sábado, 1 de junio de 2013

Amor en Desencuentro... Capitulo 38










Gastón se congeló un momento en sus brazos antes de tomarla por la cintura y alzarla para darle mil vueltas sin parar por todo el salón con una sonrisa que casi dividía su rostro en dos.
La tomó del rostro cuando la puso con delicadeza en el suelo y la miró a los ojos.
-      ¿¿Qué dijiste??
-      ¿¿Qué dije que de qué?? – preguntó ella haciéndose la inocente.
Gastón comenzó hacerse cosquillas en la panza hasta que ella cayó al piso entre risas.
-      No pequeña tramposa, me vas a decir ahora que dijiste. – le gruño sin dejar de hacerle cosquillas.
-      ¡Basta! ¡Piedad! – pidió ella mientras se retorcía de la risa.
Él se detuvo y la miró a los ojos.
-      ¿¿Qué dijiste Ro??
Ella se alzó en un codo y pegó los labios a los suyos.
-      Dije que te amo Gas.

El beso no tardó y los arrastro a ambos a la más dulce de las torturas.
Gastón la tomó por la nuca y profundizó el beso, sus labios se buscaban y exploraban, con calma, con pasión, con amor.
Él besó sus labios, sus mejillas, sus ojos, su nariz y bajó por su cuello robando un jadeo de ella.
-      Gas – lo llamó ella con la voz ronca.
Él la ignoró y siguió explorando ese punto detrás de su oreja con caricias que deberían ser ilegales.
-      Gas – esta vez Ro acompaño a su llamado con un leve empujón y él retrocedió enseguida.
-      Estas bien, ¿No vas a correr cierto? – le preguntó él mirándola desconfiado.

Rocío rió.
-      No, pero por mucho que te desee en este momento debemos hablar primero.
Gastón asintió y se acomodó junto ella y frente al fuego.  

Rocío se mordió el labio nerviosa mientras el aguardaba en silencio.
Ella lo miró y suspiró al encontrarlo mirándola.
-      No puedo, si me miras yo… - lo tomó por la nuca y lo hizo recostarse hasta ponerle la cabeza sobre sus piernas.
Gastón miraba desde abajo el mentón y las mejillas iluminadas de Rocío y la vio suspirar y perder la mirada en las llamas que danzaban en la chimenea.

-      Quiero que me escuches y si luego quieres irte lo entenderé –
Gas se apoyó de su hombro y la miró un poco más de frente.
-      No importa lo que me digas yo no…
Ella le tapó la boca con la mano y lo miró con mil emociones en sus ojos dorados.
-      Solo escucha. No me prometas nada hasta que sepas todo – suspiró y volvió a mirar el fuego – Lali y yo nos conocimos muy jóvenes porque yo, que me había fugado de mi orfanato, la salve de un hombre que la maltrataba.
“Éramos dos niñas que vagaban solas de ciudad en ciudad viviendo de lo que encontrábamos hasta que llegamos aquí, cuando una amable señora nos alquiló un pequeño  cuarto que tenía detrás de su casa. Fue como comenzar de nuevo, salir adelante, sin pasado, sin dolor. Trabajábamos, estudiábamos y nos cuidábamos la una a la otra. Las personas eran buenas con nosotras e hicimos muchos amigos. Estábamos felices y por fin teníamos algo de paz. – Su voz se perdió en el recuerdo - Lo que duró solo unos poco años.  Ricardo, el padre de Lali, y el hombre que la maltrataba, apareció de nuevo en nuestras vidas; para ese entonces éramos menores de edad y él tenía la custodia de Lali. Amenazó con llevársela y encerrarme en una cárcel, lo cual podía hacer ya que, aunque el hombre era un bastardo sádico y alcohólico que amaba golpear mujeres, para el mundo era un héroe, un bombero respetado y amado por todos.  – Rocío rechinó los dientes -  era su palabra contra la de una niña huérfana con problemas de conducta. No podíamos hacer nada.
Nos obligó a mudarnos con él a una cabaña vieja y destartalada donde teníamos que limpiar y atenderlo, se emborrachaba todos los viernes y me encerraba en un pequeño sótano, no sin antes golpearme un poco, para luego maltratar a Lali por pura diversión. Hubo una época en la que se iba por meses para luego volver y seguir con la misma rutina antes de irse de nuevo. Yo lo odiaba con toda mi alma.
Cuando Lali cumplió los 18 años y nos vimos libres de él legalmente, las cosas se calmaron, volvía ocasionalmente para pedir dinero que le dábamos para que nos dejara en paz, y se iba.

El tiempo pasó y Lali se casó con Pablo. La señora que nos había alquilado la habitación falleció y sus hijos me vendieron la casa, me mudé allí y la vida siguió.
Lali y yo nos distanciamos un poco porque yo odiaba ir  a su casa y Pablo no la dejaba salir.
No sé muy bien como fue el matrimonio de Lali pero todo cambió cuando un abogado se presentó anunciando que la madre de Mariana había muerto y en su testamento había dejado una gran suma de dinero para ella, en caso de que Lali hubiera muerto el dinero pasaba a manos de su familiar más cercano, Su padre o Pablo si ella no tenía hijos.
En la misma fecha el padre de ella se presentó pidiendo más dinero y exigiendo que parte de esa plata fuera suya.

Allí comenzó mi pesadilla.”

Un escalofrío la recorrió y Gastón la empujó a su brazos y se envolvió a su alrededor.
Beso su peló y hundió su rostro en el. No quería que Rochi lo viera, no quería que Rocío sintiera todas las emociones que lo llenaban.
La rabia, el dolor, la tristeza que le provocaba imaginar una joven Rocío teniendo que luchar sola contra todo eso. Su corazón se estrujó en un apretado nudo al pensarla siendo víctima de tanto abuso y tanto sufrimiento. Gastón quería matar con sus propias manos a todas las personas que en algún momento la lastimaron y hacerlos pagar.
Sus pensamientos oscuros se reflejaban en sus profundos ojos verdes y los cerró intentando serenarse. Ella lo necesitaba tranquilo.

-      ¿¿Por qué tú pesadilla??   - preguntó él.
Ella volvió a temblar levemente y se recostó en su pecho.
-      No, en esa época estaba molesta con todos, estaba molesta con Pablo por haberme quitado a mi amiga, estaba molesta con Lali por dejar que Pablo nos alejara y estaba temerosa de que Ricardo, el padre de Lali, apareciera, lo que en realidad hizo.

“Tres días después de la llegada de Ricardo al pueblo yo fui a casa de Lali harta de que me esquivara. Ella simplemente me evitaba y no respondía mis llamadas, sabía que algo no estaba bien y quería averiguar qué pasaba.
La encontré enferma en cama, débil y sola. – la voz de Rochi se volvió un susurro – apenas la vi ella intento apartarse, me dijo que no debería estar allí, que no quería verme, lo cual me lastimo porque ella era mi hermana, mi mejor amiga, con quien había pasado los peores momentos de mi vida y habíamos salido ilesas y juntas. Le exigí que me dijera que cornos le pasaba y me contestó que Pablo le había prohibido que me viera. Yo simplemente no lo podía creer. De todos los doler que había soportado nada me había lastimado tanto. En mi cabeza no entraba la posibilidad que después de todo lo que vivimos juntas ella me dejara por un hombre que no la valoraba.  Perdí los estribos y le grite, le grite toda mi rabia y mi dolor, le grite a ella y me grite a mí, la lastime y me lastime en el proceso y la dejé sola, enferma y sola.”

Rocío guardo silencio un largo momento.

“Cuando iba de regreso a casa pase frente al bar y alguien me tomó por atrás, colocó un paño en mi boca y me hizo inhalar algo, no sé que era, solo sé que perdí la conciencia y me desperté con la sensación de ser aplastada. – Rocío se giró de lado y hundió el rostro en el pecho de Gastón – era Ricardo, me había drogado y dormido para arrástrame hasta su cabaña, intentó tocarme cuando yo me desperté del todo y forcejeamos, yo lo herí y salí corriendo, era de noche, estaba lejos y sola, no importa que tan duro gritara nadie me oiría y él lo sabía, la droga me seguía afectando y me tumbaba, caí muchas veces hasta que en una no pude levantarme más y me hice un ovillo en el suelo.  Ricardo me encontró e intentó abusar de mí – la voz de Rocío se volvió fría y lejana – luche con todas mis fuerzas, lo patee, lo golpee y lo mordí, no pensaba rendirme sin luchar. Al final sacó una pistola y pasó lo que tenía que pasar.

Gastón la alejó de sí y la hizo mirarlo.
Lo que vio en esos ojos miel fríos como el hielo hizo que lo recorriera un escalofrío.
Todo rastro de la dulce Rochi había desaparecido.
-      ¿¿Qué paso?? 

Rocío desvió la mirada y la fijó en las llamas que danzaban con formas que siniestras que se proyectaban en las sombras.
-      Forcejeamos y logre hacerme con la pistola – Rocío miró a Gastón y este sintió un miedo helado que le oprimió el pecho – yo… Lo mate. 

3 comentarios:

  1. ahhh me encantaaa esta genial cada ves mas suspenso siempre la dejas asi jej subee el otrooo rapidoo por favor lo estare esperando :D ♥♥

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  2. wuauu.. espero el proximo cap!! es genial esta nove :)

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