Capítulo 8
::Gaston::
Detengo a uno de los
chicos de la escuela media con aspecto
desgarbado saliendo de
la sala de música del entrenador
Williams.
—¿Conoces a Rochi
Igarzabal?
—Ella está adentro.
—El chico apunta por encima de su hombro.
—Gracias. —Me dirijo
hacia ahí, examinando la gigante sala. La sala
que he estado
evadiendo como a la plaga desde mi primer año.
Permanezco cerca de la
puerta en caso de detectar al entrenador
Williams. En caso de
que necesite hacer una salida rápida. Hasta ahora,
todo parece lo
suficientemente seguro. Dos escritorios de roble de
profesores están
colocados al lado más alejado de la ventana. Pesados
atriles de hierro y
sillas plegables están dispuestos estilo orquesta frente a
un largo podio de madera.
Plataformas para el coro fueron colocadas en
un semicírculo en el
escenario en miniatura llenando la mitad de la
habitación.
—¿Rochi? —Llamo cuando
el último chico sale y sigo sin verla.
—Aquí atrás. —Su voz
es ahogada por la pesada cortina de
terciopelo rojo y
dorado.
Salto sobre el
escenario y bromeo cantando:
—El Fantaaaaasma de la
Ópera está allí, dentroooooo de tu mente…
—Ataco el telón con un
gesto dramático y sigo cantando—, dentrooo de
tu mentee.
Rochi está sentada en
un viejo y descolorido sofá con los brazos
cruzados sobre su
estómago. Su rostro es extremadamente pálido y ella no
está nada impresionada
con mi canción.
—¿Estás bien? —Dejo
caer el telón.
Ella asiente con la
cabeza.
—No dormí bien anoche.
Y tuve un extraño… almuerzo. Después de
que te vi, nada está
yendo bien.
—Qué lástima. —Camino
más cerca, viendo las oscuras sombras
bajo sus ojos y me
pregunto si ella está contándome toda la verdad—.
¿Qué puedo hacer para
ayudar?
—¿Honestamente? Sólo
debemos salir de esto. Quiero establecer un
contrato real. Así
ambos sabremos que esperar. Y lo que no esperar. —Ella
me dispara una mirada
mordaz.
Quiero tomarle el
pelo, pero no tengo el corazón. Se ve tan
malditamente
miserable.
—Está bien. —Me siento
en el piso cerca de ella y miro hacia arriba.
Soy desviado de tema
instantáneamente por el color de sus claros ojos
bajo el reflector. No
ayuda que su olor a canela y luz solar haya
tomado el pequeño
lugar por completo. Me concentro en calmar los
inestables latidos de
mi corazón.
—¿Qué has pensado hasta
ahora? —pregunto.
—Tengo algunas ideas
en bruto. Como, cada fin de semana
probablemente
necesitamos pasar el rato como dijiste. Tú sabes… ¿salir en
una especie de….
citas… aparentemente reales? —Ella suena tan tímida,
como si pensara que me
voy a reír de ella.
—Me lo imaginé. Sigue.
—La animo tranquilamente, tomando nota
de que la palabra
―citas‖ la ponía supremamente incómoda. Me pregunto
si alguna vez ha
salido con alguien.
—También deberíamos
salir algunas noches durante la semana. ¿Si
eso funciona para ti?
Y luego, para mantener todo el asunto creíble,
simplemente me dejas
al final del verano.
—Detente ahí… yo…
Ella levanta la mano.
—Espera. Sólo escucha
o perderé el hilo de mis pensamientos. No
me interesa como
rompas conmigo, o las razones que des. —Ella se
apresura—. Estoy muy
bien con la parte de la separación. Esperándola con
interés, en realidad.
Sin ofender. También necesitaré que me llames y me
envíes mensajes de
texto. Un par de veces a la semana. Cuando mis padres
estén en casa, después
de las 5:30 p.m. Eso, y fingir que te gusto… cuando
estemos juntos. Algo
como lo de hoy en el patio. Trataré de no odiarlo
tanto. Entonces, sí.
¿Puedes pensar en algo más?
—¿Odias que hable
contigo?
Ella se sonroja.
—¿Quieres que mienta?
—Sí. Quiero eso. Mis sentimientos…
están realmente lastimados
ahora mismo.
Obviamente. —Hago una cara suave y afligida.
—Por favor. —Se ríe,
finalmente pareciendo relajarse un poco—.
Sin bromear. ¿Dónde
estábamos? Necesitamos hacer las salidas duren un
poco más.
—Entendido.
—Tú pareces muy bueno
haciendo las… cosas tan creíbles. Sin
correcciones sobre
como estás actuando, sólo en mi actuación. Y
entonces… puedes
ignorarme de lo contrario. No te molestaré durante tus
horas libres. Cuando
estés fuera de servicio o lo que sea. Así que... creo que
eso es todo. Sencillo.
¿Verdad?
—¿Hablas en serio?
—Ahora yo mismo me siento un poco enfermo.
¿Realmente cree que
puedo hacer lo que me pide sin que me importe?
Ella parpadea.
—¿Qué? ¿Me estoy
perdiendo algo?
—No digas otra cosa,
solo déjame procesarlo. —Me pongo de pie y
paseo lejos de ella, y
de todo ese aire de canela, para así poder pensar. De
esta manera puedo
mantener mi expresión asustada lejos de su atenta
línea de visión.
¿La chica quiere que
la ignore durante el ―mis horas libres‖ y que la
deje al final del
verano? ¿Qué excusa podría posiblemente usar para dejar a
Rochi que no vaya a
crear más chismes brutales sobre su vida? ¿Ella no
entiende que el chisme
es para siempre?
—Déjame sólo decir
esto en voz alta, porque me pregunto si esto
incluso va a funcionar
—empiezo.
—¿Qué quieres decir?
—Ella arruga la frente.
—No estoy seguro de si
tengo el tiempo para hacer citas las noches
entre semana. Trabajo
una tonelada de horas en el TOG Complex. Hasta
las 9:00 p.m. entre
semana y a las 10:00 p.m. los fines de semana. ¿Me estás
pidiendo que tome mi
única hora libre, pase por ti y pretenda que te llevo
a citas?
—Estás recibiendo un
gran pago —dice ella y frunce el ceño—.
Estoy segura que
puedes hacerme espacio.
—Tal vez. Pero tengo
una abuela de la que hacerme cargo y las horas
como interno son
enormes. Y amigos... y…
Su rostro se arruga.
—Correcto. No
consideré todo eso. No tengo una vida exterior para
considerar.
—Mira. —Suspiro,
sintiéndome como un idiota—. Esto no es
personal.
—Suena personal.
—Esto por esto que te
dije durante la entrevista que no tengo novias
a largo plazo. Crees
que soy un jugador, pero no es así. Simplemente no
hay espacio para ti, o
cualquier chica, para estar en medio de mi
desordenada y sobre
planificada vida. Incluso si me pagas, sólo hay 24
horas en un día.
—¿Tienen mesas en el
TOG Complex? ¿Algún lugar donde pueda
sólo sentarme y leer?
No te molestaré, y me llevaré yo misma. ¿Feliz?
—¿Quieres sentarte y
mirarme mientras trabajo?
Asiente con la cabeza.
Su expresión es tan seria. Desesperada.
—Mientras esté fuera
de mi casa, y pueda decir que estoy pasando
el tiempo contigo, un
chico real y vivo. De todos modos, podría ser más
sencillo si yo misma
conduzco. Entonces mis padres no tratarán de
interrogarte en
nuestro porche.
—Bueno, eso resuelve
uno de mis mayores obstáculos sobre este
contrato. No soy un
fan de conocer a tus padres en absoluto. —Cubro la
torcedura de miedo en
mi corazón con una risa, recordando demasiado
bien a los
sobreprotectores pitbulls que Rochi Igarzabal llama mamá y papá.
Esa gente no sólo me
interrogarían en el porche, ellos me dispararían
como a un lobo
rabioso.
—Para tu información,
tampoco quiero que los conozcas. Sólo
prefiero mantenerte a
una distancia mayor. Mi mamá es tan vergonzosa, y
mi papá es realmente
estricto acerca de mí saliendo con alguien nunca
más, así que... um,
sí. Estamos de acuerdo.
Asiento y golpeo mis
dedos contra mis rodillas.
—¿Qué hacer con una
novia mientras trabajo mis horas en el TOG?
Hmm… ¿puedo realmente
hacer esto? ¿Seré capaz de sacar adelante esto?
¿Ella será capaz de
leer en la barra de bocadillos sin perder su mente? —
murmuro.
—¿Siempre hablas
contigo mismo?
—Sí. Mal hábito. ¿Eso
te molesta? —Camino de vuelta a su lado en
el pequeño escenario.
—No. Es interesante.
Odio que la gente conozca mis pensamientos.
Pero los tuyos sólo
caen fuera de tu cabeza con tanta facilidad. —Ella se
encoge de hombros.
—Nunca pensé de esa
manera… pero tú eres mi novia ahora… así que,
¿a quién le importa si
sabes lo que pienso?
Sus mejillas se tornan
rosas, y me río.
Repentinamente, soy
incapaz de alejar mi mirada de la suya. Soy
testigo de lo que vi
ayer. Ella estaba cubriendo su desliz de información
personal con una de
sus miradas hoscas. Sus ojos se oscurecen con su
expresión desafiante y
borra todos los signos de la vulnerabilidad a los
que se expuso.
—Necesitaremos
aclararlo para que conste, soy una novia falsa.
Falsa —demanda ella—.
¿Lo tienes? Si me das esa mirada torpe porque
crees que habrán
beneficios como parte de este trato, ¡puedes detenerte
ahí mismo! Novia
falsa. Dilo conmigo.
Niego con mi cabeza a
sus indignantes comentarios.
—Por favor. Tengo eso
entendido.
—Bien.
Ella se ve tan
susceptible e incómoda ahora, que no puedo resistir
una pequeña broma.
—Eso va en dos sentidos,
¿sabes? No soy una pieza de carne. No
esperes que estos
labios estén a tu entera disposición. Ni siquiera por ocho
mil dólares. Pero voy
a tener que sostener tu mano, poner mi brazo
alrededor de tus
hombros, cosas como esas. Vamos a poner eso en el
contrato antes de que
aterrices un par de golpes en mi rostro por hacer un
―buen trabajo‖. No soy
tan apuesto o comercial con dos ojos negros.
—Está bien. Bien. No
quiero dañar la mercancía. Estoy a favor de
hacer esto verse real.
Pero… —Ella se detiene y parece una especie de
presa.
—¿Qué?
—Promete que me darás
una advertencia antes de intentar poner
tus brazos sobre mí, o
lo que sea. Sólo soy, bueno, al menos pienso que soy,
una especie de
asustadiza sobre ser tocada sin ningún aviso.
—Puedo hacer eso.
Evito rápidamente sus
ojos porque tengo la sensación de que tal vez
sea capaz de ver a
través de mí, así que cambio de tema.
—No te ves tan pálida
como antes. ¿Te sientes mejor?
—Sí… un poco.
Probablemente porque esta conversación me ha
hecho volverme roja
demasiadas veces.
—Podría ser. ¿Hay
algún otro tema embarazoso que cubrir antes de
que lo último de tu
sonrojo se desvanezca nuevamente?
Ella asiente con la
cabeza.
—Uno más.
—Dispara.
—No pienso que pueda
tolerar a todo mundo sabiendo que tú estés
enganchándote con
otras chicas por tu parte, y después riéndote de mí.
Así que…. ¿podrías no
engañarme?
Mi mandíbula cae
abierta.
—Dime que estás
bromeando. No haría eso. Lo prometo. Y no
rompo mis promesas…
—Me detengo y siento el calor picar mis mejillas.
Ella alza una ceja
como si supiera que estoy lleno de mierda.
Detengo mi pausa y trato
de acercarme a la verdad, entonces al menos
podría mirarla a los
ojos.
—He roto unas cuantas
promesas, ¿está bien? Dios. ¿Quién no? Pero
no dejaré que nadie se
ría de ti, y no te engañaré. Lo juro. —Me siento
nuevamente y juego con
uno de mis cordones. Estoy seguro de que ella
puede sentir la culpa
que rezuma de mí.
¿Soy realmente tan
malo por haber que roto la promesa que le hice a
sus padres en el
pasado? Pienso que ellos no culparían mi intento si
supieran que Rochi
tenía la intención de ofrecer este trabajo de novio- falso
a un grupo de chicos
al azar. Entonces…. ¿por qué me siento como un
criminal? Yo no era el
que la había herido en primer año.
Estaba tratando de
ayudar. Aún estoy tratando de ayudar. O no
estaría aquí. Ella no
lo recuerda, pero yo sí.
Historia antigua o no,
siento como si le debiera algo.
Esta vez, haré las
cosas correctamente.
Cuando encuentro su
mirada de nuevo, ella me golpea con una
sonrisa vacilante,
casi confiada. Una que sirve para duplicar mi culpa y me
marca como un total
bastardo.
Como si supiera cómo
hacer lo correcto por esta hermosa,
increíblemente fuerte,
pero frágil chica. No merezco su confianza. Pero
pretendo ganármela.
—¿Hola…? ¿Estás
conmigo? —Ella sonríe—. ¿Quieres escribir todo
esto abajo o debo
hacerlo yo?
—Lo siento. Sí. Ya lo
tengo. —Le doy la vuelta a una página en
blanco de mi cuaderno
y hago clic a la lapicera.
—Estoy a cargo de
todos los detalles registrados a menos que te
pida una entrada.
—Ella está masajeando sus sienes y su rostro se ha
vuelto pálido de
nuevo.
—Adelante —digo en voz
baja y alzo mi lapicera sobre la página en
blanco.

No hay comentarios:
Publicar un comentario