A
la mañana siguiente se sintió fuerte otra vez. Y fue capaz de hacer planes y
cumplirlos. La única joya que tenía que le pertenecía enteramente era un collar
de diamantes que había pertenecido a su abuela materna. Era lo único que podía
ayudarla a conseguir la libertad. Necesitaba dinero para vivir hasta que se
acostumbrase al cambio y pudiera ver qué podía hacer. Y si bien sabía que iba a
ser una sorpresa para Gastón, no dudaba que sería una tarea difícil para ella
adaptarse a la nueva situación.
Al
salir de casa de Gastón, Rocío no llevaba nada de lo que perteneciera a su
antigua vida: ni tarjetas de crédito, ni joyas, ni trajes de noche. No tenía
derecho al dinero de Gastón, ni a que él la mantuviera. Después de todo, no
había sido su esposa de verdad. Entonces, ¿por qué iba a pedir el divorcio de
él, si podía pedir la nulidad matrimonial? Su matrimonio había sido producto
del chantaje. Su disolución iba a ser muy sencilla seguramente.
Vendió
el collar de su abuela en una joyería. Le dio pena, y se sintió culpable por
ello. Pero esperaba que su madre, si la veía desde arriba, la comprendiera.
Nuevamente
en casa, buscó en los armarios la ropa más sencilla que tenía, vaqueros, faldas.
Buscaría un hotel pequeño hasta que pudiera encontrar algo más barato para
vivir. Y después buscaría trabajo, cualquier trabajo. De ninguna manera sería,
como había dicho Gastón, como un recién nacido desprotegido.
En
ese instante, sonó el teléfono interno. Era Petros, informándole de que tenía
una visita abajo esperándola. Un tal señor Santiago. ¿Había ido Santiago a su
casa? Rocío no podía creerlo. Como no había llamado la noche antes, ella había
creído que él no se encontraría en casa, y había intentado llamarlo más tarde,
sin dar con él, cuando había tomado la decisión de abandonar a Gastón.
Santiago
estaba de pie en la sala, mirando un cuadro de Picasso, el pintor preferido de Gastón.
-
¡No tendrías que haber venido!
-
¿Es auténtico? – preguntó Santiago señalando el cuadro.
-
Sí – tenía tantas cosas que contarle que no sabía por dónde empezar. Y además,
no sabía qué cosas contarle y qué cosas reservarse. Notaba que, absurdamente,
tenía un cierto sentimiento de Gastón hacia Gastón. No le gustaba ver a Santiago
en casa de Gastón. No le parecía bien, simplemente. Y tal vez por ello no podía
echarse en sus brazos.
-
Me han dicho anoche que no estabas en casa, cuando te he llamado.
-
Pero estaba.
-¿Sería
Gastón el responsable de que le hubiesen dicho eso a Santiago? ¿Significaba que
a partir de ese momento sus llamadas iban a ser controladas y censuradas? De
todos modos ya no importaba. Se iría de allí.
-
Le he dicho a Gastón que quiero el divorcio. Hoy me voy de esta casa.
Santiago
sonrió, atravesó la alfombra del salón y le dijo:
-
Querida, ¡es fantástico!
Cuando
intentó besarla, Rocío se apartó nerviosa.
-
No, aquí no. No me parece bien.
Santiago
se rió y dijo:
-
Espero que te sientas mejor en mi apartamento esta noche.
- Santiago,
no me voy a vivir contigo.
-
Sí, podría ser perjudicial para tu divorcio. Tienes razón. Eres una chica
sensata. Después del comportamiento de tu marido, no entiendo cómo puedes
sentirte culpable de la pareja. Eso podría afectarte en el convenio de
divorcio.
-
No quiero nada de Gastón.
-
No seas tonta, Rocío. Ya sé que tienes la herencia de tu padre, pero...
Rocío
se puso tensa. ¿Por qué no hablaban más que de dinero? “ Una larga trayectoria
en la caza de mujeres ricas”, las palabras de Gastón volvieron a su mente.
-
Ése es un tema del que tenemos que hablar.
-
Lo digo por ti. Tú no estas acostumbrada a las estrecheces. No soportaría ser
el responsable de que te vengas a menos.
-
No lo serás. Seré libre y seremos como cualquier otra pareja. Es mejor que te
vayas ahora. No debieras estar aquí – Rocío fue razonable.
-
Relájate, por el amor de Dios – Santiago iba de un lado a otro de la
habitación, observando los muebles antiguos y los cuadros.
-
¿Cuántas de estas cosas son tuyas? – preguntó con un suave silbido de
admiración.
Rocío
vio en los ojos de Santiago una mirada de avaricia, y una cierta excitación
reprimida ante lo que veía. Al notarlo. Rocío sintió que algo moría en su
interior.
De
pronto miró el escritorio pequeño y elegante de su madre. Era el único mueble
suyo. Se lo había regalado su padre cuando se había casado. Pero se sentía muy
disgustada por la actitud de Santiago para pensar en los recuerdos de familia.
-
Ninguna. De hecho, firmamos un acuerdo prematrimonial por el que renunciaba a
estas cosas – mintió Rocío -. ¿Y sabes cuál era el asunto de la herencia de mi
padre en París? Que el dinero va a tener que emplearse en saldar deudas.
-
¿Deudas? Estas bromeando.
-
No. Cuando me vaya de esta casa no tendré un centavo.
-
¡Pero eso no me lo habías dicho nunca! – exclamó él, y se calló repentinamente
-. Antes de irte debieras pensar bien este asunto. Bien sabe Dios que sólo
quiero lo mejor para ti...
-
Por supuesto – interrumpió ella.
-
Me sentiría realmente mal si tú renunciases a todo esto por mí. Lo que quiero
decir es que... ¿Y si las cosas no funcionaran entre nosotros? Si te soy
sincero, es demasiada responsabilidad para mí. Debemos pensar muy bien lo que
hacemos.
Entonces
dijo que tenía una cita. Era evidente que quería irse para pensar a solas lo
que ella le había dicho.
Rocío
se sintió estúpida, decepcionada. Era evidente que Santiago quería que se divorciara
de Gastón pero siempre que se llevara consigo el dinero de él.
Subió
y terminó. Santiago iba a desaparecer de su futuro, pero tampoco quería a Gastón
en él. Dejaría atrás el pasado. Ya no necesitaba ningún hombre en quien
apoyarse. Todos los hombres la habían manipulado, desde su padre, pasando por Gastón,
hasta Santiago. Y ella los había dejado hacer. Sintió una furia incontenible.
Bajó
sus maletas, llamó a un taxi. Boyce se preparó para acompañarla.
-
No te necesito. Abandono a Gastón.
Boyce
se quedó pasmado. Pero pronto se enterarían todos.

no quiero que se vaya de la casa de Gaston!! =(
ResponderEliminarAl fin se dio cuenta que Santiago quiere solo la plata Gas tenia razon no quiero que se valla de su casa estoy segura que Gas cuando se entere que se fue la va ir a buscae
ResponderEliminaral fin se dio cuenta que clase de hombre es ese idiota de santiago perooo donde mierda esta gaston para retenerla y no dejarla ir x dios me mueroooo quieroooo mas espero el proximo beso
ResponderEliminarPor lo menos se dio cuenta que Santiago es un boludo. Eso fue lo bueno, ahora como ira a ser la reaccion de Gaston cuando se entere que no esta, chan. Quiero más.
ResponderEliminar