lunes, 27 de mayo de 2013

Casi ... capitulo cinco


Capítulo 5
::Rochi::
sonaban pasos en las tablas de madera del pasillo, lo que me
puso totalmente despierta y gracias a eso se detuvo mi
pesadilla. Mi corazón estaba acelerado. Estaba cubierta de
sudor pero esperanzadoramente me podré recuperar pronto.
El reloj dice 2:00 a.m. desde el lado lejano de la habitación, mientras
los pasos se van acercando.
Tan feliz como estoy, mi tortura se ha detenido, y mi corazón se
llena de miedo. Si alguien está merodeando este lado de la casa pasando la
medianoche, habré echado a perder meses de esfuerzo duro y lloraré
mientras duerma.
Es mi culpa por arriesgarme, pero la cama se miraba tan cómoda. Yo
sólo quería estirarme un momento, pero estaba demasiado cansada
después de la entrevista, que me debí haber dormido.
Me mordí mi labio y aguanté la respiración. Me dije que el paso de
esa persona que estaba al acecho era mi mamá. Ella no se va a detener
hasta que me vea. Forcé a mis miembros pesados por el sueño a moverse
de la cama.
Consolada, tomé un descanso hacia el escritorio y limpié las
lágrimas de mis mejillas y ojos, mientras rápidamente moví una mano
sobre mi teclado. La laptop surge a la vida justo a tiempo, iluminando la
esquina lejana en la habitación mientras ella abre la puerta sin avisar.
—¿Estás bien? —pregunta, con una voz forzada. Preocupada.
Esperando que admita tener una pesadilla.
—Todo bien —dije, usando un tono animado. Necesito jugar esto
perfectamente o estaré tostada. Pongo en ángulo la luz de la pantalla para
alejarla de mi cuerpo y que ilumine el teclado antes de pretender escribir.
Cuando mamá no se va, soy forzada a verla. Esperanzadamente mi
expresión serena está en lugar, pero no hay garantías. No después de una
pesadilla.
Si ella atrapa que es fingida, no me será permitido iniciar mi
pasantía cuando la escuela termine la próxima semana. En cambio, ella me
llevará de nuevo a terapia.
Finjo una pequeña sonrisa. —Yo… yo estoy muy emocionada para
dormir, así que decidí revisar algunos campus. Olvidé bajar el volumen
antes de reproducir un video. Lo siento si te desperté.
—¿No deberías estar durmiendo por los finales? —pregunta ella,—Estoy segura de que tu padre estará de acuerdo conmigo que es
prematuro que tú revises los portales de internet de las universidades.
Nos reservamos el derecho de darte una decisión hasta el final del verano—dice ella, gracias que no me ve cuando ella bosteza de nuevo. Ella se ha
creído mis mentiras.
—El Doctor Brodie me dio ―pulgares arriba‖. ¿Por qué no lo puedes
creer? —solté, tratando de detener mi respiración tanto como fuera
posible.
—La Universidad está demasiado lejos. Toma un paso a la vez. El
hecho de que los impresionaste para que te ofrezcan una pasantía sin
remuneración es un buen inicio. Eres una chica muy afortunada. Y…
Eres una chica muy afortunada.
Eres una chica muy afortunada.
Las palabras del oficial de policía de mi pesadilla se mezclan con el
discurso de mi madre y explota con un rayo doloroso en mi cabeza. Mamá
tiene un talento para decir lo más equivocado en el peor momento posible.
Y atrapándome, después de una pesadilla, lo que califica como el peor
momento posible. Mi estómago se convierte en una pelota y mis piernas se
tensan hasta que me duelen por detener los temblores.
Nunca le he dicho a mamá o a alguien las palabras exactas que me
hacen quedar al borde de la locura. Sé que ese no es el propósito. Pero las
palabras me golpean de nuevo.
Eres una chica muy afortunada.
Eres una chica muy afortunada.
Trata de mantener una expresión calmada mientras el sudor cae por
mi cuello. Mi cuero cabelludo me pica. Pronto la humedad caerá por mi
frente y ella lo verá.
Eres una chica muy afortunada.
Fuerzo mis ojos a mantenerse abiertos y a cruzar mis brazos sobre
mi estómago que roda, mientras el pánico dejado atrás después del sueño,
ahora construye dentro de mí una ola gigante. Muerdo el interior de mis
mejillas y miro sin enfocar en la dirección de mamá y a sus labios
parlantes.
Afortunada. Chica Afortunada.
Quiero desviar las imágenes estroboscópicas de luz: un cinturón de
hebilla plateada, algas marinas con rayas moradas, un cuenco de cristal,
manos en mi piel, y lo blanco rodeándome.
Chica muy afortunada.
Me muerdo más fuerte y me concentro en el sabor metálico de la
sangre en mi lengua, consciente de que debo sacar a mi mamá de esta
habitación. Es una gran hazaña regresar a la conversación, descruzar mis
brazos, y tratar de cambiar mi expresión a vacía.
Vacía, esta condición no es fácil, pero es la mejor opción para
hacerla molestar.
—…y, a un lado el verano —parlotea mamá—, pero todavía está el
asunto de que tú sobrevivas tu año sénior. También tenemos que tener
buenas puntuaciones—finaliza.
Me meto más en la laptop y cliqueo el ratón.
Clic. Clic. Clic.
—Rochi, ¿estás escuchando? —Con la esquina del ojo, la veo alzar los
brazos con frustración total. Su voz sube dos decibeles, justo en el
momento—. Papá y yo queremos que nos pruebes que puedes salir… más
allá de esta habitación. Queremos que…
—Sea normal. Estoy en eso —me las arreglé para decir, con la voz
aburrida, mis ojos estaban pegados a la computadora. Un clic más con el
ratón y entonces: tecleo, tecleo, tecleo, tecleo.
—Entonces, pruébalo. Duerme. Ve si puedes llegar a la escuela sin
esa cara esquelética y esas ojeras.
—Eso es bajo, mamá. Incluso para ti. —Libero un suspiro,
esperando escuchar ofendida en lugar de medio-muerta por sostener mi
respiración. Le doy una mirada fría y sacudo mi mano hacia la puerta, pero
no estoy preparada para ver la angustia que encontré en sus ojos.
Arrepentimiento y las disculpas pasan entre nosotras como el repentino
brillo de un ala de mariposa. La vergüenza quema mis ojos por todas las
mentiras que dije tan fácilmente durante la cena. Mentiras sobre la
pasantía. Mentiras que toda la familia había creído sin dudar.
Vacilo, imaginando tomarlos a todos de regreso… imaginarme el
abrazo cálido, suave y perfumado de lavanda de mi mamá mientras le digo
que mi pesadilla ha regresado ya por una semana. No quiero molestarla,
pero una alternativa es que la familia regrese a primera base.
Adiós progreso. Adiós futuro.
Alejo mi mirada de ella. Mis manos empezaron a temblar y mis
piernas pronto se pondrán peor. Tengo que apurarme. Las memorias
sombrías se empujan a través de mí, demandando liberarse. Y no pararán
una vez que empiezan a surgir de esta manera…
* * * *
Afortunada. Afortunada. Chica afortunada.
Nada pasó. Estás bien. Sólo bien.
Por favor. No me dejes…
* * * *
—Rochi, yo…
—Tú vete a dormir, mamá —grité. Gritar siempre escondía los
temblores de mi voz—. Con cara de esqueleto o no, puedo permanecer
despierta toda la noche. ¡A menos que tú y papá decidan desconectarme el
enchufe también de eso!
—Mira, siento lo que dije…
—¡Dios! ¡Sólo… ve afuera! ¡AFUERA! ¡AFUERA!
Ella se aleja como si la hubiera abofeteado y azota la puerta.
Aliviada, y en modo superviviente, subo mis piernas para que pueda
poner el peso de mi cabeza de mil libras en mis rodillas. Los remanentes
de la pesadilla me llenan. Son como piedras afiladas. Luz estroboscópica,
memorias indescifrables de palabras atrapadas en mi mente…
* * * *
Eres una chica muy afortunada.
¡Vamos! Amigo, nada pasó. Nada pasó realmente.
Espera. Por favor. Por favor, no me dejes aquí.
Lo siento. Lo siento… no puedo…
Mírala. Ella es tan caliente que casi vale la pena atraparla.
Lo siento mucho…
Ella nos mintió.
No es su culpa.
Ella está bien. Ella está bien. Nada pasó.
Le creí. Él dijo que era hermosa… es mi culpa.
* * * *
Mientras las lecciones iniciales giran, soy capaz de contar.
El Doctor Brodie me enseñó que contar ayuda a encontrar el final.
Funciona.
Al 100, me muevo hacia el siguiente ritual. Giro mi atención a la
lámpara de noche de medusa. Cuento más y espero que la luz cambie de
una sola medusa blanca a un hermoso modo con tres medusas nadando
adentro.
Como dije. Amo esta cosa. Las medusas son amigas. Algo así.
Mayormente, testigos.
De cualquier manera, no puedo sobrevivir sin ellas.
Cuando soy capaz de ver los detalles de sus tentáculos
transparentes, del grosor de una hoja de papel, sé que es seguro para mí
moverme. En ese momento es cuando dejo de contar. Si me detengo antes,
terminaré llorando como una loca y algunas veces no puedo detenerme.
Asusta a mi familia. Diablos, también me asusta.
Esta noche, no me muevo hasta que alcanzo el número 459.
No es el peor número, pero el mes conté en cuenta regresiva hasta
20. Pensé que iba a contar hasta cero y finalmente se acabaría. Creí lo que
los demás creían. Que estaba mejorando. Creo que no.
Busco un bolígrafo y escribo el número en la columna de números
que he tallado en la madera de mi escritorio. Mi libro de historia todavía
está abierto en la Guía de Estudio del examen final. Al menos la estúpida
pesadilla me permitió seis buenas horas de sueño antes de aparecer. Es
más de lo usual. Me siento mejor por la primera ronda de finales.
Mejor aún, seré capaz de andar con la familia y tener el desayuno en
lugar de manejar temprano para tener una siesta. Nos podremos sentar
todos juntos y hablar de mi nuevo trabajo… y lo mucho que me gusta mi
nuevo amigo.
Mi nuevo amigo también es un chico.
Mi corazón se acelera de una buena manera cuando sus ojos verdes y
un hoyuelo borran los rastros de la pesadilla de mi mente. Me imagino el
orgullo, las sonrisas felices de mamá, papá y Kika cuando les mencione
que mi nuevo amigo es realmente guapo. Ni siquiera mentiré en eso. Y los
matará que me niegue a decir su nombre. No todavía.
Oh. ¡Qué progreso!
Brillo de éxito, y las posibilidades que hay por delante remplazan
mis latidos acelerados con un sorprendente sentimiento de esperanza.

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