mesa justo en la esquina mas apartada miro por sobre la botella a la poca gente reunida en el local. A diferencia del fin de semana el pueblo parecía en calma.
A su alrededor pocas personas se encontraban charlando y comiendo, Tomando algo después de un largo día de trabajo.
- Gas?? Que haces aquí?? – La voz cantarina se Candela hizo que él girara la vista para encontrársela tan dulce y delicada como siempre. Antes de que el pudiera contestar ella llevo una mano a su boca alarmada como si hubiera dicho algo terrible – disculpa mi atrevimiento, no debí decirte Gas, es que… yo solo… No fue mi intención Gastón, me deje llevar.
El sonrió dulcemente y negó con la cabeza.
- Por favor Candela, dime Gas, no me gustan las formalidades y mis amigos suelen llamarme Gas. – la miro divertido – porque somos amigo ¿no?
Ella se apresuró a asentir.
- Por supuesto – y sonrió – y dime Cande, tampoco me gustan las formalidades.
Él sonrió más ampliamente y la invito a sentarse. Ella miro a su alrededor y al ver que no había mucho que hacer tomo asiento.
- No te gustan las formalidades?? – pregunto intrigada. – es extraño viniendo de un abogado.
- Dentro de lo laboral es un aspecto inevitable, es parte del perfil, pero en mi mundo personal prefiero todo mucho mas… relajado – dijo tomando otro trago.
Ella asintió.
- y que te trae hoy por aquí??
El miro a su alrededor. La visita de Rocío lo había mantenido pensando en ella todo el día y necesitaba despejarse un poco.
- Simples deseos de salir.
Candela sonrió.
- Hace mucho que estas aquí Cande?? – ella asintió despacio.
- Toda mi vida, nací aquí.
Una pregunta rondaba a Gastón y él no lograba encontrar como formularla.
- Adelante – lo insto ella – sé que algo rueda en tu mente… que es??
Ella era mucho más intuitiva de lo que parecía.
- Es sobre alguien en particular.
El ceño de Candela se arrugo un poco.
- Es sobre Pablo??
Gastón asintió.
- Y sobre Rocío. – el nombre le quemaba la boca.
Algo en la expresión de Candela cambio.
- Que quieres saber?? – su voz era cautelosa.
- Mariana… - comenzó él.
Ahora definitivamente había cambiado la expresión de la joven.
- Ella…
- Murió – la voz tajante de Candela hizo que Gastón diera un respingón.
- Mariana y Rocío eran las mejores amigas.
- Lali y Rochi eran inseparables – Lali y Rochi, sus nombre de cariño, Gas los saboreo en su mente.
- Lali – Gastón carraspeo – Mariana, como murió??
Candela pareció meditar la pregunta por un largo minuto.
- Lali estaba enferma, se dice que estaba embarazada. – Lali embarazada?? Gastón guardo ese dato en su memoria. – Una noche de tormenta en que se encontraba sola una fiebre muy alta la ataco, la teoría es que intento bajar las escalera sola y cayo desmallada. Las escaleras de esa casa son altas y…
- Lo sé – Gastón quiso tragarse las palabras. Candela lo miro sin decir nada por un momento antes de continuar.
- Al llegar a bajo se supone ya había fallecido.
-La misma historia que me conto Rocío – pensó Gas.
- Y quien la encontró??
La expresión de Candela se volvió fría.
- A donde quieres llegar Gas??
Él no supo contestar. Candela miro a su alrededor y se inclino hacía él.
- No lo intentes Gas, esa historia es demasiado peligrosa para tu bien. – y antes de que él pudiera decir algo ella se puso en pie – si quieres otra cerveza avísame – sin mas se alejó caminando dejándolo sumido en sus propios misterios.
Pablo sonrió arrogante al resto de personas en el bar. Miro como su prima Candela se levantaba de hablar con el turista y se dirigía a la barra.
- Te veo solo - le ronroneo Mariela pasando sus brazos por sus hombros para dar un suave masaje.
- Y lo estoy princesa – respondió con voz seductora regalándole una sonría a la joven.
- No veo porque un hombre como tu deba andar tan solo cuando mil mujeres se morirían por acompañarte – susurro ella en su oído.
Pablo se encogió de hombros y bebió de su cerveza.
- Esa esposa tuya no te atiende?? – la pregunta envenenada divirtió a Pablo quien fingiendo estar dolido negó con la cabeza.
- Porque insiste en estar con ella?? – Mariela se sentó en su regazo y acaricio su rostro - yo puedo darte todo lo que ella no. Déjala, yo puedo hacerte feliz.
Él fingió no notar el modo en que ella restregaba sus senos en su camisa. Ciertamente Mariela era hermosa con un cuerpo voluptuoso y generoso.
- Déjala – repitió Mariela besando su cuello.
Pablo no hizo nada para detenerla, simplemente se quedo allí sentado, recibiendo sus caricias y pensando.
Dejarla?? Nunca! – él jamás la dejaría, ella era suya. Rocío era su posesión más valiosa. Él la amaba.
Justo.
- Ella no te ama – siguió Mariela y él cerro las manos en puños al reconocer la verdad en sus palabras.
¿Por qué ella no lo amaba? Si ella lo amara él le daría todo.
- Es solo una perra engreída no te merece – pablo abrió los ojos y la tiro de su regazo al escucharla decir eso.
Ella lo miro alarmada mientras se estabilizaba.
- Vete!- le ladro él.
- Pero.. –titubeo la joven.
- Nadie insulta a Rocío – la corto Pablo – ahora desaparece de mi vista.
Ella le lanzo una mirada dolida que él ignoro y se marcho sin decir nada.
Pablo termino su cerveza y alzo la vista para encontrarse con que él turista lo estaba mirando.

Buenísimo!!!
ResponderEliminarPablo me da un poco de miedo! Y gas se esta muriendo de amor jaja quierooo otrooo
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