viernes, 31 de mayo de 2013

Mi Nombre Es Valery Cap 22



Capitulo 22


Gaston regresó con Aleli, quien estaba tranquila y bostezaba. Yo corrí a cogerla.

— ¡Cariño! ¡Pequeña y dulce Aleli! — la arrullé.

Ella adoptó su postura habitual sobre mi hombro y sentí el dulce peso de su cabeza junto al cuello.

— Se encuentra bien — declaró Gaston—. Probablemente necesitaba descansar de ti tanto como tú de ella. Mi madre y Lali la han bañado y le han dado un biberón y ahora está lista para dormir.

— ¡Estupendo! — exclamé de corazón.
— Tú también necesitas dormir. — Gaston me acarició el rostro y deslizó el pulgar por el arco de mi ceja—. El examen te saldrá bien, guapa. Sólo tienes que estar tranquila. Resuelve los problemas paso a paso y lo conseguirás.
— Gracias — respondí yo—. No tenías por qué hacer todo esto. No sé por qué lo has hecho. Yo...

Él apoyó con ligereza las yemas de los dedos en mis labios.

— Valeria— susurró—, ya sabes que yo haría cualquier cosa por ti.

Yo tragué saliva con dificultad.

— Pero... te mantienes alejado de mí.

Gaston sabía lo que yo quería decir.

— Eso también lo hago por ti.

Gaston bajó con lentitud la cabeza y su frente se apoyó en la mía mientras Aleli permanecía entre ambos.

Yo cerré los ojos y pensé: «Permíteme quererte, Gaston, sólo deja que te quiera.»

— Si alguna vez necesitas ayuda, llámame— susurró Gaston—. Puedo estar para ti de esta forma, como amigo.

Yo volví el rostro hasta que mis labios rozaron la piel rasurada de su mejilla. Él contuvo el aliento y no se movió. Yo deslicé la boca por su piel suave y por su firme mandíbula disfrutando de su textura. Permanecimos de aquella manera durante unos segundos, sin llegar a besarnos, envueltos cada uno en la cercanía del otro. Yo nunca había experimentado nada parecido con Simon ni con ningún otro chico. Mis huesos se convirtieron en gelatina y mi cuerpo se estremeció con unos anhelos que no tenían punto previo de referencia. Querer a Gaston era distinto a querer a cualquier otra persona.

Perdida en el momento, reaccioné con lentitud cuando oí que la puerta se abría. Mi madre había regresado. Gaston se separó de mí con rostro inexpresivo, aunque el aire estaba cargado de emoción.

Mi madre entró en la casa con la chaqueta, las llaves y una caja del restaurante en los brazos. Con una sola mirada, captó la escena y sonrió.

— Hola, Gaston. ¿Qué haces aquí?

Yo intervine antes de que él pudiera responder.

— Me ha ayudado a estudiar para el examen de matemáticas. ¿Cómo ha ido la cena, mamá?
— Bien. — Mi madre dejó las cosas en la encimera de la cocina y se acercó para coger a Aleli, quien, cabeceando y con la cara sonrosada, protestó por el cambio de brazos—. ¡Chsss! — siseó mi madre, y la meció hasta que Aleli se calló.

Gaston susurró un adiós y se dirigió hacia la puerta. Mi madre declaró con un tono de voz cuidadosamente estudiado:

— Gaston, te agradezco que hayas venido a ayudar a Valeria con el examen, pero creo que no deberías estar a solas con mi hija.

Yo contuve el aliento. ¡Que mi madre obstaculizara, de una forma deliberada, mi relación con Gaston cuando no habíamos hecho nada malo me pareció un acto descomunal de hipocresía dado que provenía de una mujer que acababa de tener a una hija sin padre! Yo quería decirle aquello y cosas peores, pero Gaston se me adelantó mientras clavaba una mirada sombría en los ojos de mi madre.

— Creo que tiene usted razón.

Y salió de la casa.

Yo quería gritarle a mi madre y lanzarle palabras como dardos. Era una egoísta y quería que yo pagara la infancia de Aleli con la mía propia. Ella tenía celos de que alguien cuidara de mí mientras en su vida no había ningún hombre. Y no era justo que saliera tanto con sus amigas, cuando debería desear quedarse en casa con su hija recién nacida. Yo tenía tantas ganas de decirle todo aquello que casi me atraganté por todas aquellas palabras no expresadas. Sin embargo, guardarme la rabia para mí siempre ha formado parte de mi manera de ser, como una lagartija que se muerde su propia cola.

— Valeria... — empezó mi madre con dulzura.
— Me voy a la cama — la interrumpí yo. No quería oír su opinión acerca de lo que era mejor para mí—. Mañana tengo un examen.

Me dirigí a mi habitación con pasos largos y cerré la puerta con un cobarde medio portazo, aunque tendría que haber tenido suficiente coraje para dar un portazo en toda regla. Pero al menos experimenté una fugaz aunque maliciosa satisfacción al oír que Aleli lloraba.



Continuara...

 *Mafe*

2 comentarios:

  1. Maaasss!.. Ósea que le pasas la madre de rochi?.. Y a gas? si esta enamorado de ro que avance que este con ella. Espeo el próximo capp

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