martes, 4 de diciembre de 2012

Hermoso Desastre capitulo 28


Corta estancia en el pecado
Gaston dejó nuestras maletas y miró alrededor de la habitación. —Esto es lindo, ¿verdad?
Lo fulminé con la mirada y él enarcó su ceja. — ¿Qué?
Empecé a desempacar mi maleta y sacudí mi cabeza. Diferentes estrategias y la falta de tiempo llenaron mi cabeza. —Estas no son vacaciones, Gaston. No deberías estar aquí.
Al momento siguiente él estaba detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. —Yo voy a donde tú vayas.
Ladeé mi cabeza en contra de su pecho y suspiré. —Tengo que ir a la planta baja. Tú puedes quedarte aquí si quieres o echarle un vistazo al show. Te veré más tarde ¿De acuerdo?
—Iré contigo.
—No te quiero allí, Gas. —Una expresión de dolor cruzó su rostro, toqué su brazo—. Si voy a ganar catorce mil dólares en un fin de semana necesito estar concentrada al máximo. No me gusta quién voy a ser en esas mesas, y no quiero que tú lo veas, ¿Vale?
Él retiró mi cabello fuera de mis ojos y besó mi mejilla. —De acuerdo, Pajarita.
Gaston saludó a Lali mientras dejaba la habitación. Ella se acercó a mí en el mismo vestido que usó en la fiesta. Me cambié por una falda corta dorada y un par de tacones, estudiándome en el espejo. Lali llevó mi cabello hacia atrás y me pasó un tubo negro.
—Necesitas al menos cinco capas más de rímel, y ellos van a pedir tu identificación antes de que te des cuenta si no usas un poco más de rubor, ¿Acaso has olvidado cómo se juega este juego?
Arranqué el rímel de las manos de Lali y pasé al menos otros diez minutos en mi maquillaje, cuando terminé, mis ojos se empezaron a llenarse de lágrimas. —Maldita sea Rochi, no llores —me dije mirando hacia arriba mientras secaba la parte inferior de mis ojos con un pañuelo desechable.
—No tienes que hacer esto Rochi, tú no le debes nada. —dijo ahuecando mis hombros mientras me miraba al espejo una última vez
—Él le debe dinero a Benny, La, si no lo hago, lo matarán.
Su expresión era de lástima, ya la había visto mirarme de esa manera muchas veces antes, pero esta vez ella estaba desesperada. Lo había visto arruinar mi vida más veces de las que ninguna de las dos podríamos contar.
— ¿Qué pasa con la siguiente vez que lo haga? ¿Y la siguiente? No puedes seguir haciendo esto.
—Él estuvo de acuerdo con mantenerse lejos, Mick Igarzabal es muchas cosas, más no un estúpido.
Caminamos por el pasillo e ingresamos a un ascensor vacío. — ¿Tienes todo lo que necesitas? —Pregunté, manteniendo las cámaras en mente.
Lali chocó su uñas con la licencia de conducir falsa y sonrió. —El nombre es Candy, Candy. —dijo en un falso acento sureño.
Extendí mi mano. —Jessica. Gusto en conocerte, Candy.
Ambas nos pusimos nuestras gafas de sol y permanecimos con cara de póker mientras el ascensor se abría, revelando las luces de neón y el bullicioso casino. La gente se movía en todas las direcciones. Las Vegas era el infierno celestial, el único lugar en donde podías encontrar bailarinas en ostentosos trajes y montones de maquillaje. Prostitutas con una indumentaria aceptable, hombres de negocios en lujosos trajes y familias enormes en la misma edificación.
Desfilamos a lo largo de un pasillo alineado con cuerdas rojas y le entregamos nuestras identificaciones a un hombre que tenía una chaqueta roja. Me observó por un momento y me quité las gafas.
—Cualquier momento de hoy sería genial. —dije con tono aburrido.
Nos devolvió nuestras identificaciones y se hizo a un lado, dejándonos pasar, aGasesamos los pasillos en donde estaban las máquinas tragamonedas, las mesas de Black Jack20. Escaneé la habitación, observando las diferentes mesas de póquer, asintiendo hacia una con viejos caballeros sentados en ella.
20 Black Jack; cada jugador recibe dos cartas con la opción de pedir más para así llegar a un valor de 21 o menos sin superarlo, el concesionario perderá por tener menos que el jugador o más del valor de 21.
—Ésa. —dije, contoneándome por el camino.
—Empieza agresiva Rochi, ellos no sabrán lo que se les viene encima.
—No. Ellos son de las Vegas a la antigua, tengo que jugar inteligente esta vez.
Me acerqué a la mesa, usando mi más encantadora sonrisa. Los locales podían oler a los estafadores a millas de distancia, pero yo tenía dos cosas a mi favor que cubrían el olor de cualquier cosas que pudiera levantar sospechas: juventud… y tetas.
—Buenas noches, caballeros. ¿Les importa si me uno a ustedes?
Ellos no miraron en mi dirección. —Seguro, pequeña. Toma asiento y procura verte bonita. Sólo no hables.
—Quiero entrar. —dije pasándole mis gafas a Lali—. No hay suficiente acción en las mesas de Black Jack.
Uno de los hombres masticó su cigarrillo. —Esto es una mesa de póquer princesa, cinco cartas. Prueba tu suerte en las máquinas de ranura.
Me senté en la única silla vacía, haciendo una demostración al cruzar mis piernas. —Siempre he querido jugar póquer en las Vegas. Y tengo todas estas fichas… —dije, poniendo mi montón de fichas en la mesa—, Y soy muy buena jugando en línea.
Los cinco hombres miraron mis fichas y luego a mí.
—Hay una apuesta mínima, cariño. —dijo el concesionario.
— ¿Cuánto?
—Cinco mil, dulzura. Escucha… no quiero hacerte llorar. Hazte un favor y juega en las máquinas de ranura.
Empujé hacia adelante mis fichas, encogiéndome de hombros en el modo en que una chica temeraria y excesivamente segura de sí misma haría antes de darse cuenta que acababa de perder sus fondos para la universidad. Los hombres se miraron entre ellos. El concesionario se encogió de hombros y tiró sus fichas.
—Jimmy. —dijo ofreciendo su mano. Cuando la tomé él señaló a los otros—. Mel, Pauly, Joe y él es Winks. —Miré hacia un hombre flaco que masticaba un palillo, y como había predicho, me guiñó un ojo.
Asentí y esperé con falsa anticipación mientras Jimmy repartía la primera mano. Perdí a propósito las dos primeras, pero para la cuarta mano yo estaba arriba. No le tomaba tanto tiempo a los veteranos de las Vegas descifrarme como había tomado Thomas.
— ¿Dijiste que jugabas en línea? —Preguntó Pau.
—Con mi papá
— ¿Eres de aquí? —Preguntó Jimmy
—no. —Respondí sonriendo.
—Ella no juega en línea, se los dije. —dijo Mel, quejándose.
Una hora después, había tomado veintisiete mil dólares de mis oponentes, y ellos estaban empezando a sudar.
—Me retiro. —dijo Jimmy, bajando sus cartas frunciendo el ceño.
—Si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, nunca lo habría creído. —Escuché detrás de mí.
Lali y yo nos dimos la vuelta al mismo tiempo, mis labios estirándose a través de mi cara formando una amplia sonrisa. —vicco. —Sacudí mi cabeza—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Es mi lugar el que estás ocupando,. ¿Qué estás haciendo aquí?
Rodé mis ojos y me volví hacia mis suspicaces nuevos amigos.
—Sabes que odio eso, vicco.
—Discúlpenos. —dijo cande, tirando de mí por el brazo para ponerme de pie. Lali me miró con cautela mientras me estaba llevando unos cuantos pies lejos de la mesa
El padre de vicco manejaba el casino, estaba más que sorprendida que él se hubiera unido al negocio de la familia. Solíamos perseguirnos entre nosotros por los pasillos y escaleras del hotel y siempre lo vencía cuando alcanzábamos los ascensores. Él había crecido desde la última vez lo que lo había visto. Lo recordaba como un desgarbado adolescente, pero el hombre que tenía al frente era sin duda un bien vestido jefe de sala, para nada desgarbado y ciertamente apuesto. Seguía teniendo su sedosa piel marrón y ojos claros que recordaba, pero el resto de él era una agradable sorpresa.
Su iris del color de las esmeraldas resplandecía en las brillantes luces del casino. —Esto es surrealista, pensé que eras tú cuando estaba caminando por tu mesa, pero no podía convencerme a mí mismo que volverías aquí. Cuando vi a esa Campanita limpiando la mesa, supe que eras tú.
—Lo soy. —Sonreí.
—Te ves… diferente.
—También tú, ¿Cómo está tu padre?
—Retirado. —Sonrió—. ¿Cuánto tiempo te quedarás?
—Sólo hasta el domingo. Tengo que volver a la escuela.
—Hola, vicco. —dijo Lali, tomando mi brazo.
—Lali. —Se rió entre dientes—. Debí haberlo sabido, ustedes son como la sombra de la otra.
—Si sus padres supieran que la traje aquí, todo eso habría terminado hace mucho tiempo.
—Es bueno verte, Rochi. ¿Por qué no me dejas comprarte la cena? — Preguntó, escaneando mi vestido.
—Me encantaría, vicco, pero no estoy aquí por diversión.
Él tendió sus manos y sonrió. —Tampoco yo. Muéstrame tu identificación.
Mi cara decayó, sabiendo que tenía una pelea en mis manos. vicco no caería en mis encantos tan fácilmente, sabía que tenía que decirle la verdad.
—Estoy aquí por Mick. Está en problemas.
Vicco asintió. — ¿Qué tipo de problema?
—Los usuales.
—Me encantaría ayudar, sabes que respeto a tu papá, pero sabes que no puedo permitirte quedarte.
Alcancé su brazo y lo presioné. —Le debe dinero a Benny.
vicco cerró sus ojos y sacudió su cabeza. —Jesús.
—Tengo hasta mañana, vicco, déjame quedarme hasta entonces.
Él puso la palma de su mano en mi mejilla. —Te lo diré… si cenas conmigo mañana. Te daré hasta la medianoche.
Miré a Lali y luego a vicco. —Estoy aquí con alguien.
Se encogió de hombros. —Tómalo o déjalo, Rochi. Tú sabes cómo se hacen las cosas por aquí, no puedes obtener algo sin nada a cambio.
Suspiré derrotada. —Está bien. Te veré mañana en la noche si me das hasta la medianoche.
Bajó su cabeza y besó mi mejilla. —Fue bueno verte. Te veré mañana… cinco en punto, ¿de acuerdo? Estoy en el piso a las ocho.
Sonreí mientras él se alejaba, pero mi sonrisa pronto cayó cuando vi a Gaston estudiando desde la mesa de la ruleta.
—Oh, mierda. —dijo Lali, tirando de mi brazo.
Gaston fulminó a vicco con la mirada mientras él pasaba y luego vino hacia mí, metiendo las manos en sus bolsillos y miró a Jesse, quien nos estudiaba desde la esquina de su ojo.
— ¿Quién era él?
Asentí en la dirección de vicco. —Él es vicco, lo he conocido por un largo tiempo.
— ¿Cuánto tiempo?
Miré en dirección de la mesa de póquer.
—Gaston, no tengo tiempo para esto.
—Supongo que tiraron la idea del ministro de la juventud. —dijo Lali, mirando coquetamente en la dirección de vicco.
— ¿Ése es tu ex novio? —dijo Gaston, de repente muy enojado—. Pensé que habías dicho que él era de Kansas.
Le disparé a Lali una impaciente mirada y luego tomé el mentón de Gaston y lo miré, acaparando toda su atención.
—Él sabe que no soy lo suficientemente mayor para estar aquí, Gas. Me dio hasta la medianoche, te lo explicaré luego, pero por ahora tengo que regresar al juego, ¿de acuerdo?
La mandíbula de Gaston se tensó debajo de su piel, cerró sus ojos, tomando un profundo respiro.
—Muy bien, te veré a la medianoche.
Bajó su cabeza para besarme, pero sus labios fueron fríos y distantes.
—Buena suerte.
Sonreí mientras él se mezclaba con la multitud, y luego volví mi atención a los hombres.
— ¿Caballeros?
—Toma asiento, Shirley Temple. —dijo Jimmy—. Haremos que nuestro dinero regrese, justo ahora, no apreciamos el ser estafados.
—Hagan lo peor. —dije sonriendo, barajé las cartas y las repartí con precisión a cada jugador.
—Tienes diez minutos. —Susurró Lali
—Lo sé. —dije
Traté de bloquear el tiempo y la rodilla de Lali golpeando nerviosamente debajo de la mesa.
—Nunca he visto nada como tu niña, has tenido casi un juego perfecto, y no tienes ningún consejero. —dijo.
Winks asintió, su alegría se había evaporado. —Lo noté, ninguna sonrisa, incluso sus ojos permanecen iguales, no es natural, todo el mundo tiene un consejero.
—No todos. —dijo Lali.
Sentí un par de manos muy familiares en mis hombros, sabía que era Gaston, pero no me di la vuelta, no con tres mil dólares en medio de la mesa.
—Me retiro. —dijo Jimmy.
Aquellos que se habían reunido alrededor de nosotros aplaudieron cuando bajé mi mano. Jimmy era el único que estaba lo suficientemente cerca para tocarme con una pizca de amabilidad. Nada que no pudiera manejar.
— ¡Increíble! —dijo Pau.
—Estoy fuera. —Joe se quejó, levantándose y alejándose de la mesa.
Jimmy era un poco más gracioso.
—Podría morir hoy y sentir que he jugado con un oponente que de verdad vale la pena. Ha sido un placer, Rochi.
Me congelé. — ¿Lo sabías?
Jimmy sonrió, los años de humo de cigarrillo y café manchando su gran sonrisa. —He jugado contigo antes, hace 6 años, he querido una revancha por un largo tiempo. —Jimmy extendió su mano—. Cuídate niña. Dile a tu papá que Jimmy dice hola.
Lali me ayudó a recoger mis ganancias, me volví hacia Gaston, mirando mi reloj. —Necesito más tiempo.
— ¿Quieres intentar en las mesas de Black Jack?
—No puedo perder dinero, Gas.
Sonrió. —No puedes perder, Pajarita.
Lali negó con la cabeza. —El Black Jack no es su juego.
Gaston asintió. —Gané un poco. Estoy arriba de los seiscientos. Los puedes tener.
Peter me pasó sus fichas. —Sólo hice tres. Son tuyas.
Suspiré. —Gracias chicos, pero aún me hacen falta cinco de los grandes.
Miré mire reloj y luego alcé la vista para ver a vicco acercándose.
— ¿Cómo te fue? —dijo sonriendo.
—Aún me faltan cinco mil, vicco, necesito más tiempo.
—Ya he hecho todo lo que puedo, Rochi.
Asentí, sabiendo que ya había exigido mucho.
—Gracias por dejarme quedar.
—Tal vez le puedo decir a mi padre que hable con Benny por ti.
—Es el desastre de Mick, voy a pedirle que él se encargue del resto.
vicco negó con su cabeza. —Tú sabes que eso no pasará, , no importa cuánto tengas, si hace falta algo de lo que él debe, Benny enviará a alguien. Tú mantente tan lejos de él como puedas.
Sentí que mis ojos quemaban. —Tengo que tratar.
vicco se acercó, y habló en voz baja: —Consigue un avión, Rochi. ¿Me escuchaste?
—Te escuché. —dije toscamente.
Vicco suspiró, y sus ojos se llenaron de compasión. Me envolvió en sus brazos y besó mi cabello. —Lo siento. Si mi trabajo no estuviese en juego, tú sabes que trataría de hacer algo.
Asentí, alejándome de él. —Lo sé. Hiciste lo que pudiste.
Elevó mi mentón con su dedo. —Te veré mañana a las cinco. —Bajó su cabeza y depositó un beso en la esquina de mi boca, y luego se fue sin decir una palabra.
Miré a Lali, quien estaba observando a Gaston. No me atreví a encontrarme con sus ojos; no podía imaginar que tan enojada era la expresión en su rostro.
— ¿Qué es a las cinco? —dijo Gaston, su voz teñida con enojo mal disimulado.
—Ella estuvo de acuerdo en cenar con vicco si él la dejaba quedarse. No tenía opción Gas. —dijo Lali.
Podía deducir por el tono de precaución de su voz que Gaston estaba más que enojado, lo miré y él me fulminó con la mirada con la misma expresión de traición que Mick tenía en su rostro la noche en que se dio cuenta que yo había tomado su suerte.
—Tenías una opción.
— ¿Alguna vez has tratado con la mafia, Gaston? Lo siento si tus sentimientos están heridos, pero una comida gratis con un viejo amigo no es un precio alto que pagar para mantener a Mick vivo.
Podía ver que Gaston quería arremeter contra mí, pero no había nada que él pudiera decir.
—Vamos chicos, tenemos que encontrar a Benny. —dijo Lali, tirando de mi brazo.
Gaston y Peter nos siguieron en silencio mientras caminábamos hacia al edificio de Benny. El tráfico—de personas y carros—en la vía estaba empezando a concentrarse. Con cada paso que daba, me sentía enferma, sentía un vacío en mi estómago, mi mente corriendo, pensando en un argumento lo suficientemente convincente para hacer entrar a Benny en razón. Para cuando tocamos la gran puerta verde que había visto tantas veces, no tenía nada en mente.
No era una sorpresa ver al enorme guardián, negro, atemorizante, y tan ancho como era de alto, pero yo estaba aturdida de ver a Benny detrás de él.


6 comentarios:

  1. Cuantos viejos conocidos encontro Rochi, no quiero que se venga mas problemas para la pareja de Gas y Ro
    Muy bueno el capitulo espero el próximo muy pronto

    ResponderEliminar
  2. me encanta la novela pero me parece k va a ver pelra entre gas y ro por culpa de vico seguro espero k no xfavor k no pase nadaaaa

    ResponderEliminar
  3. Estan en problemas. No entiendo porque Rochi lo ayuda, el viejo no le importa su hija. Pobre Gaston que se esta aguantando todo esto.

    ResponderEliminar
  4. Pobre Gas.. mi vida, se aguanta todoo! quiero màs :))

    ResponderEliminar
  5. Me da una pena Gaston!! Y Rochi es tan buena, su viejo es una porqueria nose porque lo ayuda!

    ResponderEliminar