viernes, 7 de junio de 2013

Mi Nombre Es Valery Cap 25



Capitulo 25


Gabo tenía muchas cosas buenas. Estaba en un término medio en el buen sentido: era inteligente, pero no un empollón, atlético, pero sin ser demasiado musculoso. Tenía una sonrisa bonita, aunque no era la de Gaston; sus profundos ojos azules no tenían la expresividad de los de Gaston y su cabello oscuro era áspero y rizado, en lugar de suave como la piel del visón, que era como lo tenía Gaston. Gabo tampoco era fornido ni de espíritu inquieto, como Gaston, pero, en otros aspectos se parecían, pues ambos eran altos, físicamente seguros de sí mismos y muy masculinos.

En aquella época, yo me sentía especialmente vulnerable a las atenciones masculinas. Todas las demás personas, en el pequeño mundo de Welcome, parecían estar emparejadas. Incluso mi madre tenía más citas que yo. Y allí estaba aquel chico, parecido a Gaston, pero sin su complejidad, y estaba disponible.

Gabo y yo empezamos a vernos a menudo, de modo que los demás chicos consideraron que formábamos una pareja y dejaron de pedirme para salir. A mí me gustaba la seguridad que proporcionaba estar en pareja. Me gustaba tener a alguien con quien encontrarme entre clase y clase, alguien con quien comer, alguien que me llevara a tomar una pizza después del partido de los viernes por la noche.

La primera vez que Gabo me besó, me decepcionó descubrir que sus besos no tenían nada que ver con los de Gaston. Gabo acababa de acompañarme a casa después de una cita y, antes de que yo bajara del coche, se inclino hacia mí y presionó su boca contra la mía. Yo le devolví la presión mientras intentaba experimentar algún tipo de sensación, pero no sentí ni calor ni excitación, sólo la humedad de su boca y su lengua en el interior de la mía. Mi cerebro se mantuvo al margen de lo que le ocurría a mi cuerpo. Yo me sentí culpable e incómoda a causa de mi frialdad e intenté compensarla rodeando la nuca de Gabo con mis brazos y besándolo con más intensidad.

A medida que íbamos saliendo, se produjeron más besos, abrazos y tentativas exploratorias. De una forma gradual, dejé de comparar a Gabo con Gaston. Entre nosotros no había una magia misteriosa ni una conexión invisible de pensamientos y sensaciones. Gabo no era el tipo de chico que pensara en profundidad y no tenía ningún interés en los lugares recónditos de mi corazón.

Al principio, mi madre no aprobó que saliera con un chico de último curso, pero cuando conoció a Gabo le encantó.

— Parece un buen chico — me comentó después de conocerlo—. Estoy de acuerdo en que salgas con él, siempre que, por las noches, vuelvas como máximo a las once y media.
— Gracias, mamá. — Yo me sentía agradecida por el hecho de que me hubiera otorgado su permiso, pero una rebeldía interior me impulsó a añadir—: Sólo es un año menor que Gaston, ¿sabes?

Ella comprendió mi velada insinuación.

— No es lo mismo.

Yo sabía a qué se refería.

Con diecinueve años, Gaston era más hombre de lo que muchos serían en toda su vida. Al no contar con la presencia de un padre, Gaston había asumido la responsabilidad de cuidar de su familia, mantenía a su madre y a sus hermanas y trabajaba duro para garantizar su supervivencia.

Gabo, por su parte, era un chico mimado y protegido y tenía plena confianza en que las cosas siempre le resultarían fáciles.

Si no hubiera conocido a Gaston antes, es posible que Gabo me hubiera atraído más, pero ya era demasiado tarde para esto. Mis emociones se habían amoldado a Gaston como el cuero mojado que se ha dejado secar y endurecer al sol, por lo que cualquier intento de cambiarlo de forma lo rompería.

Continuara...

 *Mafe*

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