domingo, 24 de marzo de 2013

Jugando al amor, capitulo 10

aca esta el 10, al menos sivio paa que comenten quejandose, po que sino es un esieto aca, sin mas la nove.

capitulo 10


no fui al picnic de Gaston.
Bueno, lo hice, pero no lo hice.
Estupefacta por su transformación de nuevo en el sexy “Gaston
del taxi” que no podía apartar sus ojos de mí, no supe qué
hacer con eso en toda mi confusión. Y sí, ¡en toda mi cobardía! Así que
tomé el camino cobarde y engañé a Candela para que me ayudara —al
mismo tiempo que le mentía acerca del por qué— a salir de la situación sin
hacer que pareciera como que quería salir de la situación…
El sábado pasó volando y fue un día sorprendentemente cálido, y
estaba
atestado de personas tomando el sol y practicando deportes. Gaston se las
había arreglado para agarrar un lugar en la sombra. Peter, Jenny, Vicco y
Gaston ya estaban ahí cuando Lali y yo nos acercamos, con el sonido de
risas, niños gritando, y perros ladrando creando una feliz banda sonora
para la escena. Era un día perfecto, y la atmósfera era
eléctrica con satisfacción. Por un minuto deseé que quedarme.
—Uh… —Miré hacia abajo a las dos canastas que Gaston había traído.
Eran tan elaboradas que no me habría sorprendido si las hubiese robado
de la exhibición—. ¿Llamas a esto un picnic?
Gaston se había puesto de pie cuando nos acercamos, abrazando a Lali a
su lado y haciendo un gesto orgullosamente a las canastas colocadas
sobre una hermosa manta de chenil. Ahora parecía confundido.
—Sí. —Me frunció el ceño—. ¿Cómo lo llamarías tú?
—Un restaurante cinco estrellas en el pasto.
La esquina de su labio se curvó hacia arriba con diversión irónica.
—Tuve al personal del restaurante preparándolas.
—Y de nuevo, ¿cuál restaurante sería ese? ¿Uno cinco estrellas?
—Creo que ella se está burlando de ti y de todo tu dinero, Gaston. —Lali
le sonrió—. Es un poco demasiado.
Él hizo un sonido de descontento.
—Es un puñetero picnic. Siéntate. Come. Cállate.
Ella se rió y se dejó caer al lado de Peter, que pasó un brazo por su
hombro y la apretó a su lado. —Me alegro de verte, La.
—Sí, yo también. —Ella le sonrió pero se alejó un poco, causando que yo
levantara una ceja. ¿Qué estaba pasando con eso?
—¿Y bien?
Levanté la vista hacia Gaston para encontrarlo tendiéndome una mano,
con calor desenmascarado en sus ojos.
Y Candela me salvó con una sincronización perfecta.
Mi celular sonó y yo puse una cara de disculpa mientras lo sacaba de mi
bolsillo. —Candela, hola. —Volteé y me alejé unos cuantos pasos, sin darle
oportunidad a ellos de que pudieran oírla al otro lado de la línea.
—Tengo una emergencia —respondió ella en un tono de voz monótono—.
Cancela el picnic.
—Oh, no, estás bromeando. —Le seguí el juego, sonando toda maternal y
tranquilizadora—. ¿Estás bien?
—Por un demonio, Rochi, ¡pensaba que podías mentir! —refunfuñó Candela—
. Estás hablando como una alienígena que ha escuchado el concepto
humano de “estar preocupado” pero no sabe cómo ejecutarlo.
Rechiné los dientes, ignorándola. —Claro, puedo hablar. Dame sólo un
segundo. —Me tomé un momento, tratando de exudar “preocupación
humana” cuando me volteé de regreso hacia Gaston y sus amigos. Tenía la
sensación de que estaba frunciendo el ceño con más intensidad, pero lo
que sea—. Lo siento chicos, pero tengo que dejarlo para después.
Lali se incorporó, preocupada. —¿Está todo bien? ¿Necesitas que vaya
contigo?
—No, estoy bien. Es sólo que Candela realmente necesita a alguien con
quien hablar. No puede esperar. Lo siento. —Me arriesgué a echarle un
vistazo a Gaston y descubrí que él no estaba sólo mirándome. Estaba
estudiándome. Con sospecha. Mis ojos cayeron rápidamente—. Los veo
luego. —Me alejé de sus llamados de despedida y pegué el teléfono a mi
oído—. Estaba siendo preocupada —le refunfuñé a Candela.
—Cualquiera que te conozca, sabe que así no es como suenas cuando
estás preocupada.
—Bueno, afortunadamente, ellos no me conocen. —O no… Gaston de
seguro estaba mirándome raro.
—Así que ¿en serio no te gusta este sujeto?
Hice una mueca, recordando mi mentira.
—Nope, no me gusta.
—Sabes que no te estoy creyendo eso, ¿no?
Casi tropiezo. —¿Creyendo qué?
—Hablas de Lali todo el tiempo, Rochi. Creo que puedo decir con seguridad
que entiendo lo suficiente acerca de las mujeres
Como dije, no puedes mentir una
mierda.
¡Ja! ¡Eso no es del todo cierto! —Puedo mentir. ¡Soy una maldita buena
mentirosa!
—Oh eso es, grítalo mientras todavía estás alejándote de ellos.
Mierda. Di un vistazo alrededor para asegurarme de que había puesto
suficiente distancia entre nosotros. Lo había hecho. Mi corazón desaceleró.
—Eres un dolor en el culo —refunfuñé, olvidando que ella acababa de
hacerme un favor.
Ella hizo un ruido de pffft.
—Tú eres la que me mintió. En serio, ¿qué está pasando?
Suspiré. —¿Esta puede ser una de esas cosas sobre las que no hablamos?
—No.
—Por favor, Candela.
—¿Has hablado de esto con tu terapista?
Fruncí el ceño, preguntándome por qué ella preguntaría eso. —No…
—Bien. —Ella suspiró pesadamente—. No preguntaré sobre eso, en tanto
prometas hablar con tu terapista al respecto. Y puede que mientas, pero sé
que nunca romperías una promesa.
—Candela…
—Promételo.
Negué con la cabeza.
—No es digno de terapia.
—Si fue digno para que me mintieras, entonces es digno de terapia.
Resuelve tu mierda, Rochi, y promételo.
—Bien —acordé, pero sólo porque sabía que el mal humor de Candela era
por ser una buena amiga.
–——–
La Dra. Pritchard tenía flores en su escritorio. Sonreí. Ella había tomado
nota.
—¿Mentiste así no tendrías que pasar tiempo con Gaston?
Me retorcí, deseando que Candela no me hubiese atado a mi promesa.
—Sip.
—Antes, cuando te pregunté si te sentías atraída por Gaston me
respondiste “lo estaba”. Tiempo pasado. ¿Estabas diciendo la verdad?
No.
—Tal vez no.
—¿Entonces te sientes atraída por él?
Oh qué demonios…
—Nunca antes me he sentido tan atraída por alguien como me siento
atraída por él.
La buena Dra. Me dio una sonrisa irónica.
—Está bien. Pero estás evitándolo incluso a pesar que él ha dejado
perfectamente claro que está interesado en ti. ¿Le tienes miedo, Rochi?
¿Honestamente?
—Sí.
—¿No tienes intención alguna de tener cualquier tipo de relación con él?
—¿No estaba usted aquí cuando le conté sobre mi pasado?
—No es la misma cosa. Para empezar, conoces a Gaston.
—Está bien, no quiero tener nada que ver con él.
—Acabas de decirme que te sientes extremadamente atraída por este
hombre. Cuando hablas sobre él, me queda claro que te gusta, así que, no.
Yo no diría que estás bien: no quieres querer tener nada que ver con él.
—Es la misma cosa.
—No, no lo es. ¿Por qué tienes miedo de él, Rochi?
—No lo sé —repliqué, molesta con el tema y con Candela por hacerme hablar
de ello—. Sólo sé que no quiero comenzar nada con él.
—¿Por qué no?
Jesucristo, a veces era como hablar con una pared de ladrillos con esta
mujer.
—Eso estropearía las cosas. Con Lali, conmigo, con él. No. —Ella inclinó
la cabeza a un lado, con expresión impasible. Era buena en esto.
—Rochi, tal vez es el momento de dejar de pensar en los cincuenta pasos
delante de ti y dejar que las cosas se desarrollen naturalmente.
Te dije que no es la misma cosa. Tú no eres la misma persona, y Gaston
no es algún desconocido. No estoy diciéndote o pidiéndote que hagas nada
que no quieras hacer, concerniente o no a Gaston. Pero estoy sugiriendo
que dejes de predecir el futuro y tomes cada día como viene. No para
siempre, ni siquiera por unos cuantos meses. Inténtalo por unos cuantos
días, unas cuantas semanas inclusive. Sé que puede dar miedo, pero
sólo… inténtalo.
–——–
Como lo había hecho durante las últimas semanas ahora estaba
trabajando el sábado en Club 39. Lali había llegado más temprano a casa,
aproximadamente a la hora del almuerzo, repleta de comida del picnic, y
bastante dispuesta a sentarse a mi lado mientras yo me zampaba algo de
comida antes de que tuviera que alistarme para mi turno.
—Entonces, ¿está todo bien con Candela? —preguntó ella, con una pequeña
arruga formándose entre sus cejas.
La culpa se alojó en mi garganta. No me había sentido tan mal por
mentirle a Gaston ya que su giro de 360° de vuelta al depredador sexy con
ojos malvados y una sonrisa de “fóllame” fue la única razón por la que
había tenido que recurrir a la mentira en el primer lugar. Pero mentirle a
Lali era otra historia completamente diferente y eso lo hacía más que un
poco incómodo.
Murmuré con la boca llena de pasta, asintiendo y evitando sus ojos,
esperando que ella entendiera que no quería hablar de ello.
Ante su silenciosa respuesta alcé la mirada y la encontré mirándome con
curiosidad. Tragué.
—¿Qué?
Lali se encogió de hombros. —Es sólo que… cuando Gaston estaba
acompañándome a casa dijo que creía que tal vez… que tal vez estabas
mintiendo sobre la llamada de Candela de modo que pudieras evitar el
picnic.
Jesucristo, ¡él tenía semejante ego!
Sin importar que tuviera razón.
Me reí a carcajadas. —¿Qué? ¿Por él?
Ella se encogió de hombros de nuevo. —¿Él estaba en lo cierto?
Más de evitar sus ojos. —Nop.
—Bueno, sólo para que lo sepas, me da la impresión de que él está
planeando algo.
Levanté una ceja. —¿Cómo qué?
Ella suspiró reclinándose en la silla.
—Con Gaston nunca se sabe. Sólo he aprendido a reconocer las señales.
Conozco a mi hermano mejor de lo que él piensa que lo conozco. Estás
bajo su piel, Rochi. En realidad estoy sorprendida de que ha sido tan
paciente. Sin embargo, eso probablemente significa que está planeando
hacer lo que sea para conseguirte.
Estaba sorprendida, y no podía fingir que no lo estaba. Me recosté,
abandonando momentáneamente mi comida. —¿Bajo su piel? ¿Hacer lo
que sea?
—Tanto como la vida sexual de mi hermano me da asco, a veces no puedo
evitar escuchar al respecto, y lo que escucho es que Gaston siempre
consigue lo que quiere.
Resoplé.
—Por favor, Lali, ¿crees que soy lo que él quiere? No soy exactamente su
tipo. Rocio Igarzabal no viene en supermodelo.
Lali lucía adorablemente confundida.
—Estás bromeando, ¿cierto?
—Um… ¿sobre qué?
—Tú. —Me apuntó con indignación—. En serio eres ardiente, Rochi. Está
bien, no te ves como las bonitas perchas por las que Gaston usualmente
va, pero tienes esos impresionantes ojos, esa voz de sexo telefónico,
una talla de copa por la que mataría, y esa reserva taciturna que es
totalmente contraria a la persona seriamente buena onda y divertida que
eres. Créeme, he escuchado a los chicos hablando. Eres diferente, y los
chicos siendo chicos, no pueden evitar verte como un desafío. Eres
ardiente.
Me quedé pasmada de que eso es lo que era.
¿Así es como realmente me veían esas personas? Avergonzada, agarré mi
tenedor, mascullando:
—Lo que sea.
Podía sentir la sonrisa de mi compañera de piso sin siquiera levantar la
vista. —Necesitas un espejo.
Me encogí de hombros.
Luego Lali se quedó en silencio y me encontré levantando la mirada para
asegurarme de que estaba bien. Ella no sonreía.
—Sin importar cuánto lo niegue, Gaston está interesado en ti, Rochi. Me
pregunta un montón por ti, lo cual nunca antes ha hecho con nadie más y,
créeme, he perdido en mi vida al menos tres amigas con las que él salió
sólo una vez. Yo no le cuento mucho…
Le contaste sobre mi familia.
—… porque tú no dices mucho, así que por supuesto él está incluso más
intrigado. Y como dije, Gaston por lo general consigue lo que quiere.
—Por favor —me enfurruñé—. Dame un poco más de crédito. Yo no sólo
caigo en la cama de un tipo ardiente porque él suele conseguir lo que
quiere. ¿Adivina qué? Yo también estoy acostumbrada a conseguir lo
quiero. Y lo que yo quiero es no caer en su cama.
Pero fue como si Lali ni siquiera me hubiese escuchado.
—Si no logras resistir, sólo sé cuidadosa con él, está bien. Él ha sido
maltratado antes, y no quiero ver que eso pase de nuevo.
Con los ojos ensanchados, escuché mi tenedor traquetear contra mi plato
después de que mis dedos lo dejaran caer por su propia voluntad. Ellos
estaban conmocionados, al igual que el resto de mí.
—Espera. ¿Te preocupa que yo lo lastime a él?
Ella sonrió a modo de disculpa. —Eres una buena persona, lo que hace
que el hecho de que no confíes en nadie, sea muy difícil para las personas
que se preocupan por ti. Y Gaston, cuando se preocupa por alguien, tiene
que saberlo todo, así puede cubrir todas las bases y protegerlo. Él tiene
que ser un hombre en el que la gente pueda confiar. Es sólo su modo de
ser. Si comienza algo contigo, él sólo resultará lastimado cuando te
niegues a dejarlo entrar.
Yo sólo asimilé eso en cierto modo. En su mayoría, seguía escuchando
“Eres una buena persona, lo que hace que el hecho de que no confíes en
nadie, sea muy difícil para las personas que se preocupan por ti”.
—¿Estoy lastimándote, Lali? —No quería admitir cuán asustada estaba
por su respuesta.
Ella exhaló pesadamente, pareciendo sopesar sus palabras.
—Al principio sí. Pero ayuda el saber que no es tu intención lastimarme.
¿Me gustaría que confiaras más en mí? Sí. ¿Voy a presionarte? No. —Ella
se puso de pie—. Sólo que sepas que si alguna vez decides confiar en mí,
aquí estoy. Y puedes contarme lo que sea.
Sentí mi garganta cerrarse y sólo pude asentir. En un esfuerzo por
expulsar el momento, Lali me sonrió. —Voy a salir esta noche con Gaston
y Peter. Fui un poco fría con Peter hoy. Eso lo molestó.
Hmm, ¿qué tramas, señorita? —¿Estás jugando con él?
Ella frunció el ceño. —Ayer descubrí que había advertido a benjamin
cuando él quiso invitarme a salir. Así que sí. Lo estoy haciendo.
—Vaya, espera. —Ahora aparté todo mi plato, completamente confundida.
Yo había conocido a benjamin. Él era uno de los amigos de Lali que a veces
pasaba el rato en el apartamento. También era tutor en el departamento
de ella—. ¿Peter hizo qué?
—Ayer hice algún tipo de chiste sobre no haber tenido una cita en meses y
benjamin dijo que tal vez yo habría tenido una cita si Peter dejara de
amenazar a los potenciales chicos. Yo estaba completamente confundida
así que benjamin me explicó. estaba planeando invitarme a salir hace
meses atrás, y fue con Peter a pedirle consejo sobre a dónde llevarme. —
Su mandíbula se trabó cuando pensó al respecto—. En vez de responderle,
amenazó a nicolas con daños corporales. Le dijo que permaneciera lejos
de mí. Sin explicaciones. Sólo “mantente alejado”.
Me eché a reír con incredulidad. —Y por supuesto Peter tiene un cuerpazo
así que reculó.
—Exactamente.
—¿A qué demonios está jugando Peter?
—Eso es lo que quiero saber. Se está metiendo conmigo, así que voy a
disfrutar meterme con él.
Tenía que admitirlo, me gustaba este lado de Lali. La gente pensaba que
podía pasarle por encima a ella, pero estaban equivocados. Le sonreí.
—Así que vas a tratarlo con frialdad, ¿eh?
Me devolvió la sonrisa descaradamente, viéndose mucho como un ángel
diabólico. —Con toda la fuerza esta noche. Quizá coquetee con algunos al
azar para ver si eso lo irrita. Luego puedo preguntarle a qué diablos está
jugando. Él era el que no quería ser nada más que amigos.
—Bueno, por lo general, no apruebo los jueguecitos, pero en este caso él se
lo merece. No puedo creer que él haya estado amenazando a chicos a tus
espaldas. Espero con ansias el próximo reporte, Señorita Dalmau.
Lali se echó a reír y se apresuró a alistarse para la noche, dejándome para
terminar la cena, así que podría saltar a la ducha antes del trabajo.
–——–
Craig estaba en el turno conmigo esta noche junto con Alistair, otro
barman con el que había trabajado antes algunas veces.
—Atrapo este cóctel —me gritó Craig por la barra—, y tú finalmente cedes
y follas conmigo esta noche, Rochi.
Los clientes reían disimuladamente y se echaban a reír mientras yo le
sonreía en respuesta,
—De ninguna manera, Tom Cruise.
Craig tenía grandes reflejos. Yo definitivamente perdería esa.
—Estás rompiéndome el corazón, cariño.
—¿Qué hay de mí, Rochi? —Alistair me lanzó una sonrisa insinuante, pero
yo sabía que sólo estaba bromeando. Alistair estaba felizmente
comprometido con una chica irlandesa que estudiaba en la Universidad
. Él todavía podía ser fiel, pero era tan coqueto como Craig.
—Hmm, lo pensaré —bromeé en respuesta, lo suficientemente alto para
que Craig escuchara.
Craig gimió en fingido dolor y le hizo pucheros a la atractiva chica que
estaba atendiendo.
—Ella está matándome.
La chica rió tontamente, con los ojos brillantes por él. Puse los ojos en
blanco cuando Craig le agarró la mano y se la puso en el pecho.
—Siente eso. Ese es mi corazón rompiéndose.
—¡Oh hombre! —Puse los ojos en blanco, sintiendo vergüenza ajena—.
¿Podrías ser más cursi?
—Por supuesto que podría.
Alistair resopló. —Lo creas o no, esa es una de sus mejores líneas.
Craig lo azotó en la cabeza con un trapo de secar platos.
Riendo disimuladamente, pasé a Craig para agarrar algo de ron, y me paré
en la punta de los pies para presionar un beso en su mejilla. Eso le ganó
unos pocos aplausos y un abucheo de Alistair.
Actuando como idiotas, la siguiente hora pasó volando, y la jarra de
propinas se llenó rápidamente. El lugar se llenó incluso más, así que mi
concentración estaba completamente en el trabajo y en mis colegas. El
hecho de que sintiera sus ojos en mí luego, decía mucho.
Sintiendo mi piel hormiguear, levanté la cabeza de un tirón y miré por
encima de la multitud hacia la entrada. Mis ojos echaron un vistazo por
encima a Peter y Lali mientras ellos seguían a Gaston al interior del bar;
Gaston, que estaba caminando al lado de una morena alta, quien tenía su
mano aferrada a su brazo.
Nuestros ojos se encontraron y él ni siquiera me reconoció. En su lugar
agachó la cabeza y le susurró a la morena algo al oído que la hizo reír
tontamente.
Algo desagradable se volcó sobre mi estómago y miré rápidamente a Lali.
Ella estaba arrugando la frente ante Gaston y luego frunciéndole el ceño a
Peter, sacudiéndose su mano y caminando tras Gaston quien había
logrado convencer a algunas personas sentadas alrededor de una mesa
que se apretaran aún más a lo largo del sofá de cuero para que él, su chica
misteriosa, Lali y Peter pudieran sentarse.
Todo el mundo se sentó en el sofá excepto Lali que estaba lanzándoles
dagas con la mirada a todos ellos. Peter le dijo algo. Lali sacudió la
cabeza, viéndose extremadamente molesta ahora, y la cara de Peter se
oscureció. Como un látigo, su mano se acercó y envolvió su brazo, tirando
de ella hacia abajo junto a él. Luchó por alejarse de él, pero su brazo se
deslizó alrededor de su cintura, su mano en su cadera —un gesto
aparentemente casual— pero su agarre era claramente fuerte y lo que sea
que le susurró al oído la hizo dejar de luchar.
No quitó la mirada pétrea de su rostro.
Preocupada, mis ojos se dirigieron a Gaston, pero no había visto nada de
esto. Estaba demasiado ocupado charlando con la morena.
Rápidamente, me di la vuelta, completamente desprevenida para el flujo de
sangre en mis oídos y la opresión en mi pecho.
Honestamente no sabía dónde estaba con este chico. Un minuto estaba
poniéndome “ojos de sexo” y al siguiente ni siquiera reconocería mi
presencia. Bueno, no iba a permitirle llegar a mí. Serví a mi cliente y miré
a Alistair.
—He visto a algunos amigos. ¿Podrían manejar el bar mientras les llevo
bebidas, chicos?
—Por supuesto.
Ignorando las mariposas en mi estómago, me dirigí hacia el fondo,
agradeciéndole estúpidamente a mi jefe por el sexy top sin mangas que me
hacía llevar. Si tenía que estar un poco sudada y levantaba comparaciones
con la morena con el vestido de tubo de brillo, entonces al menos iba a
hacerlo sabiendo que hacía a ese top sin tirantes verse bien.
A medida que me aproximaba, la expresión glaciar de Lali se derritió y me
sonrió, aliviada de verme.
—Ey chicos —me anuncié en voz alta para ser escuchada por encima de la
música—. ¿Puedo traerles bebidas?

—Oh, no es necesario —me dijo Peter con una sonrisa—. Darren nos está
trayendo algunas. Señaló detrás de mí y me di la vuelta para ver a un
pelirrojo alto y bien parecido esperando abrirse paso entre la multitud a la
barra.
Fruncí el ceño interrogante.
—¿Darren?
—Mi marido.
La respuesta vino de la morena y la miré sorprendida, mis ojos
arrastrándose sobre ella sentada junto a Gaston, mi mente tratando de
hacer que la imagen delante de mí y lo que ella acababa de decir tuviera
sentido. Capturé la mirada de Gaston y me ofreció una fría sonrisa
afectada, como si supiera que había asumido que ella era una de sus
Barbies.
—Esta es Donna. Es la mujer de Darren. Darren es el manager de Fire.
Oh.
Bueno me sentía avergonzada.
Y luego capturé la mirada de Gaston de nuevo y su sonrisa se profundizó.
Las sospechas anteriores de Lali sonaron por mi cerebro. Bueno, sólo para
que lo sepas, tengo la impresión de que está planeando algo.
¡Dios lo condene! Quería que pensara que Donna era su cita. Quería ver
alivio destellar en mis ojos cuando me diera cuenta de que no lo era. Y que
Dios me condene a mí, porque se lo había dado.
—Encantada de conocerte. —Incliné la cabeza hacia ella—. Enviaré a tu
marido de vuelta o estará allí para siempre. Conseguiré de él la orden de
sus bebidas y las traeré.
—Gracias, Rochi. —Lali me sonrió débilmente.
Fruncí el ceño, odiando verla tan incómoda. Extendí la mano y apreté su
hombro tranquilizadoramente, notando la mano de Peter aún sujeta
firmemente en su cadera. Le disparé una mirada de advertencia por
encima de la cabeza de Lali que hizo que su ceja se frunciera con
confusión. Ignorando a Gaston y cualquiera que fuera el juego que se
proponía ahora, me contoneé hacia Darren, presentándome y enviándolo
de vuelta con los demás una vez que tuve las bebidas memorizadas.
—Está de vuelta —dijo Craig en mi oído, inclinándose a mi alrededor
mientras sacudía una mezcla de cóctel.
—¿Quién?
—Ese chico detrás del que Jo fue durante años después de que estuviera
aquí.
—Gaston. —Asentí, mirándolo. No me había dado cuenta de lo cerca que
estaba, nuestras caras a centímetros de distancia.
—Jo quería hacerle su siguiente amante viejo y rico.
Me aparté, poniendo los ojos en blanco.
—No necesito un amante viejo y rico, Craig.
Craig lanzó una mirada hacia atrás a Gaston.
—Me molesta. La última vez que estuvo aquí te miraba como si le
pertenecieras, y esta noche no es diferente. ¿Está pasando algo entre
ustedes dos?
—Ninguna cosa. Te lo dije. No necesito un amante viejo y rico.
Los ojos de Craig se estrecharon y se volvió hacia mí, su cara dividiéndose
con una sonrisa maliciosa.
—Tal vez yo necesito una amante vieja y rica.
Y entonces estaba besándome, una mano envolviéndose alrededor de la
parte trasera de mi cuello para mantenerme allí
Los
silbidos y aplausos rompieron el momento y retrocedí, presionando una
mano contra su pecho.
—Uh… —Parpadeé, intentando imaginar lo que estaba pasando—. ¿Qué
acaba de pasar?
Craig me guiñó un ojo.
—Sólo molestando al Sr. Dinero por allí y teniendo un momento caliente
haciéndolo.
Sacudí la cabeza con incredulidad y lo aparté, captando la sonrisa de
Alistair mientras Craig se contoneaba para él, obviamente satisfecho
consigo mismo. A medida que regresaba a preparar las bebidas de mis
amigos me forcé a mí misma a no levantar los ojos. No quería saber si
Craig tenía razón acerca de Gaston. No quería reconocer cualquier
sentimiento que pudiera tener hacia mí y viceversa. Pero maldita sea, me
complacía saber que alguien más había notado su interés en mí además de
una ilusionada y romántica empedernida como Lali. Al menos sabía que
no estaba viendo cosas.
¿Y no era yo simplemente un confuso manojo de hormonas?
Poniendo las bebidas en una bandeja, salí del bar e ignoré un “ey, cariño”
de un cliente que obviamente había captado el “espectáculo” de Craig, y
esquivé a la gente,
—Aquí tienen. —Puse la bandeja en la mesa y comencé a repartir las
bebidas.
—Uh, ¿qué fue eso? —me preguntó Lali con los ojos abiertos mientras
tomaba su bebida de mí.
No sé lo que me poseyó a pensar que hacerse la tonta era el camino a
seguir.
—¿Qué era qué?
Peter gruñó.
—¿El chico con su lengua hasta tu garganta?
No podía siquiera mirar a Gaston porque podía sentir su ardiente
mirada… bueno… quemándome. Me encogí de hombros.
—Sólo es Craig.
Y luego huí antes de que pudieran preguntarme nada más.
Pero Craig no estuvo feliz con sólo plantar su lengua en mi boca. Durante
los siguientes cuarenta minutos, aumentó el flirteo, besando mi cuello,
palmeando mi culo, burlándose de mí sin piedad con charla acerca de
sexo.
Supongo que no haber estado más molesta acerca de él besándome le
permitió pensar que podía. Y la verdad es, no hice nada para hacerle
pensar de otra manera. Había decidido que quería enviarle a Gaston un
mensaje.
No éramos amigos.
Y nunca íbamos a ser nada más que no amigos.
Así que éramos… nada.
—¡Hora de descanso, Rochi! —Alistair me golpeó en el trasero con un paño
de cocina cuando llegó de su descanso.
Suspiré.
—Voy a quitarte esa maldita cosa si no dejas de usarla como un arma. En
serio, ¿era eso necesario?
Me sonrió.
—¿Qué? ¿Habrías preferido mi lengua en tu boca?
—Gracioso. —Me di la vuelta sobre mis pies y salí de la parte trasera del
bar a la zona de personal. Era un pequeño vestuario con un sofá, una
máquina de dulces y algunas revistas. Una puerta a la derecha llevaba a la
oficina del gerente, pero Su estaba sólo una vez cada dos fines de semana
porque trabajaba a jornada completa durante la semana. Cuando cerrabas
la puerta de Su, el ruido del bar desaparecía. Con la cabeza zumbando, la
adrenalina bombeando debido a Gaston y Craig, me deslicé adentro con
una lata de Coca-Cola y me desplomé contra su escritorio.
Alentar a Craig fue una mala idea. Siempre habíamos bromeado pero esta
noche había cruzado la línea y yo le había dejado, y fue todo porque
Gaston estaba jugando con mi cabeza. Odiaba el puñetazo en mi estómago
cuando pensé que Donna era su cita. Odiaba que él supiera que había
sentido algo. Odiaba sospechar que lo había orquestado todo.
Tenía que encontrar una forma de hacerle saber de una vez por todas que
nunca iba a pasar nada entre nosotros.
Mis ojos rompieron su conexión con la alfombra cuando la puerta de Su se
abrió, y me enderecé, las mariposas en mi estómago volviendo
furiosamente a la vida cuando Gaston entró y cerró la puerta.
Sus ojos eran calculadores mientras se enfocaban en mi cara, sus rasgos
duros, nublados.
Gaston parecía molesto.
—¿Qué estás haciendo aquí?
No contestó y mis ojos hicieron esa cosa de nuevo… perder el control,
recorriendo su cuerpo, abarcando su elegante suéter negro de cuello
redondo y sus pantalones negros a medida. El único accesorio que llevaba
era un caro reloj deportivo de platino. Su estilo discreto y el hecho de que
no se había afeitado en unos días sumaban un envoltorio muy ardiente.
Sentí esa presión justo en las profundidades inferiores de mi cuerpo y mi
mandíbula se trabó. ¿Por qué tenía que encenderme tanto? No era justo.
Disimulando, tomé un trago de mi refresco.
—¿Bien?
—No me gusta compartir.
Mis ojos volaron a los suyos y, si eso era posible, parecía más enfadado
que nunca. En esta diminuta habitación, Gaston era intimidante
y la comparación entre nuestro tamaño más notable. Podía aplastarme
como a un bicho si quería.
—¿Qué?
Sus ojos se estrecharon.
—He dicho, no me gusta compartir.
Pensé en Brenda.
—Eso no es lo que he oído.
—Permíteme decirlo de otro modo.
Dio un furioso paso hacia mí.
—Cuando se trata de ti… no me gusta compartir.
No hubo tiempo para procesar eso. Un minuto estaba mirándolo con
incredulidad y al siguiente la lata de refresco estaba golpeando el suelo y
mi culo estaba en el escritorio mientras Gaston chocaba conmigo. El calor
y la fuerza de él me abrumaron cuando su enorme mano agarró la parte
trasera de mi cuello y la otra tiró de mi muslo izquierdo hacia arriba,
permitiéndole entrar a empujones entre mis piernas y colocarme sobre el
escritorio. Su boca se estrelló contra la mía y el deseo que mi cuerpo había
estado albergando por él durante semanas tomó el control sobre mí. Me
aferré a él, mis manos hundiéndose en su espalda, mis piernas subiendo
por sus caderas mientras mis labios se abrían con una exhalación de alivio
que permitió a su lengua entrar en mi boca para atormentar a la mía. El
olor de él, el sabor del whisky en su lengua, la sensación de sus cálidas
manos agarrándome fuerte, me… me subyugó e hice este sonido gutural
que no podía controlar.
Su beso borró cualquier recuerdo del de Craig.
La mano de Gaston se apretó alrededor de mi cuello y gruñó, la vibración
surgiendo a través de mí, rozando por mi cuerpo como manos
atormentando mis pezones, susurrando a través de mi vientre y
deslizándose al hogar entre mis piernas. Su beso se volvió más duro, más
demandante —largos e intoxicantes besos que me robaron el aliento—.
Estábamos jadeando y tirando de la boca del otro como si no pudiéramos
llegar lo suficientemente profundo, mis uñas marcándose en su suéter
mientras trataba de impulsarlo más cerca.
Cuando me di cuenta estuve
perdida. Mi vientre se apretó y gemí contra su boca
. La necesidad creció más hambrienta cuando la
mano de Gaston se deslizó hacia arriba por mi cintura, rozando mi pecho
y deteniéndose en el ancho tirante del top sin mangas. Rompió el beso,
retrocediendo sólo un par de centímetros para mirarme a los ojos. Los
suyos estaban oscurecidos, sus pestañas bajas sobre ellos, sus labios
magullados. Sentí dos de sus dedos deslizarse bajo el tirante y bajarlo,
tirando del lado izquierdo de mi top así mi sujetador estaba visible. Su
mirada nunca dejó la mía mientras repetía el proceso con el tirante de mi
sujetador.
El aire fresco golpeó mi pecho desnudo y mi pezón se frunció
tentadoramente. Los ojos de Gaston cayeron sobre él y sentí su mano
deslizarse hacia arriba para acunarlo. Lo acarició, su pulgar rozando sobre
el pezón, y jadeé cuando lo apretó y disparó un rayo de lujuria entre mis
piernas. Volvió a mirarme.
—¿Te gusta eso, nena? —murmuró, sus ojos regresando a mi boca—. ¿Te
gustan mis manos en ti?
Bueno… ¡sí!
—O… —Inclinó la cabeza y sus labios rozaron suavemente los míos.
—¿Lo harían las de cualquier hombre?
Tomó un momento para que aquellas palabras penetraran y cuando lo
hicieron me aplastó el dolor y me eché hacia atrás con furia, mis brazos
cayendo de su alrededor para tirar de mi sujetador y mi top de nuevo hacia
arriba.
—Que te jodan —repliqué, y traté de empujarlo sólo para tenerlo
presionando más profundamente en mis piernas, sus manos agarrando
mis muñecas para detener los puños que estaban a punto de volar hacia
él.
—¿Qué demonios fue eso allí fuera? —Se enfureció conmigo, pero
definitivamente aún estaba encendido, haciendo a mi propio cuerpo estar en guerra con mi cabeza.
—Nada de tu incumbencia, eso es lo que era.
—¿Estás follándotelo?
—¡No es de tu incumbencia!
Hizo un sonido bajo y furioso entre dientes y tiró de mis brazos.
—Considerando que quiero follarte, es de mi incumbencia. Y considerando
que tú definitivamente quieres ser follada por mí, creo que lo mejor para ti
es contestarme.
—¡Eres un idiota arrogante y egoísta, lo sabes! —rugí, resuelta a que este
idiota macho Alfa no iba a controlarme—. ¡No tendría sexo contigo así
fueras el último hombre en la tierra!
No era la réplica más original. Lo sé. Y definitivamente era lo peor que
podía decir.
Con mis manos aún fijadas, Gaston me besó otra vez, mordiendo
furiosamente mi boca, frotando su dura verga contra mí en tormento. Mi
cuerpo se entusiasmó y mis labios se abrieron permitiéndole entrar. Traté
de hacer una pretensión de lucha, pero mis hormonas estaban de lejos
más interesadas en echar un polvo que en tener el control sobre la
situación.
—¿Te estás acostando con él, Rocio? —murmuró sensualmente, sus
labios trazando exquisitos besos a lo largo de mi mandíbula.
—No —soplé.
—¿Quieres acostarte con él?
—No.
Fui consciente vagamente del agarre alrededor de mis muñecas
desapareciendo y mis manos —con mente propia— extendiéndose para
posarse en el tenso estómago de Gaston.
—¿Quieres que te folle? —gruñó en mi oído.
Me estremecí ávidamente. ¡Sí!
En lugar de decirle la verdad, sacudí la cabeza, tratando de mantener
alguna clase de control.
Y entonces su mano estaba ahuecándose entre mis piernas, dos dedos
frotando duro contra la juntura de mis vaqueros. La excitación me inundó
en un torrente de escalofríos.
—Oh Dios… —gemí, tratando de presionar más cerca.
Sus labios rozaron los míos y busqué algo más profundo, más húmedo,
pero Gaston retrocedió.
—¿Quieres que te folle?
La ira estalló sobre mí y abrí los ojos de golpe para mirarlo.
—¿Qué demonios crees?
Tiré de su cabeza hacia abajo, nuestros labios estrellándose juntos cuando
saqué de él lo que quería. Sus brazos rodearon mi cintura, presionando
juntos nuestros cuerpos mientras nuestras bocas se alimentaban

ávidamente la una de la otra. La impaciencia rugía entre nosotros, y las
fuertes manos de Gaston se deslizaron abajo en su camino por mi espalda
y bajo mi cola, levantándome fácilmente. Mi cuerpo comprendió lo que
quería y mis piernas automáticamente se envolvieron alrededor de su
cintura cuando se dio la vuelta y dio dos pasos para presionarme contra la
pared, frotándose contra la v de mis vaqueros mientras
empujaba sus caderas contra mí. La satisfacción y la necesidad se
estrellaron a través de mí y jadeé contra su boca, silenciosamente rogando
por más.
—¡Oh joder, lo siento! —La sorprendida voz de Alistair penetró la niebla y
me eché hacia atrás de Gaston, mi pecho elevándose y cayendo
rápidamente mientras intentaba recuperar el aliento.
Miré a Alistair con horror mientras la realidad regresaba.
Qué. Demonios.
¡Oh mierda, mierda, mierda, mierda, mierda! ¡Apestaba en el autocontrol!
Mierda —exhalé.
La confusa mirada de Alistair voló entre mí y Gaston antes de regresar a
mí.
—El descanso ha terminado.
Me tragué el nudo de pánico y excitación sexual en mi garganta.
—Ahora voy.
Tan pronto como se hubo ido, sentí la habitación cerrarse en mí. Aún
estaba envuelta alrededor de Gaston. Desenvolví mis piernas, y Gaston me
bajó al suelo. Tan pronto como mis pies estuvieron estables, presioné una
mano en su pecho, empujándolo hacia atrás.
—Tengo que volver al trabajo.
Gentiles dedos agarraron mi barbilla y me forzaron a levantar la mirada
hacia él. Su expresión era granítica, decidida, controlada… y
completamente en desacuerdo con su inflamada boca y su pelo revuelto.
—Tenemos que hablar.
¿Acerca de mi absoluta falta de control y fuerza de voluntad? —No tengo
tiempo ahora mismo.
—Entonces volveré mañana por la noche.
—Gaston...
Su agarre en mi barbilla se apretó, callándome.
—Volveré mañana por la noche.
Esto no estaba pasando. ¿Cómo pude permitir que esto pasara?
—Gaston, no quiero que pase nada entre nosotros.
Elevó una ceja, claramente no convencido.
—Dile eso a tu ropa interior, nena.
Le entrecerré los ojos.
—Eres un idiota.
Sonrió ampliamente y se inclinó hacia abajo para rozar un suave beso a
través de mis labios.
—Te veré mañana.
Agarré su suéter, deteniéndolo de marcharse.
—¡Gaston, lo dije en serio!
Riendo entre dientes, desenroscó pacientemente mis dedos de su suéter y
dio un paso atrás.
—Tengo una proposición. Volveré mañana para discutirla.
¡Argh! ¿Estaba sordo?
—Gaston...
—Oh. —Se volvió hacia mí en la puerta y su expresión se endureció—.
Estaré esperando hasta el final del turno para poner a ti y a Lali en un
taxi. Te veo flirteando con ese idiota otra vez y le quitaré los dientes.
Y entonces ¡puf! Se había ido.
Hice balance un momento, incapaz de creer lo que acababa de permitir
que ocurriera. Pero mis labios estaban palpitantes de aquellos besos
desesperados, mis mejillas ardían del raspar de su barba de dos días, mi
corazón estaba desbocado y mis braguitas ….
Peor… aún estaba tan malditamente encendida que tenía casi decidido
cerrar la puerta y terminar yo misma lo que él había empezado.
Mañana esto tenía que terminar. Si Gaston podía tomar posesión de mí
tan completamente como eso, no había forma de que pudiera ir más lejos
con esto.
Tal vez debería mudarme.
Mi pecho dolió ante el pensamiento de dejar a Lali y el apartamento
. ¡No! Podía hacer esto. Podía poner en su lugar al idiota
arrogante.
Asentí, poniéndome de pie sólo para tambalearme un poco.
Puse los ojos en blanco. ¿Por qué demonios tenía que ser la versión
humana de un arma nuclear cargada de sexualidad? Gruñendo, me
recompuse lo mejor que pude, y salí al bar, ignorando las miradas
burlonas de Alistair, la ardiente mirada de Gaston y los intentos de flirteo
de Craig.
Me gustaban los dientes de Craig donde estaban, muchas gracias.

3 comentarios:

  1. este capitulo me encanto
    seguii con la nove sos una genia besos

    ResponderEliminar
  2. Matoooo el capppp... Ahora so voy a leer bien el 11. Jajaja

    ResponderEliminar
  3. Te dije que si leo comento. Y lei los diez capitulos. Y termine por lo visto, en el mejor. Sin dudas la historia es lo más, y dejame decirte, que me atrapo mal. Esta buena la trama, buenisima. Es feo lo que le paso a Rochi. Ojala se permita confiar más en Lali. Me encanta la forma de ser de Rochi. Y como piensa, re gracioso. Amo que Gaston descubra sus intenciones, y su forma de ser, tambien. Amo como se va desarrollando esto. Es lo más.

    ResponderEliminar