Capítulo 5
::Rochi::
sonaban pasos en las
tablas de madera del pasillo, lo que me
puso totalmente
despierta y gracias a eso se detuvo mi
pesadilla. Mi corazón
estaba acelerado. Estaba cubierta de
sudor pero
esperanzadoramente me podré recuperar pronto.
El reloj dice 2:00
a.m. desde el lado lejano de la habitación, mientras
los pasos se van
acercando.
Tan feliz como estoy,
mi tortura se ha detenido, y mi corazón se
llena de miedo. Si
alguien está merodeando este lado de la casa pasando la
medianoche, habré
echado a perder meses de esfuerzo duro y lloraré
mientras duerma.
Es mi culpa por
arriesgarme, pero la cama se miraba tan cómoda. Yo
sólo quería estirarme
un momento, pero estaba demasiado cansada
después de la
entrevista, que me debí haber dormido.
Me mordí mi labio y
aguanté la respiración. Me dije que el paso de
esa persona que estaba
al acecho era mi mamá. Ella no se va a detener
hasta que me vea.
Forcé a mis miembros pesados por el sueño a moverse
de la cama.
Consolada, tomé un
descanso hacia el escritorio y limpié las
lágrimas de mis
mejillas y ojos, mientras rápidamente moví una mano
sobre mi teclado. La
laptop surge a la vida justo a tiempo, iluminando la
esquina lejana en la
habitación mientras ella abre la puerta sin avisar.
—¿Estás bien?
—pregunta, con una voz forzada. Preocupada.
Esperando que admita
tener una pesadilla.
—Todo bien —dije,
usando un tono animado. Necesito jugar esto
perfectamente o estaré
tostada. Pongo en ángulo la luz de la pantalla para
alejarla de mi cuerpo
y que ilumine el teclado antes de pretender escribir.
Cuando mamá no se va,
soy forzada a verla. Esperanzadamente mi
expresión serena está
en lugar, pero no hay garantías. No después de una
pesadilla.
Si ella atrapa que es
fingida, no me será permitido iniciar mi
pasantía cuando la
escuela termine la próxima semana. En cambio, ella me
llevará de nuevo a
terapia.
Finjo una pequeña
sonrisa. —Yo… yo estoy muy emocionada para
dormir, así que decidí
revisar algunos campus. Olvidé bajar el volumen
antes de reproducir un
video. Lo siento si te desperté.
—¿No deberías estar durmiendo
por los finales? —pregunta ella,—Estoy segura de que tu padre estará de acuerdo
conmigo que es
prematuro que tú
revises los portales de internet de las universidades.
Nos reservamos el
derecho de darte una decisión hasta el final del verano—dice ella, gracias que
no me ve cuando ella bosteza de nuevo. Ella se ha
creído mis mentiras.
—El Doctor Brodie me
dio ―pulgares arriba‖. ¿Por qué no lo puedes
creer? —solté,
tratando de detener mi respiración tanto como fuera
posible.
—La Universidad está
demasiado lejos. Toma un paso a la vez. El
hecho de que los
impresionaste para que te ofrezcan una pasantía sin
remuneración es un
buen inicio. Eres una chica muy afortunada. Y…
Eres una chica muy
afortunada.
Eres una chica muy
afortunada.
Las palabras del oficial
de policía de mi pesadilla se mezclan con el
discurso de mi madre y
explota con un rayo doloroso en mi cabeza. Mamá
tiene un talento para
decir lo más equivocado en el peor momento posible.
Y atrapándome, después
de una pesadilla, lo que califica como el peor
momento posible. Mi
estómago se convierte en una pelota y mis piernas se
tensan hasta que me
duelen por detener los temblores.
Nunca le he dicho a
mamá o a alguien las palabras exactas que me
hacen quedar al borde
de la locura. Sé que ese no es el propósito. Pero las
palabras me golpean de
nuevo.
Eres una chica muy
afortunada.
Eres una chica muy
afortunada.
Trata de mantener una
expresión calmada mientras el sudor cae por
mi cuello. Mi cuero
cabelludo me pica. Pronto la humedad caerá por mi
frente y ella lo verá.
Eres una chica muy
afortunada.
Fuerzo mis ojos a
mantenerse abiertos y a cruzar mis brazos sobre
mi estómago que roda,
mientras el pánico dejado atrás después del sueño,
ahora construye dentro
de mí una ola gigante. Muerdo el interior de mis
mejillas y miro sin
enfocar en la dirección de mamá y a sus labios
parlantes.
Afortunada. Chica
Afortunada.
Quiero desviar las
imágenes estroboscópicas de luz: un cinturón de
hebilla plateada, algas
marinas con rayas moradas, un cuenco de cristal,
manos en mi piel, y lo
blanco rodeándome.
Chica muy afortunada.
Me muerdo más fuerte y
me concentro en el sabor metálico de la
sangre en mi lengua,
consciente de que debo sacar a mi mamá de esta
habitación. Es una
gran hazaña regresar a la conversación, descruzar mis
brazos, y tratar de
cambiar mi expresión a vacía.
Vacía, esta condición
no es fácil, pero es la mejor opción para
hacerla molestar.
—…y, a un lado el
verano —parlotea mamá—, pero todavía está el
asunto de que tú
sobrevivas tu año sénior. También tenemos que tener
buenas
puntuaciones—finaliza.
Me meto más en la
laptop y cliqueo el ratón.
Clic. Clic. Clic.
—Rochi, ¿estás
escuchando? —Con la esquina del ojo, la veo alzar los
brazos con frustración
total. Su voz sube dos decibeles, justo en el
momento—. Papá y yo
queremos que nos pruebes que puedes salir… más
allá de esta
habitación. Queremos que…
—Sea normal. Estoy en
eso —me las arreglé para decir, con la voz
aburrida, mis ojos
estaban pegados a la computadora. Un clic más con el
ratón y entonces:
tecleo, tecleo, tecleo, tecleo.
—Entonces, pruébalo.
Duerme. Ve si puedes llegar a la escuela sin
esa cara esquelética y
esas ojeras.
—Eso es bajo, mamá.
Incluso para ti. —Libero un suspiro,
esperando escuchar
ofendida en lugar de medio-muerta por sostener mi
respiración. Le doy
una mirada fría y sacudo mi mano hacia la puerta, pero
no estoy preparada
para ver la angustia que encontré en sus ojos.
Arrepentimiento y las
disculpas pasan entre nosotras como el repentino
brillo de un ala de
mariposa. La vergüenza quema mis ojos por todas las
mentiras que dije tan
fácilmente durante la cena. Mentiras sobre la
pasantía. Mentiras que
toda la familia había creído sin dudar.
Vacilo, imaginando
tomarlos a todos de regreso… imaginarme el
abrazo cálido, suave y
perfumado de lavanda de mi mamá mientras le digo
que mi pesadilla ha
regresado ya por una semana. No quiero molestarla,
pero una alternativa
es que la familia regrese a primera base.
Adiós progreso. Adiós
futuro.
Alejo mi mirada de
ella. Mis manos empezaron a temblar y mis
piernas pronto se
pondrán peor. Tengo que apurarme. Las memorias
sombrías se empujan a
través de mí, demandando liberarse. Y no pararán
una vez que empiezan a
surgir de esta manera…
* * * *
Afortunada. Afortunada. Chica afortunada.
Nada pasó. Estás bien. Sólo bien.
Por favor. No me dejes…
* * * *
—Rochi, yo…
—Tú vete a dormir,
mamá —grité. Gritar siempre escondía los
temblores de mi voz—.
Con cara de esqueleto o no, puedo permanecer
despierta toda la
noche. ¡A menos que tú y papá decidan desconectarme el
enchufe también de
eso!
—Mira, siento lo que
dije…
—¡Dios! ¡Sólo… ve
afuera! ¡AFUERA! ¡AFUERA!
Ella se aleja como si
la hubiera abofeteado y azota la puerta.
Aliviada, y en modo
superviviente, subo mis piernas para que pueda
poner el peso de mi
cabeza de mil libras en mis rodillas. Los remanentes
de la pesadilla me
llenan. Son como piedras afiladas. Luz estroboscópica,
memorias
indescifrables de palabras atrapadas en mi mente…
* * * *
Eres una chica muy afortunada.
¡Vamos! Amigo, nada pasó. Nada pasó realmente.
Espera. Por favor. Por favor, no me dejes aquí.
Lo siento. Lo siento… no puedo…
Mírala. Ella es tan caliente que casi vale la pena atraparla.
Lo siento mucho…
Ella nos mintió.
No es su culpa.
Ella está bien. Ella está bien. Nada pasó.
Le creí. Él dijo que era hermosa… es mi culpa.
* * * *
Mientras las lecciones
iniciales giran, soy capaz de contar.
El Doctor Brodie me
enseñó que contar ayuda a encontrar el final.
Funciona.
Al 100, me muevo hacia
el siguiente ritual. Giro mi atención a la
lámpara de noche de
medusa. Cuento más y espero que la luz cambie de
una sola medusa blanca
a un hermoso modo con tres medusas nadando
adentro.
Como dije. Amo esta
cosa. Las medusas son amigas. Algo así.
Mayormente, testigos.
De cualquier manera,
no puedo sobrevivir sin ellas.
Cuando soy capaz de
ver los detalles de sus tentáculos
transparentes, del
grosor de una hoja de papel, sé que es seguro para mí
moverme. En ese
momento es cuando dejo de contar. Si me detengo antes,
terminaré llorando
como una loca y algunas veces no puedo detenerme.
Asusta a mi familia.
Diablos, también me asusta.
Esta noche, no me
muevo hasta que alcanzo el número 459.
No es el peor número,
pero el mes conté en cuenta regresiva hasta
20. Pensé que iba a
contar hasta cero y finalmente se acabaría. Creí lo que
los demás creían. Que
estaba mejorando. Creo que no.
Busco un bolígrafo y
escribo el número en la columna de números
que he tallado en la
madera de mi escritorio. Mi libro de historia todavía
está abierto en la
Guía de Estudio del examen final. Al menos la estúpida
pesadilla me permitió
seis buenas horas de sueño antes de aparecer. Es
más de lo usual. Me
siento mejor por la primera ronda de finales.
Mejor aún, seré capaz
de andar con la familia y tener el desayuno en
lugar de manejar
temprano para tener una siesta. Nos podremos sentar
todos juntos y hablar
de mi nuevo trabajo… y lo mucho que me gusta mi
nuevo amigo.
Mi nuevo amigo también
es un chico.
Mi corazón se acelera
de una buena manera cuando sus ojos verdes y
un hoyuelo borran los
rastros de la pesadilla de mi mente. Me imagino el
orgullo, las sonrisas
felices de mamá, papá y Kika cuando les mencione
que mi nuevo amigo es
realmente guapo. Ni siquiera mentiré en eso. Y los
matará que me niegue a
decir su nombre. No todavía.
Oh. ¡Qué progreso!
Brillo de éxito, y las
posibilidades que hay por delante remplazan
mis latidos acelerados
con un sorprendente sentimiento de esperanza.

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