miércoles, 5 de junio de 2013

casi.... capitulo 8


Capítulo 8
::Gaston::
Detengo a uno de los chicos de la escuela media con aspecto
desgarbado saliendo de la sala de música del entrenador
Williams.
—¿Conoces a Rochi Igarzabal?
—Ella está adentro. —El chico apunta por encima de su hombro.
—Gracias. —Me dirijo hacia ahí, examinando la gigante sala. La sala
que he estado evadiendo como a la plaga desde mi primer año.
Permanezco cerca de la puerta en caso de detectar al entrenador
Williams. En caso de que necesite hacer una salida rápida. Hasta ahora,
todo parece lo suficientemente seguro. Dos escritorios de roble de
profesores están colocados al lado más alejado de la ventana. Pesados
atriles de hierro y sillas plegables están dispuestos estilo orquesta frente a
un largo podio de madera. Plataformas para el coro fueron colocadas en
un semicírculo en el escenario en miniatura llenando la mitad de la
habitación.
—¿Rochi? —Llamo cuando el último chico sale y sigo sin verla.
—Aquí atrás. —Su voz es ahogada por la pesada cortina de
terciopelo rojo y dorado.
Salto sobre el escenario y bromeo cantando:
—El Fantaaaaasma de la Ópera está allí, dentroooooo de tu mente…
—Ataco el telón con un gesto dramático y sigo cantando—, dentrooo de
tu mentee.
Rochi está sentada en un viejo y descolorido sofá con los brazos
cruzados sobre su estómago. Su rostro es extremadamente pálido y ella no
está nada impresionada con mi canción.
—¿Estás bien? —Dejo caer el telón.
Ella asiente con la cabeza.
—No dormí bien anoche. Y tuve un extraño… almuerzo. Después de
que te vi, nada está yendo bien.
—Qué lástima. —Camino más cerca, viendo las oscuras sombras
bajo sus ojos y me pregunto si ella está contándome toda la verdad—.
¿Qué puedo hacer para ayudar?
—¿Honestamente? Sólo debemos salir de esto. Quiero establecer un
contrato real. Así ambos sabremos que esperar. Y lo que no esperar. —Ella
me dispara una mirada mordaz.
Quiero tomarle el pelo, pero no tengo el corazón. Se ve tan
malditamente miserable.
—Está bien. —Me siento en el piso cerca de ella y miro hacia arriba.
Soy desviado de tema instantáneamente por el color de sus claros ojos
bajo el reflector. No ayuda que su olor a canela y luz solar haya
tomado el pequeño lugar por completo. Me concentro en calmar los
inestables latidos de mi corazón.
—¿Qué has pensado hasta ahora? —pregunto.
—Tengo algunas ideas en bruto. Como, cada fin de semana
probablemente necesitamos pasar el rato como dijiste. Tú sabes… ¿salir en
una especie de…. citas… aparentemente reales? —Ella suena tan tímida,
como si pensara que me voy a reír de ella.
—Me lo imaginé. Sigue. —La animo tranquilamente, tomando nota
de que la palabra ―citas‖ la ponía supremamente incómoda. Me pregunto
si alguna vez ha salido con alguien.
—También deberíamos salir algunas noches durante la semana. ¿Si
eso funciona para ti? Y luego, para mantener todo el asunto creíble,
simplemente me dejas al final del verano.
—Detente ahí… yo…
Ella levanta la mano.
—Espera. Sólo escucha o perderé el hilo de mis pensamientos. No
me interesa como rompas conmigo, o las razones que des. —Ella se
apresura—. Estoy muy bien con la parte de la separación. Esperándola con
interés, en realidad. Sin ofender. También necesitaré que me llames y me
envíes mensajes de texto. Un par de veces a la semana. Cuando mis padres
estén en casa, después de las 5:30 p.m. Eso, y fingir que te gusto… cuando
estemos juntos. Algo como lo de hoy en el patio. Trataré de no odiarlo
tanto. Entonces, sí. ¿Puedes pensar en algo más?
—¿Odias que hable contigo?
Ella se sonroja.
—¿Quieres que mienta?
—Sí. Quiero eso. Mis sentimientos… están realmente lastimados
ahora mismo. Obviamente. —Hago una cara suave y afligida.
—Por favor. —Se ríe, finalmente pareciendo relajarse un poco—.
Sin bromear. ¿Dónde estábamos? Necesitamos hacer las salidas duren un
poco más.
—Entendido.
—Tú pareces muy bueno haciendo las… cosas tan creíbles. Sin
correcciones sobre como estás actuando, sólo en mi actuación. Y
entonces… puedes ignorarme de lo contrario. No te molestaré durante tus
horas libres. Cuando estés fuera de servicio o lo que sea. Así que... creo que
eso es todo. Sencillo. ¿Verdad?
—¿Hablas en serio? —Ahora yo mismo me siento un poco enfermo.
¿Realmente cree que puedo hacer lo que me pide sin que me importe?
Ella parpadea.
—¿Qué? ¿Me estoy perdiendo algo?
—No digas otra cosa, solo déjame procesarlo. —Me pongo de pie y
paseo lejos de ella, y de todo ese aire de canela, para así poder pensar. De
esta manera puedo mantener mi expresión asustada lejos de su atenta
línea de visión.
¿La chica quiere que la ignore durante el ―mis horas libres‖ y que la
deje al final del verano? ¿Qué excusa podría posiblemente usar para dejar a
Rochi que no vaya a crear más chismes brutales sobre su vida? ¿Ella no
entiende que el chisme es para siempre?
—Déjame sólo decir esto en voz alta, porque me pregunto si esto
incluso va a funcionar —empiezo.
—¿Qué quieres decir? —Ella arruga la frente.
—No estoy seguro de si tengo el tiempo para hacer citas las noches
entre semana. Trabajo una tonelada de horas en el TOG Complex. Hasta
las 9:00 p.m. entre semana y a las 10:00 p.m. los fines de semana. ¿Me estás
pidiendo que tome mi única hora libre, pase por ti y pretenda que te llevo
a citas?
—Estás recibiendo un gran pago —dice ella y frunce el ceño—.
Estoy segura que puedes hacerme espacio.
—Tal vez. Pero tengo una abuela de la que hacerme cargo y las horas
como interno son enormes. Y amigos... y…
Su rostro se arruga.
—Correcto. No consideré todo eso. No tengo una vida exterior para
considerar.
—Mira. —Suspiro, sintiéndome como un idiota—. Esto no es
personal.
—Suena personal.
—Esto por esto que te dije durante la entrevista que no tengo novias
a largo plazo. Crees que soy un jugador, pero no es así. Simplemente no
hay espacio para ti, o cualquier chica, para estar en medio de mi
desordenada y sobre planificada vida. Incluso si me pagas, sólo hay 24
horas en un día.
—¿Tienen mesas en el TOG Complex? ¿Algún lugar donde pueda
sólo sentarme y leer? No te molestaré, y me llevaré yo misma. ¿Feliz?
—¿Quieres sentarte y mirarme mientras trabajo?
Asiente con la cabeza. Su expresión es tan seria. Desesperada.
—Mientras esté fuera de mi casa, y pueda decir que estoy pasando
el tiempo contigo, un chico real y vivo. De todos modos, podría ser más
sencillo si yo misma conduzco. Entonces mis padres no tratarán de
interrogarte en nuestro porche.
—Bueno, eso resuelve uno de mis mayores obstáculos sobre este
contrato. No soy un fan de conocer a tus padres en absoluto. —Cubro la
torcedura de miedo en mi corazón con una risa, recordando demasiado
bien a los sobreprotectores pitbulls que Rochi Igarzabal llama mamá y papá.
Esa gente no sólo me interrogarían en el porche, ellos me dispararían
como a un lobo rabioso.
—Para tu información, tampoco quiero que los conozcas. Sólo
prefiero mantenerte a una distancia mayor. Mi mamá es tan vergonzosa, y
mi papá es realmente estricto acerca de mí saliendo con alguien nunca
más, así que... um, sí. Estamos de acuerdo.
Asiento y golpeo mis dedos contra mis rodillas.
—¿Qué hacer con una novia mientras trabajo mis horas en el TOG?
Hmm… ¿puedo realmente hacer esto? ¿Seré capaz de sacar adelante esto?
¿Ella será capaz de leer en la barra de bocadillos sin perder su mente? —
murmuro.
—¿Siempre hablas contigo mismo?
—Sí. Mal hábito. ¿Eso te molesta? —Camino de vuelta a su lado en
el pequeño escenario.
—No. Es interesante. Odio que la gente conozca mis pensamientos.
Pero los tuyos sólo caen fuera de tu cabeza con tanta facilidad. —Ella se
encoge de hombros.
—Nunca pensé de esa manera… pero tú eres mi novia ahora… así que,
¿a quién le importa si sabes lo que pienso?
Sus mejillas se tornan rosas, y me río.
Repentinamente, soy incapaz de alejar mi mirada de la suya. Soy
testigo de lo que vi ayer. Ella estaba cubriendo su desliz de información
personal con una de sus miradas hoscas. Sus ojos se oscurecen con su
expresión desafiante y borra todos los signos de la vulnerabilidad a los
que se expuso.
—Necesitaremos aclararlo para que conste, soy una novia falsa.
Falsa —demanda ella—. ¿Lo tienes? Si me das esa mirada torpe porque
crees que habrán beneficios como parte de este trato, ¡puedes detenerte
ahí mismo! Novia falsa. Dilo conmigo.
Niego con mi cabeza a sus indignantes comentarios.
—Por favor. Tengo eso entendido.
—Bien.
Ella se ve tan susceptible e incómoda ahora, que no puedo resistir
una pequeña broma.
—Eso va en dos sentidos, ¿sabes? No soy una pieza de carne. No
esperes que estos labios estén a tu entera disposición. Ni siquiera por ocho
mil dólares. Pero voy a tener que sostener tu mano, poner mi brazo
alrededor de tus hombros, cosas como esas. Vamos a poner eso en el
contrato antes de que aterrices un par de golpes en mi rostro por hacer un
―buen trabajo‖. No soy tan apuesto o comercial con dos ojos negros.
—Está bien. Bien. No quiero dañar la mercancía. Estoy a favor de
hacer esto verse real. Pero… —Ella se detiene y parece una especie de
presa.
—¿Qué?
—Promete que me darás una advertencia antes de intentar poner
tus brazos sobre mí, o lo que sea. Sólo soy, bueno, al menos pienso que soy,
una especie de asustadiza sobre ser tocada sin ningún aviso.
—Puedo hacer eso.
Evito rápidamente sus ojos porque tengo la sensación de que tal vez
sea capaz de ver a través de mí, así que cambio de tema.
—No te ves tan pálida como antes. ¿Te sientes mejor?
—Sí… un poco. Probablemente porque esta conversación me ha
hecho volverme roja demasiadas veces.
—Podría ser. ¿Hay algún otro tema embarazoso que cubrir antes de
que lo último de tu sonrojo se desvanezca nuevamente?
Ella asiente con la cabeza.
—Uno más.
—Dispara.
—No pienso que pueda tolerar a todo mundo sabiendo que tú estés
enganchándote con otras chicas por tu parte, y después riéndote de mí.
Así que…. ¿podrías no engañarme?
Mi mandíbula cae abierta.
—Dime que estás bromeando. No haría eso. Lo prometo. Y no
rompo mis promesas… —Me detengo y siento el calor picar mis mejillas.
Ella alza una ceja como si supiera que estoy lleno de mierda.
Detengo mi pausa y trato de acercarme a la verdad, entonces al menos
podría mirarla a los ojos.
—He roto unas cuantas promesas, ¿está bien? Dios. ¿Quién no? Pero
no dejaré que nadie se ría de ti, y no te engañaré. Lo juro. —Me siento
nuevamente y juego con uno de mis cordones. Estoy seguro de que ella
puede sentir la culpa que rezuma de mí.
¿Soy realmente tan malo por haber que roto la promesa que le hice a
sus padres en el pasado? Pienso que ellos no culparían mi intento si
supieran que Rochi tenía la intención de ofrecer este trabajo de novio- falso
a un grupo de chicos al azar. Entonces…. ¿por qué me siento como un
criminal? Yo no era el que la había herido en primer año.
Estaba tratando de ayudar. Aún estoy tratando de ayudar. O no
estaría aquí. Ella no lo recuerda, pero yo sí.
Historia antigua o no, siento como si le debiera algo.
Esta vez, haré las cosas correctamente.
Cuando encuentro su mirada de nuevo, ella me golpea con una
sonrisa vacilante, casi confiada. Una que sirve para duplicar mi culpa y me
marca como un total bastardo.
Como si supiera cómo hacer lo correcto por esta hermosa,
increíblemente fuerte, pero frágil chica. No merezco su confianza. Pero
pretendo ganármela.
—¿Hola…? ¿Estás conmigo? —Ella sonríe—. ¿Quieres escribir todo
esto abajo o debo hacerlo yo?
—Lo siento. Sí. Ya lo tengo. —Le doy la vuelta a una página en
blanco de mi cuaderno y hago clic a la lapicera.
—Estoy a cargo de todos los detalles registrados a menos que te
pida una entrada. —Ella está masajeando sus sienes y su rostro se ha
vuelto pálido de nuevo.
—Adelante —digo en voz baja y alzo mi lapicera sobre la página en
blanco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario