Tibia
y relajada, Rocío se movió lentamente, y el cuerpo a su lado, se tensó. Abrió
los ojos azules y se encontró con unos ojos verdes esmeralda. Su mirada intensa
la dejó turbada. Sintió un vuelco en el corazón, un calor en aumento. Se
encontraba mareada, sin aliento, y con la sensación de haber perdido toda
racionalidad.
La
punta de un dedo se posó sobre el labio de ella.
-
Abre la boca. Quiero probar cómo sabes – le dijo Gastón con ansiedad.
Sugestionada
por su mirada, Rocío obedeció instintivamente. Con un gemido de satisfacción,
él llevó entonces sus manos al cuerpo de ella, sobre las caderas y la espalda,
mientras su boca hambrienta buscaba la de ella con intensidad.
La
punta de la lengua de Gastón se abrió paso entre los labios abiertos de ella, y
luego probó el interior de su suave cavidad, algo que a ella le hizo
estremecer.
Con
manos insistentes, le bajó los tirantes del camisón, dejando al descubierto la
punta erguida de sus pechos. Los acarició con suavidad. Acomodó la cadera a la
de él, mientras sus muslos temblaban en respuesta al torbellino de sensaciones
que experimentaba. Las manos de Rocío, entonces, se adentraron en la cabellera rubia
de él.
Cuando
él dejó de besarla, el corazón de ella bombeaba rápidamente. Gastón jugó con
los pechos de Rocío, deslizo su lengua por el valle que se extendía entre ellos
mientras sus manos jugueteaban con los picos que había formado anteriormente.
El calor surgió en el interior de Rocío como un oleaje violento que respondía a
las caricias íntimas de Gastón. Rocío gimió, gobernada por las exquisitas
sensaciones que la atormentaban.
Se
había transformado en una esclava de la pasión. Con un gemido suave que anticipaba
otro beso apasionado, Gastón la apretó contra él, llevando sus manos a los
pequeños rizos en la juntura de sus piernas. Buscó la suavidad que se abría más
adentro, y con suave maestría la invadió como para que en cada nuevo movimiento
la respuesta de ella fuera cada vez más intensa.
Era
una dulce agonía de deleite que la dejaba sin aliento. Las caderas de ella se
movían, contoneaban y alzaban como por propia iniciativa, a medida que el deseo
iba aumentando hasta un grado casi insoportable. Entonces Gastón la levantó
levemente y se internó entre sus muslos para que el cuerpo de ella se
encontrara en el punto exacto con el de él. Gastón gimió de placer, y se internó
en las profundidades de Rocío.
Rocío
pareció ceder y adaptar su cuerpo a la invasión de él, a pesar de que la
sensación, que era aún nueva, la sorprendió. Gastón se movía dentro de ella,
creando en Rocío una necesidad insaciable que ardía en su interior. Involuntariamente
los dedos de Rocío buscaron la espalda de Gastón y la recorrieron. Entonces, Gastón
dio paso al éxtasis en el momento en que la poseyó tan plenamente que ella
creyó volverse loca de placer. Y cuando ella se liberó de aquella tensión de
placer, pareció consumirse durante un tiempo largo, interminable, que la dejó en
una sofocada quietud.
-
Se dice que los saben esperar alcanzan el cielo... – dijo Gastón suavemente,
abrazando el cuerpo de Rocío contra el calor del suyo -. Pero la paciencia
nunca ha sido una de mis virtudes.

Como estan estos dos.
ResponderEliminarMe encanta la nove
APA LA PAPAAAAAAAAAA, NI CALIENTES ESTOS DOS CHE. Alto momento tuvieron, estan como muy pegados, no se ajkgjsahss, me encanta. Quiero más.
ResponderEliminara la pelotita alta pacion arta noche la de estos aver que onda ahora jdhfgfbdhnjsjs me encantooo quiero mas subi pronto
ResponderEliminar