miércoles, 15 de mayo de 2013

Mi Nombre Es Valery Cap 15




Capitulo 15


— ¿Si fuera mayor, sentirías química conmigo?

Gaston evitaba mirarme.

— Valeria — masculló—, no me hagas esto.
— Sólo estoy preguntando, eso es todo.
— No lo hagas. Algunas preguntas lo cambian todo. — Gaston soltó un suspiro vacilante—. Practica con Simon  Archavaleta. Yo soy demasiado mayor para ti en más de un aspecto. Y tú no eres el tipo de chica que yo quiero
.
Sin duda, no se refería al hecho de que fuera mexicana. Por lo que yo sabía de Gaston, no tenía ningún tipo de prejuicios. Nunca utilizaba términos racistas ni despreciaba a los demás por algo que no podían evitar.

— ¿Y qué tipo de chica quieres? — pregunté con esfuerzo.
— Una a la que pueda dejar sin mirar atrás.

Así era Gaston, declarando sin reparos la pura y dura verdad, pero yo percibí en su afirmación que yo no era el tipo de chica que podría dejar con facilidad, y no pude evitar tomármelo como algo alentador, aunque ésa no era su intención.
Entonces Gaston me miró.

— Nada ni nadie me retendrá aquí, ¿lo comprendes?
— Lo comprendo.

Gaston inhaló de una forma entrecortada.

— Esta vida, este lugar... Últimamente, he comprendido qué volvió a mi padre tan loco y miserable como para que terminara en prisión. Y a mí también me sucedería.

— No — protesté yo con suavidad.
— Sí que me ocurriría. Tú no me conoces, Valeria.

Yo no podía impedir que él quisiera irse, de la misma forma que tampoco podía evitar quererlo.
Crucé la barrera invisible que nos separaba.

Sus manos se levantaron en un gesto defensivo, el cual resultaba cómico dada nuestra diferencia de tamaño. Yo toqué las palmas de sus manos y la tersa piel de sus muñecas, donde su pulso galopaba y pensé: «Si lo único que voy a tener de él es este momento, lo tomaré. Tómalo o arrepiéntete para siempre.»
De repente, Gaston me sujetó las muñecas y sus dedos formaron como unas esposas que me impidieron acercarme más a él. Yo contemplé su boca, aquellos labios que prometían ser tan suaves.

— Suéltame — le pedí con voz pastosa—. Suéltame.

Su respiración se había acelerado y Gaston sacudió ligeramente la cabeza. Los nervios chispeaban en todo mi cuerpo y los dos sabíamos lo que haría si él me soltaba.
De repente, sus manos se abrieron. Yo me acerqué y apreté mi cuerpo contra el de él. De un extremo a otro. Lo agarré por la nuca y, mientras percibía la firmeza de la musculatura de su cuello, bajé su cabeza hasta que sus labios se unieron a los míos. Sus manos seguían suspendidas en el aire. Su resistencia duró sólo unos segundos. Entonces se rindió y me rodeó con los brazos mientras exhalaba un suspiro ronco.
Lo que sentí fue tan distinto a lo que había experimentado con Simon ... Gaston era infinitamente más fuerte y, aun así, mucho más suave. Una de sus manos se deslizó entre mi cabello y me sujetó la cabeza. Sus hombros se encorvaron sobre mí y a mí alrededor, y su brazo libre me cogió por la espalda y tiró de mí, como si quisiera meterme en su cuerpo. Gaston me besó una y otra vez, intentando descubrir todas las maneras en que nuestras bocas podían encajar. Una ráfaga de viento me heló la espalda, pero el calor brotaba en todas las zonas en las que nuestros cuerpos se tocaban.
Gaston saboreó el interior de mi boca, y yo sentí las oleadas de su ardiente aliento en mi mejilla. Su íntimo sabor me aturdió llenándome de deseo. Temblorosa, excitada y deseando que aquel momento no terminara nunca, me agarré a él con fuerza y me concentré con desesperación en todas las sensaciones que experimentaba para retenerlas tanto tiempo como me fuera posible.

Gaston separó mis brazos, que rodeaban su cuello, y me apartó de él con firmeza.

— ¡Maldición! — susurró tembloroso. Gaston se apartó más de mí, se agarró al poste de la canasta de baloncesto y apoyó la frente en él, como si agradeciera el contacto del frío metal—. ¡Maldición! — masculló de nuevo.

Yo me sentía aturdida y me tambaleé ante la repentina ausencia del apoyo del cuerpo de Gaston. Me froté los ojos con las bases de las manos.

— Esto no volverá a suceder — declaró él con brusquedad todavía sin mirarme—. Lo digo en serio, Valeria.
— Lo sé. Y lo siento.

En realidad no lo sentía y no debí de sonar muy arrepentida, porque Gaston me lanzó una mirada sarcástica por encima del hombro.

— No volveremos a practicar más — afirmó él.
— Te refieres al baloncesto o a lo que acabamos de hacer.
— A ambos — soltó él.
— ¿Estás enfadado conmigo?
— No, estoy furioso conmigo mismo.
— No deberías estarlo. Tú no has hecho nada malo. Yo quería que me besaras. He sido yo quien...
— Valeria — me interrumpió él mientras se volvía hacia mí. De repente, parecía cansado y frustrado y se frotó los ojos de la misma manera en que yo me había frotado los míos—. Cállate, cariño. Cuanto más hablas, peor me siento. Vete a casa.

Yo absorbí sus palabras y la inexorable resolución de su expresión.

— ¿Quieres...? ¿Quieres acompañarme a casa?

Yo odié la timidez que reflejaba mi voz.
Gaston me lanzó una mirada infeliz.

— No, no me fío de mí cuando estoy contigo.

La pesadumbre se apoderó de mí y asfixió las chispas de deseo y euforia que sentía. No sabía cómo explicar todo aquello: la atracción que Gaston sentía por mí, el hecho de que no quisiera hacerla realidad, la intensidad de mi respuesta..., y el convencimiento de que nunca más volvería a besar a Simon  Archavaleta.

Continuara...


 *Mafe*

4 comentarios:

  1. Se besarooonnnn... Entiendo que gas no quiere atarse al pueblo ... Pero no tiene porque rechazarla así si le gusta,si los dos se gustan

    ResponderEliminar
  2. k lindos
    peo xf puedes subir la nove un hombre para mi xf la dejjaste abandonada y una vida nueva xf

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un Hombre para mi es de Alezz y Una nueva vida es de Aguzz, pero déjame y las acoso un poco ;)
      Me alegra que te guste la nove

      Eliminar
  3. Por fin hay acercamientooooooooooo! :))

    ResponderEliminar