Rocío
despertó con la luz de la madrugada en su rostro. Se movió para cubrirse con la
sabana que había caído hasta su cintura pero se detuvo al verlo. Gastón estaba
sentado en el suelo frente a ella, mirándola.
Se
puso lentamente de pie y caminó hasta la cama para sentarse a su lado. Tomó las
muñecas de ella que sostenían la manta y las soltó.
-
No
te cubras, no sabes lo hermosa que te ves en este momento con la luz de la
mañana bañando tu sedosa piel – pasó una mano por el cuello de la joven – por
tus hermosos pechos – tomó uno de los montículos en su palma – por tu cuerpo
glorioso – la miró a los ojos – Te amo.
Rocío
se incorporó en la cama para tomarlo por la nuca y darle un beso arrebatador
que les tomó varios minutos y los dejó sin aire.
-
Qué
lindo es despertar así, buenos días – dijo ella contra sus labios y se apartó
riendo – o buenas tardes, ando medio perdida.
Gastón
rió y se acostó a su lado.
-
Es
de madrugada, puedes seguir durmiendo – dijo mientras jugueteaba con el cabello
de la joven y la abrazaba por la cintura.
-
¿y
tú qué haces despierto? – preguntó ella suspirando.
Él
sonrió contra su pelo.
-
No
sabes lo hermosa que te ves durmiendo, tan tranquila, tan delicada y en paz,
podría pasar horas mirándote.
Ella
se sonrosó un poco y se arrimó un poco más hacia él.
-
Como
me gustaría que esto durara para siempre. – dijo para sí.
Gastón
se puso algo tenso y ella se giró para verlo.
-
¿¿ocurre
algo??
Él
jugueteó con un mechón de su cabello.
-
¿¿Ya
quieres regresar al mundo real??
Ella
bufó.
-
¿¿Qué
no me escuchaste?? No quiero que esto termine nunca. ¿¿Pero por que lo
preguntas??
Él no la miró.
-
¿¿Gastón
que ocurre?? – preguntó más nerviosa.
Gas
la besó en la frente y la apretó más en sus brazos.
-
Nada,
solo. Pablo te está buscando.
Rocío
se tensó.
-
¿¿Cómo
lo sabes??
Él
se encogió de hombros.
-
Solo
lo sé.
Ella
se soltó de su abrazo y se puso de pie.
-
Sabía
que esto no duraría para siempre. – dijo envolviéndose en un alborno.
-
Rochi
– Gastón la abrazó por la cintura – no te alejes de mi, ya veremos lo que
debemos haces, ya tomaremos las decisiones que tengamos que tomar, nos
enfrentaremos a todo juntos.
Rocío
se recostó en su pecho fuerte.
-
Si,
juntos. Perdón – se giró y envolvió sus brazos a través de su cuello – estoy
tan acostumbrada a pelear sola.
-
Ya
no más – dijo él besándola castamente – ahora estamos juntos.
-
Me
gusta cómo suena eso – ronroneó ella. – y te aviso que no pienso dejarte ir en
mucho tiempo.
Él sonrió contra su boca
-
Me
alegra porque yo no tengo intención de marcharme, nunca.
-
Gas
– dijo ella tras una sesión de besos matutinos. –
Él
la miró.
-
Gracias.
Gastón
frunció un poco el ceño.
-
¿¿Por
qué??
Ella
mordisqueó su labio.
-
Por
todo, por lo de anoche – se sonrojó un poco – por hacerme sentir especial y
hermosa.
-
Eres
especial y hermosa.
Rocío
sonrió.
-
Por
darme la experiencia más maravillosa de mi vida.
-
Gracias
a ti por dejarme amarte Rocío. –dijo él y luego la tomó en brazos – ahora vamos
a bañarnos.
Ella
envolvió los brazos por sus hombros.
-
¿¿Juntos??
– preguntó mirándolo sorprendida.
Gastón
sonrió travieso.
-
¿¿Confías
en mí??
Rocío
no titubeó.
-
Si.
-
Entonces
déjame mostrarte todo lo que se puede hacer en una tina que me moría por
estrenar.
…
-
Ya
te lo dije Pablo, no lo sé – dijo Candela.
-
¿¿No
sabes dónde está tu mejor amiga?? ¿¿Qué clase de amiga eres?? – preguntó él con
sorna destapando su botella de cerveza.
-
Rocío
se fue sin decirle a nadie yo… tu eres quien debería decirme que pasó.
-
¿Yo? – preguntó él inocentemente –tu mejor
amiga me abandona y te atreves a desconfiar de mí.
-
No
desconfió de ti Pablo solo que… Ella no es así, no hace este tipo de cosas…
-
¿¿Perdón??
– Pablo la interrumpió – es de Rocío de quien hablamos, ella es capaz de todo.
Candela
lo fulminó con la mirada.
-
Como
sea no tengo idea de donde está.
¿¿Y
ese noviecito tuyo Gastón?? ¿¿Él no sabe dónde está??
Cande
inhaló y exhaló lentamente para serenarse.
-
Digo
– siguió diciendo Pablo – a él tampoco se le ha visto en el pueblo. Curioso
¿¿eh??
-
Yo
si lo he visto, Gastón está muy ocupado en las remodelaciones de su rancho.
Pablo
rechinó los dientes.
-
Sigue
perdiendo tiempo en esa tontería.
-
Son
sus tierras Pablo, puede hacer lo que le plazca con ellas.
-
No
por mucho – susurró pero ella no pudo oírlo – como sea si aparece mi esposa
quiero que me lo hagas saber inmediatamente.
Pablo salió por la puerta en el mismo momento en que Peter
entraba.
-
¿¿Malas
noticias?? – le preguntó a Candela.
Esta
suspiró y recogió un vaso del mostrador.
-
La
está buscando.
-
¿¿Qué
le dijiste?? – preguntó Peter sentándose en una butaca frente a ella.
-
Que
no sabía dónde estaba, lo que no es una mentira porque realmente no lo sé.
-
Y
así es mejor Cande.
-
¿¿Por
lo menos está bien?? – preguntó ella preocupada.
-
Si
lo está, no te preocupes – Peter miró por donde Pablo se había ido – solo
esperemos que siga estando bien cuando regrese.
Candela
se mordió el labio.
-
¿¿Va
a regresar??
Peter
se encogió de hombros.
-
No
lo sé.
Ella
dejó caer los hombros.
-
A
este punto espero que no regrese. Por su propio bien.
-
¿¿Tan
mal está?? –preguntó Peter mirando preocupado a Candela.
-
No
lo sé, pero con Pablo nunca se sabe.
-
No
– corroboró Peter – con Pablo nunca se sabe.
…
Rocío se incorporó y miró a su alrededor. La luz de la tarde
entraba por la ventana.
Rocío sonrió al recordar cómo había pasado su día. Entre
risas, platicas, comida y cuerpos entrelazados todo había sido por mucho más
que perfecto.
Colocándose de pie lo busco con la mirada y no lo vio. Tomó
una de sus camisas y se vistió con ella envolviéndose en su aroma varonil, a
Gastón.
Frunció el ceño al no verlo en el baño y se detuvo en seco
cuando una música lenta y melodiosa llegó hasta ella.
Era un piano.
¿¿Un piano??
Las notas acompasaban danzaban al ritmo del tiempo y el sol
que entraba por la ventana.
Lentamente salió para verlo sentado frente a un piano de
cola negro que ella no había notado, lo cual no era raro pues había tenido ojos
solo para Gastón.
La música llegó hasta ella como una medicina rítmica y en
paz. Antes de saber lo que hacía, Rocío se vio bailando alrededor de la sala
siguiendo el compás de las notas del piano.
Gastón esbozó una sonrisa aún más ancha y siguió jugando con
la música que daba vueltas en su cabeza.
Verla era glorioso. Con solo su camisa blanca translucida
cubriendo su glorioso cuerpo. Sus movimientos largos y pausados, como si la
música le hablara y le dictara cada movimiento que venía a continuación. Rocío dio un giro y cerró los ojos sumiéndose en
su mundo personal.
A Gastón le recordó un hada, libre y feliz.
El baile de Rocío se detuvo cuando dos manos la tomaron por
la cintura.
Antes de que cualquiera de los dos se diera cuenta se
besaban con pasión, lentamente, como un baile sin música que ambos conocían a
la perfección.
-
Te
amo mi hada – susurró Gastón contra sus labios.
-
Te
amo Gastón – dijo ella de vuelta.
Y fue
lo último que dijo antes de fundirse con él nuevamente para decretar ese día,
como el mejor de su vida.
AMO AMO esta novela!
ResponderEliminarhey soy nadia me encanta amo esta novela y no me arto de repetirlo
ResponderEliminarAWWWWWW ME FASCINO!
ResponderEliminarYo también jajaja:)
ResponderEliminaramo esta novela:)
EliminarPd: soy la que comente antes, puse: Yo también jajaja:)